jueves, 31 de diciembre de 2009

Edgardo Gabriel Storni, obispo y abusador (A165)

¡El año termina con buenas noticias! Edgardo Gabriel Storni, ex obispo de la diócesis de Santa Fe de la Vera Cruz, fue condenado ayer a ocho años de prisión por abusar sexualmente del entonces seminarista Rubén Descalzo, suceso que ocurrió en 1992 pero fue denunciado diez años después. La condena es la mínima dispuesta por la ley para un caso de abuso agravado por el vínculo (ya que Storni era un sacerdote a cargo de seminaristas).

La sede de la diócesis es la ciudad de Santa Fe, capital de la provincia argentina del mismo nombre, y un bastión del conservadurismo político y religioso. Cuando la historia salió a la luz por primera vez en 2000, en un libro de la periodista Olga Wornat, se produjo allí un escándalo, más por la publicidad que por el hecho en sí, ya que al parecer las inclinaciones aberrantes de Storni eran conocidas. El obispo habría abusado de jóvenes seminaristas tanto en el seminario de Santa Fe como en los retiros espirituales organizados en Santa Rosa de Calamuchita (Córdoba). Varios sacerdotes locales y otros lo sabían, pero no se atrevían a hablar, dado que Storni tenía contactos políticos influyentes.

En 2002 el caso tomó estado judicial. En medio del revuelo, José Guntern, un sacerdote ya mayor que hacía años le había escrito una carta instándolo a que se arrepintiera, fue citado al Arzobispado por orden de Storni y se le obligó a firmar una retractación. Storni viajó al Vaticano y fue recibido por el Papa, junto con otros obispos argentinos. La Santa Sede, sin denunciarlo a la justicia, le había iniciado una investigación interna en 1994, pero el asunto fue a parar a un cajón, olvidado. En nombre del Episcopado, el arzobispo de Rosario, Eduardo Mirás, dijo que “monseñor Storni goza de nuestro respeto” y que “las afirmaciones que se han hecho corren por cuenta de quienes las hicieron”.
 
Poco después el arzobispo renunció, pero continuó negando todos los cargos. El Arzobispado le facilitó una finca en La Falda (Córdoba), donde vivió tranquila y discretamente mientras gestionaba su jubilación (pagada por el Estado, al igual que su sueldo cuando estaba en actividad). Storni fue procesado por el caso de Descalzo, pero el juez desestimó otras dos denuncias. La causa por coerción que se le había abierto por su cuasi-secuestro de José Guntern fue cerrada. La defensa hizo todo lo posible por dilatar el proceso.

La sentencia dictada ayer ya fue apelada. Incluso si quedara firme, a Storni se le dará seguramente el beneficio de la prisión domiciliaria, puesto que ya ha sobrepasado los 70 años de edad. En Argentina es ya común, desgraciadamente, que los criminales de alto perfil sean juzgados tarde y condenados muy tarde, y que se les conceda este beneficio permitiéndoseles vivir prácticamente una vida normal, en sus casas generalmente amplias y cómodas, donde gozan de libertad total y cuyos guardianes hacen la vista gorda ante escapadas.

Es tarde para castigar apropiadamente a Edgardo Storni, pero al menos la mancha legal no podrá borrarse.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Matrimonio gay, la pesadilla católica (A164b)

Como un coro con larga práctica, la caverna católica continúa emitiendo sus notas de odio indisimulado contra el matrimonio homosexual, que ayer se hizo realidad por primera vez en Argentina y en América Latina. AICA reproduce las opiniones de tres obispos “en defensa de la familia”:
  • José Luis Mollaghan, arzobispo de Rosario, habló del deber de intolerancia (que él niega que lo sea) de la Iglesia en su crítica contra las “leyes que… alteran el sentido del matrimonio”. O sea, advierte que no puede dejar de protestar si la ley civil no se somete a la doctrina católica.
  • José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe, aludió oblicuamente al tema y sugirió que la falta de apoyo del estado y la sociedad a “la familia” —que es papá, mamá y todos los niñitos que le sea materialmente posible parir— es “criminal”.
  • Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas, se escandalizó también por la falta de protección a “la familia” y a las “presiones graves de ciertos sectores minoritarios con mucho poder económico” que aparentemente quieren robarles a los creyentes su preciosa palabra “matrimonio”.
Todo esto es archiconocido pero sigo repitiéndolo porque, créase o no, hay gente que no conoce o prefiere ignorar la profundidad de la paranoia, de la fobia y del odio de estos dirigentes eclesiásticos y de sus seguidores. El caso de los creyentes más tolerantes, que deberían precisamente ser los más informados y los más preocupados por esta tendencia de sus líderes a mentir y a azuzar el prejuicio, me parece especialmente preocupante. Me gustaría ver que alguien, desde dentro de la Iglesia Católica, contestara estas declaraciones cargadas de veneno y de intolerancia. ¿Será posible eso, o tendremos que creer que todos los católicos son tan cerrados?

No se trata de que la Iglesia renuncie a su doctrina de que la homosexualidad es inmoral (es asunto suyo lo que eligen creer). Pero sí sería bueno que dejaran de emitir alarmas ridículas, como que la familia tradicional está quedando desprotegida y que la raza humana va a extinguirse si se permiten los matrimonios entre homosexuales. Y que no convirtieran este tema en una cause célèbre tras la cual puedan alinearse los más fanáticos contra los que no creemos como ellos. Lo que se dice tiene consecuencias. La discriminación de palabra rara vez se queda ahí. El odio encuentra vías.

martes, 29 de diciembre de 2009

El primer matrimonio homosexual de América Latina, en el fin del mundo (A164)

Noticia de último momento sobre el matrimonio gay:
Alex Freyre (39 años) y José María Di Bello (41) se casaron ayer en el Registro Civil de la ciudad de Ushuaia convirtiéndose en la primera pareja de homosexuales que logra formalizar legalmente su vínculo en Argentina y en Latinoamérica.
Freyre y Di Bello son los que intentaron, infructuosamente, casarse en Buenos Aires a principios de diciembre. En estos días se encontraban en Ushuaia, conocida como la ciudad más austral del mundo, capital de la provincia de Tierra del Fuego, realizando tareas para el INADI, y aprovecharon para pedir turno para casarse en el Registro Civil local, sabedores de que la gobernadora Fabiana Ríos simpatizaba con su causa. Tras un rechazo inicial y un recurso administrativo, el gobierno autorizó el casamiento. Y todos fueron felices.

Bien, todos menos los infelices habituales.
[E]l obispo de Río de Gallegos, monseñor Juan Carlos Romanín, expresó "preocupación" por el casamiento y dijo que "la decisión me tomó de sorpresa".

El prelado adelantó que "meditará" un texto para "acompañar pastoralmente a la feligresía fueguina en este difícil momento" y sostuvo que la unión puede configurarse como "un atentado contra la supervivencia de la especie humana".
Leyeron bien, amables lectores. Que dos hombres se casen en una ciudad pequeñita en el culo del mundo es “un atentado contra la supervivencia de la especie humana”. ¿No será mucho? El creyente debe estar insensibilizado a la tomadura de pelo constante, pero incluso así parece demasiado.

El coro de lamentos despechados sigue:
En representación de la Corporación de Abogados Católicos, el letrado Eduardo Sambrizzi apeló en su momento el fallo de la jueza Seijas, que dio luz verde al casamiento. Ayer, opinó que el casamiento es nulo y calificó de "show" lo que ocurrió en Tierra del Fuego.

"La sentencia en la que se basó la gobernadora no está firme: está suspendida. Por lo tanto, es otro fundamento de nulidad, a la par del hecho de que los contrayentes son del mismo sexo", sostuvo.
 La gobernadora Ríos lo tiene claro: “No hice nada extraordinario. Simplemente cumplí con la ley, algo que sería bueno comenzar a hacer en la Argentina.” La pareja, explicó, tenían un derecho que había sido reconocido, y que otro fallo judicial había suspendido, pero sólo en la jurisdicción de la Ciudad de Buenos Aires. Los juristas serios no están tan seguros, pero sus objeciones se refieren al procedimiento legal, no a las tonterías homofóbicas católicas.

Desde aquí felicidades para la pareja, y suerte para todas las demás parejas homosexuales que están esperando ejercer su derecho. Seguramente pronto veremos novedades, y estos entuertos jurídicos, estas marchas y contramarchas, serán una anécdota más en la historia del matrimonio para todos.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Día de los Inocentes

A mí no me hacen gracia las bromas donde se le toma el pelo a los demás, de manera que en principio podría estar de acuerdo con el severo titular: El Día de los Santos Inocentes, no tiene nada de broma, con que me encuentro en Valores Religiosos.

Hasta ahí llego, porque el resto del artículo es en gran parte copiado y pegado del artículo correspondiente en la Wikipedia, que es bastante confuso y está muy mal escrito, y porque el propósito aparente es hacer notar que estamos festejando alegremente una matanza de niños. Qué mala gente somos.

Lo que no queda claro en el artículo es que la susodicha matanza no está registrada en ninguna parte (salvo los mismos evangelios, claro). Por lo demás, todo lo que dicen los evangelios acerca de los sucesos que rodearon al nacimiento de Jesús está allí y sólo allí y en versiones discordantes entre sí. Las fechas, las personas y los eventos conocidos no coinciden. No obstante este hueco histórico y la virtual certeza de que todo es una simple leyenda, la Iglesia consagró el 28 de diciembre a la conmemoración de estos supuestos niños muertos y hasta los considera los primeros mártires. Algunos (previsiblemente) han tomado la posta asociando la masacre de los niños con el aborto.

En El Evangelio según Jesucristo, el genial José Saramago hace de la Matanza de los Inocentes un punto central de su historia revisada, y nos la hace ver de otra manera. Según la Biblia, José (el padre putativo de Jesús) fue advertido por un ángel de Dios, en un sueño, de que debía huir porque el rey Herodes había mandado matar a los niños de Belén. Eso estuvo muy bien… pero ¿por qué no advirtió Dios a los demás padres? ¿Y por qué no hizo lo propio José? Dios y José fueron cómplices, en esta historia, de la muerte de todos los niños menores de dos años del pueblo de Belén —todos menos el pequeño Jesús, claro. Dios fue cruel y sádico, y José un cobarde. Y Jesús, ¿sabría alguna vez que él se salvó a costa de la muerte de muchos inocentes?

Es casi una metáfora de todo el cristianismo, que mientras unos pocos elegidos se salvan, muchos más son abandonados a la condenación. En ese sentido, y en ningún otro, es que el Día de los Inocentes no es una broma.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Baldomero Martini contra el INADI (A163)

Nos cuenta hace un par de días Crítica de la Argentina que…
El obispo de San Justo, Monseñor Baldomero Martini, denunció este martes al Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) por haber aceptado la queja de un particular contra sus dichos en desmedro del matrimonio gay y acusó a la institución de coartar la libertad de predicar la doctrina cristiana.

El INADI es “un organismo de tercera o cuarta categoría”, manifestó el prelado a través de la agencia de noticias católica AICA.
(Los links son míos.) El asunto del derecho a discriminar, insultar y vilipendiar a todos aquellos considerados inmorales es un tópico de todas las religiones. En general lo incluyen en algo que llaman “libertad religiosa”, y curiosamente, siempre se refiere a las mismas cosas: la libertad de ridiculizar, criticar y descalificar a los que creen en ideas distintas o no cumplen con las normas doctrinarias de la religión en cuestión, y el reclamo al Estado de prohibir que otros les hagan eso mismo a ellos.

El problema aquí es la asimetría. Y es que no hay nada de malo en la crítica. A muchos nos les gustará, pero la crítica, el rídiculo, el ataque verbal, no pueden ser erradicados en una sociedad libre. El respeto es una convención útil y un objetivo deseable, pero no un mandato. Lo que sí es deseable en una sociedad libre y democrática es que no haya voces privilegiadas. El obispo de San Justo lo es, para empezar porque cobra un sueldo del estado, pero sobre todo porque cuando un obispo o arzobispo dice algo, cualquier cosa, por muy tonta que sea, tiene micrófono asegurado; y cuando un obispo escribe al Presidente de la Cámara de Diputados, sus argumentos pueriles y gastados contra el matrimonio gay son leídos con atención.

Yo tengo sentimientos encontrados con respecto al papel del INADI: por un lado, no estoy de acuerdo con que una persona pueda ser denunciada por lo que dice, incluso (y especialmente) si lo que dice suena extremista o es impopular; por el otro lado, cuando el que habla es una persona influyente y lo que dice es potencialmente inflamatorio, creo que se deberían marcar límites. El problema es que yo no me siento calificado para marcar esos límites y no creo que nadie más lo esté. Quis custodiet custodes?

(Por si alguien quiere saberlo, estas dudas me surgieron, y esta postura se consolidó, luego de ver una interesante charla de Christopher Hitchens sobre el tema de las leyes contra los “discursos de odio” y cosas como la negación del Holocausto. En un caso extremo, un historiador negacionista fue arrestado en Austria por planear dictar una conferencia donde proponía su versión revisada —y absolutamente falsa, claro está— de la historia. Yo creo que estaba en su derecho de mentir y de distorsionar los hechos, al igual que cualquiera de los asistentes a la malograda conferencia hubiera estado igualmente en su derecho de pararse, interrumpirlo y cantarle cuatro verdades sobre la realidad del Holocausto.)

Claro está que el obispo de San Justo no recurre al argumento de la libertad de expresión, porque incluso para un obispo, funcionario por fuerza entrenado para la sofistería desvergonzada, hablar de libertad de expresión desde una cátedra de la Iglesia Católica, baluarte de la represión y la supresión del disenso, no podría sino provocar risotadas. Pero es casi lo mismo. Martini habla de “la libertad de predicar la doctrina cristiana”, amparándose en un tratado entre la Argentina y la Santa Sede que tiene rango constitucional. Y en este sentido, probablemente tenga razón. La doctrina cristiana sobre el sexo —toda sexualidad que no sea la de un hombre más una mujer unidos en matrimonio con el propósito de tener hijos al ritmo que Dios mande— es que es inmoral o enfermo o ambas cosas.

No me parece bien que el INADI reprima al señor obispo. Creo que la doctrina cristiana (o más bien católica, que no todas las iglesias cristianas son así), la doctrina a la que deberían adherir los millones de católicos argentinos que quieran merecer ese nombre (o bien renegar de ambas cosas) debería ser difundida. Las partes de la Biblia donde se condena a casi todo el mundo al infierno por su expresión de la sexualidad deberían ser propaladas y explicitadas, para que no quedaran dudas de lo represiva, enfermiza, profundamente inhumana que es la visión bíblica sobre el tema, desde la condena a muerte prevista para los homosexuales en el Antiguo Testamento hasta la idea de San Pablo de que casarse para poder tener sexo como Dios manda es el mal menor para los que no aguanten ser célibes, pasando por la advertencia de Jesús de que pensar en una mujer ya es pecar de adulterio.

No deseo que el INADI le dé al obispo Martini la oportunidad de mostrarse como víctima de una persecución antirreligiosa, papel que la Iglesia adopta cada vez que puede. Me gustaría, sí, que este caso o algún otro, algún día, terminen de poner en blanco sobre negro los dilemas que resultan, para un país democrático y soberano, de firmar tratados con pseudo-estados como el Vaticano.

sábado, 26 de diciembre de 2009

El Papa y el dictador (A162)

La aparición conjunta, frente a una multitud, de Juan Pablo II y del dictador chileno Augusto Pinochet, en 1987, fue fruto de un engaño, según asevera el organizador de las giras pontificias de ese entonces, el cardenal Roberto Tucci.

En la entrevista que concedió a la agencia noticiosa italiana ANSA, Tucci dice que al Papa lo incomodaba “aparecer al lado de dictadores y políticos corruptos”, y que Pinochet lo engañó haciéndolo pasar bruscamente al balcón del Palacio de la Moneda, con el objetivo de mostrarse juntos, lo cual le valió que Juan Pablo II lo “fulminara con la mirada”.

No es difícil de creer que Pinochet fuera capaz de tales trucos sucios. Todos los gobernantes conocen el truco publicitario de asociarse a figuras populares y atractivas. Y siendo que en Chile el apoyo a la dictadura provino mayormente, como en todas partes de Latinoamérica, de los católicos conservadores y devotos, ser visto junto a Juan Pablo II era un signo poderoso.

Tampoco es difícil de creer que a Juan Pablo II le resultara molesto ser expuesto así a la multitud y usado como una herramienta de poder por un dictador asesino y corrupto, ni es implausible que le haya echado a Pinochet una mirada fulminante de desaprobación.

Lo que no es casual, seguramente, es que esta apología o disculpa de la aparición de Karol Wojtyla junto a uno de los dictadores más representativos de la barbarie que asoló nuestro subcontinente llegue justamente cuando desde la cúpula eclesiástica están apurando la causa de su beatificación y se quiere instalar la idea de que es inequívocamente digno de la santidad. Antes de Wojtyla, declarar santo a alguien tomaba décadas (o siglos), pero el anterior papa, viendo cómo la proclamación de santos y beatos locales en lugares tradicionalmente postergados era una herramienta importante en la predicación y el arreo de grandes masas de fieles, dio órdenes de acelerar la maquinaria, y de pronto empezaron a surgir milagros y prodigios por todas partes. Benedicto XVI parece que quiere continuar con esta estrategia, aprovechando el carisma de su predecesor aun cuando éste haya muerto hace años, de la misma manera que se utilizó el carisma de la Madre Teresa. La Iglesia exige milagros “comprobados” (por ella misma) para declarar santa a una persona, pero ya sabemos que los milagros sobran, cuando uno quiere encontrarlos.

Quienes no creemos que Juan Pablo II haya sido un santo no nos sorprendemos de que haya salido al balcón con Augusto Pinochet, engañado o no. La Iglesia apoyó el programa de gobierno de Pinochet y además el Papa es por sobre todo un jefe de estado, que tiene ciertas obligaciones diplomáticas. En este sentido podemos disculpar a Karol Wojtyla: no hizo más que mantener las formas junto a un gobernante de un país amigo.

Pero quienes sí lo consideran un santo, o al menos un referente moral, deberían preguntarse por qué no se retiró inmediatamente del balcón, o por qué no dijo “he sido engañado por este miserable tirano” a la multitud congregada, o por qué (al menos) nunca aclaró él mismo el incidente al volver al Vaticano. Un santo no teme convertirse en mártir. A un santo no le preocupan mezquinas cuestiones de estado. Un santo no puede excusarse en la investidura de un gobernante terrenal, máxime cuando se trata de un gobernante que ha tomado el poder por la fuerza, con sangre y terror. ¿O no he entendido nada?

Dice el cardenal Tucci que Juan Pablo II se sentía constantemente incómodo cuando debía mostrarse junto a dictadores y políticos corruptos, que “lo llevaban por todas partes para aprovecharse de su imagen”, cosa que él sabía pero que “era un precio a pagar para encontrarse con la gente” (¡qué tierno!). La frase es reveladora por lo que excluye: al Papa claramente no le incomodaba (como no le incomoda al actual) celebrar audiencias privadas con gobernantes obscenamente corruptos y con dictadores, ni le causaba prurito moral alguno negociar con ellos, directamente o por intermediarios.

Habrá habido santos, quizá, que se rebelaron contra la autoridad de los tiranos y que nunca concedieron su favor a los corruptos, pero Karol Wojtyla no fue uno de ellos.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Feliz Navidad

A los pocos que todavía celebran en esta Navidad el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, recuerden: no fue un 25 de diciembre, no sabemos cuándo fue, no fue en un pesebre (esa imagen fue inventada después), no fue al final de un viaje para inscribirse en un censo (ese censo nunca ocurrió), y desde luego nadie puede saber si Dios existe, si Jesús fue hijo de Dios, si Dios puede embarazar a una mujer sin desflorarla, o si tiene algún sentido decir que Dios puede tener un hijo y que ese hijo puede ser también Dios.

Al resto de nosotros, que por costumbre llamamos a esta celebración “Navidad” (es decir, natividad o aniversario del nacimiento), y que festejamos por convención y porque alguna vez hay que tener excusas para festejar, recibir regalos y comer y beber de más, Alerta Religión les desea que puedan encontrarse con sus familias y amigos, pasar un buen rato sin pensar en ir a trabajar al otro día, y tener así unas muy felices fiestas.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Matrimonio homosexual en México DF (A161)

El pasado lunes 21, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal de México aprobó una ley que permite el matrimonio entre parejas sin importar su sexo. Como corresponde, además, estas parejas tendrán el derecho a adoptar niños (punto al que algunos legisladores se opusieron en el caso de las parejas homosexuales, aparentemente sin darse cuenta de que eso equivaldría a sancionar una diferencia entre matrimonios de primera y de segunda clase). Las primeras bodas de parejas homosexuales podrían celebrarse en febrero, pasados los 45 días necesarios para que la norma entre en vigor.

Enseguida, claro, se escucharon las voces del pasado con los argumentos de siempre. De poco sirve repetirlos, pero quizá venga al caso sólo porque todavía hay quienes no tienen en claro que la Iglesia Católica odia a los homosexuales, como odia toda sexualidad que no entre en su angostísima visión moral.
Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiocesis de México afirmó que esta ley es inmoral porque el matrimonio sólo se da entre un hombre y una mujer, por lo tanto, la iglesia católica condena esta propuesta, aunque aclaró que "no condena a las personas, sino a los actos homosexuales y la propuesta del matrimonio entre el mismo sexo", expuso.
El Cardenal Norberto Rivera Carrera, dijo luego también que esta decisión “llevará la sociedad a la ruina”, aunque no se explica cómo, ya que según él mismo “las uniones entre individuos del mismo sexo no tienen futuro” porque pocos homosexuales desean casarse. ¿Cómo es que algo minoritario y sin futuro va a destruir la sociedad?

En fin, más que “argumentos” debería haber escrito “letanías”, porque esto no es más que repetición. Sr. Valdemar, señor arzobispo y demás: el matrimonio, desde ahora en México DF, es para parejas sin importar si se trata de dos hombres, dos mujeres, o (como en la mayoría de los casos, cosa que no va a cambiar) un hombre y una mujer. El gobierno del DF no necesita ni ha requerido autorización de ningún funcionario dependiente de una teocracia extranjera para redifinir una institución como el matrimonio.

Y no insista con lo de la condena al pecado y el amor al pecador, porque nadie le cree. Si la Iglesia amara a los homosexuales, el Vaticano hubiera apoyado la iniciativa de la ONU para pedir a todos los países que despenalicen la homosexualidad (castigada con multas, prisión y muerte según los lugares), y los grupos ultracatólicos no trabajarían constantemente para quitarle derechos a las parejas homosexuales, prohibirles formalizar su unión, y preservar el derecho de los fanáticos homofóbicos para discriminar y vilipendiar a los homosexuales. Asuman su asco, su odio, su temor, y dejen de fingir que les interesa ser parte de las sociedades modernas y progresistas que a pesar de ustedes hemos sabido construir.

martes, 22 de diciembre de 2009

Dialogar con los ateos… que quieran dejar de serlo

Como el asunto está quieto (¿será por las fiestas?) no hay mucho que reportar. De las noticias religiosas de rutina que leo me saltó a los ojos un titular en Valores Religiosos que proclama El Papa insta a los líderes de la Iglesia católica a mantener diálogo con los ateos, refiriéndose a una de esas aburridas exhortaciones que Benedicto XVI desgrana en cada audiencia con sus príncipes vasallos. ACI también menciona esa audiencia, aunque sin tanto énfasis en el susodicho diálogo; además de hablar de la reconciliación, de cuánto le gustó el sufrimiento que vio en África y de cómo lo peor que hizo el nazismo fue intentar “expulsar del mundo a Dios”, el teócrata vaticano dijo:
“Al actual diálogo con las religiones debe agregarse sobre todo el diálogo con aquellos para los que la religión es una cosa extraña, para los que Dios es un desconocido y que deseen acercarse al menos como ese Desconocido.”
(Es de suponer que la mayúscula en la palabra Desconocido fue piadosamente insertada por el cronista.)

Ahora, ¿es Benedicto tonto, o se hace? La clase de diálogo en que se le da paso amablemente a un “patio de los gentiles” (Benedicto dixit) a alguien que no conoce a Dios, y que desee acercarse, no es un diálogo entre iguales: es el acercamiento del ignorante al sabio, para ser ilustrado; es el acercamiento que los dueños de la verdad, magnánimos, permiten de parte de personas a quienes —en el mejor de los casos— les tienen lástima, cuando no simplemente aborrecen. ¿Cuántas personas hay “para los que la religión es una cosa extraña”? Quizá haya unos cuantos en ciertos países europeos muy secularizados, pero no muchos. A la mayoría de los que no creemos en Dios, la religión nos es dolorosamente conocida. Ya la probamos y la encontramos en falta. ¿Cree el Papa que los ateos y agnósticos simplemente no sabemos de qué nos estamos perdiendo?

¿Cuántos ateos y agnósticos de todas las variedades desean acercarse a ese algo desconocido que Benedicto llama Dios? ¿Cuántos desearían hacerlo en estas condiciones? El diálogo que el Papa quiere es el del penitente que se arroja a los pies del maestro y confiesa ser un ignorante. Que se quede Benedicto con su diálogo y con su divina invención.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Día del Escepticismo

El 20 de diciembre de 1996 se apagaba la vida, aunque no el recuerdo ni la obra, de Carl Sagan, una de las personas que más ha hecho en nuestros tiempos para que la ciencia llegue al público en general.

Más que de la ciencia, Sagan hablaba y escribía sobre el método científico y la actitud, mezcla de maravilla y prudencia, que todo aquel que desee aprender sobre las cosas debe preservar. A esa actitud la llamamos escepticismo, palabra que en nuestra sociedad, crédula y ansiosa de soluciones fáciles, se ha convertido casi en un insulto. Es un escéptico, dicen a nuestro alrededor, aquél que no tiene fe, que quiere destruir los misterios y los enigmas que dan sabor y significado a la vida, que duda y cuestiona y no deja ser felices a los demás con su actitud inquisitiva.

Sagan fue uno de los que claramente demostró que el escepticismo no es una mera negación, sino el simple paso a la acción de la integridad intelectual y del respeto a la verdad. Un misterio que puede ser develado, por definición, no es un gran misterio; un mito que requiere fe para ser creído y que no resiste el choque con la verdad objetiva no es un mito por el que valga la pena sacrificarse o lamentarse. La ignorancia complaciente no puede ser una virtud, y la aceptación acrítica de las tradiciones y de las palabras de las autoridades no conduce a una sociedad deseable o a una vida plena.

Sagan, efusivo al hablar de las maravillosas cosas que la ciencia nos ha revelado sobre el universo del que formamos parte, era igualmente enfático al poner límites a la especulación. Para él, como para muchos que nos llamamos orgullosamente escépticos, es cuestión de puro respeto rehusarnos a creer que las leyes del mundo van a hacer excepciones en nuestro beneficio, o que hay personas que poseen una verdad superior; más aún, es cuestión de honestidad para con nosotros mismos y con los demás afirmar estas ideas, aunque no sean bienvenidas.

Hoy en día, con excepciones puntuales, asistimos a una proliferación de cultos que mezclan elementos religiosos y supersticiones tradicionales con nuevos mitos, o mitos reciclados, refundidos y distorsionados, que reciben aprobación tácita o explícita de intelectuales, periodistas y líderes políticos, y hasta toman indebidamente un lugar junto a las ciencias. Se nos dice que son alternativas a un modelo científico dogmático y materialista. Estas pseudociencias a veces son simples engaños destinados a hacer dinero, pero otras veces llevan a sus seguidores a grandes sufrimientos o a la muerte. Las pseudociencias, en el mejor de los casos, alejan a la gente de la verdad, del esplendor y de esa magia terrenal y auténtica de la física y la biología, de la cosmología, de la astronomía, y hacen ver a sus adherentes como ridículos o tontos; en el peor de los casos, explotan a los débiles, a los enfermos, a los que se sienten vulnerables, alejándolos de la oportunidad de curarse o de darle una base firme a sus vidas. Astrología, numerología, ufología, regresión hipnótica, homeopatía, medicina tradicional china, espiritismo, grafología, parapsicología, quiropráctica… la lista es tan interminable como la capacidad humana para inventar y creerse (o hacer creer a los demás) ideas que no tienen comprobación posible o que ya han sido probadas falsas.

En este día, aniversario de la muerte de aquel gran luchador contra las pseudociencias y los falsos misterios, invito al lector a pensar en qué cosas cree sin saber si son verdad, o incluso sabiendo que no lo son, y pasar esta pregunta a quienes lo rodean. De nada sirve lamentarse por la credulidad de los demás si no hacemos nada por combatirla, como Carl Sagan hizo mientras pudo.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Apostasía, el documental

Hace un par de meses recibí vía web una invitación a participar en un documental sobre la apostasía. Por supuesto, dije que sí, aunque no estaba seguro de si la cosa venía en serio, o si (siendo ése el caso) podría poner mi cara frente a una cámara y expresar mis pensamientos con claridad, cosa que jamás había hecho antes.

Bien, la cosa fue en serio. Tiempo después me llamaron para filmar, y ahora me acaban de acercar la versión preliminar del documental. Es un cortometraje de 11 minutos dirigido por Gonzalo Fernández, de Wasabi Producciones. Gonzalo actúa en el papel de sí mismo como ateo/agnóstico que medita sobre la forma, las razones y las consecuencias de la apostasía; además de él están el Padre Lucas, de la parroquia Inmaculada Concepción, elegido para responder a las dudas de Gonzalo desde el punto de vista de la Iglesia Católica, y yo, como yo mismo —el consejero de apostasía, por así decirlo.


Conversando con el Padre Lucas

Recibiendo al consejero de apostasía

El documental se puede ver en el sitio de Wasabi Producciones, donde se pueden dejar comentarios, incluyendo críticas constructivas.

Es la primera vez que actúo en algo y sólo puedo decir que estoy muy feliz de que sea algo como esto y de que la voz no me haya fallado, aunque todavía no puedo creer que me oigo tan extraño cuando me graban.

martes, 15 de diciembre de 2009

Miren qué grande que tengo la Navidad (A160)

Es esa época del año en que todos, salvo aquellos que realmente aman lo cursi y lo kitsch y sienten fascinación por los objetos brillantes, nos saturamos muy pronto de ver bolas de colores en las ventanas, guirnaldas cruzadas y colgadas sobre todo tipo de mercancía, y arbolitos de plástico con ramas imposibles entorpeciendo las vidrieras de los comercios. Esto es lo que se conoce como “espíritu navideño”, y supuestamente tiene que ver con el nacimiento de un judío palestino llamado Jesús, que para algunos fue un profeta y para otros Dios e hijo de Dios (al mismo tiempo), aunque entre tanta decoración plástica, tantas botellas de sidra y budines y turrones de almendras y arrollados de pollo y mayonesas y ensaladas, tanto encuentro forzado con familiares lejanos, tantas ofertas y tantos gastos, es seguro que casi nadie tiene presente el natalicio del tal Jesús, ni siquiera al momento de montar el “pesebre”, que representa, o más bien simboliza, el mito de la humilde llegada al mundo de su rey sobrenatural.

Aquí en Argentina, y en toda Latinoamérica, y de hecho en casi todo el mundo, no existe la cultura o la doctrina de la separación entre iglesia y estado, y por lo tanto nos son ajenos los debates que en Estados Unidos, tierra de excepción (el único país desarrollado donde las masas todavía practican la religión), se reeditan cada año bajo el nombre de War on Christmas, la guerra a la Navidad. Esta “guerra” es la lucha de los sectores laicistas para que se respete el precepto constitucional de separación y no se utilicen espacios públicos ni se propalen mensajes estatales orientados a celebrar la natividad de Jesús, puesto que se trata de un evento sectario cristiano.

En Estados Unidos sería impensable, si el principio se respetara a rajatabla, que la capital del país permitiera que el arzobispado local ocupara una plaza para montar “el pesebre más grande del mundo”, calificativo esperanzado del engendro que está por erigirse en Buenos Aires. Su constructor, Fernando Pugliese, responsable de ese engendro aún mayor y de peor gusto que es el parque temático Tierra Santa, promete que este megapesebre “va a contar con carrozas, príncipes, princesas, con todo lo que se puedan imaginar”, lo cual realmente le hace a uno dudar de si está confundiendo Navidad con Carnaval.

A cuento de esto viene una de las siempre oportunas y ácidas notas de Christopher Hitchens sobre el tema de la representación de la Navidad, aparecida en el Star Tribune. Hitchens descuenta que no corresponde poner pesebres en las plazas, y mucho menos en la Casa Blanca, excepto en el sector privado donde reside la familia Obama, pero tangencialmente critica la ridiculez, la vacuidad, del pesebre como ícono cristiano, un ícono al cual los creyentes defienden como sagrado y que desearían colocar, parece, en cualquier lugar donde el hambriento “espíritu navideño” ansíe llegar:
Ninguno de los cuatro evangelios nos da idea alguna sobre la época del año en que la supuesta Natividad ocurrió. Sólo dos evangelios mencionan la virginidad de María, y sólo uno contiene mención de un “pesebre”. Reyes magos y pastores están repartidos de forma igualmente despareja a lo largo de estas narraciones discrepantes. Así que la colocación de un nacimiento rodeado por un grupo incongruente de humanos y animales no tiene más legitimación escritural que La vida de Brian. Más aún, esta puesta en escena al acercarse el fin de año es en realidad un ritual de aplacamiento de los antiguos dioses nórdicos del solsticio de invierno. […]

No me importa si los cristianos honran el momento montando escenas con, o cantando sobre, renos (una especie difícil de hallar en el área metropolitana de Jerusalén/Belén). Lo mismo vale para los pinos, que tampoco crecen en Palestina. Les deseo toda la diversión.

Pero a pocos minutos de donde viven la mayoría de los estadounidenses hay varias instituciones privadas y parcialmente exentas de impuestos. Se llaman “iglesias”, y si hacen sonar sus campanas tengo que oírlas, y si ponen marquesinas con mensajes inspiradores tengo que verlas. ¿Por qué eso no es suficiente?
Será que nunca es suficiente para algunos creyentes, sean los fundamentalistas comunes o los fanáticos de esa fiesta de comilonas y descuentos que es la Navidad.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Todo lo que usted siempre quiso saber sobre sexo pero no se atrevía a preguntarle a su sacerdote (A159)

No es ya noticia pero vale al menos para algunas sonrisas (o para rascarse la cabeza de pura perplejidad): un manual sobre sexo para católicos, que los medios, con gran injusticia para la gran obra clásica india, han dado en llamar “el Kamasutra católico”, cuyo autor es Ksawery Knotz, un cura franciscano capuchino polaco.

El libro parece ser todo un ejemplo de lo que representa el sexo para las parejas devotas. Desde la contratapa el autor se ve obligado a advertir que “no hay nada malo en una buena vida sexual”, aunque la definición de lo que constituye una buena vida, sexual o no, es bastante discutible. Para la Iglesia todo sexo es pecaminoso excepto si lo realizan dos personas de diferente sexo, casadas por iglesia, y pensando únicamente en hacer un bebé. Es sexo simplificado, de libro de biología, o como el sexo de las tomas eléctricas: el elemento macho se inserta en el elemento hembra, como Dios lo quiso y lo diseñó, y eso debe ser todo (aunque hay espacio para castas caricias y cartitas de amor durante la abstinencia que los esposos deben guardar si no desean concebir un hijo).

Además de todas estas doctrinas represivas que todos los católicos conocen y que casi ninguno cumple, hay una mención de la fertilización artificial que llama la atención por lo acientífica, por lo sentimentaloide, por lo superficial y estúpida:
“El método in Vitro permite la concepción de un niño fuera del cuerpo humano, convirtiendo el misterio de la vida en un simple proceso de producción”.
¿Cuál es el misterio de la vida? El embrión (que no es “un niño”) es concebido cuando un espermatozoide fecunda un óvulo. Esto puede ocurrir o no, fuera o dentro del cuerpo femenino, según un montón de factores físico-químicos que no son en absoluto misteriosos, aunque no sean fáciles de discernir o de predecir. Este curita es un tonto, pero además es un bruto, porque está diciendo que las personas que nacieron a partir de la fertilización in vitro son meros productos, y sus padres, simples imitadores baratos de Dios —mientras que esa minoría importante de personas que nacieron sin ser deseados, porque sus padres no tenían idea de cómo protegerse o se olvidaron de tomar las precauciones necesarias, son verdaderos regalos de Dios.

El misterio de la vida es algo mucho más profundo que no saber si algún espermatozoide alcanzó al óvulo y ponerse a imaginar que Dios está decidiendo si sacar de la galera un alma nueva o no.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Por qué debemos hablar contra la religión

“Los debates sobre el rol de la religión se vuelven, con mucha facilidad, introspectivos y académicos, pero realmente esto importa. Todos los días, en todo el mundo, millones de seres humanos como nosotros resultan disminuidos por la religión: una religión que quizá los obliga a mutilar a sus hijos, cubrirse el cabello o la cara, permanecer callados cuando tienen mucho más que decir que los que los reprimen, ceder control sobre su reproducción, donar dinero que no pueden permitirse, obedecer y someterse a sus inferiores, negar la realidad, renunciar a la educación, cerrar sus mentes, rechazar un tratamiento médico apropiado, sufrir innecesariamente, sentirse abrumados por una culpa sin sentido, y vivir bajo el espectro de la tortura eterna. Todos los días la religión trabaja buscando nuevas víctimas entre los jóvenes, los enfermos, los pobres y los desposeídos, los viejos: todos los que son débiles y vulnerables son un blanco legítimo a los ojos de la religión.

— Richard Dawkins, en un mensaje de apoyo al blog Young Freethought (“Librepensamiento Joven”), publicado allí el 6 de diciembre de 2009.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Iglesias evangélicas en Brasil: hágalo Ud. mismo (A158)

En Brasil hay iglesias evangélicas a la vuelta de cada esquina. No es sorprendente, puesto que no sólo es muy fácil convertirse en pastor y ponerse a predicar (creo que yo podría hacerlo, si tuviera estómago), sino que el Estado da facilidades absurdas al establecimiento de congregaciones. De esto nos enteramos por una nota en El País, de España, impíamente titulada El negocio de crear iglesias:
Unos reporteros del diario Folha de São Paulo hicieron la prueba y en tres días y con 76 euros crearon una iglesia dentro de la Iglesia Heliocéntrica del Sagrado Evangelio. En seguida pudieron abrir una cuenta bancaria y quedar libres de todo tipo de impuestos. La legislación brasileña facilita enormemente la creación de una nueva iglesia. "Se puede crear, organizar y estructurar el funcionamiento de organizaciones religiosas, quedando impedido al poder público negarles el reconocimiento o registro de actos constitutivos y necesarios a su funcionamiento", afirma el párrafo número uno del artículo 44 del código civil.
Todos los bienes de las iglesias están exentos de impuestos (y la lista de bienes de las iglesias puede ser tan amplia como variada). Los pastores además obtienen privilegios como cárceles especiales en caso de ir presos, exención del servicio militar, y hasta permiso para incluir drogas prohibidas en las ceremonias, si son parte del ritual religioso.

Por supuesto, ni uno solo de los miles de pastores abusa jamás de estas atribuciones… Se trata de hombres de Dios, al fin y al cabo.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Desobediencia civil (A157)

Con cierta frecuencia hemos hablado del respeto condicionado y parcial de las grandes religiones a la ley y el orden establecido. Cuando un gobierno o un sistema legal les es favorable a las cúpulas dirigentes, mandan a sus fieles a someterse; cuando les perjudica o contradice sus doctrinas, reclaman que éstas se deben situar en un estamento superior. Esto es justo lo que está haciendo Carmelo Giaquinta, obispo emérito de Resistencia, al llamar a “resistir a la autoridad civil cuando se extralimita en su misión”. En un comunicado publicado por AICA explica:
Ante su Segunda Venida Jesús nos exhorta a “vivir con sensatez”, pero “palpamos a diario expresiones preocupantes de insensatez, en especial en personas constituidas en autoridad, que deberían ser la expresión acabada de la sabiduría práctica que procura el bien común”, advirtió el prelado en alusión a “las actitudes frente al matrimonio gay que se ventila en estos días”, en especial, a la intervención de una jueza que declaró inconstitucional dos artículos del Código civil que prohíbían este tipo de uniones, y también al “laissez faire” del jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, que decide no apelar el fallo.
Vale decir, otra vez: si la ley está en línea con nuestros prejuicios, presunciones, fobias y dogmas, respetémosla (sí, aun cuando perjudique a otros), pero si nos molesta, por ejemplo, que le dé a todos los privilegios de que disfrutamos nosotros, entonces debemos desobedecerla.

Giaquinta no es nuevo en este asunto. En 2005, ante las iniciativas gubernamentales sobre educación sexual y reproductiva, declaró que estaba dispuesto a “animar a los cristianos a la desobediencia civil” si el Estado perdía “su razón de ser” en materia educativa y sanitaria. Y repitió los ya famosos dichos de Antonio Baseotto, el vicario castrense, sobre la conveniencia de tomar a aquellos que dañan a los niños (en este caso, en su formación moral) y hundirlos en el mar con una piedra de molino atada al cuello.

Ciertas formas de entender las creencias religiosas, ciertas formas de concebir la sociedad desde la religión, son simplemente antidemocráticas, cuando no totalitarias. Hoy en día parecen estar en retirada, o confinadas a una minoría, pero nunca debemos pensar que lo que ocurrió en el pasado ya no puede ocurrir ahora.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Conversación con fundamentalistas sobre el matrimonio gay (A151k)

Anteayer por la tarde, en la página de Facebook de Alerta Religión, notifiqué a los fans lo siguiente:



La charla, que comenzó con una frase sobre el matrimonio entre dos hombres que no pudo realizarse en Buenos Aires, venía de más temprano y continuó hasta ayer. En realidad no fue interesante, porque del otro lado no había más que cerrazón, pero me pareció al menos ilustrativa y enseguida pensé en postearla aquí.

La frase fue, textualmente:
parece ser q mañana finalmente no habra casamiento gay. estoy segura q es lo q esperaban millones de argentinos q le siguen apostando a la familia!

Debido a que se trató de una charla privada (que nadie puede ver salvo que sea un “amigo” en Facebook de cierta persona), se me presentaba un dilema ético. Me convenció la idea de que la persona en cuestión es una persona pública y una representante del pueblo. Más en concreto, es la diputada nacional Cynthia Hotton, del bloque unipersonal “Valores por Mi País”, autora del proyecto de ley de “libertad religiosa” del que ya se habló aquí. Hotton es cristiana evangélica y representa posturas conservadoras que parecen importadas del más cerril fundamentalismo norteamericano.

He armado un archivo gráfico compuesto con varias capturas de pantalla para mostrar, tal cual como fueron, los dichos de los amigos de Hotton y mis planteos. Como se ve, Hotton no participó de la discusión, sólo soltó la frase inicial. Los nombres de los contactos de la diputada han sido difuminados.



Léanlo todo, si aguantan, y después vuelvan (hay que hacer click para ver la imagen a tamaño real). Hay mucho que comentar, ¿no?
  • Hotton y sus amigos suponen, indudablemente, que todos los que leen la conversación son cristianos evangélicos fundamentalistas como ellos mismos, y les toma un poco por sorpresa que alguien no encuentre obvias las brutales presunciones que ellos sostienen sobre lo que debe ser el matrimonio o la familia.
  • Mi pregunta inicial no fue retórica. Ni Hotton ni nadie más la respondió: ¿de qué manera el casamiento de dos hombres homosexuales perjudica a mi familia real y concreta?
  • El amigo que escribe justo después de mí plantea algunos puntos a considerar (es el único que piensa un poco). No es un radical, no quiere que la sociedad avance demasiado rápido, probablemente no meditó del todo la idea de que, si “la sociedad no está preparada aún”, la ley debería ayudar a prepararla, en vez de obstaculizar el cambio.
  • Después vienen un par de comentarios de una amiga homofóbica y bastante tonta, que repite todos los tópicos que le han enseñado: el gay es enfermo, como un violador (!), la homosexualidad es una deformación que no es amor, la familia (mi exclusiva clase de familia) es la base de la sociedad, etc. etc. ¿Me gustaría ser adoptado por un gay? Ya soy muy mayor para ser adoptado, pero supongo que si fuera un niño huérfano o abandonado, no preguntaría esos detalles. Esta clase de personas es irritante porque insulta cada vez que opina, y lo hace sin notarlo.
  • La siguiente intervención es de una fundamentalista de las buenas. La respuesta a todo está en un solo lugar: la Biblia. La palabra de Dios no se puede refutar: “es SÍ Y AMÉN”. Suena como la persona menos interesante del planeta.
  • Después hay una persona que, luego de hacer notar que lo del matrimonio gay no sólo está prohibido en la Biblia sino también en nuestra ley (justamente ése es el meollo del asunto, ¿no?), y después suelta que “la mayoría de las legislaciones de los países del mundo están basadas en los 10 mandamientos”, burrada de proporciones auténticamente bíblicas que es común escuchar entre los enemigos de la separación estado-iglesia en Estados Unidos, y que por lo visto ha prendido aquí.
  • La locura aflora: “hay una ley que NO SE PUEDE CAMBIAR por muy moderna y pujante que sea tu mente o lo que queda de ella y es la concepcion del inicio de todo fue un hombre y una mujer todo lo demas en todos los aspectos no son aceptables y no te olvides que por juicio, dos ciudades que practicaban hechos aberrantoes como el que quieren legalizar, fueron destruidas, yo para mi querida argentina no lo quiero”. Las dos ciudades son, por supuesto, Sodoma y Gomorra. Sí, efectivamente este hombre está diciendo que si se permite el matrimonio gay, Dios destruirá a Argentina por su inmoralidad. Parece increíble que haya personas (fuera de los institutos psiquiátricos) que crean estas cosas, pero no es tan raro: según algunos fundamentalistas norteamericanos, el huracán Katrina fue un castigo de Dios a New Orleans por darle cabida a la homosexualidad, el aborto, y otros “pecados”.
  • La idea del matrimonio que tienen los fundamentalistas: “una de las obligaciones de los contrayentes es la de procrear”. Como es lógico me arrojé sobre esto, pero no obtuve más que excusas. Naturalmente, la postura es bíblica: la mujer es el medio que el hombre utiliza para propagar la raza humana siguiendo la orden divina.
  • Sigue una apelación a curar la esterilidad con fe, “que vos no conocés”, y una preguntita sobre mi sexualidad. No me molesto en aclarar sobre ninguno de los dos temas.
  • Uno de los amigos de Hotton, en un arrebato de tolerancia, propone a los demás: “salgamos de la burbuja evangélica”.
  • Sale a relucir el supuesto “derecho de los niños a tener un papá y una mamá”, derecho que por supuesto no existe. Un niño huérfano tiene derecho a ser protegido por el Estado, y en lo posible, a tener una familia sustituta (donde familia no equivale necesariamente a hombre+mujer casados). Si sólo tiene consigo a uno de sus progenitores, el que le reste no tiene el deber de volver a casarse para que el hijo tenga papá y mamá.
  • El que habló de salir de la burbuja muestra que sigue dentro, desconociendo que la mayoría de los argentinos estamos a favor del matrimonio homosexual. Le cito la encuesta pertinente.
  • Una amiga con tendencias cuasi-anarquistas o anti-estatistas comienza una serie de diatribas contra el poder del estado y la sujeción de las parejas al mismo (“esclavitud”, dice) que representa el matrimonio. Para ella, el estado no tiene nada que hacer sancionando las uniones de personas. Quienes lo deseen deberían casarse según el rito religioso de su elección, y listo. No está mal, aunque es un poco radical, y parece que ignora a los que no tenemos religión.
  • Un señor enojado proclama en mayúsculas: QUE SE CONFORMEN CON LA UNION CIVIL! y NO SE PARA QUE QUIEREN CASAMIENTO SI LOS GAYS SON LOS MAS INFIELES! (¿cómo sabe? ¿qué le importa?).
  • La amiga que hablaba de los 10 mandamientos insiste y se dispersa de forma que hace inútil seguirla.
El asunto sigue un poco más. Luego de esto abandoné la conversación. ¿Qué les pareció a ustedes?

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Que no se hable de salud reproductiva (A156)

Uno de esos movimientos católicos cuya función es enseñar a los jóvenes a repetir felizmente los prejuicios transmitidos por el Vaticano le está pidiendo a los diputados de la Nación que retire toda referencia a los temas de salud reproductiva de la ley de salud escolar “porque se trata de un tema que atañe a los padres de familia según sus principios éticos y morales”.

El grupúsculo en cuestión es el “Servicio a la Vida” de FUNDAR, movimiento que actúa en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Su definición de sí mismos es algo confusa para el no iniciado, porque casi toda está escrita en términos de entidades ficticias, pero de entre toda esa palabrería inútil sobresale que su misión es “evangelizar la cultura”, lo cual parece consistir en oponerse a todo lo que la Iglesia Católica declare inmoral o indeseable, y forzar su eliminación por ley. (Los valores evangélicos no juzgar a los demás y aceptar la división entre Estado e Iglesia nunca figuran en las misiones de esta clase de movimientos, por no hablar del de vivir en la pobreza y otros aun menos convenientes.)

¿Tienen razón? No he podido encontrar el proyecto de ley en cuestión, por lo cual es difícil saber qué es lo que se está debatiendo. Es verdad que “las cuestiones vinculadas con la planificación familiar atañen a los padres de manera indelegable de acuerdo a principios éticos y morales”, pero esto se refiere claramente a la cantidad de hijos y al espaciado entre los embarazos, cuestiones que (por el momento) estamos de acuerdo en que deben corresponder exclusivamente a los padres (y digo por el momento porque, si el mundo continúa llenándose como hasta ahora, quizá nos veamos forzados a instituir medidas coercitivas similares a las que ha adoptado China para detener su crecimiento demográfico).

Pero los niños ya nacidos no son propiedad de los padres, y el estado debe encargarse de su salud reproductiva y de su educación sobre el tema. En general, las leyes que tienen que ver con estos temas siempre siguen el mismo trámite: son descalificadas por la Iglesia antes incluso de empezar el trámite, los proyectos se cajonean durante uno, dos o tres períodos legislativos, se ejercen presiones sobre los legisladores, se alimenta la desinformación, y así hasta que la ley eventualmente sale, castrada a medias por concesiones y compromisos, generalmente absolviendo a los cultos religiosos de cumplir con ella, sea en lo que se refiere a la provisión de servicios de salud reproductiva (en el caso de sanatorios o clínicas privadas) o a contenidos sobre educación sexual (en el caso de instituciones educativas confesionales).

La Iglesia Católica mantiene como línea oficial que ellos sí quieren educación sexual y salud reproductiva, pero dentro de un marco más amplio que atiende a la “espiritualidad” de la persona. A la pseudo-educación la llaman “educación para el amor”, y de la pseudo-salud sólo recalcan que “no se reduce a la genitalidad”. En realidad, lo único que hacen es indoctrinar (transformando asuntos de salud y bienestar personal en asuntos de índole moral) y difundir falsedades, como la supuesta ineficacia de los preservativos en la prevención del SIDA o la supuesta eficacia de la abstinencia sexual o de los “métodos naturales” de control de la natalidad.

Los reclamos en favor de la primacía de los padres son ridículos; los padres no pueden educar a sus hijos, porque (salvo excepciones) ellos mismos no fueron educados, ni saben cómo hacer para explicar estos temas a sus hijos, y las convicciones éticas y morales no son sustituto para el conocimiento científico. ¿Puede este conocimiento objetivo de las cosas ser transmitido sin una ideología subyacente? Es debatible. Pero esa posibilidad no es excusa para suprimirlos.

martes, 1 de diciembre de 2009

Matrimonio gay: noticias de última hora (A151j)

Las noticias sobre el matrimonio gay se suceden sin parar, por lo cual no voy a intentar cubrirlas a partir de ahora. Una jueza suspendió el casamiento de la pareja de homosexuales que iba a efectuarse hoy; ellos dijeron que iban a ir de todas formas al Registro Civil; piden la renuncia de la jueza por meterse donde no podía; un dinosaurio homofóbico opina que los hombres homosexuales sí pueden casarse, pero con mujeres; el gobierno de Buenos Aires dice que llevará el caso a la Corte Suprema; la Corte dice que ya tienen dos casos en estudio y que van a expedirse eventualmente.

A quienes tengan Facebook, les recomiendo unirse al grupo Yo estoy a favor de la legalización del matrimonio gay, donde estas noticias están siendo vigiladas minuto a minuto.