Que las tres grandes religiones abrahámicas odian a los homosexuales y se oponen a todo lo que no sea sexo entre un hombre y una mujer con fines reproductivos no es noticia, como tampoco los argumentos que utilizan cuando se propone una legislación que tienda a reconocer la existencia de parejas y familias constituidas de manera distinta a su modelo dogmático. Tampoco es noticia que los creyentes pueden justificar cualquier cosa que ocurra, no importa lo espantosa que sea, recurriendo a Dios, especialmente si no les ocurre a ellos y muy especialmente si le ocurre a una mujer y si la cuestión pasa por privarle a ella de su derecho a disponer de su cuerpo.
Hay una tercera noticia poco curiosa en estos días, que amerita un poco más el espacio informativo, aunque de una manera indirecta. Es poco curiosa porque ilustra otro rasgo conocido y predecible de un grupo de creyentes, pero vale la pena dejarla para un post más largo.
Continuará…
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