La Constitución Nacional Argentina incluye en su Preámbulo una invocación a "Dios, fuente de toda razón y justicia", entendible en el contexto de los tiempos en que fue escrita (1853), aunque para muchos ya debe haber sido pura fórmula (la generación política dominante que siguió fue de liberales deístas). Por la razón que fuera, la última reforma (1994) no eliminó esa molesta referencia a la mítica deidad judeocristiana. Se quitó, sí, el requerimiento de que el Presidente de la Nación debía ser católico, lo cual no suscitó protestas dado lo escandalosamente discriminatorio que era.
La Iglesia continúa hoy, como un insistente cachorro, intentando posar sus sucias patitas sobre la letra de la ley. La Constitución Nacional no está abierta a reforma actualmente, pero sí la Constitución de la Provincia de Entre Ríos, donde la Iglesia quiere se incluya una intención de "exaltar la dignidad de la persona humana… y la familia" y coronar con la ya conocida "invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia". Agencia de Informaciones Mercosur nota el rechazo a este preámbulo católico apostólico romano, y recaba la opinión del delegado entrerriano de ArgAtea, que hace notar que la de Entre Ríos es la única constitución laica del país y no hay por qué cambiarla en ese sentido.
Seguro que está bien defender por medio de la ley la dignidad de la persona humana y la familia, aunque sabemos perfectamente que para la Iglesia la persona humana importa en la práctica sólo cuando todavía no nació, cuando está por tener sexo, o cuando está a punto de morir. Y que la familia, para la Iglesia, es una familia católica apostólica romana con papá en el trabajo, mamá en la cocina, y muchos niños prolijitos y bautizados corriendo a su alrededor, menos los domingos cuando van todos a misa. Pero en fin, a cada cual lo suyo.
Lo que es inadmisible de la propuesta, como dice el subtítulo de la noticia, es que se intente colar el "pensamiento mágico" en el documento legal más importante de una provincia laica en un país laico. La razón y la justicia provienen del hombre (si nacen de alguna otra fuente, está por demostrarse). Invocar a Dios o a cualquier otra entidad similar es ridículo a menos que uno crea en él, y no añade nada a la fuerza de la ley; es como si uno terminara el Preámbulo de la Constitución escribiendo "abracadabra, patas de cabra" para asegurarse mágicamente su cumplimiento.
En fin, espero que los convencionales constituyentes de Entre Ríos tengan un poco de sentido común y no se dejen asustar por las sotanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dejá tu comentario sobre el tema de este post aquí. Por favor, utilizá un nombre o seudónimo. Si querés opinar o hablar de otro tema, usá el Buzón de sugerencias.