sábado, 13 de marzo de 2010

Ariel Álvarez Valdés pide excusas por Dios

Llega a mi vista un artículo de un “destacado biblista y teólogo” que se dedica, con una pseudo-argumentación de muy baja calidad y francamente deshonesta, a salvar a su dios del descrédito que merece por no hacer absolutamente nada mientras miles de personas morían y miles de edificios (iglesias incluidas) se derrumbaban en los terremotos de Haití y Chile. El sacerdote católico Ariel Álvarez Valdés, de quien escribí hace tiempo cuando fue censurado por el Vaticano, parece haber aprendido la lección, aunque no le sienta bien. no ha aprendido la lección ha vuelto a las andadas.

Álvarez Valdés comienza planteando el dilema de Epicuro, que bien vale la pena repetir, sobre la existencia del mal en el mundo:
Epicuro decía: "Frente al mal que hay en el mundo existen dos respuestas: o Dios no puede evitarlo, o no quiere evitarlo. Si no puede, entonces no es omnipotente. Y si no quiere, entonces es un malvado". Cualquiera de las dos respuestas hacía trizas la imagen de la divinidad.
El teólogo primero reconoce que el dilema no ha podido resolverse —¡pero dice que Epicuro no quería probar con él la inexistencia de Dios!— e inmediatamente después ofrece la solución que acaba de decir que no tenía, o más bien, una excusa. Pero antes aclara que “se debe evitar la tentación de atribuir el mal a Dios”. Esto a pesar de que Dios, en su versión bíblica, constantemente hace cosas horribles, y más aún, se arroga plenos poderes para ello. Hasta aquí hablamos de coherencia textual solamente (y ya sabemos que la Biblia es de todo menos coherente). En el mismo párrafo, sin embargo, Álvarez Valdés empieza a mostrar deshonestidad lisa y llana:
En efecto, por nuestra culpa muchos de los cataclismos naturales que padecemos afectan sobre todo a los más pobres. Porque donde ellos viven las casas están peor hechas, existen menos hospitales, hay menos médicos, menos bomberos, menos recursos, y menos prevención. Además, muchos terremotos, inundaciones y catástrofes tienen un origen en la irresponsable actitud del hombre, que viene destruyendo incesantemente la naturaleza. Por eso culpar a Dios de estos sucesos resulta insensato.
Los cataclismos naturales afectan más a los más pobres (en general), es cierto. Pero ni la persona más rica del mundo está a salvo de un cataclismo natural suficientemente potente, o de cualquier otro tipo de muerte accidental, para el caso. La segunda parte de la excusa es de una ignorancia terrible, que remite a los pseudo-ecologistas y a los conspiranoicos del HAARP. Los terremotos no son causados por la “irresponsable actitud del hombre”. La única forma de inducir un terremoto es haciendo explotar una bomba termonuclear en medio de una falla geológica. No hay forma directa y actualmente factible de inducir un huracán, un deslizamiento de tierras o una erupción volcánica. Desde luego, había catástrofes naturales antes de que el hombre fuera la especie dominante del planeta, y mucho antes de que el hombre existiera.
Además, si hay algo que Jesús ha dejado en claro es que Dios no manda jamás los males al hombre. Ya en el primer sermón que pronunció en su vida, llamado el sermón de la montaña, enseñaba que Dios "hace salir el sol sobre buenos y malos, y llover sobre justos e injustos". Es decir, Él sólo manda el bien incluso a los pecadores.
Esto significa lo que significa: no que Dios es bueno, sino que es indiferente. La maquinaria del mundo funciona independientemente de los aspectos morales.
Para enseñar esto adoptó una metodología muy eficaz: comenzó a curar a todos los enfermos que le traían, y les explicaba que lo hacía en nombre de Dios, porque Él no quiere la enfermedad de nadie. […] Incluso un día sus discípulos vieron a un ciego de nacimiento, y le preguntaron: "Maestro, ¿por qué este hombre nació ciego? ¿Por haber pecado él, o porque pecaron sus padres?" (Jn 9,1-3). Y Jesús les explicó que nunca las enfermedades son enviadas por Dios, ni son castigos por los pecados.
Lo que Jesús dijo en esa ocasión fue: “Ni él pecó, ni sus padres, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida.” Es decir, Dios hizo (o permitió) que el hombre fuera ciego durante toda su vida hasta que Jesús lo encontró, para que Jesús pudiera entonces hacer un milagro. El ciego no fue castigado; fue sólo un instrumento, el conejo de la galera de Dios. Está bien claro y no hay teología que valga.
En otra oportunidad vinieron a contarle que se había derrumbado una torre en un barrio de Jerusalén y había aplastado a 18 personas. Y Jesús les aclaró que ese accidente no era querido por Dios, ni era castigo por los pecados de esas personas, sino que todos estamos expuestos a los accidentes y por eso debemos vivir preparados (Lc 13,4-5).
Este pasaje no dice en realidad nada sobre lo que Dios quiere o la causa del derrumbre ni sobre la preparación que debemos tener. (Es decir, Álvarez Valdés miente, y miente literalmente sobre la Biblia.) El propósito de Jesús es hacer entender a sus discípulos que Dios no castiga en este mundo sino en el otro.

Y después viene el razonamiento más ridículamente, más obviamente falaz que he leído de la pluma de uno de estos pseudo-académicos que se hacen llamar estudiosos de Dios:
En realidad el enigma del filósofo griego está mal planteado. No podemos decir que "Dios no puede impedir" el mal que hay en el mundo. Lo correcto es decir que "es imposible que no haya mal". ¿Por qué? No porque sea un misterio, como se responde a veces cuando se quiere evadir la cuestión y dejarla en penumbra para evitar una supuesta crítica a la actuación divina. No. El mal no es un misterio. Es inevitable, sencillamente.
O sea, el mal existe porque no puede no existir. Y no puede no existir porque… ¿por qué? Porque el mal es una imperfección. Si no hubiera mal, el mundo sería perfecto. Y lo único perfecto que existe es Dios. Dios no podría haber creado un mundo perfecto, libre de mal, porque… ¿por qué? Bueno, porque… porque… porque Dios lo creó así, y después no lo pudo cambiar, ¿cómo va a cambiar Dios su propia creación?

La cosa sigue y sigue así; es completamente coherente y completamente tautológica, circular, autorreferente y cerrada en sí misma; un “argumento” perfecto, incontaminado de realidad; como toda la teología, no necesita ser verificable ni sensata, porque le basta arrojar sobre la mesa al gran comodín, Dios, para que cualquier cosa pueda querer decir cualquier cosa, a gusto del argumentador.

¿Por qué me molesto en analizarlo? No sé. Será porque a veces cansa que los charlatanes tengan tanta prensa…

P.D. (15 de marzo): Ariel Álvarez Valdés acaba de dejar los hábitos, al no aceptar la censura que le había impuesto el obispo de Santiago del Estero.

10 comentarios:

  1. Es un muy buen análisis, es necesario que alguien lo haga, al menos por mi.
    Si cierra tan bien ha de ser cierto!

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  2. Muy buen artículo, me dan risa estas cosas siempre, es una pena que en vez de retroceder y pensar un segundo sobre la coherencia de la historia bíblica misma, accedan a la misma e intenten emparcharla tan ridículamente.

    Te sugiero que pongas el título de la forma: "Ariel Álvarez Valdés excusándose por Dios" y también en las etiquetas pongas su nombre: "Ariel Álvarez Valdés", de esta forma la gente encontrará este artículo cuando esté buscando información del señor, y eventualmente se llenará de comentarios al estilo:

    OYE SI NO CREES EN DIOS NO MOLESTES ATEO IMBESIL

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  3. Buena idea, Ezequiel. Ya le cambié el título. No creo que haga falta una etiqueta para este bufón.

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  4. Me acaba de surgir una pregunta en base al comentario anterior que seguramente todos se han hecho y creo haber leido respuestas, pero me gustaría que igualmente me respondiera por lo menos con algun link a un post que explique bien si hay evidencias históricas de la existencia de Jesús y sus disípulos que confirmen por lo menos algo de la biblia...
    El analisis de los dichos de este tipo me pareció excelente, te felicito

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  5. Bruno: Yo no he escrito nada específicamente sobre el tema de la historicidad de Jesús, ni tengo fuentes online a mano, pero entiendo que hay un consenso en que existió un profeta que predicó ciertas cosas que "prendieron" y dieron lugar al cristianismo. Un seguidor de este profeta (Pablo, o Saulo de Tarso) montó sobre él una teología. Unos cuantos "evangelios" fueron escritos no menos de veinte años después de la muerte de Jesús, y algunos sobrevivieron, mientras que otros se perdieron o fueron declarados apócrifos. Entre los que quedaron hay discrepancias significativas. Es decir, algo ocurrió, pero no sabemos bien qué, y lo que dice la Biblia claramente no está exento de sesgos varios.

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  6. La verdad, la hermeneútica de los teólogos no dejan de ser discursos "cantinflescos".
    (Lo de "cantinflescos", "cantinfladas", en mi país alude a los discursos enredados como los textos del bufo mexicano.)

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  7. Hola Pablo:
    Me gustaría que dieras a grandes rasgos tu explicación de la presencia del mal en el mundo. También quisiera saber cual es la acepción de la palabra "bufón" que utilizas con Ariel A. Valdes y porqué. Te comento que los historiadores romanos Tácito y Suetonio escriben sobre Jesús al igual que otro individuo llamado Plinio el Joven, aunque quien destaca en la referencia a Jesús es el escritor judio Flavio Josefo. Estas personas son contemporáneas con Jesús.
    Un cordial saludo
    Andrés

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  8. Andres: "el mal" es una categoría metafísica a la que no le encuentro definición clara o utilidad, por lo cual no tengo por qué explicarla. Hay cosas (acciones de personas) que considero malas basándome en mi forma de ver las cosas, y hay sucesos naturales, que no son buenos ni malos intrínsecamente.

    "Bufón" es sólo un término de desprecio, pero si tuviera que buscarle sentido, diría así: que una persona que evidentemente ha estudiado mucho, con un conocimiento respetable de la Biblia, produce justificaciones a mi entender ridículas sobre un tema dado. Su audiencia sólo puede creerle si decide hacerlo. Es entretenimiento, es diversión en su sentido etimológico de hacer mirar a la gente para otro lado.

    Tácito, Suetonio y Plinio escriben mucho después de la muerte de Jesús y con toda probabilidad reportando lo dicho por otros (Plinio se refiere a los cristianos, no a Cristo, y es en el año 112 d. C.). La referencia a Jesús en Flavio Josefo es, según casi todos los estudiosos, una interpolación posterior, es decir, un texto añadido por un copista cristiano a los escritos originales. Aclaro todo esto aunque no tiene nada que ver con el artículo, porque es bien sabido y deberías estar al tanto (a mí me costó 30 segundos encontrarlo).

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  9. Pablo: Con lo de la explicación del mal y de la palabra “bufón” quería ver si aceptabas (y veo que si y abiertamente) que desprecias a la gente que no opina lo mismo que vos, cosa que le quita bastante mérito a tu discurso.

    Respecto a la mención de gente que escribió sobre Jesús, era para avalar algo que solicitó una persona en tu blog, nada más. Al respecto, señalé que quien más cosas dice sobre Jesús (y por ello lo resalté) es el historiador judío Flavio Josefo y el añadido de un autor cristiano (añadido sí, “interpolación” no viene al caso) es evidente pero es un añadido que no anula el carácter de lo que expresaría el escrito original de F. Josefo por el que quedan claros los siguientes aspectos: a) Existió en Palestina un hombre llamado Jesús; b) era un sabio; c) realizó prodigios; d) la gente lo escuchaba con gusto; e) atraía a muchos judíos y griegos; f) las autoridades judías lo acusaron; g) Pilato lo condenó a muerte; h) murió crucificado; i) sus seguidores se llaman cristianos en honor a él; y j) el movimiento que él fundó siguió existiendo después de la muerte. (Tomo 18 de la Obra “Antigüedades Judías” de Flavio Josefo). Hay más en el tomo 20 de dicha obra pero lo dejo allí, pues lo considero suficiente. Es desde luego posible probar que Jesús existió.

    Un cordial saludo.

    Andrés

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  10. Andres: corre por tu cuenta la interpretación que hagas de mis palabras. Yo no desprecio a Ariel Álvarez Valdés porque no opina lo mismo que yo, desprecio su poca integridad intelectual al inventar una excusa ridícula para el hecho de que haya catástrofes naturales, que además de ridícula es innecesaria.

    Flavio Josefo pudo haber dicho muchas cosas sobre Jesús pero eso no prueba que ese Jesús fuera 100% idéntico al Jesús pintado por la doctrina cristiana ortodoxa. De todas formas
    no recuerdo haber negado la historicidad de Jesús. Me resulta un tema menor: lo importante para mí es, justamente, que alguien fundó el cristianismo y que éste creció y sigue existiendo. Cómo fue Jesús realmente, no creo que lo podamos averiguar nunca.

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