
El texto que sigue apareció en el diario El País el 1º de agosto de 2005, poco menos de un mes después de los atentados terroristas suicidas de Londres.
No tengo ninguna duda de que este artículo, empezando por el título, obrará el prodigio de poner de acuerdo, al menos por una vez, a los dos irreductibles hermanos enemigos que se llaman Islamismo y Cristianismo, sobre todo en la vertiente universal (es decir, católica) a la que el primero aspira y en la que el segundo, ilusoriamente, todavía sigue imaginándose. En la más benévola de las reacciones posibles, clamarán los biempensantes que se trata de una provocación inadmisible, de una indisculpable ofensa al sentimiento religioso de los creyentes de ambos partidos, y, en la reacción peor (suponiendo que no haya peor), me acusarán de impiedad, de sacrilegio, de blasfemia, de profanación, de desacato, de tantos cuantos delitos más, de calibre idéntico, sean capaces de descubrir, y, por tanto, quién sabe, merecedor de una punición que me sirviera de escarmiento para el resto de mi vida…Seguir leyendo: Dios como problema, en El País. Comentarios, aquí mismo.