viernes, 19 de septiembre de 2008

Sobre fanáticos y moderados

—¿Usted… no establece diferencias entre musulmanes radicales y musulmanes moderados?

No. Ésa no es mi tarea, ése es el trabajo de los propios musulmanes. Al final unos apoyan a los otros. Yo no he visto a ningún imam criticar abiertamente la quema de sinagogas o la quema de templos cristianos por parte de los musulmanes radicales.


Entrevista a Christopher Hitchens, revista snc, 12 de agosto de 2006.


Más de una vez, con más de una persona, he discutido corta o largamente sobre el tema de las religiones, de sus interpretaciones liberales y más estrictas, de los moderados y los radicales, de los practicantes pacíficos y los fanáticos violentos. Me resulta difícil dar a entender mi postura, que yo considero sencilla y defendible, de que los moderados de hecho y por omisión sirven de defensa a los fanáticos. Hitchens le añade este toque al tema, un toque magistral en mi opinión.

Quiero pasar por alto algo que yo tiendo a repetir y que otros han afirmado, el que desde un punto de vista lógico el fundamentalista religioso es más "honesto" que el moderado, que suele soslayar los aspectos más desagradables de su propia religión. Los fanáticos (en general) tienen así más sustento doctrinario que los moderados. Pero ése no es el tema de este corto artículo.

Lo que quiero decir aquí tiene que ver con la legitimación real de los fundamentalistas, especialmente los violentos, los que llamamos radicales o fanáticos (podría argumentar que los fundamentalismos, es decir, las interpretaciones estrictas de las tradiciones, escrituras o dogmas religiosos, son siempre violentos en un sentido u otro, pero eso es tema para otro ensayo, y posiblemente para otro autor mejor preparado). Mi postura es que, más allá de lo que digan las palabras del libro sagrado o de la autoridad religiosa oficial, los fanáticos de todas las grandes religiones obtienen sustento y legitimidad de la comunidad de creyentes que los rodea, creyentes que en su gran mayoría se calificarían como buenas personas, moderados, o incluso "liberales".

La forma más directa de legitimación de los radicales por parte de los moderados suele ser por omisión. A los radicales se les permite hablar en nombre de una religión, usar sus símbolos, e incluso dictaminar (más allá de si se los obedece o no) los modos de vida de los demás creyentes. Estos últimos permanecen en silencio, o protestan muy levemente o sólo en privado. En algunos casos (casi todos los países islámicos, por ejemplo) cualquier protesta contra los elementos radicales resulta peligrosa, pero por supuesto eso es precisamente con lo que cuentan los fanáticos. Si una masa crítica de creyentes moderados dejara de tolerar a los radicales violentos y hablara en contra, suprimir su opinión por medio de la violencia sólo sería viable en casos extremos (como la férrea dictadura teocrática de Arabia Saudita).

La resistencia pasiva es una opción. La otra es su contraria. Se cuenta que cuando los nazis tomaron control de Dinamarca durante la Segunda Guerra Mundial ordenaron que los judíos daneses usaran en un lugar visible una estrella de David amarilla para poder identificarlos y apartarlos para ser eliminados. Según esta historia, el rey de Dinamarca proclamó "Yo soy el primer judío de mi país" y al otro día todos los ciudadanos daneses, sin distinción de religión, aparecieron con estrellas de David amarillas cosidas a la ropa. Esto es sólo una leyenda, inspirada en el comportamiento ejemplar que el gobierno y el pueblo de Dinamarca tuvo para con sus ciudadanos judíos, pero tiene su fuerza. Si en verdad son mayoría los moderados y no violentos del Islam, del cristianismo y del judaísmo, y realmente no quieren que los fanáticos hablen por ellos, ¿por qué no hay un movimiento masivo en su contra, por qué cuándo un disidente es atacado, encarcelado o condenado a muerte por blasfemia no aparecen centenares o miles proclamando las mismas críticas, en su defensa?

Cuando Salman Rushdie fue mandado matar por una autoridad religiosa islámica, los musulmanes "moderados" no lo defendieron, aunque todos siguieron proclamando que el Islam es una religión pacífica. Lo mismo cuando las caricaturas de Mahoma causaron varias muertes. Los cristianos, que dicen adorar al mismo Dios que los musulmanes, tampoco hicieron nada; de hecho, varios líderes europeos, incluyendo el monarca vaticano Joseph Ratzinger, disculparon a los fanáticos porque las caricaturas eran "ofensivas", "irresponsables", "una provocación", y "un incentivo al odio". Aparentemente emitir una fatwa homicida no es "incentivo al odio".

En mucha menor escala, cuando ocurrió lo de la hostia secuestrada, el autor del "secuestro" recibió amenazas y por poco debió de dejar sus estudios, y otra persona, por el hecho de burlarse de estos fanáticos y tirar una hostia a la basura en repudio, recibió una inundación de mails con amenazas de muerte, y se inició una campaña para que lo despidieran de la universidad donde trabaja. Incluso unos cuantos ateos y muchos creyentes liberales consideraron que estas dos personas habían cometido una imperdonable ofensa y una provocación (otra vez esas palabritas), y matizaron su repudio a las amenazas con cobardes "peros". Ninguna autoridad religiosa católica salió al cruce de los fanáticos, y los católicos "moderados" que supuestamente son mayoría y que deploran estas cosas permanecieron, como grupo, en total silencio.

Cuando los moderados no acallan a los fanáticos, no queda más que suponer que son cobardes. Cobardes porque tienen miedo de denunciar la barbarie que surge de su propia fe, o cobardes porque quisieran ser ellos los que amenazan y atacan, pero no se animan. En este sentido, llama la atención lo que PZ Myers, el autor de la profanación de la hostia a la que me refería arriba, llama fatwa envy o "envidia de la fatwa", por analogía con el concepto psicoanalítico de la "envidia del pene": cuando un caso como éste trasciende, los católicos hablan de "persecución a la Iglesia", murmuran algo sobre lo cansados que están de "poner la otra mejilla", y luego rencorosamente añaden: "Si esto se lo hubieran hecho a los musulmanes, ya les habrían puesto una bomba". Lo que esto sugiere es algo ambiguo pero sin duda alarmante, especialmente si consideramos que hace apenas unos pocos siglos que las iglesias cristianas dejaron de encarcelar, torturar y matar personas por supuestos crímenes contra la religión.

Las doctrinas que les permitieron justificar estas cosas a los cristianos siguen siendo válidas, en el sentido de que las partes más bárbaras de las Sagradas Escrituras no han sido repudiadas. Basta con que la marea cambie, como si dijéramos, para que las interpretaciones escriturales liberales de hoy den paso a otras más estrictas y mucho más agresivas. En un panel de discusión Hitchens hizo una vez una referencia a La Peste, de Camus, donde la plaga finalmente se termina, pero queda claro que las ratas infectadas por la enfermedad siguen viviendo en las alcantarillas, y la peste eventualmente emergerá de nuevo.

Fundamentalismo deriva de fundamento, que equivale a cimiento, base, sustento (al-Qa'ida significa precisamente "la Base"). El sustento es típicamente una escritura sagrada, sobre la que se funda una tradición religiosa. El fundamentalismo es reaccionario, un "volver a las fuentes", y esas fuentes son justamente las escrituras en su interpretación más estricta. En tanto los fundamentos estén presentes, el edificio de la barbarie puede ser demolido, pero siempre puede ser reconstruido. Cuando los "moderados" evitan criticar los fundamentos de su propia religión, lo que hacen es preservar la base para su uso presente y futuro por parte de los radicales.

La otra forma en la que los creyentes moderados ayudan a los fanáticos es identificándose con ellos por motivos corporativos. Es bien sabido que no hay nada mejor para unir un grupo disperso o insatisfecho con sus autoridades que una amenaza externa. Se han declarado guerras con esa excusa. Una caricatura de Mahoma o una rana de juguete crucificada no hacen daño a nadie, pero si un fanático tiene suficiente acceso a los medios, no le será difícil presentar estas tonterías como ofensas terribles a la fe y llamar a una reacción masiva.

En estos años se ha promovido entre las dos más grandes religiones monoteístas la idea de que su fe está bajo ataque y que la modernidad y el secularismo buscan ridiculizar a las religiones; en este contexto, los fanáticos siempre encontrarán a unos cuantos idiotas útiles dispuestos a gritar por ellos. Cuando las aguas se calman, lo que queda es que hubo un gran tumulto y que muchos creyentes moderados, en su mayoría personas pacíficas, terminaron tan indignados como insatisfechos, mientras que los fanáticos obtuvieron una victoria simbólica y su postura fue reivindicada.

En una próxima entrega escribo sobre la respuesta a los moderados. Continuará...

4 comentarios:

  1. Estupenda entrada. Te la enlazo desde el observatorio de la FIdA (www.federacionatea.org). Saludos...

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  2. Excelente texto Pablo.
    Felicitaciones y este blog cada día me gusta más!

    Abrazo,
    Lisandro

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  3. Gracias Barón y Lisandro, espero que sigan leyendo!

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  4. Yo siempre me imagine a los fanaticos, los creyentes mas radicalizados, como la rama armada de cada religion. De la misma manera que el IRA era la rama armada de un partido politico legal... no se si se entiende la comparacion.
    Por lo tanto, de la misma manera en uno y otro, los fanticos son los soldaditos de fajina que salen a hacer el trabajo de todos los del grupete/religion. Y al menos que vos protestes, por omision, estas dando legitimidad. Si no es asi, tenes que levantar la mano y decir...eu loco... eso no! Pero no lo hacen.

    Pero creo que este es un argumento que serviria mas a cierto nivel intelectual. No, no es que me haga la culturosa, sino que la gran mayoria de gente que conozco creyente, viven en una nube de pedos cuando se trata del gran esquema de la religion a la que pertenecen. Lo cual es inclusive peor porque por ignorantes legitimizan tambien. Ellos dicen que creen en Dios pero no en la Iglesia...Doña Rosa que va a la iglesia todos los domingos y deja la monedita, despues se va a la casa, se come la pasta y si le preguntas probablemente no sepa quien corno era Torquemada.

    Yo estoy de acuerdo con la legitimacion por omision pero desde mi punto de vista hay matices entre los creyentes. hay quienes lo hacen sabiendo, y otros sumidos en el desconocimiento y ahi, en ese desconocimiento, triunfo la maquinaria de la religion...esa que "prepara" /lava la cabeza a los pibes cuando no tienen edad para comprender nada, esa maquinaria que ayuda economicamente a gobiernos, totalitarios y democraticos, que no hacen mas que hundir a la poblacion en una ignorancia mas profunda, etc.
    Me parece que es un tema que no tiene una sola cara... y yo tampoco me quiero volver una atea fanatica que salga a decir blanco es blanco y punto. Ningun fanatismo me cabe.
    Buen finde!

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