¿Habrá escuchado hablar S.E.R. de Sodoma y Gomorra? Si este es el primado de América como será el último.
Si no fue castigo, acaso entonces ¡fue un PREMIO!…Después hay uno que invita a la reflexión, y otros de una tal Graciela que niega rotundamente que Dios pueda enviar un castigo así, y a la cual los demás descalifican sin contemplaciones por ser representante de “la iglesia conciliar”, es decir, no medieval, a la cual uno llama —con ese ocurrente antisemitismo que es marca registrada de los católicos tradicionalistas— “la Nueva Sinagoga”. Más allá, disquisiciones teológicas (o sea, tonterías), y locuras surtidas:
Así lo verían o ven los servidores del Anticristo.
Y aún le llaman “Cardenal”…
Ave Maria, gratia plena, Dominus tecum
Dicen que el vudú es religión oficial desde 2003…El HAARP (Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia) es un “calentador ionosférico” que el gobierno de Estados Unidos ha construido en Alaska para estudiar la parte superior de la atmósfera terrestre, y que podría tener usos militares (cosa que es cierta de cualquier objeto que proyecte energía en cantidades significativas, claro está). Por supuesto, los conspiranoicos instantáneamente han denunciado que el HAARP es un arma de destrucción masiva que podría “desintegrar objetos, generar combustiones espontáneas e inducidas, e incluso cambiar patrones cerebrales, inducir conductas y producir enfermedades biológicas.” Lo extraño, si cabe, es encontrar en un lugar como Radio Cristiandad ecos de la disparatada denuncia de Hugo Chávez, supuestamente respaldada por un reporte de la Flota Rusa. Será que el conspiracionismo y la paranoia no respetan derechas o izquierdas.
¿será esa la causa? ¿o el HAARP?
Y no, el vudú no es la religión oficial de Haití. Ese honor le corresponde al catolicismo.
Los terribles comentaristas de Radio Cristiandad tienen razón. El Antiguo Testamento no ha quedado invalidado. Incluso en el Nuevo Testamento, Jesús destina al infierno a los que no crean en él. No es que su teología no tenga problemas, pero seguramente es menos problemática que la del cardenal López Rodríguez, que tiene que explicar por qué su Dios, que es bueno, está dejando morir a millones de haitianos en este mismo momento a pesar de que no le costaría nada evitarlo (y qué buena publicidad sería, además).
Lo del HAARP es hilarante, pude leer algo sobre una tal Juan Andrés Salfate, en el blog de Bayo...el cardenal ya anteriormente le dije de lo "pop" que es su figura en este país.
ResponderEliminarEs indiscutible, al igual que Bayo la recomendación es La carga del escepticismo de el señor Sagan.
Saludos
¿Cabe una forma más estúpida de derrocar a un gobierno que a base de terremotos? No sé de dónde puede sacar el ejército de EEUU una cantidad tan enorme de energía, y luego canalizarla hasta el interior de la tierra y aplicarla dónde y cúando quiera, provocando muertes indiscriminadas entre los más pobres y menos poderosos. y suponer que eso puede hacer caer a un gobierno.
ResponderEliminarParece que lo de que Hugo Chávez dijera eso es un bulo, pero no lo he mirado a fondo, la verdad.
ResponderEliminarY lo del HAARP es ABSOLUTAMENTE glorioso. Os recomiendo sobre el asunto (sobre la realidad del asunto, claro) esta entrada:
http://lapizarradeyuri.blogspot.com/2010/01/el-haarp-y-la-bomba-del-arco-iris-como.html
Gracias, Lanarch. Vi este link hace unos días y me pareció alucinante. Lo terrible de lo de Chávez es que, independientemente de que lo haya dicho o no, nadie duda que podría haberlo dicho, dado su estado mental.
ResponderEliminarLas declaraciones de López Rodríguez me parecen insólitas, como cada vez que escucho hablar a alguno de estos personajes sobre lo que Dios quiere o no quiere.
ResponderEliminar¿Quién demonios se creen que son? Son seres humanos como nosotros, respiran, comen, duermen y defecan igual que nosotros, pero después de defecar y de limpiarse el trasero, se ponen su túnica roja y su ridículo sombrero, y salen a decirnos lo que Dios quiere, o lo que Dios piensa.
Si viviésemos en una sociedad racional, estos tipos estarían en un hospital psiquiátrico, junto a los que se creen Napoleón.
Saludos.