“La razón de la popularidad del nuevo ateísmo es que la religión está mostrándose cada vez más como incapaz de lidiar con el mundo moderno. Prácticamente en cualquier lugar donde uno mire la religión está retrocediendo a las trincheras rápidamente, tratando de detener los efectos corrosivos de la ciencia. (…) De la misma manera en que la idea de creación otorgó a los pueblos antiguos un atisbo de su lugar en el mundo, la ciencia nos brinda una nueva apreciación de nuestro lugar en el orden de las cosas. Carl Sagan solía dar cuenta de esta nueva visión del mundo enfatizando dos cosas: (1) el rol microscópico que juega la vida humana en la vasta inmensidad del universo, y (2) el hecho de que, aun siendo insignificante a escala cósmica, la inteligencia humana ha llegado por fin al punto en que puede apreciar algo de la verdadera naturaleza de las cosas. Y lo que aprendemos cuando juntamos esos dos puntos es el hecho de que somos, como si dijésemos, huérfanos en una tormenta cósmica, pero huérfanos inteligentes, y que debemos poner nuestra inteligencia a trabajar para producir una cosmovisión que sea consistente con lo que hemos llegado a saber sobre nosotros mismos y nuestro lugar en el universo.”
Soy ateo desde que tengo uso de razón, lo sería en un avión cayendo y en una trinchera, pero de ahí a creer, ingenuamente, que las religiones están retrocediendo porque la ciencia avanza es mucho decir. Me encantaría que así fuera, claro; que el razonamiento venciera a la superstición, pero no es el caso: la verdad es que toda una variedad de cultos, como pequeños y medianos negocios familiares, florecen por todas partes. Las religiones oficiales como el catolicismo han perdido adeptos, sí, pero eso no quiere decir que quienes las hayan abandonado se hubiesen vuelto descreídos. Significa, desgraciadamente, que se han cambiado con frecuencia a grupúsculos religiosos en los que pueden integrarse mejor y tener mayor participación e incluso protagonismo temporal, como por ejemplo al dar los famosos “testimonios” acerca de sus vidas. Si el número de personas que prefiere una explicación racional y científica de los fenómenos físicos ha crecido es simplemente porque hay cada vez más gente en el mundo, pero la cantidad de aquellos que creen en espíritus de todo pelo y catadura es abrumadoramente superior. Es triste admitirlo, pero el hecho puede constatarse recurriendo a un sinnúmero de encuestas sociológicas bien documentadas. Eso no quiere decir que no se deba continuar con el empeño de persuadir a la gente que las religiones son vanas y la ciencia la auténtica alternativa viable para adquirir conocimiento, pero, francamente, el panorama es desalentador. En la ciudad en la que vivo, que hasta hace poco era exclusiva y ultramontamente católica, hay una treintena de “iglesias” nuevas como la Iglesia Internacional de Jesucristo que han tenido avances espectaculares a la hora de conseguir que nuevos incautos integren sus filas. Y cada día crecen más.
ResponderEliminarHuau no sé de que país serás tú, pero más que el incremento de nuevas religiones de rama católica, yo veo muchas pseudoreligiones acompañadas de pseudociencias en España: que si reflexología, que si masajes de noseque terapia, que si flores de bach... todo eso está teniendo un éxito abrumador porque son prácticas que no obligan ni culpabilizan al que las sigue. Pero siguen siendo falsas ciencias plagadas de afirmaciones del estilo: "en el antiguo egipto, ya se utilizaban las mandingas de Carcamal para curar los huesos"... "los antiguos chinos, ya empleaban lenguas de iguana del monchinán para equilibrar las energías..." y salen toda esa clase de historias de museo que cambian según el hosting que tengan.
ResponderEliminarLos nuevos sacerdotes son personas plagadas de cursillos de aromaterapia y piedras milagrosas. y todo esto, mezclado con.... fisioterapeutas y ..."Danza del vientre!!" (he bailado durante un tiempo y comprobé que todas mis profesoras tb tenían la cabeza llena de shivas)
Seguro, pero ésas no son religiones salvo en un sentido muy muy amplio. Es cuestión de definición, pero hay diferencias claras. También hay puntos intermedios como la veneración de los santos católicos, que está a medio camino entre la religión y los rituales mágicos.
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