Garry Wills
El papado no captó demasiada atención antes del Concilio Vaticano II, la reacción ante ese Concilio, ante los papas viajeros (Paulo VI y Juan Pablo II) y el ingreso del papado en la polémica de la vida católica intelectual. Hasta entonces todos éramos muy dóciles. Y entonces el papado se convirtió más bien en una prueba. La Iglesia que yo viví, en el centro de estudios, en la universidad, realmente no se interesaba en el tema: sólo públicamente había que manifestar ese interés, en el sentido de que el papado ataca la Iglesia en que yo vivo. Y, como la ataca, le impide florecer, en el sentido de que nos niega tener mujeres ministros, o de que está haciendo que ciertos sacerdotes admirables cuelguen los hábitos porque no pueden casarse; está volviendo deshonestos a los sacerdotes porque tienen que repetir como loros la línea del Vaticano sobre temas en los que ya no creen tanto, y está provocando que las escuelas católicas tengan miedo de sus obispos, porque los obispos temen al Papa. Así que creo que, en bien de su salud, es necesario que la Iglesia se separe del papado.La entrevista completa: "Por una Iglesia lejos del Papado" (Letras Libres, junio de 2005). Me da la impresión, como persona que vive fuera de la Iglesia pero atento a lo que ocurre en ella, que estas apreciaciones son aún más relevantes hoy en día.
¿Que qué nos importa a los ateos, agnósticos y no católicos en general lo que ocurra dentro de las estructuras jerárquicas del catolicismo? Bien, yo creo que debe importarnos, porque mal que nos pese, la mayoría de nosotros vivimos en países donde la Iglesia Católica tiene una desproporcionada voz y un indebido voto en decisiones que afectan a la sociedad.
Quizás no beneficie en nada un ablandamiento del catolicismo, es más, que sigan teniendo opiniones medievales, así se desprestigian solos.
ResponderEliminar¡Agárrense fuerte!. El Papa Tartufo nos dedica especial atención... Aquí te va el link del artículo (perdón si ya lo leíste y llego tarde):http://www.criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=21216
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Marat, yo también creía eso, cuanto más intolerantes y autoritarios más solos estarán. Pero voy cambiando de opinión a medida que los más radicales de la carcundia van saliendo de sus agujeros animados por la sucesión de papas cardenales y obispos cada vez más conservadores y van ocupando posiciones en la sociedad de las que ya hace tiempo habían sido excluidos. Cada vez controlan más medios de comunicación y se hacen más visibles. Incluso la reacción al progreso del integrismo en las sociedades islámicas está alentando a una reacción paralela en las nuestras, cuando lo que debería fortalecerse es la laicidad.
ResponderEliminarPor otra parte la Iglesia siempre ha sabido estar con varios bandos a la vez con tal de aprovecharse, por lo que siguen existiendo los clásicos curas de barriada, muy progres ellos, que ayudan a los drogadictos y a los marginados y tienen mucho mejor imagen entre la izquierda, cuando en el fondo son igualmente peligrosos por envolver un comportamiento solidario con la profesión de unas creencias míticas que no ayudan nada a esa gente a salir de su situación.
Se me olvidaba dar las gracias a esa inmensa legión de curas que de forma más o menos ostensible nos dan la razón, llevando una vida de avaricia, lujuria, cobardía, pereza, aun sabiendo por sus largos años de estudios bíblicos y predicación que irán derechitos al fuego eterno. ¿Cabe una forma más elocuente de predicación con el ejemplo?
ResponderEliminarTambién se merece un homenaje toda esa inmensa mayoría de curas que durante nuestra guerra civil salvaron sus vidas de las maneras más variadas: escapando al bando franquista, sometiéndose abyectamente a los republicanos, escondiéndose, etc. A pesar de que con su martirio habrían ido derechitos a sentarse al lado del Salvador, como nos dicen los últimos papas en su frenético proceso de canonizaciónes masivas, ellos prefirieron quedarse unos añitos más con nosotros, disfrutando de las muchas prebendas y poder que el régimen les puso en las manos. Con su valioso ejemplo nos enseñaron el camino a seguir y el verdadero valor de sus palabras.
Yo no tengo una posición definida. El otro día escribí que qué bueno que Benedicto XVI sea tan honestamente fundamentalista, porque así los que todavía quieren disculparlo no pueden hacerlo. Pero la verdad es que siempre hay facciones que toleran el fanatismo, y a corto plazo el integrismo y la intolerancia van a acentuarse, y eso no es bueno, aunque dentro de 50 años lo veamos como la causa del declive final del "catolicismo cultural".
ResponderEliminarCon respecto al papado, hago notar que el Islam no tiene líder ni doctrina centralizada y eso no le impide radicalizarse. Mismo caso es el del evangelismo estadounidense. Quizá nos convenga seguir teniendo un papa. ;-)
Anónimo - gracias por comentar; por favor, si vas a seguir haciéndolo utiliza un nombre o seudónimo.
ResponderEliminarPero es como cuando los jesuitas fueron a China y empezaron con el sincretismo... desde Roma los hicieron aflojar con la adaptación de la religión china al catolicismo, ya que finalmente no era más catolicismo.
ResponderEliminarAcá pasa lo mismo, si los curas ya no creen en algunas cosas que dicta el Vaticano, si quieren ir por la suya, y qué se yo... ya no es catolicismo. Que se hagan protestantes y formen su propia religión, con Blackjack, y rameras!
Olvidate del blackjack! ;)
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