La marcha era en preparación del Día del Niño por Nacer, que cae el 25 de marzo, para los cristianos fiesta de la Anunciación (el día en que el arcángel Gabriel se le apareció a la Virgen María para avisarle que estaba embarazada de Dios Padre). En Argentina esta fecha fue creada oficialmente por el ex-presidente Carlos Menem con el objetivo de congraciarse con el Papa Juan Pablo II en momentos en que su gobierno se afanaba en enviar a millones de personas al desempleo y la pobreza.
Cada año los grupos que luchan contra el derecho al aborto se manifiestan cerca de esta fecha. La mayoría son católicos, muchas veces jóvenes o adolescentes reclutados a través de grupos parroquiales u organizaciones eclesiales varias; este año la novedad fue la aparición de PorVenir, una ONG que se declara aconfesional. Si tiene algún sentido aquello de “Dime con quién andas y te diré quién eres”, es difícil creerles. En los eslóganes de la marcha Dios y sus aláteres estaban conspicuamente ausentes, pero las camisetas, banderas, pancartas y globos más visibles eran del Partido Demócrata Cristiano, el Movimiento Evangelio de Caná y la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (FASTA). Había un poster de la Defensoría del Niño por Nacer, institución que también se proclama aconfesional, y en el escenario montado al final de la marcha, en la Plaza Pringles, un stand de Red ProVida, de la cual PorVenir forma parte. Nos ofrecieron un volante a todo color, muy bien impreso, de Red Familia Rosario, (los “naranjitas” que hacían campaña contra el matrimonio homosexual), y una invitación a un Via Crucis. Vi también un par de pancartas en apoyo a los “médicos que aman la vida”, que debe referirse a los médicos del servicio de Ginecología del Hospital de Emergencias Dr. Clemente Álvarez, que se niegan a realizar los abortos autorizados por la ley (incluso los necesarios para salvar la vida de la mujer).
Durante la marcha, los jóvenes coreaban consignas del estilo de “Oooh, soy pro-vida / Es un sentimiento / No puedo paraaar” que uno escucha en la cancha de fútbol y entre los asistentes pagados a los actos políticos. Me impresionaron como felizmente abstraídos de la vida real. No había, creo yo, ni una sola mujer pobre en edad fértil en toda la marcha. No puedo enojarme con estos chicos; como todos a su edad, creen que la verdad es fácil de aprehender y que ellos ya la descubrieron, y están felices de propagarla. Me deprimió apenas ver tanta energía desperdiciada en repetir eslóganes vacíos y en hacerle el caldo gordo a los misóginos de sotana y a los parásitos que se hacen llamar pastores de almas o enviados de Dios. Me consuela pensar que muchos perderán esa confianza infundada eventualmente. Pero entretanto, ¡qué favor le hacen a los que quieren volver a la Edad Media!
En una segunda parte les voy a contar qué se traen entre manos los antiderechos esta vez. Continuará…
Pablo,
ResponderEliminarNuevamente, te felicito por el artículo. Hay mucha ignorancia en torno al aborto y valoro el esfuerzo que hacés por aportar un poco de luz sobre el tema.
Es muy difícil dialogar con alguien que habla de "niño por nacer". En general, cuando escucho a la gente que propone eso, veo que afirman cosas como:
- Hay que defender la vida desde la concepción.
- El bebé en gestación también tiene derechos (y los tiene desde la concepción).
- "Aborto" es sinónimo de "asesinato".
- Etc.
¿Cómo se le explica a esas personas que un cigoto podría no implantarse en el útero? ¿O que en caso de que lo haga, las primeras semanas son las más críticas y se producen muchos abortos espontáneos?
Y resalto algo fundamental que vos decís: "No había, creo yo, ni una sola mujer pobre en edad fértil en toda la marcha". Eso dice mucho.
Lo terrible es que en toda esa jugada la mujer queda reducida a mera incubadora: su vida no importa, ni mucho menos su dignidad , o su sufrimiento. Se le impone la obligación de ser madre, quiera o no.
ResponderEliminarSoy mujer y tengo el derecho de que mis mis hijos sean aquellos a los que yo decida elegir. Mi vida me pertenece, y la vida que engendro también No soy la espectadora de un fenómeno. Necesito que se me garanticen las herramientas.Y que todo aquel que no coincida con mi opinión recuerde que estoy hablando de mi vida. Ya que quienes se oponen al aborto trascienden los limites de su libertad, porque no hablan de no practicarlo en si mismos sino de impedir a otras personas ejercer su derecho.
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