Un posible diseño de la galletita mágica utilizada por el culto. El dibujo en relieve es un antiguo instrumento de tortura y ejecución de prisioneros.
Un estudiante universitario estadounidense ha desencadenado una ola de intolerancia por parte de un grupo de adeptos a un culto mistérico del Medio Oriente. Webster Cook, el estudiante en cuestión, se infiltró en una ceremonia del culto y se llevó uno de los elementos más sagrados, una fina galletita redonda sin sal que se da a los creyentes para que la ingieran. Según afirma el culto, las galletitas (reunidas en una copa) son mágicamente transformadas por las palabras del oficiante en la carne del fundador de la secta, que murió hace cerca de dos mil años. Para los que participan de esta extraña creencia, el consumo de estas galletitas sin sabor (una forma simbólica de canibalismo) les permite unirse místicamente con el fundador, un miembro de una etnia semítica que habitaba los alrededor del Mar de Galilea.Si bien el valor monetario de la galletita es ínfimo, y la interferencia en la ceremonia del culto puede ser considerada una falta menor, a los ojos de los adeptos Cook cometió un gravísimo crimen cuando, en vez de ingerir la galletita, se retiró llevándosela consigo, lo cual comparan con un secuestro. El solo acto de no cumplir con el rito prescripto pone además a Cook en situación de ser acusado de profanación, término técnico que se refiere al daño o destrucción de cosas tenidas por sagradas.
Cook ha recibido amenazas de muerte de miembros del culto, cuyos líderes han calificado su retención de la galletita como similar a una "toma de rehén" y como un "crimen de odio". La administración de la casa de altos estudios ha cedido, hasta ahora, a la presión de esta secta, que constituye un importante soporte financiero para la universidad.
Un científico y conocido divulgador, Paul Zachary Myers, se ha propuesto solidarizarse con el estudiante desafiando la intolerancia de este culto. A tal fin se ha comprometido públicamente en su blog a cometer actos de profanación sobre una gran cantidad de estas galletitas mágicas. Su desafío le ha valido también a él amenazas legales, dirigidas hacia su entorno laboral, como así también amenazas de violencia y de muerte.
La solución, en el próximo post.
Ameritaría exclamar "me cacho en la ostria consacrualada" pero no te quiero traer problemas.
ResponderEliminarMe encantó.
ResponderEliminarYa había leído el artículo de Myers, pero leerlo de esta forma se disfruta más.
Ustedes solo publican basura!!
ResponderEliminarPor eso los ateos militantes vemos como urgente extirpar el cáncer de las religiones
ResponderEliminarabrahámicas. Estas sectas inmundas al servicio de los poderosos son
fuente de atraso y odio. El mito de la galletita que se convierte en
carne es una de las tantas ideas absurdas que pueden sostener estas
organizaciones perversas.
Pues yo soy ateo y no veo necesidad de extirpar nada. Con que cada uno crea lo que le salga de los webs en el lugar adecuado (Sinagoga, iglesia, mezquita o su propia casa para no ser exigentes) ya me doy por bien servido.
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