lunes, 25 de julio de 2011

Apartar al hombre de Dios

Cardenal Antonio Cañizares 
Ustedes saben que trato de criticar las malas acciones y no las malas ideas, porque a fin de cuentas cualquiera puede tener una mala idea (como la idea de que hay que mutilar el pene de un niño para que Dios lo considere parte de su grupo exclusivo, o la idea de que las mujeres son inmorales si no se tapan todo el cuerpo excepto los ojos), y si no la practica, o incluso si la practica sólo en sí mismo y no en los demás, debe ser libre de hacerlo porque es su asunto.

Por lo mismo tampoco defiendo la censura legal de estas ideas, salvo cuando se expresen de manera tal que se entiendan como instrucciones para hacer daño a alguien más.

Entendiéndose que no propongo prohibirle decir lo que desee, me gustaría mucho al menos poder contestarle, en términos fuertes, al cardenal Antonio Cañizares, que es un funcionario del Vaticano del más alto orden y se supone que debería cuidarse mucho de que sus ideas no se interpreten como órdenes a los fieles católicos de hacer daño a alguien más. Cañizares acaba de comparar a los secularistas (es decir los laicistas, los que queremos que el estado y la sociedad no estén bajo el yugo de una religión) con los nazis.

No lo dijo así tan claramente; no tanto como Juan Pablo II, que en su tiempo dijo una vez que sólo una ideología sin dios puede planear un genocidio. (El genocidio en Ruanda, incitado por los líderes católicos locales, cuya culpabilidad está ampliadamente documentada, quizá no le era conocido, a pesar de haber ocurrido pocos años antes.) Para Cañizares, el secularismo es como el Tercer Reich porque desea “apartar al hombre de Dios”.

Si “apartar al hombre de Dios” significa “dejar de darle vía libre a los vendedores de religión para entrar en el gobierno, las escuelas, los hospitales y nuestras habitaciones, para que dicten leyes, aprueben o censuren programas educativos, nos digan cuántos hijos podemos tener o cuándo podemos morir, y con quién y de qué manera podemos tener sexo”, entonces sí, queremos apartar al hombre de Dios.

El secularismo no pasa de eso y yo, por mi parte, me conformo con esa módica separación. Aunque a veces, es verdad, me gustaría contestarle a gente como Cañizares que efectivamente, quisiera apartar de la mente de mis congéneres la funesta idea de Dios. No sólo porque sea una mala idea, sino porque es la que da de comer a personas pequeñas y despreciables como los cardenales y los papas.

3 comentarios:

  1. te doy +1. ¡Coincido contigo totalmente! Como siempre.

    Un saludo desde http://deprosaapoesia.blogspot.com

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  2. Últimamente se ven muy amenazados pues cada vez más gente deja de creer en sus mentiras. De ahí sus desviaros.

    Afortunadamente, esos desviaros hacen que la gente se distancie más de ellos y, desgraciadamente, que salgan a relucir los más fanáticos.

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