El otro día los ateos mendocinos iniciaron su campaña de apostasía, según comenté; los cordobeses están en eso, y ahora es el turno de la Capital Federal, con lo cual la iniciativa para "desbautizarse" y renunciar a la Iglesia Católica alcanza difusión nacional. Clarín lo publicó ayer bajo el título "Arranca hoy una campaña para renunciar al catolicismo", y Página/12 lo secunda hoy con un titular de tono triunfante, "Apóstatas argentinos, uníos". Crítica le dedica un espacio también a la apostasía: "Lanzan campaña para renunciar a la Iglesia".
La nota de Clarín, firmada por el "especialista en religiones" Sergio Rubin, es escueta, cita mal la dirección web de la convocatoria (es www.apostasiacolectiva.org, por si no lo repetí lo suficiente) y termina con una frase que quiere ser un juego de palabras irónico pero que resulta torpe y sarcástico. A Rubin no le gusta nada que se toque a la religión, y se nota claramente por el vocabulario que elige en esta y otras notas. Arranca diciendo "Como si la Iglesia católica no hubiera tenido sobresaltos en los últimos tiempos…", lo cual le lleva a uno a preguntarse dónde ha vivido él, porque la Iglesia (más allá de escándalos que no afectaron su inexplicable status de pilar moral en Latinoamérica y la mitad de Europa, ni sus finanzas, ni la estabilidad de su gobierno monárquico-teocrático) sigue adelante como si sus fieles moderados no quisieran ver que su camino los lleva, con Benedicto marchando y cantando alegremente en latín eclesiástico, derecho hacia el Medioevo.
El artículo de Página/12, firmado por Mariana Carbajal, es (como de costumbre en estos temas) mucho más completo e informativo, y no se priva de comentar el cambio que se ha operado en unos pocos siglos de historia: "Para la Iglesia Católica la apostasía es uno de los tres pecados más graves, junto con el cisma y la herejía. En la Edad Media se castigaba con la muerte en la hoguera. Los tiempos han cambiado: ahora, se enarbola como un derecho."
La nota en Crítica es algo descuidada; la añado aquí como postdata sólo por ser completo. Toma contenido desvergonzadamente de la de Página/12 sin cambiarle una coma. Su único mérito es ser concisa. Los comentarios de creyentes fanáticos y de los típicos opinólogos ignorantes son también un punto a favor (ni en Clarín ni en Página se permiten comentarios).