Encontré la noticia de que en Polonia las autoridades policiales van a rezar a Dios para evitar los accidentes automovilísticos en la sección de noticias extrañas de Rosario3.com y tuve que darle un lugar aquí, aunque no concierna (como es costumbre) a Argentina o Latinoamérica o al mundo en su conjunto, porque en realidad sí tiene que ver con nosotros en un sentido amplio.
Recordarán quizá ustedes cuando el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, le rezó a la Virgen de Luján pidiendo lluvia (el día estaba nublado y la lluvia estaba pronosticada), y que cerca del último Halloween en Colombia la policía repartió consejos para que los niños no caigan en el satanismo (que incluían, por ejemplo, no usar remeras con motivos bélicos). Lo primero fue un episodio aislado de demagogia política pero preocupante viniendo de una figura tan importante; lo segundo, algo más grave por ser una medida institucional, pero también más disculpable por su ridiculez y su previsiblemente nulo efecto. Ahora, poner a los agentes de la ley a rezar para que no se produzcan tantos accidentes de tránsito...
Es de hacer notar que en Argentina tenemos una horrorosamente alta tasa de "accidentes" en las calles y rutas, y que a nadie en el gobierno todavía se le ha ocurrido recurrir a Dios o a la virgen de turno para, si no pedirle que los evite o que salve a los afectados, siquiera solicitar una explicación por la cual la infinita benevolencia divina hace la vista gorda ante tantas vidas cruelmente segadas. ¿Tendremos menos fe que los polacos?