Para advertirnos de esta iniciativa y seguir las novedades se ha creado un grupo en Facebook, No a la ley de privilegio a las religiones de Cynthia Hotton, que recomiendo (las noticias de Alerta Religión que tengan que ver con este tema serán reposteadas allí).
Las objeciones que desde aquí podemos hacer al proyecto de ley se resumen en dos puntos:
- Todo lo bueno que hay en él, excepto la equiparación de la Iglesia Católica con las demás religiones, es innecesario, porque ya está contemplado por leyes más generales (por ejemplo, la agresión física, la intimidación, la disrupción de eventos y reuniones, etc.).
- Todo lo que no es redundante en el proyecto apunta a conceder a las religiones privilegios extraordinarios, adicionales a los que ya poseen.
Además de estos privilegios y otros, hay modificaciones al Código Penal que crean penas especiales para los delitos contra la práctica religiosa y sus ministros, formuladas con un lenguaje que admite interpretaciones represivas. Está penado insultar o amenazar a un ministro de cualquier religión, o a los fieles, durante un acto de culto. ¿Quién determina qué es un insulto? ¿El pastor o sacerdote? Aparentemente sí. También es delito, y con pena mayor a las normales, profanar un templo o dañar objetos sagrados. ¿Qué es sagrado? Lo define la religión.
Con esta ley, puedo juntar unos cuantos fieles, comprar una casa, declararla mi templo, hipotecarla y olvidarme de pagarlo; y para más seguridad, declarar que según mi religión, son sagrados los automóviles y las joyas de oro que he comprado con los diezmos de los creyentes, como así también mis libros contables. Asimismo constituye un insulto referirse a mí de otra manera que no sea como “Su Excelencia”, y cada vez que esto se hace debe depositarse un billete de diez pesos en una urna (también sagrada) que está en el templo; de lo contrario el templo queda profanado.
Si lo anterior suena como una caricatura, recuérdese que estamos hablando de Argentina, país donde todo es posible, y de religiones, donde todo, absolutamente todo, no importa cuán ridículo, es posible. Más seriamente, estamos hablando de una ley que permite graves abusos (la ocasión hace al ladrón, etc.) y que no parece tener otro objetivo que beneficiar a unos pocos (los líderes religiosos), discriminando a todos los demás. En Argentina hay discriminación racial y étnica, pero prácticamente no tenemos conflictos interreligiosos. Lo que sí hay es una gran variedad de prácticas religiosas y de saludable disenso dentro de las grandes religiones, que es una de las tantas cosas que esta ley puede amenazar. Ésta no es una ley para la libertad: es una ley para el privilegio de los que controlan el poder religioso.
Mil gracias por la data. Usé este artículo como fuente para una nota en mi blog.
ResponderEliminarSalud y libertad.
D.
Da un poco de miedo leer esto, mande invitación a casi todos los contactos de Facebook. Más allá que todos la acepten, en contcreto ¿que es lo que podemos lograr con esto? además de informar.
ResponderEliminarSaludos
Enzo: por lo pronto me limito a informar. Pero para empezar se pueden mandar mails a los diputados. Lo malo es que el proyecto se está moviendo muy en silencio, casi ningún periodista o crítico serio lo ha analizado o lo ha llevado al gran público. Que no te extrañe que lo aprueben calladitos y de apuro el día antes de que empiece el Mundial...
ResponderEliminargracias por avisar ...
ResponderEliminarJorge Lanata no dijo nada de esto?
ResponderEliminarSe querrá ocupar de difundirlo?
Muy bueno el post. Te felicito por la claridad de concepto. Coincido contigo 100%. Saludos!
ResponderEliminar¿Lanata?
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