miércoles, 12 de octubre de 2011

Muerte digna en el Congreso argentino (IV)

Hace varios posts que vengo siguiendo el debate sobre el tema de la muerte digna en el ámbito legislativo argentino. Hay que decir que en realidad el debate en el Congreso ha sido muy poco. En cambio, lo que vemos es debate a nivel televisivo, lo cual no está mal para que al menos parte de la ciudadanía esté informada. Lo que sigue es una discusión en el programa A Dos Voces, en la cual participaron el senador Samuel Cabanchik (autor del proyecto de muerte digna que comenté en el post anterior), la diputada Cynthia Hotton, la doctora en bioética Nelly Espiño, y el Dr. Eduardo Tanus (médico, del Comité de Bioética del INCUCAI).




De Cynthia Hotton poco podemos decir porque la conocemos; pertenece a la iglesia evangélica pentecostal y su único propósito aparente en el Congreso es la propalación de la doctrina cristiana en su forma más fundamentalista, oponiéndose con argumentos sentimentales a todas las iniciativas que impulsen la libertad individual por sobre los caprichos de su dios imaginario. Ser testigo de su incapacidad discursiva y legal es penoso pero en modo alguno una experiencia extraordinaria. Para “informarse” sobre el complejísimo debate ético que rodea a las decisiones de muerte digna y encarnizamiento terapéutico, lo que hizo fue ir a visitar a Camila (una niña en estado vegetativo persistente que está en el centro de la escena mediática actual) y allí en ese cuerpo que sólo funciona porque está conectado a máquinas, dice, “Vi vida”. Eso fue lo más profundo que dijo, aparte de explicar que le costaba articular la palabra “encarnizamiento” porque ella es economista.

Nelly Espiño es un caso más complicado porque está de acuerdo con que Camila, como otros casos donde claramente no hay nada que hacer, debería ser dejada morir, pero en el debate también se encarga de sembrar dudas (de una manera absolutamente irresponsable) sobre la veracidad de los diagnósticos de muerte cerebral. Su afiliación hace más fácil dilucidar su postura: es miembro del Comité de Bioética del Hospital Austral, que depende directamente del Opus Dei. A Espiño le preocupa que, con proyectos de ley como éste, se pase del paternalismo médico a una autonomía exagerada del paciente. Argumenta en favor del respeto a la lex artis, vale decir, el criterio por el cual el médico debe regirse según el estado actual de la ciencia, más allá de lo que el paciente desee; esto está muy bien, porque el paciente no puede saber si su propia situación es terminal, valorar su propia calidad de vida futura hipotética si sigue tal o cual tratamiento, etc. El problema es que este dilema no tiene verdadera solución, y que el paciente siempre puede terminar cayendo en manos de los médicos del Hospital Austral o de alguna otra institución que privilegie una doctrina dogmática o revelada por sobre otras consideraciones.

1 comentario:

  1. igualmente lo que mantiene vivo en ese estado es la ciencia, si estariamos en la edad media(la era de la fe), esa persona hubiera sido dada por muerta,o muerto directamente

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