viernes, 10 de octubre de 2008

Alerta 47: Christian von Wernich, un año después

Hace un año que el sacerdote católico y ex capellán policial Christian Von Wernich fue condenado a reclusión perpetua por su participación en siete homicidios y más de treinta casos de secuestro y tortura. La justicia lo encontró culpable con el testimonio de unos 120 declarantes.

Hasta el último momento, el entonces obispo de Nueve de Julio, Alejo Gilligan, superior inmediato de Von Wernich, defendió a esta inmunda rata, descalificando los testimonios recogidos contra él en el informe Nunca Más de la CONADEP porque, es cierto, tales testimonios no son declaraciones emitidas en un juicio penal sino sólo eso, dichos de personas consultadas por quienes intentaban reconstruir el horror de la dictadura militar.

Una vez condenado el sacerdote, el nuevo obispo, Martín de Elizalde, hizo una declaración formal de pesar, lamentando "que haya habido en nuestra Patria tanta división y tanto odio, que como Iglesia no supimos prevenir ni sanar", como si Von Wernich se hubiera visto enredado a la fuerza en una lucha de la que no podía salir, como si la Iglesia no hubiera apoyado el golpe militar o no se hubiera puesto orgánicamente del lado de la dictadura (con muy pocas honrosas excepciones individuales). Elizalde pide perdón en términos tan impersonales y tan poco contundentes que, en boca de una persona común pidiendo perdón a otra por un crimen horrendo, serían un insulto.

La Conferencia Episcopal Argentina sólo habló de "perdón y reconciliación" (todos los que tenemos un poco de cultura política en Argentina sabemos exactamente qué significan en realidad esas palabras) y dijo que lo de Von Wernich era solamente su "responsabilidad personal". Ya sabemos cómo funciona: si un creyente hace algo bueno, es dentro del seno de la Iglesia y gracias a su guía moral; si hace algo malo, es todo su propia culpa.

En el blog que a Von Wernich se le permite escribir desde la cárcel, al igual que en un cierto blog pro-dictadura, se lo llama un mártir y se pide a la gente que rece por él. Hay quienes dicen que estaba cumpliendo con su deber al ayudar a extraer información bajo tortura de los prisioneros, y otros dicen que fue víctima de una conspiración marxista, y que incluso la levisima disculpa del obispo es inadmisible. Algunos lo creen inocente, otros sólo pueden mostrar en su defensa que "el otro bando" hizo cosas peores. Se victimizan corporativamente atribuyendo la condena a una supuesta "cristianofobia", o disputan el proceso legal, largo y complicado, que le permitió a Von Wernich defenderse como no pudieron defenderse sus víctimas. Desde cualquier postura, evidentemente muchos en la Iglesia no sienten la necesidad de despegarse de él, se sienten hermanados con él, sienten su mismo odio. (Esto no lo digo para ensuciar a los católicos, sino para que quienes crean que defender el terrorismo de estado ya pasó de moda se desengañen: muchos, muchísimos, creen que estuvo bien, y así lo afirman incluso firmando con sus nombres en medios públicos.) Aun los que aceptan que Von Wernich es un criminal piden que se lo ayude institucionalmente, como si por ser sacerdote mereciera más consuelo en su cautiverio que los miles de argentinos que están presos en condiciones mucho peores por delitos infinitamente menores. Von Wernich dice que recibe aliento, y no nos cabe duda.

Cuando el monstruo fue develado, el obispo Elizalde aclaró que "oportunamente se habrá de resolver, conforme a las disposiciones del Derecho Canónico, acerca de la situación de Christian von Wernich." Luego se sentó a esperar, y hasta parece que pensó en hacer algo, pero el momento oportuno nunca llegó. Para la Iglesia, Von Wernich, un hombre que ayudó a torturar a decenas de personas, es un sacerdote como todos. Que sepamos, nunca fue sancionado, ni reprendido, ni castigado por la institución a la que representa. Sigue teniendo derecho a dar misa, a confesar, a dar la eucaristía, y todas esos signos que los creyentes consideran sagrados. La justicia humana lo alcanzó, pero la divina, parece, no se ha dado por enterada.

1 comentario:

  1. Una de las razones puntuales por las que la iglesia catolica me da asco. No solo la Argentina sino a nivel mundial...porque no es que el papa no sabe nada...
    No les voy a dar mi tiempo leyendo las boludeces que deben escribir en esos blogs de la misma manera que no gasto aliento ni saliva en putear a los Pando y demases. Me pongo RE religiosa y pienso...KARMA... eventually, the universe will balance itself out... o no.

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