“Nos hemos dado cuenta de que el fin de la Iglesia Católica está, en realidad, casi totalmente en manos de las mujeres. Pensemos esto: es desconcertante para cualquier ser humano racional observar cómo tantas madres en todo el mundo entregan sus hijos ciegamente a esta anacrónica plaga para la humanidad, o peor aún, aportan en forma regular a su mantenimiento financieramente, o en algunos casos incluso haciéndose monjas y continuando en su ignorancia la tarea proselitista de sus misiones parasíticas y retrógradas por todo el mundo. Por qué ciertas personas dedicarían tanta energía y esfuerzo a una organización que abierta e históricamente las desprecia con tal ferocidad es algo que desafía a la lógica. Quizá éste sea el caso más grande del mundo de síndrome de Estocolmo no diagnosticado.”
—Del movimiento Occupy the Vatican.