viernes, 18 de junio de 2010

Excomunión para los hipócritas (A195)

Carta al obispo Palentini
Si esto no es ser más papista que el papa, no sé qué lo es. El Dr. Fernando Bóveda, abogado, le ha pedido por carta al obispo de su diócesis de Jujuy, Marcelo Palentini, que excomulgue a los legisladores católicos que votaron a favor de la media sanción del matrimonio homosexual.

La carta, fechada en San Salvador de Jujuy el día 8 de junio, expresa el “asombro” de Bóveda por “la forma artera [en que] se está atentando contra la familia cristiana”, y le pide al obispo que prohíba recibir la comunión a los diputados jujeños que votaron a favor y a los senadores que piensen hacerlo. Ni siquiera cabe permitirles que se abstengan, ya que “a los tibios los vomita Dios” y hay que marcar una posición. “El presente lo está convocando a una lucha de resistencia histórica”, le advierte a Palentini, pero le da confianza: “nuestra iglesia a lo largo de la historia fue perseguida una y mil veces, pero siempre ha crecido y multiplicado.”

¿Qué quieren que les diga? El Dr. Bóveda tiene toda la razón. (Por supuesto que no en la parte donde habla de persecución y de atentados… Nadie que no tenga una mentalidad paranoide puede creer que la Iglesia está siendo perseguida en Argentina, y mucho menos en Jujuy.) Tiene razón en tanto esos legisladores juraron por Dios y sobre la Biblia, y a la menor confrontación no me cabe duda que saldrían a reafirmar apurados y temerosos su adhesión al catolicismo más piadoso. Mis lectores sabrán que yo no estoy a favor de enrostrarles a los creyentes moderados su incoherencia y su hipocresía, exigiéndoles que se comporten como fundamentalistas; ésa es una salida fácil, una forma de encasillarlos para criticarlos más libremente. Pero desde el punto de vista de un católico preocupado por la legitimación social y legal de prácticas que considera aberrantes, entiendo al Dr. Bóveda. Y entendería perfectamente al obispo Palentini si excomulgara a todos esos tibios.

Lo que llama la atención es que ni Palentini ni ningún otro obispo argentino, hasta donde recuerdo, ha amenazado con la excomunión a los legisladores pro-igualdad. Y es que un obispo es un funcionario político. En las provincias más pobres del país y especialmente en las muy conservadoras provincias del Noroeste Argentino, la Iglesia tiene un status altísimo, heredado de la época colonial, que no conocemos los que habitamos en las ciudades más grandes y liberales. ¿A cuántos aliados políticos, a cuántos personajes importantes se podrá permitir el obispo Palentini ponerse en contra? ¿Cuántas alianzas se permitiría romper por algo tan trivial como el casamiento de parejas del mismo sexo, que íntimamente sabe que no influirá en lo más mínimo en los asuntos de la Iglesia o en la sacrosanta “familia cristiana”?

Mi apuesta es que Palentini no hará nada, o se quedará, como máximo, en amenazas. Un abogado solitario puede permitirse ciertas enemistades; un príncipe de la Iglesia, que debe pensar en la diplomacia y los favores, no. Eso lo deja a él mismo como un tibio más, y quizá no deberíamos reprochárselo: a fin de cuentas, cuantos más creyentes se sientan obligados a entibiarse, mejor estaremos los que no queremos volver al medioevo.