Eduardo Taussig, obispo de San Rafael (Mendoza), está preocupado por el peligro que representa el laicismo para "las raíces cristianas que han forjado la identidad argentina". La "pequeña minoría" de los argentinos que impulsa el laicismo es "muy dañina". La Ley 1420 de Educación Común, Laica y Obligatoria también le mereció críticas: la calificó de "tiranía de las conciencias indiferentes o disidentes sobre la mayoría de la niñez argentina".
Con sus declaraciones, este obispo del sur mendocino se une al coro de los católicos integristas como Héctor Aguer, que también se ha pronunciado repetidamente contra la educación laica ("educación sin moral") y la separación entre la Iglesia y el Estado, y en especial sobre el tema de esas misteriosas "raíces cristianas".
Fue precisamente Taussig quien celebró el Te Deum del 25 de mayo de 2007 en Mendoza y le recordó al entonces presidente Néstor Kirchner, luego de que éste tuviera duros cruces con el arzobispo de Buenos Aires, que "una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto". En esa ocasión Taussig valoró la "fidelidad a la democracia", fórmula vacía que era casi obligatoria a meses de las elecciones presidenciales, aparentemente sin recordar que la Iglesia Católica ha apoyado todos los golpes de estado que interrumpieron el proceso democrático en nuestra historia. En Argentina no hemos sufrido verdaderos totalitarismos, pero sí hemos tenido una gran abundancia de dictadores que se profesaban bien católicos y que afirmaban seguir los valores cristianos, sin que a la Iglesia, como institución, se le ocurriera contradecir tal cosa.
Dado que el laicismo militante ha dado muy pocos y pequeños pasos en Argentina, y que nuestro gobierno, en otros tiempos reputado de izquierda y saludablemente confrontativo, no ha dado señales de querer expulsar a la Iglesia de la cama que comparte con el Estado desde la época colonial, las ominosas advertencias de los obispos parecen exageradas. Aquí no hay buses ateos, ni un gran movimiento para prohibir los símbolos religiosos en lugares públicos, ni un lobby interreligioso contra los privilegios del catolicismo, ni nada que amenace seriamente el status de nuestra religión oficial. El catolicismo tácito de la mayoría no está en peligro, incluso aunque casi nadie vaya seguido a misa.
A los misioneros católicos rara vez les han importado las raíces religiosas de los pueblos adonde son enviados, excepto como objeto de estudio para lograr una mayor penetración de la predicación. Por otro lado, ninguna cultura permanece inmutable, anclada en el pasado. En el caso argentino, podríamos decir que cuando más nos alejemos de nuestras raíces, mejor estaremos. Argentina fue colonia española y colonia de facto británica, fue un puerto hipertrofiado unido a un hinterland inmenso y abandonado a caudillos, fue el escenario del exterminio de docenas de pueblos indígenas en nombre de la civilización europea y cristiana; su población empezó a salir de su brutalidad cuando la educación (no la instrucción religiosa) se convirtió en derecho de todos sus habitantes; su gente ganó su derecho a elegir sus representantes bajo gobiernos liberales y laicos, y los perdió cada vez que los militares, invariablemente bendecidos por la Iglesia, decidieron tomar el control.
Declaraciones dignas de la Iglesia. Hablan de tiranía y de respeto los que siguen el pensamiento más nocivo de la historia de la Humanidad. Yo espero que el poder de la mierda católica se acabe si viene alguien con valor a la Presidencia, como Pino Solanas.
ResponderEliminarHace bien el obispo en preocuparse ya que la ICAR está perdiendo imagen, fieles y recursos ...
ResponderEliminarLa batalla será larga, pero la dirección que está tomando es clara: Te quedas en el medioevo o elegis vivir en el siglo XXI.
Es una de las cosas que más me frustra del actual gobierno, podrían haber hecho tanto por un verdadero laicismo en el país, e hicieron tan poco.
ResponderEliminar"Raices cristianas"...las unicas raices que a estos hipocritas ensotanados les importa!!
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