Acabo de volver de mis vacaciones, justo a tiempo para el comienzo de esa curiosa fiesta cristiana donde debería conmemorarse con meditación, penitencia, ayuno y abstinencia la tortura y muerte del Hijo de Dios para aplacar la ira de Dios (que es su propio Hijo), y que se celebra de hecho yéndose de vacaciones a un lugar sin iglesias ni curas o como mucho de peregrinación a un lugar con atractivo paisajístico suficiente. Como cada año en estas fechas, miles y miles de cristianos con medio seso lanzan la pregunta supuestamente irónica de que por qué los ateos no trabajamos en “su” feriado cristiano de Semana Santa. Yo no sé qué pensarán ustedes, pero me imagino que en la Rusia de Stalin los cristianos habrán descansado bien y con mucho gusto en todos los feriados y conmemoraciones comunistas en los que el estado les imponía dejar de trabajar.
Como no estaba en casa me perdí la celebración, también bastante estrafalaria, del Día del Niño por Nacer, ese feriado católico-menemista que más correctamente debería llamarse Día del Cigoto, Embrión o Feto y Contra la Pobre Mujer que lo Gesta. De todas formas no es posible escaparse del fascismo católico en Argentina, así que incluso en mi apartado lugar de vacaciones (Malargüe, una ciudad de veinte mil habitantes en medio del desierto del sur de la provincia de Mendoza) me crucé con una manifestación misógino-fetista donde se mezclaban unas pocas señoras de mediana edad, un par de curas en siniestro atuendo de tales y un mar de niños y jóvenes acarreando pancartas.
En un lugar con tan pocos habitantes la marcha era relativamente considerable, pero de lo deprimente del espectáculo me consoló el hecho obvio de que la mayor parte de los participantes no estaban ahí por su propia voluntad ni tenía idea de lo que significa valorar más la vida de una bolita de células sin cerebro, o con apenas cerebro, que la de una mujer.
Otra cosa de la que no me fue posible escapar del todo fue el diluvio de noticias farandulescas sobre el Papa Francisco. Pero de ese tema ya hablaré con más tiempo. En breve volveré a mi ritmo habitual; hasta entonces, ¡no dejen que ningún cura los saque a pasear!
Si no hubieras puesto el texto, las imagenes de esos hombres con pollera me hubieran hecho pensar que era la Marcha del Orgullo Gay.
ResponderEliminarMe encantó tu comparación. Saludos.
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