La lapidación de San Esteban, grabado de Jan Luiken (1649–1712) |
“Por eso les digo que a todos se les podrá perdonar todo pecado y toda blasfemia, pero la blasfemia contra el Espíritu no se le perdonará a nadie. A cualquiera que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará, pero el que hable contra el Espíritu Santo no tendrá perdón ni en este mundo ni en el venidero.”
Palabras de Jesús. Evangelio de San Mateo, cap. 12:31–32
Cualquier persona que insulte a las santidades islámicas o a cualquiera de los imanes o a su excelencia Sadigheh Tahereh debe ser ejecutado si el insulto es igual a hablar despectivamente del profeta Muhammad. De lo contrario, debe ser encarcelado de uno a cinco años.
Cualquier persona que explícitamente viole un tabú religioso en público, además de ser castigado por el acto, debe ser encarcelado por diez días a dos meses, o debe ser azotado (74 azotes).
Código Penal Islámico de Irán, artículos 513 y 638.
Poniéndose en pie, el sumo sacerdote le dijo a Jesús:
—¿No vas a responder? ¿Qué significan estas denuncias en tu contra?
Pero Jesús se quedó callado. Así que el sumo sacerdote insistió:
—Te ordeno en el nombre del Dios viviente que nos digas si eres el Cristo, el Hijo de Dios.
—Tú lo has dicho —respondió Jesús—. Pero yo les digo a todos: De ahora en adelante verán ustedes al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso, y viniendo en las nubes del cielo.
—¡Ha blasfemado! —exclamó el sumo sacerdote, rasgándose las vestiduras—. ¿Para qué necesitamos más testigos? ¡Miren, ustedes mismos han oído la blasfemia! ¿Qué piensan de esto?
—Merece la muerte —le contestaron.
Evangelio de San Mateo, cap. 26:62–65
Muy feliz día!
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