Foto: Lord Jim (Flickr) |
Desde hace rato y previsiblemente también ahora escuchamos a muchos cristianos descalificar a Camping y a los que predicen fecha y hora del fin del mundo. “Es un extremista, un fanático, no es un verdadero cristiano, no nos representa”, dicen algunos, cristianos decentes y moderados preocupados por su reputación. “Está equivocado, es un falso profeta, la Biblia no dice eso, Mateo 24:36, 1 Tesalonicenses 5:1-2, etc. etc.”, dicen otros, decentes y ortodoxos cristianos preocupados de que se falsee la Palabra de Dios para hacer un show morboso.
Y sin embargo el mensaje que deja Harold Camping es éste: no importa tanto qué creas, sino cómo lo creas; no importa si la Biblia dice A o B o ninguna de las dos cosas, sino que la Biblia sea considerada palabra sagrada; no importa si uno es extremista o moderado, sino la actitud intelectual ante idioteces como la del Rapto, la Tribulación, los Cuatro Jinetes, los Sietes Ángeles con Trompetas, el Anticristo, la Bestia y el Fin del Mundo. ¿Hay algún cristiano en el mundo que no crea en estas cosas? ¿Hay algún verdadero cristiano —no uno de esos cristianos ultraliberales, heterodoxos, hipersofisticados, posmodernos, que nadie salvo ellos mismos y sus amigos reconocen como cristianos— que no adhiera a esa escatología basada en las divagaciones del profeta Juan de Patmos, en la cual Dios primero se lleva al cielo a unos pocos, luego permite que el resto de la humanidad sufra horriblemente, y al final termina por destruir la Tierra completamente? Si es así, ¿en qué sentido es un cristiano?
Vuelvo a preguntar: ¿en qué sentido es un cristiano alguien que no cree en el Juicio Final y la destrucción catastrófica del planeta Tierra por parte de Dios? ¿Y en qué sentido —dado que la respuesta a lo anterior debe ser no— en qué sentido algún cristiano puede decir que es esencialmente distinto a Harold Camping? La escatología cristiana es locura pura y simple, un sueño alucinado que los seguidores de Camping han venido soñando desde hace años y del que ahora han debido —esperemos— despertar.
Pues yo no creo que hayan despertado. Nunca despiertan, por muy ridículas que sean las creencias, las mantienen frente a toda adversidad.
ResponderEliminarEstas falsas alarmas son cosa de los protestantes. La jerarquía vaticana nunca es tan imprudente, su negocio es a largo plazo. Seguro que, en cuanto empezara el arrebatamiento, el papa y sus secuaces se anclarían a las columas de Bernini para no separarse de sus tesorazos.