El domingo pasado, 26 de abril, se celebró en San Fernando del Valle de Catamarca la tradicional procesión en honor a la Virgen del Valle, que congregó a numerosos seguidores. Por cuestiones de seguridad médica, debido a la epidemia de dengue que azota sobre todo el norte de Argentina, la procesión debería haberse cancelado (como se hizo en La Rioja con la peregrinación al Señor de la Peña), pero Luis Urbanč, el obispo de Catamarca, se negó, aduciendo que "la vida sigue" y que "debemos enfrentar los desafíos".
La procesión finalmente se realizó, con la presencia del gobernador, de instituciones educativas y de autoridades militares (todos ellos, supongo, bien rociados con repelente, para evitar picaduras de Aedes aegypti), y en su mensaje al pueblo Urbanč habló de que los fieles deben unirse para enfrentar no sólo al dengue, sino a "los dengues de índole moral", aunque no especificó a qué se refería tan colorida metáfora.
Es de suponer que el obispo no estaba demasiado preocupado por el dengue ya que unos días antes el presidente de la Cámara de Diputados provincial, Néstor Tomassi, le había informado de la compra de equipos de fumigación, durante una reunión en la que el obispo fue a hacer lobby para que se introduzcan las clases de religión, o al menos contenidos de catolicismo, en la nueva ley de educación. A juzgar por los comentarios recibidos por el diario digital Catamarca Actual, que publica esta última noticia, algunos catamarqueños no están nada felices con esta intromisión de la Iglesia, que pondría a Catamarca junto a Salta en la lista de estados provinciales con educación pública confesional.
El obispo Urbanč no se sale del molde de la mayor parte de la jerarquía católica en su apoyo al poder: tiene buena relación con el gobernador, que le regaló una manta de vicuña al asumir el obispado, y con los legisladores, que por lo que se ve lo consultan para legislar. Enojó a los maestros provinciales, de huelga por mejores salarios, diciendo en una homilía que son "como el rico que se olvida de los pobres", además de reprocharles que no educan a los niños en los verdaderos valores "a pesar de haber recibido los sacramentos". Este hombre, cuyo sueldo varias veces superior al de un maestro es pagado por el Estado nacional, se mostró en todo momento tan a favor de la postura gubernamental que desde el sindicato docente dijeron que se parecía más a un miembro del gabinete que a un sacerdote, y que hablaba "desde el lugar del que no trabaja". Y hace año y medio, en medio del conflicto por la contaminación causada por la minería en la ciudad de Andalgalá, defendió a las empresas mineras: si vamos a impedir la minería porque puede envenenar el agua, "¡cuántas cosas tendrían directamente que cancelarse porque pueden hacer daño!", dijo.
Uno tiene que creer que el buen obispo efectivamente ve las cosas desde el punto de vista de quien no sólo no trabaja, sino que vive completamente aislado de la existencia cotidiana del pueblo al que supuestamente debe servir. Es decir, uno quiere pensar que su bastedad discursiva con respecto al peligro del dengue y su desconocimiento del daño ambiental causado por la minería intensiva son producto de la mera ignorancia de quien nunca ha tenido que mezclarse con la gente pobre ni trabajar en el llano ni siquiera estudiar, salvo teología y lenguas muertas. Pero a lo mejor, viéndolo tan feliz junto a los gobernantes corruptos de una provincia eternamente pobre en un país como Argentina, darle ese crédito es ingenuo.
Es increíble cómo en toda América surge este tipo de persona tan ajena a lo que dice sostener, tan en consonancia con los que tenemos acá como los cardenales Sandoval, Rivera y Cepeda, que sólo ven por los ricos y poderosos dejando a un lado al pueblo.
ResponderEliminarY con nuestra propia epidemia aquí, estos todavía sacan sus procesiones para pedir por la salud, reuniendo a muchas personas cuando se ha pedido exactamente lo contrario.
Los comentarios de este señor que presentas, son merecedores del más profundo desprecio, este señor de humano sólo tiene la pinta.
Saludos desde México.