Senador César Gioja (FpV/San Juan) |
Como los demás, el texto está lleno de reaseguros y promesas de salvaguardia de la dignidad humana y a la libertad individual del paciente, de los que se desdice pocas líneas más abajo. Dejar de alimentar o hidratar un cuerpo vivo es eutanasia pasiva y está prohibida explícitamente. De hecho también está prohibido no tratar una complicación que acelere la muerte, y hasta dejar de suministrar calmantes.
El Testamento Vital no podrá contener instrucciones que resulten contrarias al ordenamiento jurídico y además aquellas que dispongan restricciones al tratamiento necesario para aliviar el dolor, hidratarse y alimentarse, como así también todas aquellas acciones médicas que impliquen una eutanasia activa o pasiva.Vale decir que si uno es uno de esos fanáticos cristianos que desea agonizar en medio de un dolor insoportable para ofrendárselo a su dios, la ley le obliga a recibir analgésicos. Le pondrán sedantes y calmantes aunque explícitamente haya dicho que quiere sufrir. (Esto tiene sentido, porque tal deseo de sufrir es casi seguramente patológico, pero por otra parte el autosacrificio y el sufrimiento es lo que le gusta al dios cristiano. ¡Qué dilema!)
Como los demás proyectos, éste falla porque pone un límite irrazonable a la dignidad del paciente. Para mí y sin duda para muchos otros sería sumamente indigno que mantuvieran mi cuerpo durante años penetrado y atravesado por tubos de plástico con el objeto de alimentarme e hidratarme (y de evacuar, es de suponer, los desechos resultantes del metabolismo); incluso si estuviese inconsciente, sería un espectáculo desagradable y grotesco para mis seres queridos, si es que no hay esperanza realista de que mi estado cambie para mejor.
Pero no nos ha de sorprender que el senador Gioja presente un proyecto tan poco humano y tan poco respetuoso de la libertad humana. Sus fundamentos están firmemente enraizados en el oscurantismo religioso de su elección (el del catolicismo). Así lo explica (las negritas son mías):
Para ser más claro respecto a lo que pretendo, quiero transcribir textualmente el modelo de testamento vital de la Conferencia Episcopal Española, que expresa el espíritu de este proyecto de ley:Tomar como modelo para un documento legal sobre un tema ético importantísimo los dichos de obispos católicos o una encíclica papal es aproximadamente como preparar un paper científico sobre el descubrimiento de una nueva partícula subatómica basándome en los manuscritos de alquimistas medievales: simplemente no llegan al mínimo necesario para una discusión inteligible. ¿Cómo vamos a basar nuestro manejo de algo tan crucial en una ética que depende de los supuestos deseos o disposiciones de figuras mitológicas? ¿Cómo vamos a permitir que un médico le diga a un familiar de un paciente en agonía: “Disculpe, pero no puedo desconectarlo porque según la ley la vida en este mundo es una bendición de Dios”?
“A mi familia, a mi médico, a mi sacerdote, a mi notario:(…) Este testamento vital está en un todo de acuerdo con lo expresado por su Santidad Juan Pablo II en su discurso ante la Organización Mundial de Gastroenterología (…) También hace referencia a este tema en su Encíclica Evangelium Vitae (…).
Si me llega el momento en que no pueda expresar mi voluntad acerca de los tratamientos médicos que se me vayan a aplicar, deseo y pido que esta Declaración sea considerada como expresión formal de mi voluntad, asumida de forma consciente, responsable y libre, y que sea respetada como si se tratara de un testamento. Considero que la vida en este mundo es un don y una bendición de Dios, pero no es el valor supremo absoluto. Sé que la muerte es inevitable y pone fin a mi existencia terrenal, pero desde la fe creo que me habré el camino a la vida que no se acaba, junto a Dios.
Excelente, Pablo.
ResponderEliminar¿No será "me abre el camino"?
ResponderEliminarExcelente la serie.
Ah, me olvidaba un temita: muy hincha guindas el sistema de autenticación de comentarios.
ResponderEliminarSí, se me olvidó poner un "(sic)". El senador Gioja no tiene muy buena ortografía.
ResponderEliminarEntonces no debería ser senador. No creo que una persona que no puede comunicarse correctamente con los demás sea adecuada para el cargo.
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