lunes, 6 de julio de 2009

A115: Vísceras itinerantes

El corazón de un sacerdote que murió hace 150 años viene viajando por el mundo y llegará a la Argentina en noviembre. La víscera en cuestión perteneció a Jean-Baptiste-Marie Vianney, conocido en su forma castellanizada como Juan María Vianney o "el Santo Cura de Ars".

No he encontrado los detalles, quizá pudorosamente callados por la fuente. Imagino que el órgano debe estar un poco seco, aunque existe una gran tradición en la que esta clase de cosas, conocidas como reliquias, suelen preservarse sobrenaturalmente para luego ser paseadas y exhibidas. Hay reliquias que son lenguas, dedos, manos, prepucios, hígados, cabezas y hasta cuerpos completos de santos, que se anuncian como prodigiosamente conservados, aunque el público nunca puede verificarlo.

Reliquias son también materiales más duraderos como el hueso y los cabellos o materiales como la madera, asociados a Jesús, a los apóstoles y a los santos. En tiempos antiguos, la compraventa de estos objetos era un gran comercio, así como su "descubrimiento" (fabricación), y la posesión de reliquias era motivo de prestigio y de popularidad para reyes y obispos.

Aunque este asunto de venerar pedazos de muertos (y pasearlos por ahí) parece algo macabro y sobre todo fuera de lugar en una religión que enseña que el cuerpo no es nada sin el alma, no debería sorprendernos demasiado. Evidentemente hay algo en la naturaleza humana más básica que nos impulsa a esta fascinación con lo muerto; obsérvese si no el triste espectáculo de miles de personas dispuestas a cualquier cosa para acercarse al cadáver que fue Michael Jackson. Pero al menos al Rey del Pop lo hemos visto vivo y lo enterraremos a los pocos días. No hay planes, creo y espero, para desenterrarlo y mirar si alguna de sus partes está todavía fresca, y en tal caso cortarla, ponerla en un frasco o una caja de madera, y hacerla desfilar solemnemente por estadios y salas de conciertos.

5 comentarios:

  1. Hola Pablo, Curioso es encontrar esta realidad de veneración a los muertos. Pienso que algo extraño en eso hay. De la misma forma en que miles de personas se excitan cuando uno de los miembros de su religión se inmola en un ataque. En esto del cura de ars hay más necrofilia que fe. Si amaran la vida dejarían que los muertos enterraran a sus muertos como se supone que en su momento dijo el mismo Jesús.

    ResponderEliminar
  2. Algo como lo que sucedió con Chopin, cuyo corazón se encuentra en una de las columnas de la Iglesia de la Santa Cruz de Varsovia (como él solicitó que se hiciera), mientras sus restos están en el cementerio Père Lachaise en París.

    ResponderEliminar
  3. Por si os interesa el tema os recomiendo el libro
    "El Fraude De La Sábana Santa Y Las Reliquias De Cristo" de Juan Eslava Galán.

    Os copio un trocito bastante curioso:

    ...el mercado nunca se saturó, sino todo lo contrario, la demanda se mantenía por encima de la oferta. Por espacio de varios siglos, potentados, santuarios e iglesias rivalizaron en la posesión de reliquias. En 1509, el príncipe elector Federico el Sabio legó a la iglesia palatina de Witemberg su colección de cinco mil cinco reliquias (muchas de ellas adquiridas por él personalmente en Tierra Santa). Entre las más importantes figuraban cinco gotas de la leche de la Virgen, cuatro cabellos y tres retalitos de su camisa.
    Las reliquias más peregrinas hicieron su aparición en cantidades sorprendentes. En
    el obispado de Maguncia, dentro de artísticos relicarios, se veneraban plumas y huevos
    del Espíritu Santo. En otros santuarios había estiércol del estercolero del santo Job, un
    producto que, según la autorizada opinión de san Juan Crisóstomo, «aumenta la sabiduría
    y fortalece la paciencia».

    ResponderEliminar
  4. Me gusta el sorprendente parecido del cura de marras con Voltaire:

    http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Buste_de_Voltaire.jpg

    ResponderEliminar
  5. Hace poco escuché un programa de Dolina en el que hablaba de reliquias religiosas, y cómo cada iglesia quería tener una.

    ¿Si traducimos la partícula inglesa de "el Santo Cura de Ars" no nos quedaría "el Santo Cura del Culo"? =P
    Perdón, perdón, ya me retiro...

    ResponderEliminar

Dejá tu comentario sobre el tema de este post aquí. Por favor, utilizá un nombre o seudónimo. Si querés opinar o hablar de otro tema, usá el Buzón de sugerencias.