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miércoles, 26 de agosto de 2009

Discusión equivale a ofensa (o: Héctor Aguer en Facebook, parte 2)

Cuando descubrí el grupo armado para publicar las noticias del arzobispo antilaicista Héctor Aguer en Facebook, lo primero que pensé fue: “No debo meterme ahí.” Después lo pensé mejor y entré, por cuestión de principio y por curiosidad por ver la reacción de las beatas y los cruzados de pacotilla que pululan por el lugar.

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Habiendo saciado mi insalubre sed de (mala) sangre, dejé de entrar cada tantas horas y en estos últimos días me olvidé, más o menos, del grupo. El domingo pasado vi de nuevo el marcador y volví. A los habituales rezos por los pecadores y autofelicitaciones de los devotos por seguir a la verdadera fe se había agregado una notita en la descripción del grupo:
Este grupo no fue hecho para discutir, por lo tanto todo mensaje ofensivo puede ser eliminado por los administradores.
Yo me pregunto cuál es la utilidad, entonces, de tener un foro de debate en el grupo, y además permitir que cualquiera de los que libremente entran en el grupo pueda abrir un tema allí. La respuesta es fácil: el grupo se limita a alabar y defender lo que dice el arzobispo Aguer y la Iglesia; lo único que puede considerarse desafiante es una u otra variación sobre el tema “la culpa de la degeneración del mundo la tenemos los verdaderos católicos cuando no luchamos con todas las fuerzas contra el Mal”. De hecho, el grupo estaba casi muerto antes de que algunos ateos revolviéramos el avispero.

Aclaro (y que quede bien claro) que estoy completamente de acuerdo con que un grupo tenga sus reglas propias sobre lo que es ofensivo o no, en tanto esas reglas sean bien entendidas y no fabricadas ad hoc por el administrador. Yo no soy de los que gritan ¡CENSURA! cuando no les permiten insultar a gusto. Sólo quise llamar la atención sobre cómo, para los que están cegados por la fe, el mero hecho de discutir (es decir, de confrontar honestamente con opiniones distintas) es ofensivo.

No quiero ensañarme con este grupo en particular, ni siquiera con los católicos. Todos los que hemos pasado por la etapa de querer compartir nuestras ideas escépticas en foros de creyentes sabemos que, en casi todos ellos, la discusión real está prohibida, la censura es la regla, y el mero cuestionamiento es una falta grave. ¿Cómo no va a ser ofensivo algo que pueda hacer pensar, para un modo de vivir que consiste en suprimir el pensamiento independiente? La transformación del grupo de Héctor Aguer, de un placentero oasis de devoción automática en un verdadero centro de debate (y una oportunidad de evangelización para los creyentes), no podía durar.

En distintas medidas, según dónde vivamos y trabajemos, esta clase de cerrazón es todavía la regla. “¿Cómo no vas a respetar las ridículas ideas religiosas de los demás? ¡Es ofensivo! ¡Debería prohibirse! ¿Qué querrán estos ateos, estos infelices resentidos, estos sabelotodos con su escepticismo y su ciencia? ¡Que se callen!”. Con esa actitud nunca debemos transigir.

3 comentarios:

  1. Me parece bien que aclares lo de "censura". Censura sería que cierren este blog, que es tuyo, porque no le gustan las ideas. Otro tipo de censura es abusar de las leyes de protección de derechos de autor en sitios como YouTube.

    Pero cada uno puede elegir, en su espacio, qué permanece y qué no. Sino sería como pintarle con aerosol la casa a alguien y quejarse cuando la están pintando de nuevo. Obviamente que fuera de la censura hay otras situaciones criticables a distintos niveles, como el no aceptar críticas.

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  2. Temp, yo creo que sí es censura borrar los comentarios críticos con el pretexto de que son ofensivos, y más todavía si se inventa y se aplica esa regla a posteriori. Pero no voy a escandalizarme porque entiendo que esta gente no tiene un nivel intelectual y una seguridad emocional que les permita enfrentarse a críticas bien apuntadas.

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  3. Pablo, estos grupos, como ya lo sabrás, así que supongo que hablo al pedo, son creados para que gente insegura de sus creencias se pueda reafirmar constantemente y vivir más o menos en paz con las contradicciones de sus cabezas...

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