viernes, 29 de enero de 2010

Christian von Wernich, el sacerdote (A169)

Ésta no es una alerta de noticias, sino una para no olvidar. A más de dos años de ser condenado, el torturador y asesino Christian von Wernich, sacerdote, ex capellán de las Fuerzas Armadas, sigue celebrando misa en su lugar de detención, y desde la Iglesia no se ha dicho ni una palabra sobre él.

Cuando se lo acusó, lo defendieron. Mientras los juzgaban, lo defendieron incluso mientras sus víctimas sobrevivientes desfilaban ante el estrado, contando de su participación en las torturas —cómo susurraba al oído de los prisioneros que era mejor confesar para evitar el dolor, cómo les decía que sus vidas estaban en manos de los captores y de Dios. Cuando lo condenaron, su obispo, Martín de Elizalde, expresó un levísimo, hipócrita, formulaico pesar. No se lo sancionó canónicamente de ninguna manera. Y no parece que vaya a ocurrir.

Von Wernich, considerado un héroe y un prisionero político por la ultraderecha católica, es para la Iglesia un sacerdote con la misma dignidad, con la misma aptitud moral para el ministerio, que el inofensivo cura de la parroquia del barrio o el que dirige un comedor para niños pobres. Que no se diga que somos nosotros, los ateos, los anticlericales, los que siempre equiparamos a la Iglesia con lo peor de sí misma: son ellos mismos, obispos cómplices, curas silenciosos y feligreses indiferentes, los que nos han dado esa imagen.

miércoles, 27 de enero de 2010

Divinas delusiones, históricas histerias

El otro día me topé con un enlace a un muy interesante artículo del Comité para la Investigación Escéptica (Committee for Skeptical Inquiry, CSI) que hace un recuento de episodios de delusiones e histerias colectivas. Como es un poco largo no voy a traducirlo todo, sino que me restringiré a las explicaciones básicas y a los episodios que tienen que ver con la fe religiosa.

Primero, las definiciones. Las delusiones colectivas son “la expansión espontánea y rápida de creencias falsas o exageradas en la población en general”, dentro de “una región, cultura o país particular”. La histeria de masas, en cambio, típicamente afecta a “grupos pequeños y muy unidos en contextos cerrados tales como escuelas, fábricas, conventos y orfanatos”. La histeria de masas se caracteriza por un trastorno de conversión, en los que la persona se queja de dolores o problemas corporales para los que no hay base orgánica alguna. El estrés psicológico se canaliza hacia síntomas físicos de dos clases: histeria de ansiedad e histeria motora. El segundo tipo es el más frecuente “en situaciones sociales intolerables, tales como contextos escolares y religiosos estrictos donde la disciplina es excesiva.” Se suele hablar de histeria de masas erróneamente en casos de delusión colectiva.

Algunos casos donde la religión metió la cola:
Mackay (1852, 539-540) reporta que en 1639 en una escuela para niñas de Lille, Francia, cincuenta alumnas fueron persuadidas por una maestra demasiado estricta de que estaban bajo influencia satánica. Antoinette Bourgignon hizo que las niñas creyeran que "pequeños ángeles negros" volaban en torno a sus cabezas, y que los diablitos del Demonio estaban por todas partes. Pronto, cada una de las estudiantes confesaron dedicarse a la brujería, volar en escobas y hasta comer carne de bebés. Estuvieron cerca de ser quemadas en la hoguera, pero se salvaron cuando se atribuyó la culpa a la directora de la escuela, que escapó a último momento. El episodio ocurrió cerca del final de la manía de las brujas en Europa continental, que duró desde 1400 hasta 1650, tiempo en el que al menos 200.000 personas fueron ejecutadas por acusaciones de brujería.
En 1806 un terror pánico de que el fin del mundo estaba cerca se extendió por Leeds y las comunidades circundantes. El terror comenzó cuando se dijo que una gallina de un pueblo cercano había comenzado a poner huevos con la inscripción “Cristo está viniendo”. Grandes multitudes se congregaron en el lugar para examinar los huevos y ver el “milagro” por sí mismos. Muchos se convencieron de que el fin estaba próximo y súbitamente se volvieron devotamente religiosos. Mackay (1852, 261) afirma que toda esta excitación se volvió rápidamente desilusión cuando un hombre “encontró a la gallina en el momento de poner uno de sus huevos milagrosos” y prontamente estableció “que el huevo había sido escrito con alguna tinta corrosiva y cruelmente forzado de vuelta al interior del cuerpo del ave.”
A las 11 de la mañana del 25 de mayo de 1953, una multitud estimada en 150.000 personas convergieron en torno a un pozo de agua en Rincón, Puerto Rico, para aguardar la aparición de la Virgen María, que había sido predicha por siete niños del lugar. Durante las siguientes seis horas, un equipo de sociólogos comandados por Melvin Tumin y Arnold Feldman (1955) se mezcló con la multitud y entrevistó a la gente. Durante ese período, algunas personas reportaron haber visto anillos de colores alrededor del Sol y una silueta de la Virgen en las nubes, mientras otros experimentaron curaciones y una sensación general de bienestar. Otros no vieron ni experimentaron nada extraordinario. Un frenesí mediático precedió al evento, y un alcalde de la zona organizó entusiastamente a los visionarios para que incitaran a grandes cantidades de peregrinos a rezos colectivos y procesiones. Tumin y Feldman hallaron que la mayoría de los peregrinos creían en la autenticidad de las afirmaciones de los niños y buscaban curas para enfermedades que los médicos habían determinado incurables. Una variedad de objetos ambiguos en la vecindad inmediata (nubes, árboles, etc.) reflejaron el estado mental religioso esperanzado y expectante de muchos de los participantes.
Desde abril de 1968 hasta mayo de 1971, más de 100.000 personas reportaron haber observado apariciones de la Virgen María sobre una iglesia copta ortodoxa en Zeitoun, Egipto. Las descripciones de los testigos variaban entre dos tipos principales: luces pequeñas, brillantes y efímeras apodadas “palomas”, y parches difusos de luz resplandeciente, de mayor duración y menor intensidad (Johnston 1980). El neuropsicólogo canadiense Michael Persinger de la Laurentian University y su colega estadounidense John Derr (1989) analizaron la actividad sísmica en la región de 1958 a 1979, y encontraron un pico de terremotos nunca antes visto durante 1969. Según ellos, “La estrecha ventana de relación temporal significativa entre los fenómenos luminosos y los terremotos está dentro de los márgenes de los antecedentes más aceptables (por ejemplo, actividad microsísmica) de actividad inminente de terremotos.” Parece que los observadores marianos estaban predipuestos por su formación religiosa y por expectativa social a interpretar los espectáculos de luces como relacionados con la Virgen María.
Como puede verse, éste y otros casos tienen paralelos obvios y conocidos. Porque está ampliamente documentado en otras partes, he omitido el episodio de las brujas de Salem, que el artículo menciona, y que puede reconocerse como similar al primero de la lista (el de las escolares que se creían poseídas por el Demonio). La lista original no incluye al “Milagro del Sol” involucrado en una de las apariciones de la Virgen de Fátima, pero también aquí es fácil trazar un paralelo con el episodio de la aparición de la Virgen cerca de un pozo en Puerto Rico, y con elementos de las visiones de luces curiosas en una iglesia de Zeitoun.

El mito de la Virgen del Pozo sigue vivo, dicho sea de paso, aunque hay quienes lo denuncian, y la de la “Madre de la Luz” en Egipto tampoco ha perdido fuerza. Imaginemos, si éste es el destino de fenómenos observados por personas de la segunda mitad del siglo XX con acceso (en teoría) a amplias fuentes de información científica, cuántas otras creencias y tradiciones antiguas se basarán en eventos extraños (pero no sobrenaturales)  tomados sin dudar como “milagros” por las gentes menos educadas y más supersticiosas de otras épocas.

martes, 26 de enero de 2010

Haití, Dios, el mal y el castigo (A167c)

Aunque el asunto del terremoto de Haití y el papel de Dios en la tragedia no son realmente de interés, excepto a nivel psicopatológico, me veo compelido a citar otra vez opiniones reveladoras sobre el tema por parte de los creyentes. Esta vez me remito a los inefables comentaristas de Radio Cristiandad, que rechazan (por tibias) las declaraciones del arzobispo de Santo Domingo. Los dos primeros son concisas muestras de lo que sigue:
¿Habrá escuchado hablar S.E.R. de Sodoma y Gomorra? Si este es el primado de América como será el último.
Si no fue castigo, acaso entonces ¡fue un PREMIO!…
Así lo verían o ven los servidores del Anticristo.
Y aún le llaman “Cardenal”…
Ave Maria, gratia plena, Dominus tecum
Después hay uno que invita a la reflexión, y otros de una tal Graciela que niega rotundamente que Dios pueda enviar un castigo así, y a la cual los demás descalifican sin contemplaciones por ser representante de “la iglesia conciliar”, es decir, no medieval, a la cual uno llama —con ese ocurrente antisemitismo que es marca registrada de los católicos tradicionalistas— “la Nueva Sinagoga”. Más allá, disquisiciones teológicas (o sea, tonterías), y locuras surtidas:
Dicen que el vudú es religión oficial desde 2003…
¿será esa la causa? ¿o el HAARP?
El HAARP (Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia) es un “calentador ionosférico” que el gobierno de Estados Unidos ha construido en Alaska para estudiar la parte superior de la atmósfera terrestre, y que podría tener usos militares (cosa que es cierta de cualquier objeto que proyecte energía en cantidades significativas, claro está). Por supuesto, los conspiranoicos instantáneamente han denunciado que el HAARP es un arma de destrucción masiva que podría “desintegrar objetos, generar combustiones espontáneas e inducidas, e incluso cambiar patrones cerebrales, inducir conductas y producir enfermedades biológicas.” Lo extraño, si cabe, es encontrar en un lugar como Radio Cristiandad ecos de la disparatada denuncia de Hugo Chávez, supuestamente respaldada por un reporte de la Flota Rusa. Será que el conspiracionismo y la paranoia no respetan derechas o izquierdas.

Y no, el vudú no es la religión oficial de Haití. Ese honor le corresponde al catolicismo.

Los terribles comentaristas de Radio Cristiandad tienen razón. El Antiguo Testamento no ha quedado invalidado. Incluso en el Nuevo Testamento, Jesús destina al infierno a los que no crean en él. No es que su teología no tenga problemas, pero seguramente es menos problemática que la del cardenal López Rodríguez, que tiene que explicar por qué su Dios, que es bueno, está dejando morir a millones de haitianos en este mismo momento a pesar de que no le costaría nada evitarlo (y qué buena publicidad sería, además).

lunes, 25 de enero de 2010

La nueva Bolivia no es laica (A168)

Del gobierno de Bolivia y sus dificultades para hacer aprobar una constitución sin privilegios para la religión católica ya hemos hablado en un par de ocasiones. Y la última vez hemos tenido que hacer notar que, por mucho que la situación parezca haber mejorado, Evo Morales no es un presidente laicista ni mucho menos. Por convencimiento o conveniencia (su profesión de político hace suponer lo segundo), el reelecto presidente boliviano ha decidido convertir al Estado en una comunidad de naciones unidas por una visión religiosa, con él como líder.


El presidente de Bolivia, Evo Morales, fue ungido este jueves en la ciudad aymara de Tiwanaku como guía espiritual de los pueblos originarios de su país y de Abya Yala (Sudamérica) ante 20.000 personas. […]

El líder boliviano llevaba puesto un poncho de lana de llama con los colores blanco y negro, un colgante pectoral de oro -símbolo de alianza con sus ancestros- y un "ch’uku" (gorro de cuatro puntas) que representa la unión de los puntos cardinales. En la mano, portaba un cetro con una cabeza de cóndor y una de puma. Es el mismo que usó en la ceremonia anterior, con los cuatro elementos importantes de mando: oro, plata, cobre y ónix del Illimani.
Para un pueblo habituado a que sus creencias ancestrales fueran despreciadas y pisoteadas por una religión extraña, traída por los conquistadores españoles, debe haber sido emocionante; pero eso no cambia el hecho de que la adoración del Sol, de la Pachamama o de los animales es una religión igual de oscurantista, si no más, que la católica, y que es preocupante que un presidente electo, en un país moderno que pretende librarse de la imposición imperialista de una fe religiosa particular, acepte o promueva su propia elevación como líder espiritual de todo su pueblo según otra fe.

Y la cosa no se queda en ceremonias. El gobierno de Morales planea promover la medicina tradicional indígena en el mismo plano que la medicina moderna convencional, creando farmacias “interculturales” donde trabajan farmacéuticos junto con curanderos (kallawayas). Para esto van a invertirse 10 millones de dólares. Ya hay dos farmacias piloto en funcionamiento, y el Ministerio de Salud y Deportes “fomenta la complementación de la medicina occidental con prácticas indígenas.”

No es mi intención abrir un debate sobre la medicina indígena. La nueva constitución boliviana dice que la medicina natural ha de ser valorada, respetada y promocionada. Ahora bien, aunque es indudable que algunas hierbas y ciertas prácticas terapéuticas folclóricas pueden ser efectivas para el tratamiento de enfermedades, y que es más fácil llegar con ellas al pueblo acostumbrado a esta clase de “medicina” que a través de las formas utilizadas en los países desarrollados, también hay que decir que gran parte de la medicina natural es pura superchería. El hecho de respetar la sabiduría ancestral de los curanderos indígenas no debería llevar a ponerlos en pie de igualdad con la medicina moderna, que es lo que Bolivia necesita.

Los que esperábamos que Evo Morales traería a Bolivia el equilibrio necesario para una nación tan ferozmente polarizada por conflictos culturales ideológicos de larga data debemos lamentarnos, porque la realidad es, según parece, bastante distinta.

domingo, 24 de enero de 2010

Efectos secundarios de la homeopatía (colaboración en Alerta Pseudociencias)

Me había olvidado de contarles que se ha publicado un artículo invitado, mío, en Alerta Pseudociencias, el blog de Ezequiel del Bianco, del que les hablé hace un par de meses. Las pseudociencias son un tema que me interesa mucho y que tiene, naturalmente, muchos puntos de contacto con las religiones, de las que este blog se ocupa, pero si ya es bastante escribir sobre los daños de la fe religiosa —y sin salir, salvo excepciones, del ámbito local— se imaginarán ustedes que mal podría ampliar el tema habitual de Alerta Religión para incluir astrología, tarot, ufología, reiki y todo el resto.

Sin embargo, me es factible y me gusta producir de vez en cuando algo más corto o más sencillo, como el texto Efectos secundarios de la homeopatía que Ezequiel ha aceptado publicarme, y que es en gran parte una traducción directa de un artículo en inglés que se encuentra en el sitio de la campaña Campaña 10:23 contra esta absurda pseudomedicina que tanto reconocimiento inmerecido ha ganado en gran parte del mundo desarrollado.

Estar libres de la superstición de los dioses no implica librarse de otras creencias infundadas. Espero que el artículo les resulte útil a los que nunca habían tenido ocasión de examinar la homeopatía.

sábado, 23 de enero de 2010

Haití, Dios, la fe (A167b)

Tengo aquí dos artículos de la prensa católica sobre el terremoto de Haití, o más bien, sobre la forma de entender el terremoto y sus consecuencias desde la óptica religiosa.

El primero es una nota donde el arzobispo de Santo Domingo (República Dominicana, país vecino a Haití), el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, explica que la tragedia en Haití no fue un castigo de Dios, ni siquiera algo querido por Dios, porque Dios es un Dios de amor y porque “teológicamente no se puede explicar”. Pero entonces ¿por qué Dios, que nos ama a todos y tiene —según dicen— el poder de detener un terremoto, no lo hizo?
“Dios puede permitir esto para golpear las conciencias de la gente insensible que ven la falta de todo de mucha gente pero no hace nada.”
Así es. Dios permitió que cientos de miles de personas murieran o perdieran su salud y sus posesiones para  despertarnos la conciencia a nosotros, los malvados e indiferentes que no hacemos nada por los pobres. En cambio el cardenal, bueno… seguramente el cardenal estará haciendo algo, aparte de hablar. ¿Verdad?

Pero ¡no vayamos a creer que Dios permitiría la muerte y el sufrimiento de unos millones de pobres haitianos sólo para darnos un toque de culpa a los demás! Para Dios en verdad no hay mal que por bien no venga. Aunque el terremoto hará reflexionar y dudar a muchos sobre la benevolencia divina, al final nos servirá porque reforzará la fe de los creyentes, cuando se den cuenta de que Dios comparte el sufrimiento humano a través de Jesús.

Esto nos lo dice Carl Anderson, caballero supremo de los Caballeros de Colón (logia ultracatólica de origen estadounidense), quien ofrece un par de ejemplos sobre lo bueno que es sufrir junto a Dios, aparentemente:
Pensando sobre Haití esta semana, no podía dejar de pensar también en el trabajo del padre Damián de Molokai “el sacerdote leproso” que fue canonizado el pasado otoño por Benedicto XVI. Hace varios años, tuve la oportunidad de visitar Molokai en Hawai, y mientras visitaba la parroquia vi una fotografía de una mujer mayor tomada en los años 30. Había perdido las orejas y la nariz, y todos sus dedos por la lepra. También estaba ciega. A pesar de ello, me dijeron, rezaba el rosario manteniendo las cuentas entre sus dientes.

No mucho después de esto, estaba hablando con un sacerdote misionero que mencionó que había abierto una casa para gente que sufre lepra. Cada día, cuando celebra la Misa allí, un hombre mayor, también ciego por la enfermedad, dice durante la oración de los fieles: “Padre, Dios, gracias por todas las buenas cosas que me has dado”.
Ésta es la visión católica del sentido del dolor. Sólo con mucha fuerza de voluntad es posible creer en tan repugnante doctrina, pero vaya y pase, si alguien le sirve. (Personalmente, si creyera que Dios existe y que es todopoderoso, yo lo odiaría, como odiaría a cualquiera que, teniendo el poder para terminar instantáneamente con el sufrimiento, prefiriera observarlo sin hacer nada.) Pero utilizar la tragedia de Haití para esta especie de masturbación mental pública que es la reflexión teológica ya me parece demasiado.

Ni los Caballeros de Colón (que manejan activos por decenas de miles de millones de dólares) ni los arzobispos latinoamericanos (que viven como príncipes y se codean diariamente con los corruptos gobiernos de nuestro pobre subcontinente) han estado nunca ni remotamente cerca de las vidas de hambre y enfermedad de los desposeídos; si algún contacto han tenido con el verdadero dolor, está claro que ha sido muy superficial, o que su fe cruel y ciega ha bloqueado lo que tuvieran de verdadera compasión.

jueves, 21 de enero de 2010

La Iglesia en tiempos de Kirchner

Un tema bastante amplio es lo que sugiere el título de Religión, política y sociedad, libro del filósofo y teólogo José Pablo Martín publicado en septiembre de 2009 y que todavía no he leído, pero del que me enteré por un artículo aparecido en Crítica en el cual se trata de la relación del gobierno argentino con la Iglesia en tiempos recientes.*

El artículo es una entrevista a Juan Cruz Esquivel, uno de cuyos trabajos (sobre el gobierno de Carlos Menem) está incluido en el libro. Esquivel es sociólogo e investigador del CONICET, especializado en asuntos como la relación iglesia-estado y la laicidad; fue el coordinador de la primera encuesta sobre actitudes y creencias religiosas en Argentina. Su opinión es que, por más que el kirchnerismo haya sostenido conflictos puntuales con la Iglesia Católica (como el caso Baseotto o la controversia por la propuesta del divorciado Alberto Iribarne como embajador), no se ha avanzado en lo esencial:
Con el gobierno de Néstor Kirchner hubo un punto de inflexión que desplazó a la Iglesia católica de ese lugar de interlocutor privilegiado al momento de definir políticas de sensibilidad eclesiástica. Sin embargo, el matrimonio no avanzó en aspectos legislativos que rubriquen esta nueva modalidad de la relación. […] [H]ay una batería de leyes que datan de la dictadura o antes que reflejan la posición privilegiada del cristianismo en relación con otros cultos. […] Un nuevo gobierno que quiera reestablecer el vínculo simbiótico tradicional no va a necesitar sancionar ninguna legislación, tiene los recursos jurídicos para hacerlo.
En otras palabras: se ha tratado de tironeos de poder y peleas verbales entre los Kirchner y el Episcopado, pero no de una verdadera ofensiva contra los privilegios de la Iglesia, que es lo que muchos esperábamos hace casi siete años, cuando Néstor Kirchner asumió el poder.

Hace menos de dos años Esquivel se lamentaba de que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no hubiera seguido adelante con la proyectada cancelación del Te Deum tradicional que se celebra en cada aniversario de la Revolución de Mayo, y su reemplazo planeado por una ceremonia interreligiosa, que pusiera en pie de igualdad a todas las creencias que cohabitan en Argentina (¡era mucho pedir que se tuviera en cuenta también a los no creyentes!). No se trata simplemente de una cuestión de laicidad sino del simbolismo de poner a los representantes máximos electos del pueblo bajo el púlpito, sometidos a la mirada y la crítica de funcionarios de una facción religiosa particular, como si los gobiernos necesitaran la legitimación de la Iglesia.

Unos meses antes Esquivel había marcado el mismo punto en un artículo, La Iglesia católica y sus tensiones, preguntándose:
¿En qué fuentes deben buscar su legitimidad los funcionarios de un gobierno y los demás actores del sistema político en el marco de un régimen democrático?
Queremos creer que una mayoría de la gente respondería a esta pregunta diciendo: la legitimidad viene del pueblo, y también viene de los principios tomados como universales por casi todos los pueblos, lo que llamamos “derechos humanos”. Pero a juzgar por los estudios que se han hecho, resulta que está naturalizado el que un gobernante pida consejo, si no (extraoficialmente) permiso a las autoridades de la religión mayoritaria, antes de tomar medidas controvertidas; y esto a pesar de que se ha mostrado claramente que la gran mayoría de los creyentes de esa religión lo son apenas de nombre, o no están de acuerdo con ninguna de las doctrinas represivas que su cúpula defiende e impone donde puede.

Para los argentinos, que estamos viviendo una transición política complicada luego de las últimas elecciones legislativas, es importante pensar en lo que Esquivel señala sobre el kirchnerismo, movimiento que se autotitula progresista:
El Frente para la Victoria es un espacio diverso […]. El peronismo tradicionalmente está vinculado al catolicismo y el kirchnerismo es una expresión del peronismo. Muchos de sus dirigentes fueron peronistas antes de Kirchner y lo serán después del kirchnerismo, por lo que sus vínculos con la Iglesia van más allá del actual gobierno.
En este marco es fácil entender la reticencia de los legisladores kirchneristas a dar quorum para el tratamiento del proyecto de ley que permitiría los matrimonios entre personas del mismo sexo, reticencia que enfureció comprensiblemente a los activistas en favor de la igualdad de derechos tanto o más que el paso en falso del Jefe de Gobierno de Buenos Aires, Mauricio Macri, que primero sorprendió a todos (especialmente a sus seguidores en la derecha dura) negándose a obstaculizar el matrimonio civil entre dos hombres, y luego permitió que un juez (ilegalmente) lo suspendiera.

Nadie quiere pelearse con la Iglesia, sobreestimando quizá el poder real de la misma. El argentino promedio no está pendiente de la religiosidad (o falta de ella) de sus políticos, y no condiciona absolutamente su voto a profesiones de fe o bendiciones episcopales. Y sin embargo, siente —porque así se lo han inculcado— un respeto inexplicable por la Iglesia.

Me he ido por las ramas, con lo cual debe notarse que el tema me apasiona. Ya lo seguiremos otro día.

* El diario Crítica de la Argentina dejó de publicarse el 30 de abril de 2010 y su versión online desapareció poco después. No conseguí encontrar la nota de referencia en la Wayback Machine, por lo cual he usado una copia de la misma encontrada en otro sitio web.

martes, 19 de enero de 2010

Segundo Congreso Nacional de Ateísmo

Una buena noticia para la próxima “Semana Santa”: el segundo Congreso Nacional de Ateísmo va a celebrarse en la ciudad de Mar del Plata, junto al Atlántico, en abril de este año. Para más información escribir a info@congresodeateismo.org.ar. A continuación se reproduce el texto de la presentación oficial.

Segundo Congreso Nacional de Ateísmo
2, 3 y 4 de abril de 2010
Teatro Diagonal de la Ciudad de Mar del Plata, Argentina.

Elegimos la libertad, rechazamos el dogma.

América Latina ha sufrido el abuso de quienes han impuesto el pensamiento único, basado en la verdad revelada, todavía no contamos con estados verdaderamente laicos, no somos ciudadanos verdaderamente libres.

En 1810 se inició en el territorio denominado Provincias Unidas del Río de la Plata la llamada Revolución de Mayo, se derrocó y expulsó al gobierno apéndice del poder absolutista que en ese momento reinaba en España. La emancipación fue el primer paso hacia la libertad de los habitantes de estas tierras. El Bicentenario no nos encuentra verdaderamente libres, porque no nos hemos emancipado de los dogmas, tabúes y prejuicios que arrastramos pesadamente desde tiempos inmemoriales.

Los ciudadanos argentinos seguimos subordinados a una moral hegemónica, arraigada y dispersa en nuestra cultura y por lo tanto en nuestra legislación. Todavía en las normas jurídicas no se reconoce al ateo o al agnóstico como sujeto de derecho, no se habla de libertad de pensamiento, ni de convicción, existen fuertes trabas para legislar acerca del aborto, el derecho a morir libremente, el matrimonio sin distinción de género o la adopción por parte de parejas del mismo sexo. Vemos como a través de leyes, muchas de ellas de gobiernos de facto, las asociaciones con fines religiosos, especialmente la católica apostólica romana, gozan de privilegios que el estado les otorga, incluso a costa de los no religiosos.

Numerosos no creyentes en lo sobrenatural estamos formado colectivos, cuyos elementos comunes son el racionalismo y el humanismo secular, nos organizamos para defender nuestros derechos, que en realidad son derechos universales. Hoy nuestros esfuerzos se orientan a lograr una sociedad más tolerante, igualitaria y pacífica.

Quienes organizamos este congreso nos hemos embarcado en la empresa de lograr que los ateos seamos respetados y erradicar los prejuicios y tabúes que nos rodean, este evento pretende ser un espacio de reflexión, para expresar nuestra diversidad, consecuencia de estar apartados de una doctrina estática. Entendemos que la verdad es un camino de búsqueda permanente y que necesitamos de los múltiples puntos de vista para acercarnos a ella.

Ing. Fernando Esteban Lozada
Presidente de la Asociación Civil Ateos Mar del Plata

lunes, 18 de enero de 2010

Un sacerdote pide laicidad (A168)

Con sorpresa y alegría leí hace unos días un artículo en mdzOnline, diario de Mendoza, titulado “Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”, al que llegué vía Ateo Militante. Las comillas no son mías sino del diario, porque es una cita de alguien que lo ha dicho, y ese alguien a su vez no es Jesús sino, citándolo, el sacerdote católico Vicente Reale, quien al respecto dice que la frase
enmarca la conducta que deberían observar en adelante quienes, profesando la fe en Jesús, fueran, al mismo tiempo, habitantes y/o ciudadanos de un determinado país. Frase que, desde los orígenes del cristianismo, y hasta el siglo IV, fue invariable y perseverantemente cumplida por quienes creían en la vida y en la palabra del Nazareno. […] [D]igo “hasta el siglo IV”, porque fue entonces cuando responsabilidad cívica y convicción religiosa, en el mundo dominado por Roma, comenzaron a mezclarse -sin solución de continuidad- a propósito de la conversión de Constantino, el emperador, al cristianismo; “conversión” teñida más de conveniencia política que de verdadera fe.
La referencia es Constantino I el Grande, emperador romano que encontró en el cristianismo una herramienta insuperable para conjugar lealtad política con fervor religioso. Aunque se bautizó recién en su lecho de muerte y no fue realmente él quien instauró al cristianismo como religión oficial del imperio (eso lo hizo Teodosio I), sí fue el que dio el paso que llevó a los seguidores de Cristo de ser perseguidos a ser perseguidores, y de mártires a jueces morales y verdugos de todo el resto de la humanidad.

Reale escribe en apoyo de la iniciativa de la Asociación 20 de Septiembre de solicitar que se retiren los símbolos religiosos de los espacios públicos. Lo hace con argumentos comprensibles tanto para el no creyente, o para el creyente indiferente, como para el cristiano comprometido, y no se detiene en la mera cuestión de los crucifijos que cuelgan en tribunales o aulas. ¿Por qué los católicos, al asumir un cargo público, juran por Dios y los evangelios, si Jesús dijo específicamente, con claridad, sin posibilidad de malinterpretaciones, que eso no debía hacerse? ¿Y por qué se permite y se espera este juramento, cuando es obvio que excluye a los no creyentes?

Es de admirar que este hombre tenga el coraje de poner por escrito lo que piensa, y una verdadera lástima que la posición oficial de la Iglesia Católica no sea la suya. En efecto, la idea de la Iglesia sobre la relación entre moral y ley es que las leyes son inválidas si no cumplen con la “ley natural”, término solapado que se define como “lo que la Iglesia ha decidido que es moral en este momento de la historia”. En la visión católica, las instituciones humanas son necesariamente inferiores a las leyes divinas (¿cómo va a ser de otra manera?), por lo cual —mal que le pese a Jesús y sus seguidores sinceros— al César no se le debe dar nada, ni un centavo, si la autoridad eclesiástica no lo ha autorizado antes; y más aún, si dicha autoridad considera ilegítimo (por inmoral o herético) el poder secular, es derecho y deber del creyente rebelarse contra ella.

viernes, 15 de enero de 2010

Haití y Dios (A167)

Recién vuelto de unas vacaciones en las cuales se coló la noticia del terremoto en Haití, por fuerza debo referirme a él aquí, porque como se espera de personas que tienen contacto directo con el Creador y Sustentador del Universo y que no pueden dejar de hacérnoslo notar, hubo algunas reacciones de los creyentes ante este terrible suceso.
  • José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián (España), dijo que “existen males mayores” que los que se están sufriendo en Haití, como “nuestra pobre situación espiritual” y “la concepción materialista de la vida”. Munilla dijo luego que había sido malinterpretado y que sólo se refería al “plano teológico” (plano cuya situación y características son un misterio para nosotros, pero que con seguridad no está en el mismo lugar que el mundo real), al tiempo que la COPE (cadena de medios controlada por el episcopado español) denunció una “operación de la izquierda” para hacer ver que el obispo es un desalmado al cual no le importa la situación de los pobres de Haití.
  • Pat Robertson, el multimillonario predicador demente fundamentalista estadounidense que conocemos en Latinoamérica por conducir El Club 700 y haber sugerido asesinar a Hugo Chávez, dijo que lo de Haití es castigo de Dios por haber hecho un pacto con el diablo para expulsar a los franceses. El vudú y todo eso, supongo. Lo terrible es que a este personaje siniestro (Robertson, no el diablo), que en cualquier nación civilizada de gentes normales sería escupido por la calle, se le dio lugar para hablar por TV… mientras, sobreimpreso en la imagen, había un número de teléfono para llamar y hacer donaciones a un fondo de ayuda.
  • No vayamos a creer que la idea de que las catástrofes naturales son castigos de Dios se encuentra sólo en predicadores locos aislados: ya hay editoriales completos sobre los terremotos a la luz de la Biblia y por qué el aborto, las drogas o la permisividad sexual pueden “causarlos”.
  • No tan desafortunadas como las de Munilla, pero igual de estúpidas, fueron las declaraciones de Federico Lombardi, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, diciendo que el único verdadero consuelo para tanto dolor es “el amor de Cristo que muere en la cruz”, y que los haitianos, a pesar de ir siempre de mal en peor, nunca pierden la esperanza, “una esperanza cristiana”. Al menos los episcopados latinoamericanos sí están haciendo algo por las víctimas.
  • En un blog del sitio ultracatólico HazteOír alguien se pregunta si el terremoto fue un castigo de Dios, y se responde, confusa y puerilmente, que por supuesto que no, y que estas cosas le sirven a uno para apreciar más la vida. Vale decir, gracias, Señor, por haber matado a esos otros en vez de a mí.
  • Fuera de la religiosidad tradicional, aunque bien dentro de la misma esfera de estupidez (¿estupidósfera?), ya hay disparatados anuncios sobre cómo esto es un anticipo de 2012 y un signo de que estamos por entrar en un nuevo “ciclo físico y moral” planetario. Las locuras se parecen: así como unos creen que las catástrofes son anuncio de un cambio para mejor, otros consideran que son útiles para “purificar” a los pueblos para el futuro.
Hay más, mucho más, pero se hace tarde y no quería dejar pasar este día. Es triste ver cómo ante el sufrimiento puro y duro (y sin sentido) de un pueblo como el haitiano, al cual nunca le ha ido bien ni de lejos, algunos quieren sacar una tajada para condimentar sus prédicas.

jueves, 7 de enero de 2010

De vacaciones, algo para leer

Quien escribe está de vacaciones, breves por fuerza (el vil metal nunca ha sido tan vil), de manera que Alerta Religión estará menos locuaz que de costumbre. Para que se entretengan los lectores, puedo recomendar algunas cositas:
  • Con referencia al artículo del jueves sobre el pedido de retirada de crucifijos en Mendoza, he descubierto una muy buena cobertura del diario MDZ Online sobre la relación iglesia-estado en la provincia, específicamente un estudio de las cesiones de dinero y terrenos públicos a la Iglesia.
  • Para no olvidar lo estúpida y superficial que puede ser (o parecer) una persona mayor, con amplios estudios y experiencia, cuando se pone religiosa, un artículo donde Benedicto XVI pone a los Reyes Magos como ejemplo para los hombres de ciencia y todos los que busquen la verdad (los Reyes Magos eran astrólogos).
  • Como si la maquinaria publicitaria habitual no hubiera sido suficiente, la Iglesia le da una ayuda extra a Avatar, de James Cameron, al crear una polémica en torno al film y llamarlo “gnosticismo ecologista versión siglo XXI”, siendo que es obvio que nadie en el planeta fue a ver buscando un mensaje o una guía ética. (Hablo en base a las críticas que he leído, tanto positivas como negativas. Todas coinciden: Avatar es todo tecnología y nada de argumento.)
Hay más, pero me es imposible ponerme a escribir, siquiera en versión corta, sobre todo ello ahora. Espero poder dejar al menos algunos artículos programados, para que no me extrañen. Estaré de vuelta, de todas formas, el fin de semana que viene.

    Mendoza y sus crucifijos (A166)

    La ONG “20 de septiembre”, asociación civil de Mendoza, ha enviado cartas a varias dependencias del estado provincial para que informen “cuál es el marco legal en que se sustentan a los fines de introducir símbolos religiosos en los edificios públicos”.

    En Mendoza, como en toda Argentina, se encuentran crucifijos cristianos (con o sin sus correspondientes crucificados) en escuelas y hospitales públicos, juzgados, legislaturas y otras oficinas de los distintos niveles de gobierno. En general se trata de símbolos que la tradición puso y que nadie se anima a sacar, o más posiblemente, que casi nadie se ha planteado sacar, por falta de razones. Mendoza, por añadidura, es una provincia poco proclive a la laicidad; gobernada en la actualidad por un cristiano evangélico conservador, y con la bien ganada reputación de ser un semillero de integristas católicos, es ahora una sorpresa (¿o será una reacción lógica?) que surja allí una iniciativa que sólo se ha planteado con éxito en la mucho más secularizada Europa.

    La nota es bastante extensa y no voy a repetir todo lo que dice. Cabe sólo aclarar que la asociación “20 de septiembre” se define como librepensadora, no atea o antirreligiosa, y que no ha pedido todavía la retirada de los símbolos religiosos, sino solamente la justificación legal de las instituciones estatales para su colocación y mantenimiento; y que declaran que están dispuestos a llevar el asunto hasta el nivel nacional.

    Los comentarios a la nota son, si se quiere, más interesantes, ya que trasuntan una variedad de posiciones, con una mayoría de opiniones contrarias sin demasiados argumentos, unas cuantas abiertamente intolerantes, y unas pocas, pero significativas, de creyentes que apoyan la idea porque entienden que su fe es algo personal y no necesita de símbolos en las paredes.

    Todavía es pronto para adivinar cómo seguirá el asunto, pero desde aquí estaremos atentos.

    [Gracias a Facundo Fernández por ponerme sobre aviso de esta noticia.]

    miércoles, 6 de enero de 2010

    Participando en Racionalidad

    Ayer me invitó Arturo Ruiz (vía Facebook) a participar en un emprendimiento colaborativo, Racionalidad, alojado en el portal de redes sociales Bligoo. Por el momento hay pocos lectores y sólo dos escritores (Arturo y yo), pero reitero la invitación a mi vez: todos pueden participar, exponiendo sus puntos de vista, siempre que se haga con racionalidad y apertura al diálogo.

    Mi intención primera, por sugerencia de Arturo, era simplemente “reciclar” posts antiguos de Alerta Religión que fueran relevantes, pero inevitablemente la pluma del escritor se desvía del camino y termina escribiendo algo nuevo, o una reformulación de las cosas. Así fue que me vi redactando un articulito titulado “Sobre la libertad y los límites”. Invito a los interesados a leerlo y a seguirme allí. Con seguridad, mucho del contenido les será conocido de aquí, pero no necesariamente. Y si alguien desea escribir sus propios artículos, mejor todavía.

    martes, 5 de enero de 2010

    Ganadores del concurso de frases imposibles de Benedicto XVI

    Damas y caballeros, todos ustedes han trabajado duro. Y en cierta manera, todos son ganadores. Pero de otra manera más exacta, la frase ganadora que nunca diría el Papa en público es:*
    “Amo a las mujeres tanto como amo a los hombres.”
    cuyo autor es Adrián Rodríguez Solórzano (link al perfil de Facebook). En mi carácter de tirano omnímodo de este blog la he elegido, por su concisión y su relevancia en varios niveles, su delicado absurdo y su aplicabilidad universal.

    * Un punto para el que identifique esa referencia.

    Quiero además mencionar especialmente otras dos frases, que me resultaron muy graciosas pero que no quise poner al tope porque dependen de referencias culturales específicas:
    “Oiganme ñatos de corazón: es más posible, mucho más posible que un potus florezca en primavera a que un ángel pase con una remera. Alelú alelú, y Gloria Carrá, y Gloria Estefan, y Gloria Trevi, y Divina Gloria.” (Escrita por Marcelo Huerta San Martín a la manera de Peperino Pómoro.)

    "As my first act with this new authority, I will create a grand army of the Republic!" (Escrita por Gonzalo Rubio, tomada del Episodio II de Star Wars.)
    Estas dos frases son trasposiciones de Benedicto XVI y otros personajes, uno patético, el otro siniestro. También hubo varias alusiones a la vestimenta y a los zapatos del Papa (los famosos zapatos rojos que no son de Prada), a los apetitos pedófilos de los clérigos, y al muy probable conocimiento del Papa de que las creencias que predica no tienen fundamento alguno y sólo sirven para engañar a los ignorantes, entre otras. Algunas de las frases me hicieron reír, otras no; el humor es cosa subjetiva.

    Luirro se gana una mención honoraria por adular con estilo a quien escribe con su atribución a Benedicto XVI de la muy improbable frase: “Mi blog preferido es ALERTA RELIGIÓN... pero no se lo digan a nadie.”

    Muchas gracias a todos los que participaron. A los que no fueron elegidos, consuélense con la idea de que, si Dios existe, aquellos impíos que insultaron a Su vicario en la Tierra con tanta eficacia que ganaron este concurso serán los primeros en irse al infierno. Y si Dios no existe, al menos nos habremos divertido todos.

    lunes, 4 de enero de 2010

    Pobre Iglesia, pobre monseñor (A165b)

    La Iglesia asume la condena del ex-obispo y abusador sexual Edgardo Storni “con gran dolor”, según Carlos Náñez, arzobispo de Córdoba. Y no se dirá nada más del asunto hasta que la sentencia esté firme. A Storni tampoco le dirán nada, y cualquier condena eclesiástica deberá llegar (si llega) del Vaticano.

    Uno podría admirarse, si fuera un fanático, ante la consistencia de las respuestas de la Iglesia Católica a los casos que involucran a sacerdotes u obispos. Primero se los protege y oculta, luego se los defiende, finalmente se asume “con gran dolor” que entre esos hombres de Dios hay abusadores sexuales, violadores de niños, hasta homicidas, y eso es todo. Como mucho se habla de un perdón a medias por las “fallas” de los hombres de la Iglesia, que no manchan su carácter de institución santa y sobrenatural, y se pide “reconciliación”. Quien escucha con atención puede oír, en el trasfondo, no el verdadero dolor o la indignación, sino el disgusto de los clérigos por haber sido descubiertos una vez más.

    Storni fue condenado el 31 de diciembre; la noticia llegó a los diarios temprano en la mañana, y seguramente antes a los lugares de poder. Incluso con las festividades de por medio, uno esperaría que las personas importantes, los referentes políticos y religiosos, elevaran su voz para acompañar la condena y para exigir más justicia, más rápida, y más reparación a las víctimas. Hasta ahora sólo ha habido una reacción de ese tipo, la del diputado provincial santafesino Pablo Javkin, quien protestó por la demora del caso: no sólo las dilaciones de los defensores, sino también las excusaciones de los jueces, que se apartaron de la causa aduciendo motivos inadmisibles, como el juez Dardo Rosciani, que invocó su condición de católico para no dictar sentencia. Esas excusaciones fueron aceptadas por la Cámara Penal debido a los apoyos políticos de que gozó Storni.

    ¿La reacción del Episcopado? Ninguna. Después de unas semanas en la que los obispos no se privaron de salir al aire a hablar del terrible peligro de permitir que se casen de mutuo acuerdo dos adultos del mismo sexo, nos invade ahora un silencio sepulcral ante un hombre condenado por abusar en cuerpo y alma (como quiera que se entienda ese término) de jóvenes que fueron dejados a su cuidado. Los abogados católicos locales, la rancia cúpula de poder conservador de Santa Fe, los demás obispos, el mismísimo Vaticano, ¿no vieron el peligro de —no se preocuparon siquiera por la imagen que daba de la Iglesia— preservar en sus filas a un prelado cuyas actividades ilegales eran un secreto a voces?

    sábado, 2 de enero de 2010

    Concurso: cosas que el Papa nunca diría

    Como estos días andan livianos de noticias (crucemos los dedos, toquemos madera), y a partir de un par de frases al vuelo en la página de Facebook de Alerta Religión, decidí dejar que los lectores se diviertan con uno de nuestros blancos favoritos: el Papa Benedicto XVI. (No es nada personal. Benedicto es un blanco favorito porque es una celebridad y porque su religión le hace hacer y decir cosas notoriamente extrañas o desagradables. Como Tom Cruise o Mel Gibson.) Armamos un pequeño concurso cuyo tema es cosas que el Papa nunca diría, entiéndase en público o al menos jamás fuera de su círculo íntimo.

    Las frases deben ser cortas, mejor irónicas que agresivas, mejor relevantes que absurdas, y pueden ir acompañadas de una anotación para darles contexto (lugar, ocasión). Por ejemplo:
    (El Papa al salir al balcón y ver llena la Plaza de San Pedro): “¡Buenos días, católicos!!! ¡¿ESTÁN LISTOS PARA ROCKEAR?!”.
    O también:
    A los cardenales de la Curia, en una audiencia: “Hoy elegí zapatos rojos porque me hacen ver sexy.”
    Los que ya postearon sus frases en Facebook, no se preocupen, que ya los tengo en cuenta. Los demás pueden ponerlas aquí, en sus comentarios. No hay límite por persona. En unos días elegiré una (o dos o tres, como mucho) y la postearé como “ganadora”, aunque de hecho no hay premio más que ése.