domingo, 23 de agosto de 2009

Marcó secunda a Aguer (A126c)

Guillermo Marcó, ex vocero del cardenal Jorge Bergoglio, escribió una nota en el suplemento de propaganda religiosa de Clarín a propósito del tema de la educación sexual en las escuelas estatales y las anatemas lanzadas sobre ella por el arzobispo Héctor Aguer (quien sería sin duda Ministro de Educación de la Nación, si Argentina fuera una dictadura teocrática como el Vaticano).

Como el sitio web de Valores Religiosos funciona horriblemente, es inútil dirigirlos a ustedes a leer Educación, sexo y naturaleza allí; aparentemente sus creadores no han concebido que alguien pueda guardar un vínculo. Tampoco voy a copiar el texto de Marcó íntegramente aquí. He capturado la pantalla [a la derecha] y la he guardado para que puedan leer desde allí, si lo desean. [PD: ¡Acabo de encontrar el texto en el blog de Marcó!]

Marcó no es tan obviamente un fanático integrista como Aguer, y no tiene su sutileza sofística ni su calidad para escribir. El texto hace referencia a dos ejemplos de naciones que han adoptado la enseñanza de religión en las escuelas públicas: Brasil y Rusia, en “un esfuerzo por introducir enseñanzas de orden ético moral y un sentido de la vida a los niños menores de diez años” (aparentemente estas cosas no pueden ser provistas por otra cosa que la religión, y deben ser además impuestas a la fuerza).

Después habla de la cosmovisión cristiana, a la que defiende, y de la ideología de género, a la que simplifica groseramente y denosta. Esto era de esperar. Lo que uno quizá también esperaba pero el texto de Marcó no se molesta en explicar es por qué el cristianismo es una cosmovisión y no también una ideología. Debe ser porque ideología es una palabra desagradable en estos tiempos, implicando una división de la sociedad en campos contrapuestos, y evocando imposiciones y fanatismos, mientras que cosmovisión suena vagamente mística, amplia, inclusiva. En realidad, como todos sabemos, las diversas cosmovisiones que cohabitan la Tierra están frecuentemente en guerra, literal o figurativamente, y separan tanto como unen.

Argentina no es un país muy diverso, pero lo es lo suficiente como para que la imposición de un modelo católico tradicional estricto en la educación divida a la sociedad. A la Iglesia nunca le ha preocupado esto porque generalmente el régimen de educación religiosa estatal ha estado asociado a dictaduras, que la Santa Sede y la jerarquía local han apoyado.

1 comentario:

  1. Pues... que esos clérigos "pro-paidófilia" vayan a imponer sus concepciones raras, melosas y sin sentido de la sexualidad en sus iglesias. Ahi pueden hablar todo lo que quieran de concepciones psíquicas, "amorosas" y espirituales. Pero no dejo de entender algo ¿por qué los "pro-paidofilia" se empeñan en que todo mundo nos traguemos su ideología religiosa chatarra?

    Y, leo, como siempre, que ese padrecito confunde todos los conceptos, los equipara todos con todos: sexo = género = indentidad de género = orientación sexual, cuando todos son una cosa muy distinta entre sí. El género son roles de actividades estipulados en función de cada sociedad para uno u otro sexo; es decir, ni siquiera tiene que ver con el sexo biológico ni la orientación sexual. Ese padrecito cree que ser varón equivale a no llorar o realizar actividades rudas o jugar fútbol, cuando el hecho de ser varón solo implica biología: ser varón significa que tienes testosterona en tu sangre, pene y estículos, y punto... eso es ser varón; lo demás son puros fichajes ideológico de género. Y ni se diga la orientación sexual, cree patéticamente que los educadores sexuales van a "determinar" la orientación sexual de la persona, cree ilusamente que un chico se "volverá gay" solo porque el educador le va a hablar sobre homosexualidad, o incluso cree que el mismo educador sexual "incitará" al menor a "replantearse" su sexualidad; cuando la realidad es que la orientación sexual se establece en el propio individuo, en un tiempo determinado de su vida, es multifactorial y no modificable. O peor aún, cree que todos se "volverán transexuales" porque el educador habla sobre transexualidad; distorsiona todo ese clérigo.

    No solo reduce la ideología de género, la tergiversa vilmente al grado del absurdo. Mejor se debería dedicar a dar misa en sus parroquias y ya. Porque en lo que respecta a temáticas sexuales es la neofitez andante, una neofitez muy peligrosa.

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