sábado, 6 de abril de 2013

Matrimonio gay, poliamor y presunciones indebidas

Cuando leí en ACI un titular al efecto de que los matrimonios homosexuales llevarían —según unos supuestos expertos— a la poligamia institucionalizada, lo mandé a mi papelera de reciclaje mental al principio, como casi todo lo que sale de ACI citando a esos “expertos” que la academia católica produce de manera endogámica y como en cadena de montaje.

Los expertos en cuestión son un jurista, un filósofo y un estudiante de filosofía política. La fuente original es una nota de opinión en el sitio de CNN, “que usualmente promueve la ideología y la agenda gay”, como truculentamente advierte ACI; la nota es un aviso pagado de un libro del trío. En su apuro por propagar el terror, el beaterío olvida mencionar a Ryan T. Anderson como co-autor, e introduce en cambio a un tal William Simon, de la Heritage Foundation… que murió hace trece años. (El error evidentemente proviene del hecho de que Anderson ocupa una cátedra con el nombre de Simon en la Heritage Foundation.)

Como de costumbre, la prensa católica busca aparecer imparcial cuando cita fuentes externas, supuestamente científicas o académicas, para justificar sus prejuicios y doctrinas arbitrarias. Olvida, entonces, mencionar que el jurista Robert P. George es considerado “el intelectual cristiano conservador más influyente de Estados Unidos” y que fue presidente de una organización específicamente creada para oponerse al matrimonio igualitario, la principal promotora de la infame Proposition 8 del estado de California, y conocida por sus tácticas de propaganda mentirosa contra los homosexuales y su aliento a la desobediencia de la ley civil respecto al matrimonio. Olvida también decir que Anderson fue editor asistente del periódico First Things, cuya misión es “promover una filosofía pública informada en temas religiosos para el ordenamiento de la sociedad”, es decir, un vehículo para la apología religiosa (judeocristiana). Los tres “expertos” están a su vez vinculados entre sí y con diversas organizaciones pertenecientes a la derecha cristiana conservadora autodenominada “libertaria”, que en su discurso público enfatiza —irónicamente— un estado pequeño y que no se entromete en asuntos religiosos. (Uno de los temas que resaltan en las misiones de estas organizaciones y los campos de experticia de estos académicos es la “libertad religiosa”, entendida obviamente como la libertad de los cristianos reaccionarios para preservar el statu quo de privilegio del que gozan.)

Antes del libro estos tres autores prepararon el terreno con un paper, titulado What Is Marriage (“Qué es el matrimonio”), que mereció una crítica algo compleja que quisiera compartir (su autor es el filósofo Richard Yetter Chappell).

Para empezar, la llamada “defensa del matrimonio” (es decir, la discriminación contra el matrimonio entre personas del mismo sexo y su restricción legal a las parejas heterosexuales) se basa en la llamada visión conyugal del matrimonio, según la cual el matrimonio es distinto de cualquier otra relación porque en él se ponen en juego de forma comprehensiva nuestros cuerpos con un propósito específico (la procreación) para el cual estamos biológicamente preparados y que no podemos realizar sin esa unión. Estamos incompletos sexualmente y el matrimonio hombre-mujer es la única relación “correcta” que resuelve esa incompletitud. Cualquier otro tipo de unión no es tan completa.

La principal crítica aquí es que todo esto es una presunción metafísica y que estos axiomas metafísicos no son un buen punto de partida para las leyes. Otras relaciones humanas pueden ser igualmente especiales y valorables, incluyendo las relaciones de profundo amor o amistad o complementariedad que no incluyen el sexo (como el caso de parejas incapacitadas para el sexo o sin deseo sexual). Para los autores del paper, pensar en llamar matrimonio a estas otras relaciones llevaría a que la gente empiece a relajar sus exigencias hacia sus propias relaciones matrimoniales.

El asunto del poliamor también está en el paper, pero no en la crítica que acabo de citar. Baste decir que los argumentos se basan en el miedo; tantos estudios académicos no logran que estos tres autores lleguen a algo más que, en efecto, profetizar que si se le da a la gente la posibilidad de casarse con personas del mismo sexo luego querrán hacerlo con varios cónyuges a la vez, con sus padres, con sus hermanos o con animales. Son las mismas ideas que, con menor sutileza pero idéntica incomprensión e intolerancia, profirieron curas, obispos y otros mercenarios académicos de la Iglesia Católica cuando se debatía el matrimonio igualitario aquí en Argentina y en otros lugares. Son las mismas porque no hay otras y porque de todas las argumentaciones falaces ésta, que se basa en la repulsión al sexo, es la más sencilla de todas.

1 comentario:

  1. A casarse con varios cónyuges a la vez no lo veo mal, quizá un poco masoquista en algunos casos :) Pero la idea de formar una familia multiconyugal al estilo de las descriptas amorosamente por Robert Heinlein la verdad me resulta agradable incluso.
    En cuanto a "casarse con animales", primero que me muestren un animal capaz de firmar contratos legalmente válidos y después hablamos.

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