miércoles, 30 de septiembre de 2009

Día de la Blasfemia

Hoy, 30 de septiembre, es el Día Internacional de la Blasfemia. Organizado por www.BlasphemyDay.com, es una jornada mundial para recordar la necesidad de someter las creencias religiosas a la misma crítica que cualquier otro tipo de pensamiento o ideología, sin restricciones legales y sin temor a persecución.

La fecha fue elegida por ser el aniversario de la publicación de las caricaturas que mostraban el rostro del profeta Mahoma en el diario danés Jyllands-Posten. Al igual que lo ocurrido con Los versos satánicos, de Salman Rushdie, fanáticos musulmanes en todo el mundo se levantaron violentamente contra lo que consideraban un ataque a su religión, causando disturbios y muertes, y la respuesta de la mayoría de los líderes religiosos y seculares fue justificarlos, o criticar sólo los actos más extremos. (Las dos religiones más grandes del mundo, a fin de cuentas, coinciden en su defensa cerrada de la censura.)

En la mayoría (sino todos) de los países musulmanes, así como en varios países de mayoría cristiana, existen hoy en día leyes contra la blasfemia, a veces nunca invocadas, otras utilizadas con asiduidad y brutalidad. Irlanda se unió a este triste club recientemente, y en Argentina hay en estudio una “ley de libertad religiosa” que penaliza específicamente las agresiones verbales contra ministros religiosos, dándoles así un status privilegiado a las expresiones de fe, que no tiene ningún otro tipo de discurso público.

En general, e incluso sin leyes de este tipo, en toda América Latina existe un tabú social tan grande contra la blasfemia, que la gente común considera impensable criticar la religión mayoritaria: se tolera cierto grado de anticlericalismo o algún ataque a la Iglesia Católica como estructura y organización, pero la discusión desapasionada, la burla hacia los dogmas y el uso de imágenes y palabras “sagradas” para fines profanos es descalificada como “irrespetuosa”. La religión, en efecto, se ha constituido en su propio ídolo.

(La imagen que ilustra este artículo es un fragmento de una obra de JAM Montoya. Algunos lo considerarán un simple provocador con buena técnica, otros un artista de la imagen erótica. Ambas opiniones son admisibles, materia de gustos estéticos e inclinaciones personales. Lo que no debería ser admisible es la supresión de las opiniones consideradas blasfemas, que es lo que siempre piden los fanáticos. Nada hay en la imagen que cause daño o que incite a la violencia.)

lunes, 28 de septiembre de 2009

Ciencia y fe


De éstas hay a montones, pero para no perder el ritmo del blog me detengo aquí en una de las tantas instancias de creyentes que suponen que puede existir un diálogo entre ciencia y religión, o entre fe y razón, y que ese diálogo puede ser fructífero, cuando en realidad la fe no es más que un monólogo aburrido y repetitivo por parte de personas con los ojos cerrados y los oídos tapados. Según uno de estos personajes,
Tanto la fe como la ciencia son auténticas vías de conocimiento, y por ende, son coordinables en diversos planos y niveles.
¿Hace falta seguir leyendo? El diálogo entre fe y ciencia es un oxímoron, que los creyentes como éste tapan con capas y capas de retórica destinada a mostrar que la realidad (según la descubre la ciencia) no es tan real, sino que nos faltan los datos (¡extraídos de ninguna parte!) que brinda la fe.

La fe ha generado mucha pseudo-información, en la forma de teologías, teodiceas, hagiografías e interpretaciones múltiples (y contradictorias) de múltiples versiones de escrituras sagradas y de los dichos de papas, obispos, santos, rabinos, ayatolás, pero nada, en realidad, de conocimiento.

Nada de lo que llamamos conocimiento en el sentido más común proviene de la fe. La teoría de la gravedad, la teoría de la evolución, la teoría de los gérmenes como productores de enfermedades, las teorías que permiten predecir el clima, construir edificios a prueba de terremotos, ir al espacio o bajar hasta las profundidades del mar; los conocimientos que hacen que vivamos más y mejor, que nos comuniquemos instantáneamente con seres queridos a miles de kilómetros, que disfrutemos de la música de Bach o de Beethoven mientras volamos entre continentes..., todo eso ha ocurrido sin que la fe religiosa aporte un grano, una pizca, de nada. Y no puede hacerlo sencillamente porque es un discurso vacío, sobre objetos hipotéticos o leyes arbitrarias, sin base, sin razón.

Que puede inspirar, sí. Que puede motivar, que puede ser excusa para algunas buenas acciones, seguro. Pero ¿llevar al conocimiento? No, a menos que “conocimiento” sea cualquier estructura más o menos plausible que una mente humana, sin límites racionales, pueda conjurar de sus caprichos para sentirse bien, o para sentir que comprende un poco mejor el universo.

La ciencia no nos puede dar todas las respuestas. El error de los creyentes es suponer que la fe sí puede hacerlo sólo porque así lo proclama.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Marcha de los Escarpines (A142)

Dudé un poco antes de escribir sobre esta noticia, porque realmente no me convencía como algo realmente dañino. Se trata, al fin y al cabo, de una simple manifestación de índole política, con cuyo objetivo declarado podemos incluso estar de acuerdo. Pero creo que conviene un análisis algo más profundo.

El evento en cuestión es la llamada “Marcha de los Escarpines”, que se va a realizar el día 30 de este mes frente al Congreso Nacional, como cada último miércoles de mes. Quitándole el relleno habitual de eslóganes, es una marcha por la criminalización del aborto (es decir, por el mantenimiento del statu quo y la profundización del mismo), y aunque es posible que entre los manifestantes se encuentre alguno que no sea católico practicante, devoto y conservador, me permito dudar que haya muchos ejemplos.

Dije que no venía al caso hablar de esto porque se trata de una simple intervención política. Como he analizado antes, el tema del aborto es sólo una bandera tras la cual la Iglesia ha logrado movilizar a los suyos. Si en verdad los católicos creyeran que un aborto es igual a un asesinato, sería su obligación moral impedirlo, y no con marchas frente al Congreso, cartas de lectores o manifiestos tremebundos en sitios web. Si cada aborto fuera un infanticidio, los “defensores de la vida”, con la ayuda de un consenso social seguramente unánime, estarían cazando y ajusticiando a centenares de miles de mujeres y miles y miles de obstetras y ginecólogos. Cualquier persona con sangre en las venas mataría a alguien que estuviera por asesinar a un niño, si ésa fuera la única manera de impedirlo.

Esto no ocurre simplemente porque está claro que considerar un niño a cualquier aglomeración de células que contenga ADN humano es una estupidez. Y los católicos lo saben. Como en el caso de las oraciones y las devociones, sospecho que repiten lo que les han enseñado y creen en su verdad sin pararse a pensar.

¿Por qué posteo esto, entonces? Porque lo que acabo de decir no se aplica a las madres. A una mujer embarazada no se le puede decir que el hijo que lleva en su seno es una simple bola de células, que no es una persona, que puede deshacerse de ella sin que pase nada. Para ella, es su hijo, es un niño, y la sociedad le da garantías de que lo protegerá. Esto es correcto, en el sentido de que nadie tiene derecho a obligar a la futura madre a pensar distinto. Pero en circunstancias extremas debemos decírselo y debemos hacer que entienda: cuando corre riesgo su vida o su salud; cuando no entiende lo que le ocurre; cuando tener un hijo le acarreará tales trastornos a su vida que no podrá cuidarlo. Después, la decisión será suya.

En un mundo ideal, todo esto debería saberlo la mujer antes de quedar embarazada; de hecho, debería saber lo que implica un embarazo y la maternidad incluso antes de ser capaz de quedar embarazada. Lamentablemente, el conservadurismo cultural y la inercia de gobernantes y legisladores ha hecho que nuestros jóvenes no tengan acceso a una educación sexual moderna y de calidad. Y los autoproclamados “luchadores por la vida y la familia” son los primeros que se han opuesto, con el argumento falaz de que saber más sobre la propia sexualidad es incentivo para practicarla más pronto y con más riesgos (la experiencia ha demostrado que es exactamente lo contrario).

Lo que hacen estas marchas, aparte de servir para movilizar a las masas, es enviar un mensaje a las madres sensibilizadas por su embarazo: que el instinto primario de cuidar a su descendencia potencial es una ley moral universal y que violarla las haría asesinas. Que quienes abortan son “anti-vida” (en los sitios web católicos, los que pensamos que la anticoncepción y el aborto deberían ser permitidos somos llamados “los anti-vidas”, sin más). Los escarpines son para bebés. Un feto de tres meses no es un bebé, incluso aunque nuestros instintos nos lo digan y reaccionen con horror y con repugnancia ante la idea de matarlo. Un embrión, que tiene apenas unas pocas miles o centenares de células, ciertamente no es un bebé, ni puede ser considerado una persona humana con plenos derechos por ninguna legislación sensata.

El horror ante el aborto se debe a que sentimos empatía por el feto, lo cual no es equivalente a otorgarle el carácter de persona. Podemos sentir empatía por un perro o un gato, pero eso no los hace humanos; sólo demuestra que tenemos nuestros instintos en el lugar correcto. Instintos que no están preparados, no obstante, para lidiar con la complicada cuestión de qué significa ser persona humana y sujeto del supremo derecho a la vida.

Dije arriba que podemos estar de acuerdo con el objetivo declarado de la Marcha de los Escarpines, que es la protección de la vida. No es necesario ser católico o de cualquier otra religión para oponerse a que se mate a un organismo vivo. Pero porque esto es otra cosa, porque el objetivo real es una solapada propaganda que apela a nuestros instintos más queridos para condenar a miles de mujeres desesperadas al sufrimiento y la muerte, es que me decidí a escribir esto.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

El muerto se asusta del degollado (A141)


Foto: ACI
¿Recuerdan ustedes que hace unos días hablábamos de un cierto doble estándar en el tratamiento de la libertad religiosa? Juro que lo que sigue es pura casualidad...
Los obispos de Nigeria emitieron un comunicado en el que consideran condenable el pretexto de la "libertad religiosa" por parte de algunos grupos para "perseguir a otros nigerianos de diversa convicción religiosa" […].

Los obispos señalaron que "algunos nigerianos malinterpretan su derecho a la religión como el derecho de perseguir a otros nigerianos de diversa convicción religiosa"; y advirtieron que "el derecho a propagar una religión no se debe ejercer de modo que viole los derechos de personas de otras religiones. Deploramos el uso y abuso de la religión para pisar los derechos de los demás".
Una casualidad, digo, en cuanto al momento en que ocurre, aunque hay una causalidad obvia, una inevitabilidad, en esto que está ocurriendo. El islam (porque se trata precisamente de una milicia islamista) es una religión proselitista y totalitaria, en el sentido de que la vida pública y la privada, el hogar, la escuela y el gobierno, todo, debe quedar subsumido bajo la ley delineada por el Profeta. En esto no es diferente ni peor que el cristianismo medieval. Lamentablemente los cristianos perseguidos de Nigeria y de otras partes no pueden esperar cinco siglos a que el islam se reforme o al menos expulse de su seno a sus movimientos más extremos.

Los obispos nigerianos están preocupados con razón, pero nada se puede hacer por las víctimas de la persecución religiosa si sólo se recurre a argumentos vacíos y a pedidos a Dios, la Virgen y los santos. La raíz del problema está en otra parte, pero si los obispos se asoman a ese abismo, no podrán evitar ver que el abismo les devuelve la mirada.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Visitando Entre Ríos Laica

Si no median causas de fuerza mayor, Alerta Religión estará participando en la manifestación y debate organizado por Entre Ríos Laica en la ciudad de Paraná, el día sábado 3 de octubre. Este servidor (y su compañera, que también es una hereje impenitente, pobrecita) se llevará cámara de fotos y libreta de notas, y aprovechará para conocer la capital entrerriana, que nunca visitó (a pesar de estar a menos de tres horas de viaje), y a todos los que se congreguen en su plaza principal para pedir un estado verdaderamente laico.

Los lectores de este blog que vayan a concurrir, avisen. Díganlo también a los cuatro vientos, expliquen a sus familias, amigos y conocidos de la vida real y de la vida virtual a qué van, de qué se trata la laicidad, por qué es importante separar la religión y el estado. No basta con reunirnos de cuando en cuando, unos pocos, en un lugar de este inmenso país; hay que abrir las cabezas de quienes nos rodean, cada vez que sea posible.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Doble estándar (A140)


No fue difícil conseguir una imagen blasfema para el catolicismo; ésta la tomé de Radio Cristiandad (¡creo que en el fondo les gusta y por eso la odian!). Lo interesante es que también es ofensiva para el Islam, que venera a la Virgen María como madre de Jesús y símbolo de piedad y sumisión a Dios.
El Presidente de la Conferencia Episcopal de Pakistán, Lawrence Saldanha, y la organización internacional católica Ayuda a la Iglesia Necesitada, han pedido al gobierno pakistaní abolir la ley sobre blasfemia y profanación, que castiga estos delitos con prisión y hasta con la muerte. Es para “proteger la armonía religiosa en el país” y terminar con el “irrespeto de los derechos humanos” causado por el abuso de la ley.

Aplaudimos la iniciativa, y esperamos que los obispos irlandeses, por esas mismas razones, pidan la abolición de la ley contra la blasfemia que fue aprobada recientemente allí y que el colectivo católico integrista HazteOír, por ejemplo, considera una protección de la libertad religiosa. Es verdad que esta ley sólo prevé una multa de 25.000 euros para quien blasfeme, asunto indudablemente menor si lo comparamos con pasar años en una cárcel pakistaní. Pero el principio es el mismo. La blasfemia no puede ser delito, porque un delito se comete contra las personas o contra la propiedad, y las doctrinas religiosas no son ni una ni otra.

Siendo realistas, poco podemos esperar de quienes apoyaron a los que mandaron matar a Salman Rushdie y cuya idea de la libertad religiosa, cuando están en el poder, no es mucho menos represiva que la dhimmah. La Iglesia Católica y la dirigencia internacional del Islam tienen una agenda común en lo que se refiere a la supresión de la crítica.

P.D. ¡Recuerden que dentro de 11 días es el Día de la Blasfemia!

jueves, 17 de septiembre de 2009

Confusión y relativismo

Una noticia cortita, para que recordemos cuáles son los intereses reales de los que mandan en la Iglesia Católica:
El Prefecto de la Congregación para la Educación Católica, Cardenal Zenon Grocholewski, advirtió que sustituir la enseñanza de religión católica por una enseñanza multiconfesional, de ética o de cultura religiosa, podría crear confusión o generar relativismo entre las personas.
La advertencia del cardenal viene a cuento de que en varios países, antes o todavía oficialmente católicos, donde se está debatiendo la posibilidad de terminar con el indoctrinamiento explícito en una religión única. Esto amenaza gravemente el dominio futuro del catolicismo en esos lugares, ya que, como seguramente nadie ignora en la jerarquía eclesiástica, la mayoría de las personas jamás creerían en los extraños dogmas católicos si no se los implantaran a fuerza de repetición cuando son niños y sus mentes son vulnerables.

La situación no sería tan mala si se dieran clases de religión según pedido de los padres, pero una clase multiconfesional o de comprensión antropológica de las religiones del mundo expondría al alumno a la posibilidad de elegir cualquiera de ellas o —¡peor aún!— decidir que todas son igualmente fallidas. Y ni hablar de una clase de ética sin ingredientes confesionales, sin referencia a los dioses y a sus autonombrados intérpretes y ejecutores. Herejía (que quiere decir elección), sincretismo, relativismo, autonomía ética, ateísmo: cosas que horrorizan al Gran Maestro del Vaticano.

Si al Vaticano le interesara la moral y la ética, el bienestar humano, la felicidad de los pueblos y de las personas, alentaría que todos pudiéramos recibir una formación variada e inclusiva, una que nos permitiera entender el mundo actual y a los que viven en él. Lo que les interesa, claramente, es otra cosa...

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Ideas obsoletas


“Pretender hoy emplear la metafísica clásica para guiar el conocimiento científico, como quieren algunos filósofos, o el Papa, sería algo no muy distinto a intentar construir un ordenador con hachas de sílex.”

martes, 15 de septiembre de 2009

Entre Ríos Laica: manifestación pública el 3 de octubre en Paraná

Manifestación y debate por un Estado laico

El colectivo Entre Ríos Laica realizará el 3 de octubre en Paraná una manifestación pública en plaza 1º de Mayo y un panel debate “Sociedad, Estado y Religiones”, para reflexionar sobre la incidencia de las religiones en las políticas de Estado y desnaturalizar el impacto de las instituciones confesionales en los derechos humanos.

En la mañana del sábado los militantes sociales se manifestarán en la plaza principal de la capital provincial, donde harán una radio abierta, repartirán folletos, juntarán firmaspeticionar que sean retirados y no se instalen nuevos íconos religiosos en espacios públicos y organismos gubernamentales e invitarán al panel Sociedad, Estado y Religiones, que se realizará ese día a las 11 en la Casa de la Universidad Nacional de Entre Ríos- Córdoba 475.

En el encuentro disertará Cristina Ferreyra, de la organización Civil Argentina Atea; Andrés Miñones, de la campaña nacional de Apostasía Colectiva; Verónica Marzano, editora de la revista Baruyera; Mirko Pacoricona, de Entre Ríos Laica.

El colectivo Entre Ríos Laica tiene por objetivo imaginar y construir nuevas formas de vincularse, participar y respetarnos, reconociendo y valorando la multiplicidad cultural y religiosa.

Sostenemos el principio de un Estado laico y soberano que contenga a todxs lxs ciudadanxs que decidan libremente la práctica o no de alguna religión, protegiendo la diversidad cultural, religiosa e ideológica y el pleno ejercicio de todos los derechos humanos.

Es intención compartir el debate acerca de la incidencia de los fundamentalismos en los asuntos de Estado e iniciar la discusión respecto del proyecto de Ley de libertades religiosas que cuenta con estado parlamentario en la Cámara de Diputados de la Nación.


Contactos:
María Berroni (0343) 154-516079
Mirko Pacoricona (0343) 156-204128 
Jorgelina Londero (0343) 154-714466

    domingo, 13 de septiembre de 2009

    Fan mail 7: Yo, dictador

    ¡Hacía mucho que no recibía fan mail! Aunque este caso es especialmente irritante, es bueno que le recuerden a uno que además de mucha ignorancia y fanatismo también hay mucha pura y auténtica mala leche ahí fuera.

    El comentario en cuestión fue dejado en el post donde “recomendé” visitar el blog de Radio Cristiandad (uno de los lugares de congregación de lo más bizarro del integrismo católico, como recordarán). Su autor se hace (o se hizo) llamar paralamoto y lo que dijo fue:
    En primer lugar estás atacando al cristianismo con todas las ignorantadas que dijiste y en segundo lugar, se te cae cualquier arguemento desde el momento en que no respetas la libertad de expresión ni de pensamiento. ¿Por qué pensás que todo el mundo tiene que ser moderno??? Tu pensamiento es totalitarista. Dejá a la gente en paz, DICTADOR.
    Y te digo algo más: ¿no será que las mujeres antiguas te molestan porque no podés descargar con ellas tus bajos instintos????
    Ultima cosita: No soportás comentarios anónimos... parece... porque a todo el mundo le hacés dejar la cuenta de google...qué democrático que sos!!!!
    Tenés ganas de contestarme??? Pues cuando me constestes la cuenta ya estará desactivada, sopenco.
    Como sabemos, el cristianismo integrista no es democrático (ha acompañado todos los golpes de estado ocurridos en Argentina y otros países de la región), ni respeta la libertad de expresión ni de pensamiento por principio sino más bien al contrario, por lo cual el idiota que me escribe es un hipócrita, además de un cobarde. Y es cobarde porque es fácil insultar y acusar desde el anonimato para luego retirarse sin posibilidad de contestación. Y es un idiota porque cualquier persona con un poco de seso pensaría y se refrenaría antes de escribir algo como lo de arriba; si yo hubiera escrito esa parrafada de estupideces y alguien me identificara luego como su autor, creo que desaparecería de la web para nunca más volver.

    Voy a aclarar un par de cosas por si alguien no las tiene claras ya.
    • En este blog hay libertad de expresión. Esto no significa que cualquiera tenga derecho a escribir cualquier cosa. Los insultos gratuitos, el spam y los comentarios repetidos fuera de tema serán borrados, salvo que yo decida dejarlos para contestarlos a mi manera.
    • En este blog no hay democracia, entendida como que todos tienen el mismo derecho a opinar y elegir lo que se escribe. Este blog es mío y yo me reservo el derecho de escribir lo que desee, de ignorar lo que no me interese, y de contestar como me parezca. Por principio, permito que todos los que tengan un cierto interés comenten y opinen. Si no lo hiciera sería muy aburrido.
    • El anonimato en internet es una cosa fantástica, maravillosa, y también una gran fuente de problemas. Como me gusta saber con quién hablo y contestarle personalmente, no permito comentarios anónimos. A veces causan confusión (cuando hay muchos usuarios anónimos comentando en el mismo post), y otras son simplemente refugio rápido para cobardes. Tengo la impresión de que la mayoría de quienes comentaban anónimamente en este blog con alguna frecuencia han decidido crearse una cuenta de Google para entrar (cosa muy sencilla); los que sólo pasan de vez en cuando a tirar sus dardos y huir ya casi no aparecen más.
    • Las palabras dictador, totalitarismo, y similares de ese estilo son muy abusadas. Salvo que se hable de verdaderos dictadores y verdaderos totalitarismos, o que se justifique su uso figurativo, su aparición en los comentarios suele ser un mero insulto, y así la considero yo.
    • Quien me acuse de ignorancia debe aclarar dónde me ha visto equivocarme. Si no me explican no entiendo, lo siento mucho.
    • ¡Zopenco se escribe con z, zopenco!
    • En cuanto a mi relación con las mujeres “antiguas” y mis “bajos instintos”... Bueno, esto es tan tonto que me da vergüenza contestarle, pero baste decir que mis instintos (que no considero bajos ni altos ni nada más ni menos que naturales) están suficientemente controlados, y una mujer del tipo al que sin duda se refiere quien comenta (sumisa, devota y servil... el modelo católico tradicional) es la última que podría despertármelos. Como pareja y como amigos prefiero personas que puedan valerse por sí mismas, sin esperar que Dios, la Virgen, el señor cura o sus maridos les digan qué hacer y qué pensar.
    Y eso es todo por hoy.

    sábado, 12 de septiembre de 2009

    Escuela de discriminación, otra vez (A139)

    Si en el post anterior hablábamos de los criterios discriminatorios contra los maestros homosexuales y divorciados en las escuelas católicas de Uruguay, en este nos toca la otra parte: la enseñanza de la discriminación homofóbica en las escuelas católicas de Chile. La nota escrita por Bruno Bimbi y publicada en Crítica Digital es bastante extensa e incluye una corta pero muy clara entrevista con uno de los responsables del libro donde se delinean los criterios episcopales para la indoctrinación de los alumnos en el odio a las orientaciones sexuales minoritarias.

    La obra de los obispos fue publicada como respuesta a Educando en la diversidad: orientación sexual e identidad de género de las aulas, del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual de Chile. El panfleto católico se titula Homosexualidad juvenil: orientaciones educativo-pastorales, y no sólo habla de la homosexualidad como una especie de enfermedad moral (doctrina estándar de la Iglesia), sino que la compara con el sadismo, el masoquismo, la pedofilia y la bestialidad, y llama a los homosexuales “narcisistas, pecadores y desviados”.

    El entrevistado quiere explicar que la Iglesia no odia a los homosexuales y lo hace de una forma sumamente curiosa, aunque no para los que ya estamos habituados a ese gran árbol de sofismas que es la teología: la homosexualidad existe porque la naturaleza está dañada por el pecado. Es algo “que no deberíamos vivir, como las guerras, la enfermedad, el ateísmo...” y también es como ser miope y tener usar lentes (!). No estoy bromeando. Vayan y léanlo. (Según la doctrina del pecado original, si Adán y Eva —que nunca existieron, porque la Iglesia oficialmente acepta la teoría de la evolución, pero ¿qué importa?— no hubieran comido la fruta que Dios puso en el árbol en el medio del Jardín del Edén sabiendo perfectamente que la iban a comer, no existiría la muerte ni la enfermedad; los leones y los cocodrilos serían pacíficos herbívoros, Adán nunca miraría a Eva con ganas de tener sexo salvo cuando deseara tener un hijo, y la Tierra mágicamente no se llenaría a pesar de que los animales, inmortales, se reproducirían sin fin.)

    La entrevista con el fanático de mierda que escribe el libro (perdón, pero es la forma más suave de llamarlo que tengo) termina, nos dice Bimbi, con un diálogo sobre las consecuencias de esas doctrinas en la mente de los jóvenes.
    El cronista dice que hay chicos que se suicidan por este tipo de discursos, que hay familias que rechazan a sus hijos por las enseñanzas de la Iglesia y personas que ejercen violencia contra los gays por considerarlos desviados o pecadores, como los califica su libro. Díaz sostiene que no se puede responsabilizar a la Iglesia por eso, ya que ellos no comulgan con la violencia ni promueven la discriminación. El cronista le repite lo que dice su libro y le pregunta si eso no es discriminación. El diálogo se repite varias veces, con distintas palabras. Díaz dice que no. Son dos idiomas que no se entienden.
    Y aquí tengo que terminar con algo que ya he dicho muchas veces. Esta clase de incomprensión mutua es frecuente. Con ciertas personas no se puede razonar, porque no tienen capacidad racional, pero además porque no desean entender, no desean nada sino hacer de sus prejuicios y de sus odios la norma y la ley. Lo único que se puede hacer con ellos es despreciarlos, ridiculizarlos, exponerlos a la luz de la crítica pública, y no cederles ni un milímetro. Aquí no caben el tan abusado “diálogo” o el “respeto” a las opiniones ajenas. Personas como los obispos católicos no pueden dialogar con otras visiones del mundo, ni las respetan; sólo las toleran, a regañadientes, a la espera de un tiempo en que las condiciones cambien y puedan aplastar toda oposición. Hace rato que la Iglesia Católica, en particular, no tiene nada que decir, y sólo añora ferozmente sus días de gloria, en la oscuridad y la sangre de la Edad Media.

    viernes, 11 de septiembre de 2009

    Torres Gemelas: 8 años

    Sería ocioso repetir lo que dije el año pasado. Las causas de la tragedia de las Torres Gemelas no han sido atacadas. Occidente ya no está liderado por un fanático religioso en una cruzada contra el Islam; pero ahora el líder de lo que se llamó “el mundo libre” es un tipo con muy buenas intenciones pero bastante ingenuo (o pusilánime), que cree que lo que hizo que un grupo de fanáticos estrellaran aviones de pasajeros contra edificios es de todas formas “una gran religión”.

    En un mundo sin religión, como imaginó John Lennon, no habría atacantes suicidas, ni hubiera habido Cruzadas, ni cazas de brujas, ni los muertos de India y Pakistán o de Irlanda del Norte, ni talibanes, ni pogroms. La religión siempre ha sido el último recurso de la maldad humana para justificar la discriminación y el odio al otro.

    Hoy hace ocho años que el mundo cambió, y ya vemos que no ha cambiado para mejor.

    miércoles, 9 de septiembre de 2009

    Escuela de discriminación (A138)

    Los obispos uruguayos han pedido a las escuelas católicas que no contraten maestros homosexuales o divorciados, por medio de un documento de la Conferencia Episcopal titulado “Criterios orientadores para la pastoral educativa en Uruguay”. O al menos, eso ha interpretado la Asociación Uruguaya de Educación Católica (Audec), cuyo presidente ha dicho que “No sería saludable y además no es lo que los padres buscan” el tener a esta clase de parias personas al frente de una clase.
    El presidente de la Conferencia Episcopal, Carlos Colazzi, apuntó que el documento no hace mención específica a la homosexualidad, si bien en ningún momento corrigió la interpretación hecha por la Audec y aclaró que los colegios tienen que hacer las contrataciones convenientes dentro de su dimensión evangelizadora.
    No he podido acceder en ninguna parte a los susodichos criterios orientadores, por lo cual deberé confiar en la palabra de los obispos.

    Como en otros casos similares, lejos de mí estaría pedir un cambio de políticas a las escuelas católicas. En virtud de las leyes que permiten la creación de escuelas privadas confesionales, y sobre todo, del trasfondo cultural que sustenta su existencia, esta discriminación no me parece incorrecta. Vale decir, una sociedad que acepta la existencia de instituciones donde un dogma religioso tiene precedencia sobre las normas éticas comunes (tales como la tolerancia de la diversidad), y que acepta además que existe un derecho a pagarle a los maestros para que no expongan a sus alumnos a visiones del mundo diferentes a las preferidas por los padres, no puede negarse por principio a la discriminación por orientación sexual o por condición civil. Una sociedad que no se rebela ante la existencia de escuelas privadas confesionales no puede quejarse por las reglas absurdas y arbitrarias que esas instituciones impongan.

    Pienso que toda educación debería ser pública, gratuita y laica. Aquí reconozco que no estoy siendo pragmático, que estoy siendo extremo e idealista. Pero es que no veo otra forma. Si uno acepta que la Iglesia Católica (o quien sea) tiene una moral superior que enseñar, esa moral no tiene por qué respetar mi sentido de justicia meramente humano. Si deseo un trato justo, según mis parámetros, para todos los que la Iglesia discrimina, entonces debo quitarle a la Iglesia la posibilidad de sustraerse a esos parámetros. No hay una solución de compromiso aceptable.

    Como ejercicio especulativo, me gustaría saber hasta dónde se pueden llevar estos criterios. Los homosexuales y los divorciados son blancos notorios de la discriminación eclesiástica, pero ¿y los maestros que usan preservativos regularmente? ¿Y las maestras que toman anticonceptivos orales? ¿Y los que están en pareja y no están casados? Todos ellos están en pecado mortal y recurrente. Los maestros que no van a misa todos los domingos, igual; ¿se les tomará asistencia en las parroquias?

    Y lo más importante: ¿cuántos maestros y profesores verdaderamente católicos quedarán en las escuelas cuando termine la limpieza moral de los obispos?

    Si todo esto parece un poco ridículo, recordemos que existe porque le hemos dado a una institución medieval un sitio de privilegio como custodio de la moral pública. Es ridículo porque la mayoría de nosotros sabemos que todas esas personas que la Iglesia Católica ha designado como inmorales, pecadoras contumaces, apartadas del Bien, son en su mayoría gente común y corriente, con las mismas fallas que cualquiera... y sin embargo seguimos tolerando que los príncipes mitrados hablen como desde un pedestal.

    martes, 8 de septiembre de 2009

    Proyectos de libertad religiosa (A137b)

    Detallo aquí la cobertura de prensa del proyecto de ley de “libertad religiosa que, como denuncié hace unos días, esconde una posibilidad bastante clara de censurar a quienes nos atrevamos a criticar a los líderes religiosos y a sus creencias.
    Como se ve, el tema fue cubierto ampliamente por los sitios de noticias evangélicos; la noticia aparecida en Protestante Digital proviene en realidad de ACPress.net, una agencia noticiosa cristiana, y fue reproducida por varios otros sitios evangélicos (que no detallaré). La cobertura de La Nación es más breve y tangencial.

    El proyecto se basa en uno anterior, elaborado por el Consejo Asesor para la Libertad Religiosa durante la abortada presidencia de Fernando de la Rúa; es la misma gente que forma el actual Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (del que hablamos cuando hizo un acuerdo con la provincia de San Luis para “promover la valoración positiva del hecho religioso”).

    En ninguna parte de estos artículos ampliamente favorables a la iniciativa se habla de la censura disfrazada de protección contra la agresión verbal, que sufrirían todos aquellos que osaran criticar con vehemencia a los líderes religiosos. Colegimos, por ejemplo, que algunas iglesias evangélicas son básicamente agencias de recaudación de diezmos, y sabemos que la Iglesia Católica tiene un sistema bien aceitado para esconder a los sacerdotes abusadores de menores; con esta ley aprobada, y dependiendo de la interpretación del juez, proclamar o insinuar estas cosas podría llevarnos a la cárcel. Existe una ley (muy abusada, y de dudosa constitucionalidad) que protege a los ciudadanos, sin distinción, contra la calumnia; este otro proyecto eleva a los ministros religiosos a un nivel superior al del resto de los mortales, por el solo hecho de serlo, penando con prisión de seis meses a dos años quienes critiquen a un sacerdote, pastor, rabino o imán.

    En el proyecto también se establece la inembargabilidad de los templos e instalaciones de las religiones (¡se pueden embargar orfanatos y escuelas pero no templos!) y se establecen requisitos para la inscripción de cultos que excluyen específicamente las “prácticas satánicas”. ¿Habrá acaso una comisión de teólogos y sacerdotes encargada de decidir si Satanás se encuentra presente o no en los cultos a considerar? Además se plantean exenciones impositivas y otros beneficios fiscales, todo ello bajo el supuesto de que la actividad religiosa es positiva y deseable.

    Para repetir lo que ya he dicho en otras oportunidades, en Argentina existe plena libertad de culto garantizada por la Constitución. En nuestra historia no se han registrado grandes persecuciones religiosas, y desde el retorno de la democracia ha habido, cuanto más, episodios puntuales de discriminación, vinculados a tradiciones obsoletas más que a la falta de un marco legal. En realidad, a casi nadie en este país le importa la religión de su vecino, lo cual es muy bueno.

    Lo que realmente mejoraría la situación y constituiría un progreso sería la eliminación total de los privilegios de la Iglesia Católica, que vienen desde la época colonial y no se condicen con la realidad actual. Pero los evangélicos han decidido que “si no puedes vencerlos, únete a ellos”.

    Por otro lado, en La Prensa (02/09) se nos avisa algo equívocamente que El Gobierno elevará al Congreso el anteproyecto de libertad religiosa. Este anteproyecto no es el de la diputada Hotton, sino uno elaborado por la Secretaría de Culto de la Nación con asesoría del CALIR y luego de una ronda de consultas con líderes de las religiones mayoritorias en el país. El artículo no da detalles, pero al menos parece que este proyecto no incluye la barbaridad de castigar con prisión las “agresiones verbales” a ministros religiosos. Por la forma en que habla de él, es claro que el Secretario de Culto no espera que el proyecto de Hotton sea un competidor serio.

    Hay más cosas que decir sobre este tema, pero ya fue suficiente por hoy. Continuará...

    lunes, 7 de septiembre de 2009

    La cruz y la espada

    Lennier: Hay dos castas de Minbari: la casta guerrera y la casta religiosa. […]

    Gajic: Estos dos lados de vuestra cultura, ¿alguna vez se ponen de acuerdo en algo?

    Delenn: Sí. Y cuando lo hacen, es algo terrible. Un poder terrible […]. Esperemos que no vuelva a suceder nunca en nuestras vidas.

    Babylon 5, temporada 1, episodio 15, Grail.

    sábado, 5 de septiembre de 2009

    El silencio es sagrado (A137)

    Aquí mismo en Argentina, la diputada Cynthia Hotton ha presentado un proyecto de ley de “libertad religiosa que, como es costumbre en estos casos, es exactamente lo contrario. La ley castigaría con penas de prisión la agresión “de hecho o de palabra a un ministro de una confesión religiosa reconocida en ocasión del ejercicio de actos propios de su ministerio o por el hecho de serlo”, dejando peligrosamente libre la interpretación de lo que es una agresión verbal. En este momento está siendo tratado en la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto de la Cámara de Diputados.

    El proyecto también contempla darle una personería jurídica especial y beneficios fiscales a las iglesias y comunidades religiosas no católicas (la Iglesia Católica Apostólica Romana mantendría todos sus privilegios actuales). Hotton es evangélica y ferviente propaladora de sus ideas religiosas desde su lugar político (desde un bloque unipersonal llamado Valores Para Mi País, cercano al PRO y al peronismo de derecha antikirchnerista).

    En Página/12 hay un análisis y una editorial extensa, en varios artículos, sobre lo que implica este proyecto. Resumiendo puede decirse que la ley es cuanto menos innecesaria, y cuanto más, riesgosa y discriminatoria. Todos los delitos tratados por ella ya están cubiertos por otras leyes de aplicación general, y el hecho de considerar delito la "injuria o calumnia" es de por sí discutido.

    El sociólogo Fortunato Mallimaci opina que la revitalización del papel de las religiones en la opinión pública es resultado del colapso de los partidos políticos y su crisis de representatividad desde la debacle socioeconómica de finales de 2001. Los sectores religiosos reaccionarios se ven libres para opinar sobre temas espinosos como el aborto y los derechos sexuales porque los partidos políticos tienen miedo de agitar las aguas.

    Aunque hay una correlación entre ciertos partidos y facciones y determinadas posturas ideológicas, el sistema político argentino parece estructurado (ésta es mi opinión) para facilitar las campañas mediocres y la llegada al poder de candidatos sin plataforma y sobre todo sin ideas controvertidas. No existe ninguna facción política mayoritaria que reivindique consistentemente temas como los derechos reproductivos o la igualdad de género, por no hablar de la laicidad.

    La idea de que puede ser lícito criticar duramente a un miembro del clero es considerada chocante por la mayoría de la población argentina, aun por la importante minoría que proclama sin empacho a los cuatro vientos que no cree en la Iglesia “porque se caga en los pobres” y que los pastores evangélicos “son todos ladrones”, entre muchas otras expresiones del mismo tenor que todos los que vivimos en este país hemos oído con frecuencia. Lo que no está socialmente permitido es criticar a la religión y sus pastores públicamente, con vehemencia pero con fundamento; esto se considera molesto, pedante, intolerante o una pérdida de tiempo que podría emplearse para buenas acciones (que nadie hace).

    Con esta clase de hipocresía y autocensura, es difícil convencer al público de que debe resistirse a que le quiten el derecho a criticar, incluso a insultar, a los líderes religiosos. No se trata de promover el insulto o la blasfemia, sino de entender que criminalizarlos va en contra de nuestra libertad, y que esta censura no protege sino que amordaza.

    viernes, 4 de septiembre de 2009

    "Quizá este blog no es para usted", y una pregunta

    Buenísimo artículo aclaratorio en El retorno de los charlatanes, blog que se dedica a desbancar pseudociencias y variadas supersticiones antiguas y modernas, incluyendo (aunque no primariamente) la religión.
    Este blog habla de asuntos considerados "del mundo del misterio". La definición de ese concepto sin duda raro no la hemos hecho nosotros, sino los que viven "del misterio". Para ellos, "el mundo del misterio" es una colección abigarrada, inconexa, compleja y desorganizada de temas variopintos: adivinación, poderes sobrenaturales, seres sobrenaturales, interpretaciones sin bases de la historia, poderes sobrehumanos, informes de violación de todas las leyes de la física, dioses de todo tipo, curaciones mágicas y algunas otras cosas que cambian según el favor del viento, sin rigor alguno.

    Si usted está plenamente convencido […] este blog no es para usted. Ofrece datos que impugnan esa creencia, lo puede hacer enojar, pero no pretende convencerlo.
    Para leerlo completo desde el principio hay que ir directo al post, Quizá este blog no es para usted. Es muy gracioso, muy expresivo, y no deja dudas. ¿Tendré que escribir uno parecido para Alerta Religión? Pienso que no hace falta, que nadie debe ser excluido a priori, y que las personas que deberían autoexcluirse de leerlo son capaces de hacerlo..., y luego caigo en la cuenta de que no. De hecho, en ocasiones las personas que menos tolerancia tienen a este tipo de lugares de debate abierto, crítico, sano, son las que más concienzudamente buscan entrar.

    Hace un tiempo pregunté en la página de Facebook de Alerta Religión: “¿Es intolerante advertir a un lector de un blog que sus ideas son consideradas tontas por la mayoría de los demás lectores?”. Me gustaría volver a plantear esa pregunta. No me interesa excluir a nadie, y no tengo una respuesta fijada en mi cabeza.

    jueves, 3 de septiembre de 2009

    El ateísmo es malo para el medio ambiente (A136)

    El Papa Benedicto XVI dice que la laicidad y el ateísmo son el origen del abuso al medioambiente. Menos mal que los dinosaurios se extinguieron hace mucho, que si también seríamos culpables de eso...
    “¿Acaso no es verdad que la utilización desconsiderada de la creación comienza allí donde Dios es marginado o incluso donde se le niega la existencia? Si desfallece la relación de la creatura humana con el Creador, la materia se reduce a posesión egoísta, el hombre se convierte en la "última instancia", y el objetivo de la existencia queda reducido a una afanada carrera para poseer lo más posible.” (Benedicto XVI, 26 de agosto de 2009)
    Antes de caer en la simplificación grosera, vamos a tratar de entender lo que dice Herr Ratzinger, ya que como decía Shakespeare, there's method in his madness. No es, supongo que aclararía el papa, que la existencia de ateos y de creyentes apáticos cause el calentamiento global o la extinción masiva de especies, o que los que negamos la existencia de dioses y espíritus nos deleitemos en la destrucción de ecosistemas. Creo.

    Quiero creer que el papa no está diciendo que los descreídos y escépticos somos automáticamente más descuidados e indiferentes hacia la destrucción del ambiente; a fin de cuentas, el país que más recursos naturales consume y más contamina sin control es Estados Unidos, la más religiosa de las naciones desarrolladas, mientras que es famosa la política de cuidado medioambiental de los países escandinavos, los más laicos de Europa. (Aunque para el caso, en ambos casos la mayoría de los creyentes son herejes protestantes.) En casi todas partes, además, el movimiento ambientalista suele estar formado por ciudadanos progresistas de tendencias liberales y no por conservadores religiosos.

    Tampoco sería sensato pensar que Benedicto acusa de descuidar la Creación a los países más pobres y subdesarrollados del globo. De hecho, se ha mostrado muy feliz por el avance del catolicismo en África, donde las influencias vaticanas han logrado el objetivo de frenar la distribución de preservativos y anticonceptivos a millones de personas, contribuyendo así a una expansión demográfica que sólo el SIDA ha podido frenar. En África no es la codicia humana ni el egoísmo lo que causan la deforestación, la desertificación y la contaminación de las aguas, sino la cantidad de personas pobres y sin educación que no pueden pararse a pensar en la ecología cuando la simple subsistencia está en juego.

    Será entonces que Benedicto XVI cree que el hombre necesita creer que Dios hizo el mundo, con toda su hermosa diversidad biológica y complejidad, para no considerarlo como un mero objeto de "posesión egoísta". En ese caso, hay que hacer la salvedad de que el creyente no puede limitarse a las Sagradas Escrituras, sino que debe estar al tanto de la última moda en pronunciamientos ecologistas papales. No cabe duda de que es por eso que la Iglesia no permitió la traducción de la Biblia a las lenguas vernáculas, ni tan siquiera su posesión por parte de la gente común, hasta muy tarde en su historia, y además sigue obligando a los fieles a respetar el comentario y la interpretación de los sacerdotes y teólogos; ya que la Biblia comienza con una orden divina de ocupar el mundo y someterlo, advierte luego que al hombre no debe importarle este mundo sino el próximo, y termina con la promesa de una pronta destrucción de la tierra y el cielo, que serán reconstruidos después pero sólo para una minoría de seres humanos.

    ¿Entonces qué está diciendo Benedicto XVI? Volvamos atrás en su discurso:
    “La tierra es un don precioso del Creador, que ha diseñado su orden intrínseco, dándonos así las señales orientadoras a las que debemos atenernos como administradores de su creación.”
    Ésta es la doctrina de la mayordomía de la Creación, que sostiene que los seres humanos somos meros inquilinos y administradores de una tierra que no es nuestra sino de Dios. Como mayordomos o cuidadores, dice el papa, debemos cuidar la casa para devolverla igual o mejor que como estaba cuando la recibimos de su dueño.

    En sí, es un concepto útil, y sería una buena idea... si alguna vez hubiera funcionado, y si no fuera más que palabras vacías en boca del líder de una organización que jamás ha dado el ejemplo.

    Las corrientes "verdes" del cristianismo han estado siempre asociadas a la izquierda, blanco preferido de la jerarquía católica; en América Latina, el componente ecológico de la teología de la liberación fue condenado junto con ésta en los términos más enérgicos por el mismísimo Joseph Ratzinger, el inquisidor en jefe de Juan Pablo II.

    El papa tuvo tiempo de visitar Brasil y de recibir a su presidente, en preparación para un concordato que asegurará la indoctrinación católica de los niños en las escuelas públicas de ese país, pero no dijo una palabra sobre la devastación sistemática de la selva amazónica, uno de los pulmones del mundo. Cuando estuvo en África, felicitó a la gente por su fervor religioso, pero evitó hablar de la corrupción de sus líderes, que permiten la destrucción del ecosistema y malvenden sus recursos naturales a las naciones ricas de Occidente; además, sus seguidores se congratulan en el fracaso de las políticas de control natal que hubieran, al menos, retrasado la destrucción medioambiental. De la India le preocupa que los católicos sean perseguidos por fanáticos hinduistas, pero no la depredación que sus mil millones de habitantes ejercen por su sola cantidad. De China le preocupa que el Estado controle a la Iglesia y que aliente la anticoncepción y el aborto, pero no la política oficial de recurrir al carbón con alto contenido de azufre (causante de terribles lluvias ácidas) como motor de su desarrollo económico acelerado.

    Lo más parecido a la doctrina de la mayordomía de la Creación que tenemos nosotros, los que no hincamos la rodilla ante Ratzinger, es el lema ambientalista, ya trillado pero no menos válido, de que “no hemos heredado la tierra de nuestros padres sino que la hemos tomado prestada de nuestros hijos”. Pero Benedicto XVI no puede transigir sobre este punto. El papa existe para glorificar a Dios (es decir, a sí mismo), y este lema eminentemente sensato deja fuera de la ecuación a la divinidad, haciendo inútiles a sus intérpretes terrenales. En sus propias palabras, el hombre se convierte en la última instancia, viviendo por y para sí mismo. Esto suena a puro egoísmo. Dios es algo maravilloso en ese sentido: hace que cualquier idea suene mejor. Y sin embargo, si lo que hacemos no es para nosotros (y para quienes nos importan), ¿para quién más?

    Como esto se ha hecho largo, diré para terminar que, a título personal, el uso del concepto "Dios" para justificar o cimentar buenas ideas me parece una lástima y una salida fácil. Es evidente que hay mucho que ganar con la preservación del equilibrio ecológico, aunque uno no crea que "Dios" va a venir a pedirle cuentas más tarde. Creo que Benedicto se da cuenta perfectamente de esto, y que todos sus discursos y pronunciamientos sobre la necesidad de la fe son simples gestos de aliento para una tribuna cada vez más desencantada. Los que vivimos sin creer en Dios no necesitamos exhortaciones divinas para hacer lo que es correcto. Y lo que sí creen, pero además piensan, tampoco.

    martes, 1 de septiembre de 2009

    Los terribles milagros de la Madre Maravillas (A135)

    Hace unos días escuché hablar por primera vez del “niño del milagro”, Manuel Villar, quien recibió una descarga eléctrica y se salvó de morir, aunque con quemaduras, luego de que su madre rezó por él a la Madre Maravillas de Jesús, una monja española declarada santa en 2003. La familia de Manuel vive en Nogoyá, pequeña ciudad del sur de la provincia de Entre Ríos, Argentina.

    En sí esta historia no sería más que una anécdota si no fuera porque Manuel, cuando era apenas un bebé de un año y medio de edad, cayó al agua y fue vuelto a la vida, según su madre, por intercesión de la Madre Maravillas. Eso fue en 1998. En 2001 su caso fue declarado inexplicable para la ciencia por una comisión científica vaticana, y contribuyó a que nombraran santa a esta religiosa, fundadora de una de las órdenes más ultraconservadoras del catolicismo.

    En aquella ocasión, la credulidad de la madre de Manuel le ganó notoriedad y, cinco años después, un viaje a Roma. No voy a especular sobre sus intenciones actuales, si las hay. Los diarios que reportan el suceso, como de costumbre, no emiten opinión alguna sobre el asunto. Sólo lo traigo a colación aquí porque me hizo darme cuenta de otro rasgo de ese concepto de Dios que es tan popular por estos lados: la crueldad de quien tiene el poder absoluto.

    El mensaje de este Dios, que permite que un niño llegue dolorosamente al borde de la muerte dos veces antes de su treceavo cumpleaños, y que lo salva (supuestamente) porque a una monja muerta le cayó bien ser halagada por una oración, no es “Yo te amo”. El mensaje es “Recuerda que yo puedo hacerte sufrir o matarte cuando me parezca”. La escena de la madre del niño pidiendo de rodillas a la monja santificada que interceda ante Dios para salvar al niño del accidente que este dios todopoderoso permitió es exactamente paralela al de una madre suplicante pidiendo a un pariente que está en la mafia que interceda por su hijo ante el padrino.