El alerta de hoy es sobre el lío que armaron un par de legisladores ignorantes de la provincia de Chaco, con el apoyo explícito de un miembro de la Iglesia, por la presentación de la revista THC en la Feria del Libro de Resistencia. Me entero de esto por un artículo en Página/12 titulado Polémica en Chaco por la presentación de una revista.
THC es una publicación sobre la marihuana (THC son las siglas de tetrahidrocannabinol, el principal componente psicoactivo del cannabis). Como THC está a favor de la legalización del uso de la marihuana, dos diputados y el vicario de la Catedral de Resistencia dieron una conferencia conjunta para oponerse a su presentación. Uno dijo que hablar de esto hace "retroceder nuestros valores", y lo comparó con el debate sobre el aborto y el matrimonio gay; otro (¡la titular de la Comisión de Derechos Humanos, nada menos!) dijo que su "intuición de madre" le decía que éstos eran narcotraficantes disfrazados, e invitó a hablar del tema a los padres y madres de la comunidad y a los pastores evangélicos (¿por alguna razón serán más indicados que médicos, responsables de salud pública, psicólogos, o expertos en drogadicción?).
No voy a repetir lo que escribí en D… sobre la estrechez mental de estas personas, sino que voy a agregar algo. Hay una tendencia en muchas personas ignorantes a tratar ciertos problemas como si fueran temas de moral, cuando son temas de salud o de logística. El uso de drogas, según esta gente, no es sólo malsano, es inmoral. En esta visión, el consumidor es "malo" o bien está influenciado por "el mal". Alguien tiene la culpa, alguien está en pecado. Desde este punto de vista, discutir el tema es inadmisible: ¿cómo vamos a debatir si está bien permitir algo "malo"? Hay que suprimirlo, censurarlo, como esos "pensamientos impuros" que son pecado para la Iglesia, pecado venial, pero pecado al fin. Hay que cerrar la mente: ¿cómo vamos a permitirnos sopesar los argumentos a favor y en contra del uso libre de marihuana?
Transformar las controversias en temas morales es un viejo juego de las religiones organizadas. En el terreno moral, a pesar de todo lo que sabemos que tienen de inmoral sus miembros y sus estructuras, las iglesias mantienen una posición dominante en el imaginario social, y a sus miembros se les permite opinar sobre temas de ética y moral como si fueran automáticamente superiores al resto de los mortales. ¿Nunca vieron uno de esos paneles en los programas de TV donde se discute un tema importantísimo y hay un experto con valiosos conocimientos que tiene que compartir su tiempo en el aire con un cura o un pastor que no sabe nada de nada?
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