El sábado 10 fue el segundo día del Congreso de Ateísmo. La primera ponente no pudo asistir, por razones de fuerza mayor, de manera que se volvió a emitir la entrevista con la Dra. Argibay que se había proyectado la noche anterior (a una hora a la que muchos ya se habían retirado agotados).
Dra. Analía Mas |
El tema que le interesaba tratar, sin embargo, era el caso puntual de la denuncia que Fernando Lozada (presidente de Ateos Mar del Plata) hizo contra la Universidad del Salvador (USal) por haber constatado que en su misión declarada está la “lucha contra el ateísmo”, entendiendo que se trate de una expresión discriminatoria. (Fernando comentó luego que en el INADI no querían considerar la denuncia, hasta que él les planteó la posibilidad hipotética de abrir una universidad cuyo objetivo fuera la “lucha contra el judaísmo”.) El ateísmo como creencia, explicó Mas, tiene protección legal constitucional y de tratados internacionales incorporados a la Constitución. Interpelada la USal, su descargo resultó ser, en vez de una defensa de sus argumentos, una farragosa crítica al ateísmo como enemigo nefasto.
A continuación pasamos al tema de la ley del matrimonio igualitario (la modificación del Código Civil que permitió que se casaran parejas del mismo sexo), por la cual la Dra. Mas fue activista. Recordó en primer lugar cómo el periodista y activista LGBT Bruno Bimbi les sugirió a todos, antes de comenzar la larga lucha por la ley, que se anticiparan a las objeciones que vendrían desde la religión. Cada cambio en la institución matrimonial fue resistido por la Iglesia Católica, explicó Mas, y casi con las mismas palabras. La ley de matrimonio civil de la provincia de Santa Fe, que salió a instancias del gobernador Nicasio Oroño, causó su dimisión al año siguiente, luego de que el obispo de Paraná incitara a la desobediencia civil y a la rebelión armada de los indígenas; veinte años después, en 1888, aprobada la ley de matrimonio civil nacional, voceros de la Iglesia dijeron que “esto va a destruir la familia” (palabras idénticas a las escuchadas en 2010 al debatirse el matrimonio igualitario). Recién en 1986 se planteó una ley de divorcio vincular, a partir de una sentencia de la Corte Suprema que decretó que era inconstitucional hacer indisoluble el matrimonio civil ya que la Iglesia Católica no es la religión del estado; nuevamente se habló de catástrofes y destrucción y se convocaron marchas multitudinarias. En 2007 comenzaron las presentaciones judiciales para solicitar que se permitiera casarse a parejas del mismo sexo, con la siguiente táctica acordada: una pareja homosexual iba al Registro Civil y solicitaba turno para casarse; al serle rechazado el pedido formalmente, se promovía en la Justicia una recurso de amparo, que es la suspensión parcial o total de la aplicación de una ley por supuesta inconstitucionalidad. El primer amparo fue concedido en diciembre de 2009, pero el matrimonio fue anulado a partir de una contrapresentación, proceduralmente irregular, de la Corporación de Abogados Católicos. De todas formas, incluso los fracasos ayudaron a instalar el tema en la sociedad y finalmente en el parlamento, aprobándose la ley en julio de 2010.
En la siguiente entrega continúo con la reseña del segundo día del Congreso.
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