lunes, 20 de septiembre de 2010

Ratzinger y el ateísmo nazi (parte 2)

Ya que Joseph Ratzinger, alias Benedicto XVI, no pudo evitar referirse falsamente al nazismo como fruto de una sociedad sin dios, vinculando ateísmo con totalitarismo y deslizando que el “secularismo” (es decir, el estado laico) lleva a la destrucción de la sociedad, la National Secular Society de Gran Bretaña ha tenido a bien recordarle a él, a sus seguidores por ignorancia o voluntad expresa, y a todos nosotros, que el catolicismo y el nazismo colaboraron gustosamente —y no sólo al final, cuando la Iglesia organizó el escape de miles de nazis a América del Sur, sino desde el principio.


El poster que pueden ver aquí arriba fue impreso para las elecciones del Reichstag (parlamento alemán) de 1933. Su título es:
“¿Por qué el católico debe votar por la lista parlamentaria de Adolf Hitler?”
A continuación se enumeran las razones, aludiendo a los beneficios otorgados a la religión católica por el Concordato firmado entre Alemania y la Santa Sede, y se pide al votante apoyar a Hitler y dar el “sí” al referendum para que Alemania se retirase de la Liga de Naciones.
¿Por qué el católico debe votar por la lista parlamentaria de Adolf Hitler? Porque en el estado nacionalsocialista, intrínsecamente y a través del Reichskonkordat
  1. la Fe es protegida,
  2. la paz con la Iglesia queda asegurada,
  3. se resguarda la moral pública,
  4. se santifica el domingo,
  5. se mantienen las escuelas católicas,
  6. la conciencia del católico ya no es presionada,
  7. el católico tiene derechos igualitarios ante la ley y en la vida nacional,
  8. las organizaciones y asociaciones católicas, en tanto sirvan exclusivamente a propósitos religiosos, caritativos y culturales, pueden operar libremente.
Por eso un católico, este 12 de noviembre, debe votar así:
Referendum: sí
Elección parlamentaria: Adolf Hitler
El Concordato contenía un Suplemento Secreto que preveía una movilización bélica desafiando el Tratado de Versalles, es decir que ya en 1933 la Santa Sede esperaba que Alemania fuera a la guerra y que eventualmente atacara a la Rusia comunista, contra la que Pío XII (según se sabe por una carta de 1943) esperaba que Alemania ganara.

Los últimos dos puntos del poster son reveladores. Al advertir que los católicos tendrían “derechos igualitarios” quedaba implícito que otros, sin la moneda de cambio que representaba la influencia papal, no los tendrían: es decir, el Concordato protegía a unos a sabiendas de que otros serían atacados. Y al hacer explícitas las restricciones al accionar de las organizaciones católicas, se formaliza un pacto de no agresión política entre el nazismo y el catolicismo: los feligreses estarían bien mientras se quedaran calladitos en sus iglesias y sus organizaciones de beneficencia, sin inmiscuirse en los planes del estado para con judíos, gitanos, homosexuales, y todo el largo etcétera de “indeseables”, como de hecho hicieron, con honrosas pero escasísimas excepciones. Una de las condiciones para el pacto fue la disolución del Partido del Centro Católico: el desarme, ordenado por la Santa Sede, de la única tribuna oficial desde donde podría (debería) haber hecho algo concreto contra el régimen nazi.

6 comentarios:

  1. la jerarquía de la ICAR siempre fue hipócrita

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  2. Demoledora evidencia la del cartel, que contradice al sabandija con sotana.

    Sr Cincuentón: no es raro; el dios hipócrita al cual sirven asegura que nos ama, pero luego nos quema en el infierno por toda la eternidad.

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  3. ¡Ouch! Es una prueba tan contundente que duele... como para enseñárselo al mae de Opus Prima.

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  4. En Alemania, el catolicismo tuvo esta forma de colaboración pasiva, cobarde, más basada en taparse los ojos o destacar sólo los aspectos que les interesaba, pero en Croacia la ICAR alcanzó su grado máximo de colaboración activa con los regímenes pro nazis, se hizo protagonista absoluta de las masacres, con el consentimiento de Pio XII.
    Para ilustrar la primera forma de colaboración recomiendo la película "Amén" de Costa Gavras y para la segunda el libro "la puta de Babilonia" de Fernando Vallejo.

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  5. Edivimo: Sería inútil enseñarle esta o cualquier otra evidencia contraria a sus creencias al amigo Joan Figuerola. Es tan inmune a los argumentos razonados que me hace acordar a esta caricatura:

    http://redwing.hutman.net/~mreed/warriorshtm/ferouscranus.htm

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