jueves, 2 de diciembre de 2010

Un regalito para la Iglesia (A215)

Foto: Luis Argerich
Hace unos días leí la noticia de que el 8 de diciembre el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, iba a hacer entrega formal de las escrituras de propiedad de la Basílica de Luján a las autoridades de la Iglesia Católica. (El día 8 de diciembre es feriado nacional, precisamente por ser el día de la Inmaculada Concepción de la Virgen, hecho aparentemente incontestable.) Luján, a 70 km de la capital argentina, es a nuestro país lo que Lourdes a Francia, aunque sin curas mágicas: un centro de peregrinaje multitudinario, donde reside una estatua de la Virgen que, según manifiesta devotamente la Wikipedia, realizó en 1630 el “milagro” de hacer atascar una carreta en el barro hasta que se la sacó de la misma. Nuestra Señora de Luján es la patrona de Argentina, por lo cual el Estado ha pagado la colocación de imágenes de la misma a lo largo de miles de kilómetros de rutas (pese a lo cual, misteriosamente, Argentina sigue teniendo uno de los registros de accidentes de tránsito en ruta más terroríficos del planeta).

Tenía la vaga idea de que la Basílica de Luján era propiedad estatal usufructuada por la Iglesia: injusto, pero nada raro. Tenía también la idea de que el estado nacional había estado gastado cierta cantidad de dinero en restaurarla: lo esperable. Pero no sabía que se habían gastado 86 millones de pesos (unos 15 millones de euros o más de 21 millones de dólares) desde 2003, y la verdad, no tenía idea de que tuvieran pensado gastar aún más para luego regalarle el edificio restaurado a la Iglesia. Eso me demostró que he estado distraído, puesto que la presidenta Cristina Fernández (entonces aún no viuda) de Kirchner había inaugurado con un divagante discurso y una multitud de seguidores presentes las obras de la segunda etapa de la restauración, en marzo de este año. La verdad, no miro televisión y no sigo las apariciones públicas de la presidenta (como tampoco las de los miembros de la oposición, con escasísimas excepciones); eso me evita caer en la desesperación y arrojarle cosas al aparato. He aquí el discurso que Cristina dio el 30 de marzo de 2010 en Luján.


Se trata de uno de esos casos en que uno debería poder terminar escribiendo “Sin comentarios” pero claramente no debe hacerlo: en este caso particular, porque la presidenta (como vimos) tiene una cantidad de seguidores absolutamente desprovistos de espíritu crítico que sí necesitan escuchar esos comentarios. Desmenucemos el discurso:
  • “Eminencia Reverendísima”: más allá del protocolo, ¿no les suena medieval, además de rastrero e impropio del primer magistrado de una nación moderna, dirigirse a un funcionario con tales títulos? Eminencia es equivalente a Alteza, título de reyes; reverendo es aquello que demanda reverencia, sumisión, una demostración de inferioridad. Bastante ya con que les pagamos los sueldos a estos parásitos, con que además tengamos que dirigirnos a ellos como si fueran nobles.
  • La Virgen de Luján es “la patrona de todos los argentinos”. ¿Qué significa eso? Que los argentinos estamos encomendados por el gobierno a la protección de un ser mitológico cuyas características más distintivas incluyen el hecho de haber parido un hijo sin tener relaciones sexuales y haber subido volando al cielo al morir. Los argentinos no católicos también tenemos esa patrona, la queramos o no.
  • Todo el asunto de las “señales” es patético y pedestre, tanto en forma como en contenido, y especialmente lamentable en boca de una persona a la que ni siquiera sus enemigos más enconados solían negarle una retórica envidiable, precisa y filosa. La anécdota familiar termina de sepultar lo poco de serio que tenía el asunto.
  • “La fe, aun en aquellos que no la tengan, siempre merece respeto.” Ya que la presidenta habla por todos los argentinos, bien podría yo también arrogarme el derecho de hablar por los no creyentes y decir: no todos creemos que la fe es respetable. La fe es renunciar a pensar. La fe es confiar ciegamente en instituciones y personas que no merecen la más mínima confianza. La fe es reducirse voluntariamente al nivel mental de un niño. Que un obispo defienda lo que le da de comer, vaya y pase, pero que la presidenta de un país laico pontifique sobre la fe es inadmisible.
  • La Basílica de Luján no es un lugar “de mucha paz, de mucho amor para todos los argentinos”. Es un centro de peregrinación utilizado por una religión oscurantista cuyos líderes se han opuesto a todos los avances en derechos civiles que se han logrado desde que somos nación y han apoyado a los dictadores y sus muchos colaboradores que todavía hoy están siendo juzgados. Es un símbolo de la rendición de un pueblo pobre e ignorante a la superstición, fomentada por obispos y por presidentes a la par. La fe popular no está separada de la Iglesia, sino que es resultado directa de la influencia continuada de ésta.
Está muy fuera de mi alcance hacer un análisis sociológico de los argentinos, de cómo nuestra “fe” en nosotros mismos parece siempre oscilar entre el triunfalismo irrealista y el fatalismo cínico, contra un fondo de fe religiosa patriótica, nacionalista, profundamente provinciana, profundamente tonta. No soy un simpatizante de la presidenta, pero hasta ver este video no había tomado consciencia de la magnitud de su superficialidad en lo que respecta a este tema crítico. No se trata de desalentar las peregrinaciones —eso sucederá solo, si acaso, cuando la educación y el pensamiento crítico eviten que tantos argentinos sean condicionados a creer en mitologías y milagros— sino de, como mínimo absoluto, no alimentar con dinero público y con la legitimación del poder estatal a una institución cuyo interés mayor es mantener a la población sumida en la ignorancia. Necesitamos un movimiento político progresista laico, realmente secular, que nos libere de la sumisión colonial a Roma, pero lamentablemente el kirchnerismo no está a la altura de las circunstancias.

16 comentarios:

  1. Eso te demuestra lo poco comprometida que está la presidente en la lucha por un estado laico. Dicen que tiene como enemiga a la iglesia... ¡justo! La tiene de enemiga cuando le conviene, pura demagogia.

    ResponderEliminar
  2. Fausen, no creo que el gobierno se proponga tener a la Iglesia de enemiga y de hecho creo que tampoco tendría mucho sentido quererlo. El tema es que el gobierno a hecho cosas que hicieron que la Iglesia reaccione de la manera que reaccionó haciendo que algunos, simplificando bastante, digan que el gobierno es enemigo de la iglesia. La diferencia no es poca. Una cosa es buscar enfrentarse a la iglesia, y otra cosa es tener políticas que se enfrentan a los intereses de la Iglesia y a pesar de ello llevarlas adelante.
    Lamentablemente no se avanza de la manera que uno quisiera, y se caen en las cosas que cuestiona Pablo (y que comparto casi todas). Pero las otras cosas que se hicieron a pesar de la iglesia no desaparecen por esto. Y a pesar de que es un dolor de estómago ver como se lapidan fondos reparando la basílica o como se veneran a los obispos, prefiero ceder en eso y no en el matrimonio igualitario, en la educación sexual, etc.
    Y como siempre, vale la pena tener en cuenta que no es una cuestión exclusiva del gobierno. La sociedad está muy cómoda siendo más o menos católica.

    ResponderEliminar
  3. Secundo lo último que dice Chichipio sobre el "catolicismo cómodo" de la sociedad argentina. En cuanto a la educación sexual, debo diferir. Las leyes que hay en ese sentido son letra muerta y no se ven intenciones de nadie de enfrentarse frontalmente al oscurantismo eclesiástico. Reconociendo el valor de la ley de matrimonio igualitario, hay que decir que es una ley bastante fácil de redactar y de hacer cumplir, pero mucho más importante sería avanzar en el cumplimiento de las normas que obligan a dar educación sexual a los chicos. Y si hay que ponerse de enemigo de alguien, que el gobierno lo haga: al fin y al cabo el bienestar de niños y jóvenes es mucho más importante que cualquier consideración de costos políticos.

    ResponderEliminar
  4. Por no decir que una educación sexual adecuada y suplementada con un buen programa de salud reproductiva reduciría drásticamente la cantidad de embarazos adolescentes y por extensión la pobreza. Claro que tomaría una generación verlo, cosa que desalienta a la mayoría de los políticos, que piensan como mucho en el siguiente período electoral...

    ResponderEliminar
  5. LAS MUJERES TIENEN DERECHO NO SOLO AL SACERDOCIO SINO HASTA SER PONTIFICES. SOLO DEPENDE DE SU CARISMA, CONOCIMIENTOS, ESPIRITUALIDAD, INTELIGENCIA Y SABIDURIA PARA MERECERLO. EL NEGARLES ESTE DERECHO, ADUCIENDO FALAZMENTE VOLUNTAD DIVINA ES OSCURANTISMO. Para erradicar el oscurantismo de la Iglesia solo es necesario actualizar el cristianismo de tal modo que se pueda vivir y practicar, no en y desde lo religioso y lo sagrado, sino en y desde el humanismo secular, la pluralidad y el sincretismo. Enmarcándolo en la doctrina y la teoría de la trascendencia humana, conceptualizada por la sabiduría védica, instruida por Buda e ilustrada por Cristo; la cual concuerda con los planteamientos de la filosofía clásica y moderna, y las respuestas y aplicaciones que la ciencia ha dado a los planteamientos trascendentales: (psicología, psicoterapia, logoterápia, desarrollo humano, etc.). Sincretismo religioso expresado por Raimon Panikkar fruto de sus frecuentes viajes a la India: «Me marché cristiano, me descubrí hindú y regresé budista, sin haber dejado de ser cristiano». http://www.scribd.com/doc/42618497/Imperativos-Que-Justifican-y-Exigen-Urgentemente-Un-Nuevo-Enfoque-Del-Cristianismohttp://www.scribd.com/doc/42618497/Imperativos-Que-Justifican-y-Exigen-Urgentemente-Un-Nuevo-Enfoque-Del-Cristianismo

    ResponderEliminar
  6. "Militantes peronistas presentan"

    que se puede esperar de los miembros de esta cuasi religion

    ResponderEliminar
  7. Estoy de acuerdo en que la educación sexual en muchos casos es letra muerta, pero sin ánimo de quitarle responsabilidad al gobierno nacional (que claramente sigue sosteniendo los privilegios de la ICAR) también hay que reconocer que no tienen autoridad para obligar a las provincias a aplicarla, y allí empiezan a aparecer las cuestiones locales (el caso Salta posiblemente sea el más reconocido) en las que terminamos recurriendo a la justicia con presentaciones que mientras se mantienen en el ámbito provincial sigue amparando a la religión que allí es fuerte y recién uno empieza a tener ilusiones de que se resuelva en la Suprema Corte de la Nación. Con esto quiero decir: el gobierno nacional hizo poco, pero lo poco que hizo no se luce porque las provincias y municipios lo obstaculizan, y esto en definitiva es porque la gente sigue siendo muy fundamentalista y muy intolerante. Pretender un cambio en el gobierno nacional sin que cambie el resto me parece una utopía.

    ResponderEliminar
  8. Por cierto, me encantó la foto de la nota.

    ResponderEliminar
  9. ¿bajo qué criterios podemos decir que nuestro estado es laico?

    ResponderEliminar
  10. En todo caso, Ch., el federalismo que tenemos está donde no debería. Las provincias tienen demasiado poder de decisión en cuestiones que deberían ser iguales para todos los argentinos.

    Me parece que hemos adoptado todos la misma lógica de la que se acusa al gobierno nacional en sus relaciones con las provincias, sin tener en cuenta que hay alternativas. Hay muchas formas de hacer presión para que se cumpla una ley importante. No veo que haya en el gobierno nacional equipos ministeriales de alto perfil recorriendo las provincias, charlando con los ministros de educación y los gobernadores, ayudando a los organismos locales a hacerse oír, organizando campañas de difusión... Los gobiernos locales, como dijiste, no están dispuestos a hacerlo. El gobierno nacional tiene los medios económicos para hacerlo (aunque muy probablemente no tenga a mano los recursos humanos, porque nunca los ha formado).

    ResponderEliminar
  11. Tegin: aunque tenemos muchas rémoras católicas en la ley, hay un cierto consenso de que Argentina es un estado esencialmente laico. Esto se vio bastante, por ejemplo, cuando se debatió el matrimonio igualitario. Los argumentos que usaban abiertamente a Dios o a la fe eran enseguida desechados. Los legisladores que argumentaban solapadamente desde su religión negaban estar haciéndolo. La Justicia va hacia una interpretación laica de la ley. El discurso de "Dios y Patria" está bastante confinado. Claro que cuando uno ve a Cristina tan campante como aparece en el video, la laicidad se tambalea un poco...

    ResponderEliminar
  12. Muy buen post, Pablo. Todo dicho, realmente muy poco que agregar más allá de suscribir al pie de la letra todo lo expuesto y compartir la indignación y el asco. La Argentina necesita desesperadamente un presidente ateo. ¿Binner 2011?

    ResponderEliminar
  13. Ernesto: lamentablemente parece que la fórmula va a ser Alfonsín-Binner, algo que no sé si podré votar con la conciencia tranquila. Y también por desgracia, aunque Binner probablemente no sea un creyente, no ha dado muestras de ese "laicismo agresivo" que necesitamos. Ojalá me equivoque.

    ResponderEliminar
  14. Es tan difícil encontrar políticos con las ideas de uno, y que además estén dispuestos a llevarlas a cabo. Me parece que el que más me gusta de entre los políticos es Terragno, pero no creo que se postule...

    ResponderEliminar
  15. Imagino que no creerán que alguno de los presidentes basó sus políticas en creencias religiosas, ¿no? ¿Menem a pesar de su conversión creía en el dios católico? Hasta cualquier versión fascista puede usar una versión cuasilaica con una filosofía nietzcheana... El poder católico es muy material en el sentido de la tradición institucional, ¿o a alguien se le ocurriría que es por sus aptitudes espirituales? Si al emperador Contantino en sus circunstancias se le hubiese ocurrido poner como dios oficial a Cuchuflito la mayoría ahora lo estaría adorando y sería básicamente lo mismo... La política responde a intereses muy concretos, no a ideas; el idealismo va de la mano de la teoría creacionista, manteniendo por principio que primero es la idea luego la existencia (lo que también se llama cartesianismo). Entenderán así que la función presidencial no implica nada muy personal que digamos... Si piensan en cambiar algo, si es que sacar una cruz de una pared o quitar la guita que el Estado le da a la Iglesia fuese algo, no le den lugar a un partido conservador, y el PJ, la UCR y el PS lo son en cualquiera de sus diferentes versiones o desprendimientos...

    ResponderEliminar
  16. Federico: no sé si entiendo bien el cuestionamiento. Sobre lo primero, no, no creo que ningún presidente argentino haya sido muy devoto y creyente verdadero. ¿Importa? No creo. Por sus frutos los conocimos. A nadie le debe molestar la fe de los gobernantes, lo que importa es si la quieren imponer al Estado. Sobre lo otro, ¿no te parece que hay grados de conservadurismo? Ningún partido político que esté en el poder actualmente es revolucionario; nadie quiere joder el statu quo cuando le favorece. Pero yo puedo votar con relativa tranquilidad a ciertos partidos y no a otros porque sé que no son todos iguales.

    ResponderEliminar

Dejá tu comentario sobre el tema de este post aquí. Por favor, utilizá un nombre o seudónimo. Si querés opinar o hablar de otro tema, usá el Buzón de sugerencias.