De estas conclusiones fascinantes pero no inesperadas muchos apologistas religiosos han extraído la idea de que
- Es natural creer en Dios,
- Desde bebés tenemos ideas religiosas,
- La fe es un instinto humano básico,
- Sólo se puede ser ateo si uno es culturalmente forzado a serlo,
- El secularismo y el ateísmo son antinaturales y van a fracasar,
Estos puntos son falaces porque en ninguna parte del estudio se habló de Dios (con mayúscula) ni de un dios o dioses (con minúscula) en particular o en general. Tampoco se habló de religión ni de fe. Todo lo que estudio mostró fue que los niños son crédulos de una manera particular que los vuelve más vulnerables a la prédica religiosa.
Uno podría creer que la culpa (como suele ocurrir) la tienen los medios que reportaron los hallazgos del estudio, pero la unanimidad de su distorsión hace fácil ver que la falacia proviene directamente de los autores y de quien pagó el estudio. Uno de los investigadores, Justin Barrett, es un cristiano devoto que ha dicho que el estudio confirma su fe en Dios (su dios, no otro). El otro, Robert Trigg, es un filósofo cristiano que afirma que los derechos humanos tienen raíces religiosas y cristianas y que prescindir de éstas haría imposible sostener aquéllos (Benedicto XVI podría estar hablando por su boca). Barrett está feliz de haber encontrado que los niños son —como generaciones de padres, sacerdotes y catequistas sabían empíricamente de antemano— susceptibles a creer en explicaciones intencionales o teleológicas (por ejemplo, “A la mujer le cayó un rayo porque era impúdica y Dios la castigó” o “Se enfermó y se murió porque Dios quiso llevársela al cielo”), y proclama que eso prueba que Dios y la religión están entre nosotros desde que el hombre es hombre, prefiriendo ignorar que la inmensa mayoría de las religiones siempre han sido animistas e informales. El teísmo dogmático es un fenómeno relativamente nuevo; el monoteísmo y las jerarquías clericales son aún más recientes.
El estudio costó casi dos millones de libras. Lo pagó la Fundación Templeton, una organización filantrópica creada por un multimillonario devoto que fomenta el “diálogo entre ciencia y religión” y otorga jugosos premios a científicos que proclamen la compatibilidad y complementariedad entre la razón y la fe. Ya lo saben: cuando Templeton es el sponsor, el producto siempre viene trucado.
Simplemente patetico. Espero que sigamos generacion en generacion desarraigando el pensamiento medieval catolico,
ResponderEliminar.
Como yo lo veo, aun si todas las conclusiones del estudio son correctas y si éstas respaldan las afirmaciones de los dicen que creer en Dios es natural, el punto es para los ateos: provee una explicación clara de la fuerza de las creencias religiosas aun cuando no hay ninguna evidencia de la existencia de dioses.
ResponderEliminarUn abrazo
Hay que ser cab&/(. De todas formas no es la primera ni la última vez que les veremos tergiversar la realidad para que intente concordar con sus creencias.
ResponderEliminarLo hacen constantemente...
Buena entrada, Saludos,
Uno podría argüir que, entonces, las religiones son un pensamiento infantil e inmaduro. Pero sería inútil, porque para ellos "volver a nacer" o "dejen que los niños vengan a mí" son elogios.
ResponderEliminarAunque bien también podría hacerse notar que tienen creencias de pendejos.
Tengo la excepción que "pone a prueba" la regla: tengo tres hijos. Al primero debí insuflarle apenas el aire ateo que se respira en mi casa. A los dos últimos ni siquiera éso. La endocultura familiar hizo lo suyo. Conclusión: el ser humano cree lo mismo que su entorno primero y cercano
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Kurqueto. Además, había leído en La Ilusión de Dios, de Richard Dawkins, una postura similar a la del hallazgo de Templeton: que, supone Dawkins, la religión es un subproducto (no deseado y con terribles consecuencias, añado) de mecanismos que dispone la evolución en los cerebros infantiles, como el que "descubrió" el estudio del que se habla aquí, y la credulidad natural de los niños a todo lo que sus padres le digan, o a quienes éstos les digan que lo hagan. O sea, que la religión no se da de manera natural como argullen estos inescrupulosos, sino que se aprovecha de mecanismos impuestos naturalmente en el cerebro infantil para ayudarlo a sobrevivir durante los vulnerables años de la niñez.
ResponderEliminarClaro, los niños tienen predisposición por creer los que dicen los padres sin preguntarse porqué, sin importar que se hablen de cosas religiosas o no. Por ejemplo, los padres le dicen a los niños desde pequeños, no hagas esto no hagas lo otro porque lo digo YO (no corras con tijeras, no cruces la calle sin darme la mano, etc). En general son cosas que llevan a la supervivencia del niño, a evitar accidentes domésticos o en la calle. Este instinto a creer y hacer caso aunque todavía no puedan "entender" porque lo están haciendo los mantuvo vivos.
ResponderEliminarIt's evolution baby!