martes, 24 de enero de 2012

Campanas molestas


Hace poco un amigo me sugirió que escribiera sobre las campanas de las iglesias. Si bien es un tema fascinante, no me pareció muy controvertido que digamos, pero él se refería al ruido de las campanas cuando dan la hora y a lo molesta que puede ser una tradición que nadie o casi nadie se atreve a desafiar, sólo porque involucra a la Iglesia.

Eso estaba mejor como punto de partida para un artículo. Aunque no debería ser necesario explicar a nadie que una tradición es simplemente una costumbre y no una ley, y por lo tanto se puede pedir racionalmente acabar con ella si es molesta, de hecho hay muchísima gente que argumenta en nombre de la tradición y pone excusas por ella. La tradición de hacer sonar las campanas de las iglesias a la hora de las misas, o cada hora, o cada cuarto de hora en casos extremos, es una actividad que históricamente tenía sentido cuando las personas sentían la obligación de ir a misa (la sentían porque el cura les había dicho que faltar a misa es pecado mortal, de forma tal que morir habiendo faltado a misa era un pasaje al infierno) y cuando además no había relojes confiables, y mucho menos relojes de pulsera. Las campanas también servían para llamar al pueblo a congregarse por otras razones, para alertar de peligros, etc.

Ninguna de esas funciones sociales y tecnológicas son patrimonio de las iglesias hoy, por lo cual hacer sonar las campanas como rutina ya no es necesario y sólo debería hacerse cuando no moleste a nadie. Cosa que en medio de una trama urbana densa es prácticamente imposible. Con un poco de búsqueda por Internet aparecen muchos casos en distintos países: desde una carta de lectores donde un vecino de Rosario se lamenta de que “los domingos hay que despertarse a la hora que el padre quiere” hasta una multa a una iglesia de Santa Rosa (La Pampa) por “por los altos decibeles y duración de ocho minutos de las campanadas”, pasando por la noticia de la medición del ruido de las campanas de la Catedral de Jaén (Andalucía) y una sentencia desfavorable en Gran Bretaña según la cual el que compre una casa cerca de un pub o de una iglesia debe aguantarse el ruido.

Por lo que parece no hay muchas alternativas, ante el ruido de las campanas, que una denuncia por ruidos molestos, que probablemente sea similar en todas las legislaciones del mundo que se ocupan de tales cosas. Y luego habrá que ver cómo el responsable de las campanadas se toma la cosa. El párroco de la iglesia pampeana que mencioné arriba, alterado por esta irrupción en su territorio, acusó a los denunciantes de ser aliados del Maligno. Sin campanas la civilización se derrumba:
“¿Qué quiere este grupo satanista? ¿Qué quiere hacer de esta ciudad? ¿Una aldea de mala muerte, retrasada? Me indigna esta estupidez. Respetémonos, por Dios, algo de civilización.”
Todo una afirmación de lo que significa “civilización”.

8 comentarios:

  1. José Luis Santana24 de enero de 2012, 12:33

    Che, primera vez que no estoy de acuerdo con un artículo de acá. Me gustan las campanas y las campanadas. No me parece argumento que hagan ruido, o que sean un anacronismo (de hecho, parte de lo que me gusta de las campanas es QUE SEAN un anacronismo).

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  2. Lo que pasa es que al lado de la enormidad del artículo anterior, esto se queda pequeño. Vamos que si se abstuvieran de destrozarle la vida a una pobre niña inocente, podríamos hacer la vista gorda con sus campanitas. (Reconozco que a mí me encanta oir las campananas, aunque entiendo que pueden ser molestas e inútiles)

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  3. Antonio Fernández25 de enero de 2012, 13:27

    Coincido en parte con los dos comentarios anteriores. Vivir en una gran urbe (y me imagino que en una no tan grande tambien) siempre lleva aparejado ciertas molestias que pueden ser de mayor o menor intensidad pero que siempre están ahí. Grave problema la contaminación auditiva es, sin duda, pero en comparación a los claxonazos, los idiotas que pasan en sus automoviles con el escape modificado para que haga más ruido, los ingratos que se pasean exhibiendo todo el poder de que son capaces los sistemas de audio que instalan en sus camionetas, haciendo gala de mal gusto oyendo reguetón o la porqueria de narcocorridos, los anuncios de toda clase de menesteres (gas, tortillas, pan, periódico, gente que compra basura, que vende) que se pasean con el megáfono a todo lo que da impunemente, las "serenatas" un martes a las 12 de la noche... comparado con eso y mil cosas mas, estoy dispuesto a ignorar el sonido armonioso de las campanas. Todo parte de una nefasta y absoluta falta de civilidad, yo creo. Claro que en comparación me encantaría oir el ruido de un rio lejano, el trinar d los pajaros, el suave murmullo del viento rozando la espesura del bosque, el melodioso canto de olas chocando contra la playa, el tranquilizador sonido que hacen las ballenas y las marsopas... Pero vivo en una gran ciudad carajo. Todo se paga.

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  4. Sí, las campanas como instrumento son muy lindas, pero molestan. Deberían reducir las llamadas a algo simbólico. Por suerte no es como en una ciudad como Estambul donde no hay cómo esquivar los llamados a la oración. Creo que la mejor solución debería ser reducirt en duración cada llamado con campanas. Una solución intermedia.

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  5. A mí me gustan las campanas, no creo que sean molestas.

    Vivo a 3 cuadras de una ruta provincial y de noche se escucha el tránsito o los loquitos que se ponen a correr picadas. Los fines de semana sí o sí ponen cumbia o reggaetón con los bafles afuera o adentro de la casa pero con todas las puertas y ventanas abiertas. Por arriba de mi casa pasan unos cuantos aviones por día (y qué ruido que hacen). A veces también pasa la avionetita que hace publicidad. La gente no tiene problema en sacar el celular y poner reggaetón o cumbia, no importa si están en la calle o en el colectivo. Nunca falta el que viene a la casa de algún vecino, abre las puertas del coche y pone el volúmen al máximo, para demostrar quién es el que tiene el mejor sistema de audio instalado. Los vendedores de sándia calada y huevos frescos ensordecen a la gente con esos megáfonos viejísimos que apenas se entiende lo que dicen. Son pocos, pero los vecinos bateristas existen y molestan. Cuando llega la hora de dormir, es muy común que los perros del barrio ladren o aúllen todos juntos.

    Y ustedes se quejan por unas campanitas... ojalá tuviera esos instrumentos musicales en vez de toda esta contaminación auditiva.

    Soy ateo y escéptico como debe ser la mayoría de los que leen este blog, así que no intenten decir que estoy hablando bien de las campanas por ser católico (si hay algo que no me gusta, eso es la Iglesia y la religión).

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  6. Entiendo la inconformidad; pero creo que los sonidos de lo cláxones de los vehículos y el transporte público son muchos más molestos y dañinos que el sonido de las campanas, que incluso podría provocar cierto alivio sonoro ante el caos de ruido de las ciudades.
    De hecho las campanas de las iglesias se han usado para causas ajenas a la religión, como conciertos de campanas y eventos para rescatar los espacios urbanos. El compositor Llorenç Barber ha compuesto obras para los campanarios de diversas ciudades, y de hecho en Cholula (ciudad vecina a la mía, que es Puebla, México), celebra cada año el Vaniloquio Campanero, donde se interpretan obras compuestas ex profeso para los cientos de campanarios de esa ciudad.
    Yo el año pasado participé en una obra para campanas en Puebla y fue una experiencia increíble. Tañer una campana es una experiencia que jamás olvidaré, y como músico aficionado y como estudioso de los fenómenos estéticos, me parece que las campanas tienen un encanto que trasciende a la religión (por mucho).
    Pero bueno, esa es la opinión de un enamorado de los sonidos, y quizá se requiera de un consenso, no sólo opiniones sesgadas.
    Saludos.

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  7. A los que les gustan las campanadas, seguro que nos les gustaría tanto se tubieran a cargo de un bebe,o se fuera trabajador noturno, o quisera concentracion para estudiar para un examen. La paroquia de Nueva Jarilla se pasa un huevo con las campanadas. Hoy mismo las han puesto sonar de 5 a 10 minutos seguidos sin ningun motivo de festividad ni nada que sea relevante. Y a cada cuarto de hora una campanada y de hora en hora . Esto es ridiculo y patético.

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  8. karla
    LA VERDAD A MI EN LO PERSONAL ME MOLESTA MUCHISIMO POR QUE YO HABITO A UNA IGLESIA CERCANA Y CADA MEDIA HORA SUENA ESO Y ESTOY BASTANTE FASTIDIADA.......

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