El título es sospechoso por lo fuerte, ¿verdad? Bien, entonces díganselo ustedes a la agencia propagandística católica ACI, que ha caído una vez más en ese sensacionalismo que roza (no queremos creerlo) la desinformación, con una nota titulada Congresistas aprueban esterilización quirúrgica masiva de colombianos.
Afortunadamente podemos informar desde aquí a nuestros preocupados lectores de Colombia que nadie va a ser castrado a la fuerza por orden del Congreso. Lo que ocurre, simplemente, es que los legisladores se han dado cuenta de que ciertas personas se reproducen en tal medida que luego no tienen con qué darle de comer a sus hijos, y para evitar ese problema han decidido ofrecer un acceso gratuito y más expeditivo a los procesos de esterilización quirúrgica disponibles (ligadura de trompas para las mujeres, vasectomía para los hombres), más ciertos incentivos para quienes abriguen dudas o temores.
Casi todos dudamos antes de ponernos bajo el cuchillo, especialmente si la cirugía en cuestión es electiva y sus beneficios se verán sólo con el tiempo. Y los hombres, en particular, somos reacios a acudir al médico, y más que reacios a que alguien cortajee nuestro aparato reproductor. (Es más eficiente dirigir una política de esterilización hacia los hombres que hacia las mujeres, porque un hombre puede, si se lo propone y si el cuerpo le aguanta, concebir decenas de hijos al año con diferentes mujeres, mientras que una mujer no puede concebir y parir más que un hijo al año, más o menos.)
Desde luego que someter a una persona a una intervención irreversible requiere un consentimiento informado. Hay una línea muy delgada, en el caso de personas con bajo nivel de instrucción y escasos ingresos, entre la promoción estatal de una práctica y la imposición de la misma, como ocurrió desgraciadamente en Perú en los '90, cuando la cuasi-dictadura de Fujimori esterilizó a 270 mil mujeres, la mayoría indígenas y pobres.
Es un asunto muy distinto "exigir mayores requisitos a los eventuales pacientes", como indignadamente protestan los católicos que no se va a hacer en este caso. ¿Qué requisitos podrán ser ésos? ¿Haber tenido hijos? ¿Cuántos? ¿Uno, dos, tres, muchos, demasiados? ¿Con qué criterio podrá determinarse? ¿Habrá que consultar al señor cura?
Hay mucho conspiracionismo, especialmente en la izquierda y en sus puntos de contacto con el cristianismo liberal latinoamericano, con respecto a que la esterilización de las poblaciones pobres es una política impuesta por intereses foráneos (generalmente de Estados Unidos), supuestamente para limitar el potencial demográfico de los países del Tercer Mundo. Más allá de lo burdo de esta teoría, es evidente que lo mejor que puede hacer el Primer Mundo para seguir contando con abundante mano de obra barata y pobre en nuestro hemisferio es incentivar la natalidad, no todo lo contrario. En ese sentido, la Iglesia Católica y las iglesias evangélicas han prestado una inestimable colaboración, al oponerse al uso de todas las tecnologías disponibles para el control de la natalidad.
Seguramente hay muchos católicos preocupados por que no se someta a los colombianos más pobres una esterilización irreversible bajo coacción o engaño, o que (como también ocurrió en Perú) se realicen las intervenciones en forma descuidada. Pero en el fondo de la protesta está la oposición doctrinaria de la Iglesia a cualquier intervención humana que obstaculice la procreación. (Recordemos que incluso los "métodos naturales" de control de la natalidad que enseña la Iglesia son para usarse en situaciones excepcionales, no porque la pareja no desee los hijos, sino porque por una grave fuerza mayor no pueda tenerlos.)
Lo que el programa de esterilización de Colombia necesita es un estricto control sobre la forma en que se incentiva a los eventuales pacientes, no el paternalismo de pretender proteger a los colombianos de sus propias elecciones en el plano reproductivo. En todo el mundo hace rato que el mandato creced y multiplicaos ha dejado de sernos beneficioso.
Bueno, una cosa está clara. Superpoblación = subdesarrollo.
ResponderEliminarA la ICAR siempre le ha beneficiado los paises superpoblados y analfabetos, aqui en España durante muchos años fomentarón la natalidad hasta extremos desorbitantes, mi abuela tuvo 9 hijos y 5 abortos, naturales por supuesto, y el cura del pueblo le decia que los hijos los enviaba Dios y que donde comen 4 comen 5.
Hay que controlar la natalidad en los paises superpoblados, es el unico medio de que abandonen la miseria y prosperen, ahora lo que está claro es que hay que hacer las cosas bien hechas, sin engaños, y por supuesto voluntariamente y con todas las garantias médicas.
Permitirá eso la ICAR? Lo dudo, aqui en España hay médicos del Opus que se niegan a realizar la planificación familiar y recetar la pildora.
Saludos y perdón por la extensión del comentario.
leí el título y al toque me acordé de una situación de Los Simpson: "Aborto para todos". Es increíble que estén omnipresentes en mis ejemplos, pero bue. Por algo es.
ResponderEliminarEs muy manipulador lamar castración a un proceso tan insignificante como la vasectomía, que sólo afecta a la calidad del semen sin que el paciente note nada. Incluso es reversible en la mayoría de los casos. (Aunque sólo para los que pueden pagarlo).
ResponderEliminarPuestos a manipular podían haber utilizado otra palabra que no recordase tanto a los pobres niños que eran castrados hasta hace poco mas de un siglo por el Vaticano, de manera cruenta y en muchos casos mortal, con el caprichoso fin de tener voces agudas suficientemente fuertes (hoy esas voces las hacen mujeres sin que se aprecien grandes diferencias, pero la enfermiza misoginia de la ICAR les impedía meter mujeres en los coros).
En el proceso no importaba nunca la opinión del niño, al cual se llevaba engañado al sacrificio, y la autorización paterna era una mera formalidad, pues se trataba de gente pobre sin ninguna capacidad de oponerse a los caprichos de la Iglesia todopoderosa (los castrati procedían mayoritariamente de la parte central de Italia, gobernada directamente por el Papa).
Me parece bien, tener control sobre nuestra reproduccion es un derecho y tiene que ser accesible para todos los sectores de la sociedad
ResponderEliminar¡Qué bueno sería poder hacer algo así acá!
ResponderEliminarLástima que calculo que acá la izquierda y la derecha deben oponerse por igual, la derecha por católicos y la izquierda por considerarla una medida anti-pobres (dos miradas tan simplonas que da asco)
La derecha argentina es católica pero antes que nada es anti-pobres. Creo que el conflicto se les plantearía entre la idea de esterilizar a los pobres como medida efectista de cara a la clase media espantada por la inseguridad, y la idea de no esterilizarlos para que así sigan reproduciendo la pobreza. Corto plazo vs. largo plazo.
ResponderEliminarPara mí no debería ser cuestión de ideología: simplemente, cuando una madre vaya a parir su tercer hijo, el médico debería ofrecerle la ligadura de trompas. Con los hombres es más difícil porque nadie va al andrólogo a controlarse regularmente...
¡Qué bueno sería poder hacer algo así acá!
ResponderEliminarLástima que calculo que acá la izquierda y la derecha deben oponerse por igual, la derecha por católicos y la izquierda por considerarla una medida anti-pobres (dos miradas tan simplonas que da asco)
Me parece bien, tener control sobre nuestra reproduccion es un derecho y tiene que ser accesible para todos los sectores de la sociedad
ResponderEliminarEs que el título es justamente, si no lo entendí bien, una ironía. Es lo que parece reflejar la nota de ACI que Alerta Religión critica.
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