Fútbol y religión: un anuncio de Adidas |
Buscando noticias para escribir (ya que el frente doméstico, fuera de las repetidas y ya aburridas proclamas cristianas contra el matrimonio gay, permanece tranquilo) no fue difícil encontrar ejemplos de esta relación.
Un estudioso norteamericano de la religión, Bradley Onishi, cuenta de cómo descubrió la “religión del fútbol” en 1994, en una época en que él, que jamás le había prestado atención al soccer, estaba “sumergido en angustia adolescente inspirada por Pearl Jam” y “no iba a dejar que nada, incluyendo Estados Unidos vs. Rumania, me sacara de allí”.
Si no se trata de religión, parece ser que la única forma de explicar el fenómeno de la Copa del Mundo es mediante categorías y conceptos que generalmente reservamos para lo religioso y lo sagrado. […] [El fútbol] crea una obsesión superior a todo, una devoción sin freno y, tristemente, un fanatismo violento. ¿No les empieza ya a sonar como religión?Ésta vendría a ser la forma más sensata de ver la relación del fervor religioso con el futbolístico (Onishi es un creyente). Otra forma, más tonta, es la de esos creyentes —que nunca faltan— que se ofenden por la mera asociación de sus absurdos rituales con los no menos absurdos rituales deportivos. Como los católicos que quieren boicotear a Hyundai por un anuncio blasfemo donde se parodia una procesión y misa, con una pelota en lugar de Cristo y pedazos de pizza en vez de hostias.
(P.D.: el anuncio ha sido retirado por Hyundai. Y bien, dicen que el cliente siempre tiene la razón…)
Poco hay que decir, aunque vale la pena leer los comentarios a la noticia en InfoCatólica: predeciblemente, no pasan más de tres hasta que aparece la envidia de la fatwa.
El caso es que jamás se les pasaría por la cabeza hacer lo mismo parodiando la oración del viernes en una mezquita ni la del sábado en una sinagoga. Ni tampoco la de cualquier otro culto no católico. Sólo se les ocurre parodiar el culto católico. O a lo mejor es que sólo se atreven con éste.No sé cómo llamar a la alusión, también frecuente en estos casos, al judaísmo. Hasta donde sé, ni siquiera los más radicales rabinos ortodoxos utilizan una figura comparable a la de las fatwas asesinas que son tan comunes entre los hipersensibles musulmanes.
Hablando de lo cual llegamos al tercer ejemplo de cómo interacciona la religión con el fútbol. Es un hecho sabido que las variadas distracciones y obsesiones de las personas compiten entre sí por la cantidad de energía y tiempo que les dedicamos, y que los sistemas autoritarios buscan reorientar esa energía para sus fines; en ese sentido, la denigración del sexo y la glorificación de la templanza y la pureza corporal son una constante en regímenes tan opuestos como el comunismo estalinista y su reacción, el macartismo estadounidense. La negación de entretenimientos como los deportes fuertes y la música movida también suelen formar parte de ese cóctel. En Estados Unidos se prohibió la venta de alcohol, y aun hoy se ve el consumo de drogas recreativas como una falla moral; en Afganistán los talibanes prohibieron la música y la televisión y cerraron los cines.
Es difícil encontrar ejemplos más claros de esta tendencia que en los países musulmanes. El islam es cosa seria; el sometimiento a la voluntad de Dios debe ser el interés exclusivo del creyente (en realidad, de todo aquel que tenga la mala suerte de vivir en un país cuya ley es la shari’a). Y cuando el mandato religioso no basta, el asunto se arregla con la fuerza. Como en el caso de los islamistas somalíes que asesinaron a dos personas por mirar el partido Argentina–Nigeria el pasado sábado 12. Y no era la primera vez.
En 2006, la Unión de Cortes Islámicas, que controlaba por entonces la mayor parte de Somalia, prohibió mirar la Copa del Mundial, describiendo al fútbol como “acto satánico”; como resultado, murieron dos fans y decenas fueron arrestados […] cuando militantes fuertemente armados atacaron un cine donde estaban mirando un partido.¿Y la razón?
“El fútbol proviene de las antiguas culturas cristianas y nuestro gobierno islámico jamás permitirá que se lo vea. Le estamos dando a la gente la última advertencia”, dijo el sheikh Abu Yahya Al Iraqi, dirigiéndose a una multitud […] horas antes del comienzo de la Copa del Mundo el viernes.Y hay más antecedentes. En 2005 el periódico saudí Al-Watan publicó una fatwa donde se condenaban ciertos aspectos del juego, de forma intencionalmente hilarante: entre otras cosas, comanda a escupir en la cara de quien meta un gol y lo festeje abrazando o besando a sus compañeros, jugar con ropas comunes o en pijamas (!) pero no en shorts y remeras de colores “porque esas no son ropas musulmanas”, no jugar dos tiempos sino uno o tres “para diferenciarse de los infieles”, castigar las faltas según la shari’a y no con tarjetas amarillas o rojas, y jugar con un número distinto de once porque así juegan “los herejes, los judíos y los malvados americanos”.
En fin. Pertenezco, como dije al principio, a ese pequeño porcentaje de argentinos que no sienten el menor interés por el fútbol. Creo que lo que más me desagrada es el parecido del fútbol con la religión: la irracionalidad que despierta, los fervores pueriles que alienta, su potencial emocional para distraer la atención de la gente de asuntos importantes, su justificación como fuente de felicidad, siquiera momentánea, para los que no tienen motivos reales para ser felices. Pero incluso así, lo prefiero a los ofendidos católicos que gritan “¡blasfemia!” ante cualquier burla y a los asesinos de la diversión musulmanes.
Será que ambas prácticas tienen el concepto de que uno tiene que alentar por un equipo sin importar lo que hace y que el propio bando es mejor que los demás sólo por el hecho de ser el propio. En realidad, es bastante parecido al nacionalismo, también.
ResponderEliminarPS: A mí tampoco me gusta el fútbol. Los únicos deportes que me gusta ver en la tele son el voley y el pool.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo creo que sean comparables. El fútbol es un deporte, poco tiene que ver con seguir dogmas o creencias absurdas. Tal vez cometiste el error de mezclar a las hinchadas con el fútbol.
ResponderEliminarFausen: hablo del fútbol no sólo como un deporte con tales y cuales reglas sino de todo lo que implica el fútbol. Pedirme que no mezcle las hinchadas con el fútbol es como el pedido de tantos creyentes religiosos de que no confunda su religión con quienes la practican, o que no mezcle a Dios con las religiones. El fútbol no existe como cosa abstracta, igual que las religiones; ambas cosas son moldeadas por las acciones de la gente. Las hinchadas hacen el fútbol (junto con los jugadores, los técnicos, las cábalas, la publicidad, los "periodistas" deportivos, etc.).
ResponderEliminarUy, mirá!
ResponderEliminarHoy escribí algo parecido pero no tan elaborado!
Si se me permite, salvando las distancias, "Great minds think alike!" ;)
Gracias, Alicia. Como se te olvidó poner el link, supongo que se trata de "Mr Hyde". Por suerte no tengo futboleros en casa.
ResponderEliminarMe parece un poco exagerada la comparación, más allá de la similitud de conductas. No creo que nadie busque en el deporte una razón trascendente a la vida (por más que pueda tener cierta centralidad para alguna persona, como puede tenerla cualquier otra actividad, como el trabajo, el cine o la música).
ResponderEliminarLa crítica es válida en tanto se pueda comprender el fenómeno que se está observando. Probablemente los canones sociales y las representaciones que se desprenden del quehacer deportivo puedan ser criticables, así como las conductas enfervorizadas de los hinchas. Pero me parece que se trata más, quizá más evidentemente fuera de Sudamérica, de un fenómeno más comercial que religioso.
Por último, me parece tan nefasto como la conducta de algunos hinchas de fútbol, la superioridad moral auto-asumida que se desprende del análisis de aquel que no participa de ese fenómeno social y lo degrada. Las conductas religiosas se replican en ámbitos mucho más complejos que en un evento deportivo, aunque resulta más fácil y tranquilizador observarlo aquí. La propia Universidad replica conductas religiosas (la famosa matriz eclesiástica del aula), como así la mayoría de las actividades que se desarrollan en auditorios. Me parece que estos argumentos onda Sebreli no son demasiado profundos y establecen analogías fáciles.
Por lo demás, me parece excelente el blog y lamento haber intervenido por primera vez para objetar y no todas las anteriores veces en que mi acuerdo era absoluto.
Un saludo.
Fernando.
Sí, era ese post, Pablo, muchas gracias!
ResponderEliminarPablo dijo...
ResponderEliminar"hablo del fútbol no sólo como un deporte con tales y cuales reglas sino de todo lo que implica el fútbol. Pedirme que no mezcle las hinchadas con el fútbol es como el pedido de tantos creyentes religiosos de que no confunda su religión con quienes la practican, o que no mezcle a Dios con las religiones."
El caso es distinto: en el fútbol no es necesario seguir una serie de normas, más allá de las reglas del deporte, que te hagan seguir a un equipo, adorar a un jugador, etc. Esto en las religiones es algo escencial: no existen religiones sin adoración.
En el fútbol uno puede elegir practicar el deporte con unos amigos, sin peleas, sin insultos, sin seguir a ningún equipo; simplemente jugando.
Pablo dijo...
"El fútbol no existe como cosa abstracta, igual que las religiones; ambas cosas son moldeadas por las acciones de la gente."
Pero a lo que llamás "fútbol", en realidad, existe como un deporte más que como una "pasión", como suelen llamarlo.
Pablo dijo...
"Las hinchadas hacen el fútbol (junto con los jugadores, los técnicos, las cábalas, la publicidad, los "periodistas" deportivos, etc.). "
De nuevo, acá estás mezclando al fútbol con toda la cultura que hay detrás. ¿Qué sucedería si la gente siguiera de esta manera (con hinchadas, peleas, etc.) al ateísmo? ¿Dirías "el ateísmo es como la religión"? Desde el vamos, ambos sabemos que lo que haga la gente por el ateísmo no es lo mismo que el ateísmo en sí.
Lo que quiero remarcar es lo siguiente: el fútbol puede existir sin toda la hinchada, publicidad, peleas y demás porquerías, siendo simplemente un deporte como otros (tenis, basquet, golf o ajedrez).
La religión, sin todos los fieles, sigue siendo una porquería que obliga a creer ciegamente en seres inexistentes.
Citando a Richard Dawkins: "hay un camino lógico". El fútbol en sí no intenta hacer que la gente se estupidices en su nombre. La religión sí.
FEr: es una comparación, no una igualación. Claro que el fútbol no es una religión. Dije que la cultura futbolística (argentina en particular) es parecida a la religión en ciertos puntos, coincidentemente los que más me desagradan de ambas. Y sí, no será modesto decirlo, pero personalmente me siento moralmente superior al hincha de fútbol que elige faltar al trabajo para ver un partido del Mundial, o al que se desentiende de la connivencia de su equipo favorito con los barrabravas, y realmente, no considero muy avanzado moralmente a quien odia a otra persona porque usa una camiseta distinta a la suya.
ResponderEliminarJamás he leído a Sebreli, así que no sé cuáles son sus ideas.
Fausen: ¿estamos hablando de fútbol o del concepto de fútbol? Claro que el fútbol puede existir como un deporte y nada más. La religión puede existir como un conjunto de afirmaciones y dogmas y nada más. Ninguna de las dos cosas ocurre en el mundo real. Los efectos del fútbol y la religión se ven cuando la gente transforma esas reglas abstractas en costumbres, rituales, etc. Uno puede seguir una religión sin odiar a la gente de otra religión, como uno puede ser de un equipo y no odiar a los de los otros equipos. Y también puede ocurrir lo contrario. No estoy igualando fútbol y religión, estoy diciendo que las culturas que surgen en torno a uno y otra tienen similitudes, y esto lo ves en los tres ejemplos que cité en el post: un creyente y académico nota la ritualización cuasi-religiosa del fútbol, una empresa aprovecha los paralelos para hacer un anuncio que ofende (justamente por ese parecido) a los creyentes, y un grupo religioso prohíbe el fútbol porque es una actividad que compite con la fidelidad exigida por la religión.
ResponderEliminarSigo viendo una diferencia abismal, entre un grupo de personas que siguen de forma dogmática a un deporte que no lo exige así a un grupo de personas que siguen dogmáticamente a una religión que sí lo exige así.
ResponderEliminar¿Entendés a lo que voy?
Si vamos a mirar las cosas de esa forma, desde el punto de vista de "lo que ocurre en el mundo real"... entonces también podemos decir que la política es como la religión: mucha gente sigue ciegamente a un partido político y basurea al opositor... y no es así la cosa. Hay que revolver los orígenes para sacar una conclusión de ese estilo.
La religión, desde sus entrañas está hecha con mentiras, dogmas e irracionalidad. No es comparable con un deporte que no exige en lo más mínimo esta clase de comportamientos, por más que la gente los adopte.
Pensá que la gente puede transformar lo que se le cante en un dogma... El fútbol, el facebook, el fotolog, usar Windows o Linux.
A mi si me gusta el futbol.
ResponderEliminarSi bien religiosamente hablando soy ateo y futbolisticamente no, (River y la Seleccion Argentina) puedo ver las similitudes entre la religion fanatica y el futbol fanatico.
Sin embargo, me parece que el parecido no es entre la religion y el futbol si no entre el fanaticismo y el fanaticismo.
Si alguien quiere pasar el domingo alabando inexistentes deidades y le hace bien, bien por el.
Si alguien quiere pasar el domingo sufriendo y gozando por 22 tipos y una pelota, bien por el tambien.
El problema surge cuando el tipo, religioso o futbolero, quiere imponer sus preferencias a los demas matando a quienes no hinchan por el dios de el o no adoran al club de el....
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ResponderEliminar(Corrijo algunos errores que se me colaron.
ResponderEliminarFausto dice:
> El fútbol es un deporte, poco tiene que ver con seguir
> dogmas o creencias absurdas.
¿En serio? Decíselo a los montones de hinchas que "no pueden" dejar de ver un partido porque si no lo ven, su equipo pierde. O que no se cambian de camisa o de calzoncillos o dejan de afeitarse, como si eso tuviera un efecto mágico. Y no me digas que son minoría, porque no me lo creo.
La clave está en lo que dice Frodo: el fanatismo. La gente que paraliza el país, que habla de "pasión" y "sentimiento" porque emplea el fútbol como excusa para odiar, agredir y desmadrarse, gritando como un desaforado y quedando como un ridículo y dejando de ir a trabajar porque "lo embarga la pasión de la camiseta". Son todas excusas.
El fútbol fanático, como la religión fanática, matan. Detrás del fútbol, como de la religión, existen intereses oscuros y funestos, movidos en muchos casos por la política y el dinero. Una persona totalmente imbuida de la mentalidad futbolística, como un religioso convencido, no puede apartar su mente de su tema principal más que por momentos escasos. Sigo encontrando paralelos...
El fútbol no es en lo absoluto inofensivo. Como a la religión, es posible acotarlos, pero el común de la gente no lo hace.
En muchos casos, el fútbol es aún peor que la religión. Está más o menos aceptado ser un católico no practicante. Declárese que no se gusta del fútbol y se es automáticamente un paria, menos que una persona y un blanco fácil de la burla y la ira del prójimo.
En fin. Maldito sea el Mundial y quien lo parió.
No exageremos, es muy lindo parar el pais y ver el mundial en el trabajo, no lastima a nadie.
ResponderEliminarEs muy feo lo agresivo, lo chauvinista, lo xenofobo de "odiar" a los jugadores de otros paises y cosas asi.
Igualmente, el futbol ha provocado muchas menos victimas, por afano, que la religion, asi que mientras se mantenga dentro de limites racionales esta todo bien.
Yo particularmente creo que la "religión del fútbol" es la antítesis de la religión católica apostólica romana.
ResponderEliminarSe incita el individualismo, la superación a través de lo físico, el desprecio por el débil, se adora algo totalmente tangible, se desprecia la humildad y se aprecia la blasfemia.
Hasta por ahí encuentro un paralelismo entre el 'hombre supremo' nihilista y la cultura del fútbol.
Es un muy bonito y moderno becerro de oro ... o plata era? ... bueno no me acuerdo ... pero se entiende la expresión. Si Moises hubiera bajado de la montaña y se habría encontrado a su pueblo dividido alentando a dos equipos de fútbol, hoy la biblia tendría un poco mas de sentido. Hoy todo católico tiene su becerro de oro camuflado en su equipito de futbol.
PDF querido ... haceme acordar, te voy a llevar a la cancha de NOB un día de estos.
ResponderEliminarRaulito Alluti escribió:
ResponderEliminar"Se incita el individualismo"
No es tan así. El trabajo en equipo es fundamental para el éxito y se lo valora tanto o más que al talento individual. Lo que decís se aplica más a los deportes como el tenis.
"la superación a través de lo físico"
Esto es cierto para todos los deportes.
"el desprecio por el débil"
Cierto. Pero esto también puede decirse de la religión católica. Ejemplo: Santificó la sangrienta conquista de los pueblos originarios de América, claramente más débiles tecnológicamente que sus invasores.
"y se aprecia la blasfemia."
En la Argentina, declararse contrario al fútbol, o incluso observador desapasionado y ocasional (yo me declaro perteneciente a éste grupo) equivale a blasfemia, y te puedo asegurar que no es para nada apreciada.
Confieso que yo también ignoro el futbol.
ResponderEliminarAlcancé a "sentirme" de un equipo hasta los 8 o 9 años, cuando me di cuenta de lo absurdo que era "ser" de un determinado equipo porque compartíamos la misma zona del planeta, que si hubiese nacido en otra parte o en otra época habría sido hincha de otro club… lo mismo que las religiones… así que eyecté todo eso de mi mente.
Saludos.
Ernesto :
ResponderEliminarNo entiendo tu crítica. Quizá no me expresé bien.
Estaba hablando desde la perspectiva de un individuo sentado en la tribuna.
No creo que bajo ningún concepto el juego de equipo se valore al nivel del talento individual. A lo sumo, la capacidad de juego de equipo se atribuye al trabajo individual del DT para lograrlo.
Soy de ir a la cancha, y las cosas que conté las percibí durante años desde la tribuna. No soy sociólogo ni pretendo serlo. Mi percepción siempre fue esa, si el Zaratustra fuera un tipo de biblia, un estadio de futbol podría postularse tranquilamente como su templo. Y podría escribir varias asociaciones que hice en su momento, en mi post anterior solo mencione algunas.
Don Pablo, ¿estas seguro que hablamos de 9%? ¿No es muy generoso tu porcentaje? Como ser apático, considerado psicópata por algunos fanáticos por no comprender la necesidad de gritar y contornearse de manera epiléptica ante la anotación de un equipo, me parece que no superamos el 1%, a lo sumo. Saludos del norte del país.
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