miércoles, 31 de octubre de 2012

Usando a las estrellas

Los titulares de los medios propagandísticos religiosos suelen ser anodinos o patéticos. Cuando leí que ACI Prensa había dedicado orgullosamente un artículo al hecho de que un actor de Batman había premiado a un “héroe pro-vida”, ubiqué la nota en ambas categorías. ¿Tan bajo habían caído los católicos que necesitaban recurrir a una estrella de Hollywood?


Pero como vi la última de Batman y me gustó, decidí echarle una mirada al artículo porque emocionalmente me costaba creer que alguno de esos grandes actores que tan bien me habían caído pudiera ser un activista antimujeres o alguien que homenajease a activistas antimujeres. Allí estaba Christian Bale, una mujer occidental (que no reconocí) y un chino con anteojos oscuros, que resultó ser Chen Guangcheng, un héroe verdadero, como ya veremos.

El misterio quedaba revelado en el primer párrafo, y sin embargo el fanático que escribe la nota sigue adelante con su… no sé si llamarlo mentira o autoengaño o qué… de que Chen es un “pro-vida” y de que la organización Human Rights First, con Christian Bale como anfitrión de lujo, lo homenajeó por luchar por la supervivencia de millones de preciosos embriones y fetos.

Chen ha pasado gran parte de su vida luchando por los derechos civiles de la población de su país, que vive bajo un totalitarismo feroz pero con muy buena prensa (siendo los Juegos Olímpicos de 2008 su último gran triunfo de relaciones públicas). Ha estado preso, ha sido golpeado y censurado, y como en otros casos, es muy probable que sólo su alto perfil y su reconocimiento internacional sean lo único que evita que el gobierno chino lo desaparezca.

La lucha de Chen ha sido por el efectivo cumplimiento de las leyes. En China el aborto es legal, con consentimiento de la mujer, al igual que la esterilización. Chen recolectó, por su cuenta y riesgo, denuncias de mujeres que decían haber sido obligadas a abortar por parte de un gobierno local, con el objetivo de cumplir con las cuotas de crecimiento demográfico permitidas por la política del hijo único. Dicha política incluye sanciones monetarias a quienes tengan más de un hijo por familia, pero no permite, oficialmente, los abortos forzados. Chen denunció lo que todos sabían: que las juntas de planificación demográfica a nivel de ciudades y regiones obligaban a las mujeres a abortar, violando la ley, mientras las autoridades superiores hacían la vista gorda.

Naturalmente ACI no era la única ordeñando esa vaca. Busqué afanosamente signos de integridad en el resto de la prensa religiosa y encontré un artículo en Christianity Today que cautelosamente se pregunta si los grupos pro-vida no han falseado la imagen de Chen, y se responde, con más rodeos aún, que Chen “podría no ser siquiera lo que los opositores al aborto considerarían pro-vida.” Cita además a gente que opina que Chen es difícil de ubicar en el espectro religioso-político que nos es familiar.

Yo diría que Chen es bastante ubicable. Chen no ha dicho una palabra sobre el aborto voluntario y ha indicado que el problema de China es que las leyes no se cumplen. Chen defiende el derecho de las mujeres a continuar con su embarazo si lo desean. En un país donde la ley garantiza el derecho a abortar y Chen pide que la ley se respete, Chen es pro-choice, pro-elección. No veo cómo puede haber duda entre los propagandistas antimujer sobre este asunto, excepto, claro está, que no duden sino que mientan. ¿Seré muy cínico por pensarlo?

3 comentarios:

  1. Alejandro Paiz Meschler31 de octubre de 2012, 13:02

    Interesante como los grupos ¿"pro-vida"? tergiversan algunos titulares para defender su posición (es decir, negar a las mujeres un derecho humano básico como lo es el decidir sobre su propio cuerpo).

    ResponderEliminar
  2. En general, conviene desligar la obra de un artista de su forma de pensar o actuar. Muchos artistas excelsos tienen comportamientos ruines, mezquinos, nada recomendables. Si admiras a alguien, mejor no te metas en más averiguaciones.

    ResponderEliminar
  3. davidalejandrofuentealbamrquez9 de octubre de 2013, 19:52

    Creo que esta peculiar interpretación de los hechos por parte de los pro-vida es más fácil de entender si tomamos en cuenta que para la mayoría de ellos no está clara la idea de "elección", porque sólo comprenden la existencia de prescripciones y proscripciones. Es decir, si alguien defiende el derecho a interrumpir el embarazo, para ellos es que quiere obligar (a todos) a abortar. Si por el contrario, defiende el derecho a continuar un embarazo, es que quiere obligar a que nadie aborte.

    Al parecer, tienen un problema bastante grande con conceptos como "decidir", "derecho" y "elección"... ¿será porque su superstición no les da espacio para ello?

    ResponderEliminar

Dejá tu comentario sobre el tema de este post aquí. Por favor, utilizá un nombre o seudónimo. Si querés opinar o hablar de otro tema, usá el Buzón de sugerencias.