El autor refuta a aquellos que desde el establishment científico (mayoritariamente no creyente) tratan por todos los medios de mostrarle a la opinión pública norteamericana que la teoría de la evolución no es incompatible con la fe cristiana dominante, protestando contra los que señalan esta incompatibilidad sin ambages (con Richard Dawkins como su principal ejemplo).
Dice Rosenhausen:
No es a causa de Richard Dawkins que la gente piensa que hay un conflicto la evolución y el cristianismo. La mayor parte de la gente puede ver por sí misma que una visión de la vida en la que los humanos surgimos como un producto accidental de un proceso evolutivo violento y sangriento no es lo mismo que un mundo en el cual un Dios amoroso y todopoderoso creó el mundo específicamente para los seres humanos. Estas personas no deberían ser despreciadas como ignorantes o faltas de sofisticación teológica. No les hace falta que las sermoneen sobre San Agustín o sobre la forma correcta de leer la Biblia, y generalmente piensan con mayor claridad que el promedio de los teólogos profesionales.Vale la pena tener en mente esta última frase cuando ciertos creyentes señalan que, por ejemplo, la Iglesia Católica (ésa sí relevante al ámbito iberoamericano) "acepta la teoría de la evolución" y por lo tanto no es enemiga de la ciencia. Basta leer cosas como lo escrito en Panorama Católico Internacional, cómo se distorsiona la idea de evolución, o cómo se recurre a la ofuscación teológica y la ambigüedad para no aceptar las implicaciones de la teoría. Uno puede intentar modernizar la Biblia en este sentido, pero sólo a costa de contorsiones retóricas que no convencen.
La evolución reduce la historia bíblica [de la creación] a una broma, exacerba el problema del mal, destruye el argumento del diseño, y reduce el status de los seres humanos. Algunas personas muy inteligentes, limitadas sólo por su imaginación, han armado argumentos en respuesta a estos puntos. Todavía no han podido, sin embargo, inventar nada que sea remotamente convincente, y no debería sorprendernos que tanta gente vea un conflicto obvio.
Es lisa y llanamente incorrecto declarar que son sólo los literalistas bíblicos quienes tienen un problema con la evolución, o que la gran mayoría de las denominaciones religiosas han hecho la paz con ella.