Por tercer año consecutivo celebramos hoy el Día del Orgullo Primate, propuesto originalmente por Sin Dioses para reivindicar nuestra pertenencia a tan exitoso grupo de animales y contrarrestar, dentro de lo posible, la ignorancia de tanta gente sobre el tema, ignorancia tanto honesta (causada por falta de educación y por tanto fácilmente remediable) como la interesada u obstinada, típicamente religiosa.
Hace un par de días, estando yo en un establecimiento público, un hombre me invitó con gran amabilidad a tomar uno de esos execrables panfletos coloridos que publica el órgano de difusión de los Testigos de Jehová y que invariablemente cierran con una visión de gente habitando en el reino de Dios, vestida con ropas apropiadamente modestas y con sonrisas tan marcadas que evocan cirugías estéticas. Los siempre correctos miembros de esta secta me inspiran lástima más que otra cosa. Quizá no debería molestarme en protestar porque sean negacionistas de la evolución cuando hay cosas tanto peores que reprocharle a esta funesta religión, desde la explotación financiera hasta su resuelta voluntad de dejar morir a “sus” fieles con tal de no autorizar una transfusión de sangre. Pero en fin, esto es lo que dice el susodicho panfleto:
Hay que decir que al menos van al punto: las falacias son claras y precisas como el cristal. Algunos dicen que los seres vivos evolucionan, pero algunos otros no, y un científico cualquiera dice que fuimos diseñados, y obviamente fue Dios, porque lo dice la Biblia, que es verdadera porque es la palabra de Dios, y Él mismo lo dice allí en la Biblia. Como dije, esta gente me da un poco de lástima. Michael Behe es un bioquímico (no un biólogo) que en 1996, en la cumbre del movimiento político-religioso bautizado “Diseño Inteligente” para esconder su obvio creacionismo, escribió un libro antievolucionista donde popularizó el término “complejidad irreducible”. Algo es irreduciblemente complejo cuando tiene diferentes partes y sólo puede funcionar correctamente si todas las partes lo hacen al mismo tiempo. De hecho, el término no quiere decir nada claro en el contexto de la biología, las ideas de Behe han sido refutadas mil veces, y el Diseño Inteligente fue hace tiempo reconocido legalmente como un burdo intento de hacer pasar religión por ciencia para poder adoctrinar a los niños en las escuelas públicas. Y sin embargo, los creacionistas de todas las sectas cristianas siguen citando a Behe (que es católico, dicho sea de paso).
Hace 153 años que Charles Darwin publicó El origen de las especies, y a esta altura imagino debe ser claro que la religión es la única culpable de tan largo tiempo de oscurantismo. Tendremos que seguir proclamando que no tenemos vergüenza de ser primates, mamíferos, animales, eucariotas, parientes de todos los seres vivos de la Tierra.
No sé si estas personas religiosas se dan cuenta de que un ingeniero genético, que diseña inteligentemente y modifica con un propósito deliberado las características de un organismo, tendría que ser considerado también una especie de dios.
ResponderEliminarClaro que se dan cuenta. Por eso mismo para la iglesia católica la ingeniería genética es pecado mortal.
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