Bolivia se puso hace poco al frente de los países latinoamericanos al separar constitucionalmente al estado de la religión, que en su forma católica había gozado de importantes privilegios desde la época en que los conquistadores españoles vinieron, evangelio en mano, a saquear el oro y la plata de América. A la Iglesia no le gustó nada, como es obvio.
En esta Semana Santa (la Semana del Huevo de Chocolate o Semana del Pescado, como la han bautizado variadamente por ahí) que acaba de pasar, la herida infligida al ego eclesiástico se reflejó en el mensaje pascual del Cardenal Julio Terrazas, Arzobispo de Santa Cruz. "A este Dios nadie lo arranca de nuestro corazón, ni de nuestra vida, ni de nuestra Iglesia ni de nuestro pueblo", dijo, y uno creería que este hombre, cuyos mediadores y seguidores hicieron una campaña muy sucia contra la reforma constitucional, piensa que Evo Morales es ateo o que los miembros del gabinete van a salir a quemar iglesias.
Los temores son falsos (lo que teme Terrazas es la pérdida de su manutención estatal, de su tribuna pública, de su influencia política) además de infundados, ya que, como era de esperarse, el presidente Morales no es inmune a la religiosidad que permea la cultura de Bolivia, y ya lo están criticando (con razón) por su participación en rituales de adoración a la Pachamama, con una fe que por muy popular y originaria que sea, no deja de ser parte de una tradición arcaica y oscurantista. Que el pueblo la siga es inevitable (¿qué más puede hacer un pueblo mayormente de campesinos pobres sin educación, sujetos a una geografía y un clima impiadosos, sino tratar de complacer a la Madre Tierra?), pero si Bolivia debe ser laica, debe serlo con respecto a todas las religiones.
es verdad que se llevaron el oro y la plata, pero os dejaron algo mucho más valioso: la vida eterna.
ResponderEliminarPues en lugar de ceremonias de adoración a la pachamama deberían hacer ceremonias de reprobación, por haberles tratado de forma tan mezquina. Se abrió de entrañas para entregarle a los conquistadores lo más valioso y a los pobres indígenas que llevaban años adorándola sólo les dio lo más duro de su mísera superficie.
ResponderEliminarAnónimos, por favor identífiquense...
ResponderEliminar"Es verdad que se llevaron el oro y la plata, pero os dejaron algo mucho más valioso: la vida eterna", supongo que será una broma, ¿no?
Otra ventaja de ser ateo es que, de existir el dios judeocristiano, y que este nos envíe al infierno, allí la conversación sera por mucho mas interesante que en el paraíso.
ResponderEliminarY al obispo Terrazas le falto aclarar que tampoco de "...nuestros bolsillos..."
También se podría hacer una corrección a la primera frase: "es verdad que se llevaron el oro y la plata, violaron y saquearon, cometieron genocidio, quemaron centenares de pueblos, destruyeron civilizaciones, trajeron enfermedades, pero os..." en fin, creo que me quedo corto. Quien puede competir con la vida eterna, eh!? si te metes 25 kilos de C4 en el recto y te detonas matando otros seres humanos que no coinciden con tus "creencias", te esperan VÍRGENES en el paraíso! para toda la eternidad! No importa cuantos argumentos lógicos, plausibles, reales, tangibles, visibles, demostrables, reales argumentemos, si no quieren ver no verán. Agh!
ResponderEliminarOtro nombre para el viernes santo: Zombie Jesus day
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