Acabamos de volver de la bella ciudad de Mar de Plata y de tres jornadas intensas en el II Congreso Nacional de Ateísmo. En breve tendré aquí algunas fotos y una crónica de las ponencias presentadas. Por lo pronto, algo para que comprueben que estuve allí:
(Lo que estoy comiendo es una empanada de carne. Lo que estoy bebiendo es vino. Era Viernes “Santo” y la leve blasfemia me tentó.)
esperamos ansiosos...
ResponderEliminarPor lo pronto, la unica blasfemia que veo, es que estes tomando vino en un vaso de PLASTICO! Vade retro satanas!
vino en vaso de plastico == sandia con vino
ResponderEliminarMi menú fue lasagna con tocino y mucho queso fundido.
ResponderEliminarConfieso que siento una pecaminosa tendencia a la gula con el bacalao a la viscaína, pero en estas fechas los precios del pez y mariscos se elevan tanto que mas económico me resulta prepararlo en la semana siguiente, cuando "rematan" el stock.
¿Por qué el puercoespín?
ResponderEliminar“He aquí, me parece, algunas razones excelentes para amar al erizo: su estrategia de la prevención, su pasión por los desiertos quemados, su gusto por la autonomía, su demostrada autosuficiencia, su arte de la prudencia, su sagaz ingeniosidad, su probada previsión, y añadamos: su función de víctima expiatoria y propiciatoria para los cristianos -todo contribuye al retrato de un animal que merece ampliamente el afecto-. Tanto que, en la indeterminación en la que se estancan, muchos observadores se han preguntado desde siempre si la bestezuela punzante se parece más a un perro o a un cerdo. Me gusta que en la duda zoomorfa se vacile entre el animal de Diógenes y el de Epicuro. De hecho, cuando sale de la hibernación, enflaquecido, tiene el hocico fino y las mejillas ahuecadas como un perro; después del sustento, gordo y hasta padeciendo un poco de obesidad, empieza a parecer un cerdito mofletudo. Cínico y más tarde de aspecto epicúreo, desde luego el animal no podía convenir a los cristianos.” (Michel Onfray, “Teoría del cuerpo enamorado - Por una erótica solar”)
ResponderEliminarOda al erizo...
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