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miércoles, 5 de agosto de 2009

Michel Onfray

El filósofo francés Michel Onfray es uno de los pensadores que ha entrado últimamente en mi espacio de lectura. Onfray lo tiene todo para causar el escándalo de clérigos y laicos fanáticos, pero también de la posmodernidad conformista, de los tolerantes a prueba de todo y de la progresía tibia: es y no deja de mostrarse como ateo esencial y militante, ferozmente anticlerical, nietzscheano y post-nietzscheano, hedonista y antiacademicista.

Hace poco terminé de leer Cinismos - Retrato de los filósofos llamados perros, que trata de la escuela de los cínicos, pensadores de la antigua Grecia que se ganaron la mala fama y la connotación peyorativa de su nombre por vivir de acuerdo a reglas propias en vez de someterse a las imposiciones comunitarias, y por cuestionar con pretendida ingenuidad y molesta agudeza los tabúes sociales. Antes de eso me deleité con el Tratado de ateología, en el que Onfray comienza por desmantelar tópicos ateos sobre el ateísmo, constata que la moral cristiana es peor que inútil, concluye que el ateísmo esencial*, verdadero, todavía no ha llegado ni llegará hasta que desmontemos el andamiaje cultural del cristianismo, y propone una filosofía de la moral y la ética sin Dios. (En Scribd se pueden encontrar online y —previa registración— bajarse en PDF el Tratado de ateología y Cinismos, aunque no sé por cuánto tiempo.)

Ambos libros están plagados y preñados de ideas que florecen con intensidad en un párrafo o dos y se dispersan y se cruzan explosivamente con otras, a párrafos o capítulos de distancia. Cinismos es más descriptivo y quizá por eso más legible; el Tratado es densamente combativo. Por eso ninguno es fácil de comentar o resumir; ni siquiera es sencillo recortar prolijamente de su texto (como me gusta hacer aquí de cuando en cuando) citas memorables y autoconsistentes. Onfray se lee de corrido y se asimila como se digiere un plato complicado; no se presta al consumo discreto ni al análisis a vuelo de pájaro.

Buscando información y comentario sobre Onfray encontré que el diario Clarín le había dedicado unas cuantas notas, de calidad variable. Aquí las dejo, para referencia de los lectores:
A su tiempo intentaré obsequiar, a los que no tienen el tiempo o el impulso de leer tratados, algunas perlas de inspiración de Onfray.

*Ateísmo esencial es la postura filosófica de que la misma idea de Dios es inexistente porque es contradictoria, imposible, inconcebible. Gustavo Bueno la compara con la frase "decaedro regular", que aunque suena perfectamente clara y correcta, no designa a ningún objeto real ni posible, ya que geométricamente un poliedro de diez caras no puede ser regular. Esta idea se opone al ateísmo existencial, que asume a Dios como concepto lógicamente posible y sólo busca refutar su existencia.

6 comentarios:

  1. El libro TRATADO DE ATEOLOGIA debería ser de
    enseñanza obligatoria en las escuelas públicas.

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  2. Quién tiene derecho a obligarnos a pensar? Tristemente no podemos salvar a nadie de la ignorancia, Nadie puede ser redimido por otro que no sea sí mismo. Acaso Onfray es el Nuevo Jesús, quien también era un pensador cínico?

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  3. "Quién tiene derecho a obligarnos a pensar?" La escuela pública!! Pensamiento científico ya en las escuelas!

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  4. Si entronizamos la escuela como lugar para pensar la convertimos entonces en una ideología, igual que el cristianismo. Promover una educación de este tipo o de otro en cualquier parte, siempre será adoctrinamiento.

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  5. Precisamente la escuela ha de ser el lugar en el que se enseñe a pensar, una escuela en valores y no sólo en habilidades. Además, ¿es preferible una escuela sin adoctrinamiento? No sé, es a lo que avanzan los sistemas educativos del capitalismo, y no veo yo que esté dando muy buenos resultados...

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  6. Aclaro que el de arriba no soy yo sino un tocayo.

    Yo no pienso que los sistemas educativos "del capitalismo" se basen en el adoctrinamiento, aunque el capitalismo sí es parte de un sistema de ideas que da a los padres el derecho a tratar los cerebros de sus hijos menores de edad como propiedad privada. Otros estados no son así: allí la propiedad de los cerebros de los niños es del estado.

    No me gusta meter la política dentro de este blog, porque con la religión ya tenemos tema suficiente.

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