Lamentablemente el grueso de la noticia era correcta; la Federación Andaluza de Asociaciones LGTB (el pomposamente llamado “lobby gay”) recolectó firmas para exigir que se retire de la venta el libro en la cadena española de almacenes por departamento El Corte Inglés, argumentando que promover una obra que califica a la homosexualidad como un trastorno psicológico es discriminatorio. La protesta, como suele ocurrir en estos casos, sólo contribuyó al éxito del libro, al pasarse la posta de la indignación los colectivos católicos antihomosexuales. Inútil es señalar las instancias recientes de pedidos de censura de esos fanáticos religiosos a publicidades, libros, obras de arte y otras producciones culturales de todo tipo, como así también sus intentos por suprimir de la educación toda ideología y toda ciencia que no concuerde con sus dogmas y doctrinas; inútil también recordarles su larga historia de prohibición y quema de libros (a veces acompañados de sus autores). Se trata de personas que se enorgullecen de ser intolerantes y para quienes esta táctica de la Federación LGTB vino como anillo al dedo para señalar “la intolerancia de los tolerantes” (dicha esta última palabra con tono de desprecio, el mismo que utilizan al hablar de los “progres”). Este orgulloso desprecio es el que les ayuda a ver inmensas vigas en los ojos ajenos sin notar ni una brizna de paja en el propio.
Tengo más para decir sobre Richard Cohen y sus ideas (El País le hizo una entrevista, por si alguien desea informarse, teniendo en cuenta que se trata casi seguramente de un aviso pagado), pero más que el contenido del libro me preocupa la reacción a él. Si exigimos que no se venda porque es científicamente y políticamente incorrecto, ¿con qué argumento no pedimos también que se quiten de circulación cientos, miles de otros libros de esta clase? En cualquier librería grande hay libros de autoayuda que transmiten una visión fantástica y potencialmente muy dañina del mundo y de los seres humanos. ¿Y qué pasará cuando otros pidan que se prohíban los libros que nos gustan? Podemos argumentar que no es lo mismo porque nosotros tenemos la razón (la ciencia, los derechos humanos, la modernidad) de nuestro lado. ¿Importa eso, en la práctica? Es obvio que no, que nunca ha importado, que lo que vale es el poder de lobby.
Quizá debamos pensar en una estrategia distinta. Quizá debamos pedir, como clientes y consumidores, que al lado de cada libro promoviendo una cura para la homosexualidad haya uno que promueva la autoaceptación de la sexualidad propia; que junto a cada panfleto apologético haya un estudio serio de los textos sagrados que demuestre su inspiración puramente humana; que junto a cada hagiografía complaciente haya una biografía. Más libros, no menos, jamás.
Completamente de acuerdo. Yo creo que todos los libros tienen que estar al alcance del consumidor. Porque por mas nefasto que sean algunos, el paso de los años los suele convertir en una curiosidad, un valioso reflejo de un tiempo que paso. Asi, uno puede disfrutar y aprender leyendo el "Malleus Maleficarum" o "Mi lucha".
ResponderEliminarDe mi abuelo he heredado un librito de bolsillo del año 1910 (ya tiene mas de 100 años, toda una reliquia!) que inclusive era anticuado para su epoca. Se trata del "Manual de urbanidad", un panfleto escrito por curas,sobre las "buenas maneras", acompañado inclusive de graciosas fotos ilustrando como sentarse en un carruaje o sacarse el sombrero ante un superior. La frutilla del postre es el capitulo dedicado a recomendar la "biblioteca del joven moderno": los santos evangelios, vidas de santos, la Virgen, etc.
Su valor anecdotico y antropologico es innegable...
Yo tengo en casa una joyita más o menos de la misma época que trata sobre "la mujer" (así, en singular colectivo) y que, desde un punto de vista no religioso sino cientificista-romántico, analiza a esta parte de la especie humana con unos conceptos y expresiones que harían explotar de furia a cualquier feminista si se hubieran publicado hoy. Claro que no es lo mismo cuando ocurre hoy que cuando ocurrió ayer. Pero no sirve de nada enojarse.
ResponderEliminarMe lo compré en formato panfleto, en el chiringuito de una asociación catolica izquierdosa, despues de tener una instructiva conversación con una jovencita que consideraba cientificamente probado que los homosexuales eran producto de familias disfuncionales con figuras paternas poco dibujadas...
ResponderEliminarLibertad de venta de venenos, sí.
Pero esos manuales sirven para que educadores, padres y alumnos debidamente adoctrinados torturen psicologica y fisicamente a unos cuantos centenares de miles de personas.
Ojalá hubiera libertad de expresar odio y tontería, pero estuviera acompañado de la libertad de estar protegido de los efectos de ese odio.
Te entiendo perfectamente, y si se tratara de un libro de texto para psicólogos o estudiantes estaría de acuerdo con, al menos, boicotearlo y exigir a las universidades que no lo usen ni promuevan. La única protección que tenemos contra esta clase de pseudociencia de raíz religiosa es la educación y la divulgación, además de una total separación de iglesia y estado que no permita que estas estupideces se mezclen con las políticas públicas.
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo con todo lo dicho
ResponderEliminarSinceramente como católico voy a confesar mi rechazo hacia el movimiento glbt; por supuesto sería injusto y verdaderamente intolerante que no tuviera argumentos serios más que citar algunos extractos de la Biblia.
Cambiemos el orden de las palabras y brindemos un marco de apreciación más amplio: junto a los libros que promuevan el auto aceptación de la sexualidad, deberían ubicarse libros con serios estudios científicos y psicológicos que contemplen a la homosexualidad como una patología. Si, el término que acabo de usar es patología, aluciando a una desviación sexual. Repito, hay serios estudios científicos que demuestran que se trata precisamente de esto.
Todos (quienes tengamos madurez para ello por supuesto) debemos tener acceso a toda clase de información para así poder acceder al debate serio y objetivo sobre un tema de actualidad y que ha generado mucha polémica.
Miguel Alejandro: no existen estudios científicos serios que avalen la clasificación de la homosexualidad como patología. Por eso es que ninguna asociación psicológica o psiquiátrica seria en el planeta la considera así desde hace décadas. Desgraciadamente, la indoctrinación religiosa y la credulidad siguen muy vigentes. Precisamente por eso sugiero que en vez de censurar una obra pseudocientífica como el libro de Cohen se deberían poner a disposición del público obras científicas que demuestren la realidad de los hechos. Más aún cuando Cohen promueve una "terapia de conversión" para cambiar la orientación sexual, cosa que según se ha comprobado puede ser dañino y generalmente es también inefectivo a largo plazo.
ResponderEliminarEstá bueno lo que planteas durante el artículo, aunque tengo mis dudas sobre la reflexión última: luego los creacionistas pedirán que haya un libro que avale su postura/creencia al lado de cualquier libro que trate del Big Bang... No, no la veo como una buena solución lo que planteás, pero tampoco se me ocurre una mejor.
ResponderEliminarUn saludo Pablo.
Existen, tanto estudios como psicólogos que la defienden.
ResponderEliminarUna tesis bastante antigua, de hecho, pero nunca refutada, que afirma que la homosexualidad masculina surge por la carencia de un modelo masculino (el padre) durante sus primeros años de vida.
Si bien es cierto actualmente se considera a la homosexualidad como una preferencia sexual, ¿cuál es la base para ello?
Presión de grupos políticos y del conglomerado.
Incluso buscan sostener que la homosexualidad parte de un supuesto gen gay que (que de hecho no determina la orientación, sino en un minúsculo 20%, y pese a ello, factores familiares y sociales influyen en mayor proporción).
Apoyo que se busque el respeto hacia los derechos de las personas; pero estoy en contra de leyes que fomenten la práctica del homosexualismo, que es producto de un núcleo familiar deforme; es entonces un problema social.
Miguel: la tesis a la que te referís es psicoanalítica y está totalmente desacreditada, excepto por supuesto entre los que todavía creen en la mitología freudiana-jungiana-lacaniana. No conozco el criterio por el cual todas las organizaciones médicas y psicológicas serias del planeta consideran a la homosexualidad una preferencia sexual normal y ya no una enfermedad, pero supongo que alguna razón deben haber tenido, y confío en ellas más que en libros que promocionan terapias con testimonios escritos por gays reprimidos.
ResponderEliminarNo sé de dónde sacaste lo del "gen gay". Eso es una invención mediática. No existe un gen de la homosexualidad, existen seguramente muchos genes que determinan las preferencias sexuales. En general cuando los medios hablan de "el gen de X" siempre están simplificando y distorsionando groseramente un hallazgo científico.
No son solo algunos gays deprimidos; el rasgo caracteristico del gay es que presenta un carencia de la figura paterna en sus primeros años de vida. Es un hecho presente en cada individuo homosexual.
ResponderEliminarSi te soy sincero no conozco las escuelas a las que te refieres, pero si la teoria que defiendo.