jueves, 27 de noviembre de 2008

Alerta 56b: Prohibido hablar mal del Islam

La ONU llama a los estados a impedir la denigración del Islam, reporta AFP via WebIslam y otros sitios. Lo que temíamos está ocurriendo: los países más represivos del mundo y las tenebrosas fuerzas de la corrección política se han unido para censurar la crítica a las religiones, como advertí hace unos días.

La noticia parece focalizada en el Islam y está bien que así lo sea porque claramente es la religión del Profeta Mahoma la más criticada a nivel mundial, aunque considerando las barbaridades que regularmente profieren sus autoridades y el furor intolerante y asesino de muchos musulmanes, deberíamos esperar más críticas todavía. Si no hay más denuncias públicas de la brutalidad promovida por los clérigos islámicos integristas y amparada por los creyentes moderados, es porque en gran parte del planeta tales denuncias pueden llevar a amenazas o a la muerte.

Hay líneas muy finas entre la crítica válida, la difamación y la incitación a la violencia. A los líderes religiosos les gusta confundirlas. Es criminal, en muchos países, llamar públicamente a la destrucción de los miembros de una religión o etnia, pero el ataque argumentado y razonado a las ideas religiosas no lo es. Excepto en los países islámicos, claro, donde todo es al revés: allí sí está bien pedir la aniquilación de Israel o de los infieles de Occidente, pero es criminal y se castiga con la muerte hablar mal del Islam, aunque sea para denunciar prácticas bárbaras como la lapidación de mujeres adúlteras.

Recordemos esto cuando la ONU recomiende a los países instituir leyes contra la difamación religiosa, porque algún día, por esta aparentemente inocua concesión, podemos encontrar que hemos perdido el derecho a la libre expresión.

martes, 25 de noviembre de 2008

Alerta 57: Amor y paz

En medio del infernal calor de este fin de noviembre, sigo con cierta alarma las evidencias de cómo nuestra Madre Patria lucha por liberarse de los grilletes de la Iglesia Católica, que le vienen de lejos y que hemos heredado. El asunto es ya una guerra declarada entre una Iglesia bocona, impertinente y antidemocrática que no se ha conformado nunca con la pérdida de los privilegios que el Generalísimo Francisco Franco le dio, y un partido gobernante y una sociedad que ya están hartos de que la laicidad del estado español esté sólo en los papeles.

Primero fueron los pedidos de apostasía y el rechazo de la Iglesia Católica a conceder el abandono de sus fieles, y más tarde el borrado de los apóstatas de sus registros de bautismo, lo cual llevó a una discusión legal que según creo todavía no terminó. Y es que, como en Argentina y tantos otros países donde los católicos lo son sólo de nombre en un 90% de los casos, en España la iglesia siempre juega la carta de la mayoría numérica para justificar su constante interferencia en las decisiones de estado.

Aquí discutimos cosas como la educación sexual y el aborto; en España, zanjadas (mal) estas cuestiones, se pelea por principios abstractos pero que no dejan de ser importantes. He aquí donde aparece el último casus belli: los crucifijos en las escuelas y otros lugares públicos. La Iglesia quiere que sigan ahí, la izquierda y las ONGs laicas quieren sacarlos. ¿Una tontería? Quizá, pero considérese el contexto: mientras la Iglesia furiosamente denuncia persecución, "totalitarismo laicista", "nihilismo anticristiano" y quién sabe cuántas barbaridades más, sigue celebrando misas por Franco, pretendía homenajear con una placa en el Congreso a una monja (una tal Sor Maravillas) cuya única virtud fue crear una orden religiosa ultraconservadora y opuesta al Concilio Vaticano II, sigue peleando una ofensiva total contra una materia escolar que denuncia la discriminación a las minorías sexuales, y Benedicto XVI beatifica por montones a sacerdotes sólo porque fueron "mártires" de la Guerra Civil que Franco inició, mientras que los sacerdotes que Franco mandó matar no figuran en ninguna parte.

Y la verdad que todo esto es un poco preocupante cuando ocurre en un país del Primer Mundo (excepto en Estados Unidos, que para nuestros fines podemos considerar otro planeta...). Pero esta alerta fue motivada por la que debe ser el uso más hipócrita de una frase hecha en la historia reciente. De parte de Braulio Rodríguez, arzobispo de Valladolid: "En una cultura como la cristiana, el crucifijo no va a herir a nadie… ya que la Cruz es un signo de amor y paz".

Dígaselo, señor arzobispo, a los millones de personas que han muerto por causa de la Cruz, en guerras encabezadas por la Cruz. Dígaselo a los miles y miles cuya última visión fue la Cruz en manos de uno de sus sacerdotes, entre las llamas de la hoguera o sentados al garrote. Dígaselo a los que, en España, en Argentina y en todos los muchos lugares donde la Iglesia ha apoyado a los dictadores más tenebrosos, vieron a la Cruz bendiciendo a quienes los torturaban.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Iglesia Argentina del Monstruo Volador de Espagueti

En estos días acabo de descubrir que hay una filial argentina de la Iglesia del Monstruo de Espagueti Volador (o Iglesia Pastafariana), cosa que me llenó de alegría. Por supuesto que soy ateo y no creo en el MEV, pero creo que es una buena idea que coexistan múltiples religiones en un país como el nuestro, que tanto tiempo ha vivido con el cuello apretado por la fría mano de la Iglesia Católica. Aunque sigo sosteniendo que las religiones son todas un veneno, está claro que los seres humanos necesitamos cierto sostén psicológico y algunos lo buscan en la fe. Siendo así, mejor que existan alternativas, y que haya debate interreligioso, para que ninguna religión se vuelva dominante y autoritaria.

Dado que el pastafarismo es tiene una moral sexual libre y que su deidad es mucho más sabrosa que las alternativas (la mayoría literalmente incomibles), le auguro un gran futuro en Argentina. Esto debería ser cierto especialmente en un país de inmigrantes italianos, donde casi no hay quien rehúse un par de albóndigas en un plato de fideos con tuco, y donde la piratería en su acepción más amplia es un pasatiempo nacional. De hecho no me asombraría descubrir una gran cantidad de cripto-pastafaris entre la abundante, abúlica feligresía del catolicismo, listos para emerger de su silencio cuando perciban la existencia de una masa crítica de creyentes entre nosotros.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Religión o delirio

¿Cuál es la diferencia entre un delirio y una creencia religiosa falsa? Si uno vive y actúa siguiendo una creencia sin fundamento y manifiestamente falsa, ¿puede ser considerado un enfermo mental, incluso si miles o millones de personas comparten esa creencia?

Motivado por un curioso artículo que examina qué ocurre cuando un delirio de persecución se vuelve parte de una subcultura y asimilable a una religión, escribí Religión o delirio, un corto ensayo que publico en mi sitio web. Pasen a ver y dejen sus comentarios...

lunes, 17 de noviembre de 2008

Ateos en Rosario

¡Para que Santa Fe sea laica, ateos de la provincia, uníos! Ésta sí que es una noticia: los ateos de ArgAtea que viven en Rosario se vienen reuniendo periódicamente y ahora saltan a la palestra para pedir que se elimine la influencia de la religión en las leyes de la provincia de Santa Fe.

En algunas provincias se han eliminado de las leyes las cláusulas de privilegio a la Iglesia Católica, pero en la Constitución de Santa Fe (cuya reforma viene demorándose) seguimos con un texto escandalosamente sectario, similar al de la Constitución Nacional de 1994:
La religión de la Provincia es la Católica, Apostólica y Romana, a la que le prestará su protección más decidida, sin perjuicio de la libertad religiosa que gozan sus habitantes.
Esto a pesar de un electorado mayormente progresista y laico, al menos en comparación con otros puntos del país.

ArgAtea de Santa Fe está planeando instalar una mesa en el espacio público y así recabar firmas suscribiendo un petitorio para modificar la constitución provincial. La religión católica no requiere "decidida protección" del estado, que se debe a sus ciudadanos sin distinción de cultos, y tampoco es bueno para ninguna religión depender de favores de los políticos. ¡Rosarinos, a ver si ayudamos a esta causa!

domingo, 16 de noviembre de 2008

Alerta 56: Religiones del mundo, uníos

Los peores violadores del derecho a la libertad de culto organizan una conferencia en las Naciones Unidas para impulsar la armonía y el respeto entre todas las religiones, y el sacerdote que preside la Asamblea General de la ONU se alía con ellos para promover una ley internacional contra la difamación religiosa y la blasfemia. Todo indica que se van a salir con la suya. ¿El mundo está loco o qué? No me digan, ya lo sé.

Para los que no entienden, traduzco de la fuente (los énfasis son míos):
Líderes mundiales congregados en las Naciones Unidas esta semana para una sesión especial de la Asamblea General para el avance del diálogo interreligioso no deberían albergar ilusiones de que sus esfuerzos milagrosamente promuevan el respeto mutuo entre comunidades religiosas o acaben con los abusos contra la libertad religiosa.

El rey Abdullah de Arabia Saudita, que inició la sesión especial de esta semana, está enlistando silenciosamente el apoyo de estos líderes a una ley mundial contra la blasfemia, una campaña que llevan adelante los 56 miembros de la Organización de la Conferencia Islámica y que pone los derechos de las religiones por delante de los derechos individuales.

Si la campaña tiene éxito, los estados que afirmen hablar en nombre de la religión podrán aplastar la libertad religiosa no sólo en su propio país sino también en el extranjero.

La sesión de la ONU está diseñada para dar apoyo a un encuentro de líderes religiosos que se realizó en España el verano pasado, a partir de una idea del rey Abdullah, y que fue organizado por la Liga Musulmana Mundial. El encuentro produjo un documento aconsejando la promoción del "respeto por las religiones, sus lugares de culto y sus símbolos… preservando así de la ridiculización aquello que la gente considera sagrado".

Esto que tan elevado suena en principio es de hecho una vía astutamente codificada para conceder a los líderes religiosos el derecho a criminalizar los discursos y actividades que ellos consideren insultantes a la religión. En vez de promover la armonía, sin embargo, este esfuerzo exacerbará las divisiones e intensificará la represión religiosa.

Tales prohibiciones ya han sido usadas en algunos países para restringuir debates sobre la libertad de los individuos con respecto al estado, para sofocar la crítica hacia figuras o partidos políticos, para acallar el disenso sobre ideas y creencias dominantes, y hasta para incitar y justificar la violencia. Socavan los estándares codificados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la piedra angular de las Naciones Unidas, al conceder mayores derechos a las religiones que a los individuos, incluyendo a aquellos que eligen no seguir ninguna fe, o a quienes deseen convertirse a otra.

Sobresale otra cruda ironía en la sesión especial de la ONU de esta semana. Arabia Saudita es uno de los peores violadores de la libertad religiosa en el mundo, un hecho reconocido por la administración Bush cuando lo llamó "un país que preocupa especialmente" en el contexto del Acta Internacional sobre la Libertad Religiosa, en 2004. El rey no podría realizar una conferencia de este tipo en su país, donde los clérigos conservadores sin duda eliminarían de la lista de invitados a los judíos israelíes, los seguidores de la fe bahá'i y los ahmadía.
Cuando el monarca vitalicio de una dictadura teocrática que prohíbe y castiga hasta con la muerte la expresión pública de una religión distinta a la suya habla de "respeto y armonía entre religiones", la reacción correcta del resto de los países del mundo sería reírse a carcajadas, darse vueltas y cerrarle la puerta en la cara. Pero en la era de la corrección política, de la dependencia del petróleo y del terror abyecto a ofender a los musulmanes, el rey Abdullah, de Arabia Saudita, es escuchado con atención y aprobación no sólo por los líderes dictatoriales de los otros países islámicos, sino por todos.

No debería llamar la atención, por otra parte, que el diálogo con el Islam esté en la agenda del otro gran monarca absolutista teocrático del mundo, Joseph Ratzinger alias Benedicto XVI. Musulmanes y católicos se han estado haciendo cariños desde hace un tiempo, emergiendo de variados encuentros con un guión unificado donde se proclama que las religiones son todas pacíficas y compatibles entre ellas.

En cuanto a lo otro, resulta que el actual presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Miguel d'Escoto Brockmann, es un sacerdote católico nicaragüense. A pesar de haber simpatizado con los postulados eminentemente inclusivos de la teología de la liberación, parece que la intolerancia ha ganado la batalla en su visión del mundo.
"Sí, yo creo que la difamación de la religión debería ser prohibida", dijo en respuesta a una pregunta en una conferencia de prensa destinada a destacar la conferencia interreligiosa en la sede de la ONU. Nadie debería tratar de difamar al Islam o a cualquier otra religión, dijo, añadiendo: "Deberíamos respetar a todas las religiones".
Lo que este buen hombre no entiende es que el respeto no se puede imponer por ley y que en todo caso no corresponde pedirlo para ideas abstractas, sino para personas. La Declaración Universal de los Derechos Humanos habla de libertad individual de culto y de expresión religiosa. Las religiones, como las filosofías o las ideologías, no tienen derechos. Cuando se trata de proteger a una idea, lo que se hace en realidad es darle poder de represión a quienes se titulan voceros de esa idea.

En el caso de las grandes religiones, donde los líderes son típicamente personas con poder político, a quienes nadie ha elegido y que no deben responder a nadie por encima de ellos, la prohibición de insultar o criticar se traduce en prohibición de estar en desacuerdo con los líderes religiosos, y frecuentemente equivale a una prohibición del disenso político. Ya es bastante grave que uno no tenga derecho a blasfemar; pero si "blasfemia" se define como cualquier crítica a un pronunciamiento religioso, esto anula automáticamente el derecho a la libre expresión, especialmente en muchos países donde lo religioso está absolutamente infiltrado en todas las esferas.

Repito lo que he dicho otras veces. No existe ni debe existir jamás un "derecho a no ser ofendido". Ninguna ideología, filosofía, religión u opinión debe ser considerada "sagrada", no importa cuántas personas crean fervorosamente en ella. En el momento en que consentimos en que se obligue a callar a los críticos de nuestras ideas por un principio como éste, nos tendemos una trampa; algún día el péndulo oscilará para otro lado y nos veremos del lado de los oprimidos. Los que tienen poder para imponer qué es correcto decir y qué no lo es siempre decidirán en su propio favor.

A nadie le gusta que se insulten sus ideas, pero nadie ha muerto de ser insultado. Por el contrario, muchos han sufrido o muerto (y siguen haciéndolo) a manos de quienes no toleran que otra gente piense distinto.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Alerta 54b: Católicos por Obama, sin comunión

¿Recuerdan la idea que tuve sobre extender explícitamente la excomunión a los católicos que no cumplan con la doctrina de la Iglesia? Aquella vez se trataba de los diputados uruguayos que iban a votar a favor de la ley de aborto (que dicho sea de paso salió aprobada pero fue vetada por el presidente). Ésta tiene que ver con el aborto también, pero viene de Estados Unidos.

Jay Scott Newman, un sacerdote católico del estado de Carolina del Sur, les dijo a sus feligreses que no deberían acercarse a recibir la Eucaristía si votaron por Obama, porque el presidente electo está a favor del aborto y apoyarlo es cooperar con el mal, y quienes tomen la Comunión sin hacer penitencia por su voto a Obama están "arriesgando sus almas".

Yo, como dije en la ocasión anterior, estoy plenamente de acuerdo. Los sacerdotes de todas las parroquias deberían alienar y expulsar de la comunión de forma similar a ésta a los fieles que no prestan atención y votan, por ejemplo, por políticos divorciados vueltos a casar, o por los que apoyan la distribución de la píldora del día después (que la Iglesia mentirosamente proclama abortiva). En América y Europa es muy fácil llamarse católico; a ver si los sacerdotes se ponen a la tarea y logran que sea un poco más sacrificado. El sacrificio es bueno, ¿no?

lunes, 10 de noviembre de 2008

Alerta 55: Brasil y la Iglesia Católica, ¿hay acercamiento?

En el Clarín del domingo aparece la noticia de que Brasil acordaría con el Vaticano enseñar religión en las escuelas estatales, en ocasión de la visita del presidente Luiz Inácio Lula da Silva a Roma para ser recibido por el Papa Benedicto XVI. Esto a pesar de que Brasil es un país laico con una robusta separación constitucional entre Iglesia y Estado, como no lo es Argentina (ni de cerca), y que hace un año y medio, cuando el vetusto líder vaticano anduvo de gira proselitista en Brasil, Lula le dijo que el catolicismo se quedaría fuera del aula de clases.

La Constitución de Brasil prohíbe taxativamente cualquier cosa parecida a un Concordato o acuerdo... y luego le permite la entrada por la puerta trasera. Su artículo 19, inciso I, dice (traduzco con mi portugués de argentino confiado):
Está vedado a la Unión, a los Estados, al Distrito Federal y a los Municipios… establecer cultos religiosos o iglesias, subvencionarlos, alterar su funcionamiento o mantener con ellos o sus representantes relaciones de dependencia o alianza, exceptuando, en forma de ley, la colaboración de interés público.
Supongo que para los católicos será "de interés público" que se indoctrine a los chicos brasileños en su religión, y aventuraría que esa excepción será invocada por quienes dentro del gobierno quieran darle el gusto al Papa.

Esto es preocupante, ya que Brasil es como un modelo de liderazgo para los países latinoamericanos, y hasta ahora su gobierno se había mantenido firme en ciertas políticas progresistas que van en contra de la doctrina católica. Me parece a mí que enseñar catolicismo en las escuelas es un grave error; si el estado quiere combatir el SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual, por ejemplo, va absolutamente en contra del objetivo ir criando una generación de niños a los que un maestro les ha metido en la cabeza que usar preservativos es malo. En general diría que no tiene sentido, para un gobierno laico de centroizquierda, dejar la puerta abierta a un gobierno teocrático de extrema derecha en lo que se refiere a la educación de los niños. Mucho menos en un país religiosamente diverso como Brasil, donde el catolicismo es una mayoría en declinación.

Veremos qué ocurre; hasta ahora todo es especulación, pero estemos atentos, no vaya a ser que los siguientes seamos nosotros.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Alerta especial: California y la Proposición 8

Para los que no estuvieron siguiendo el tema, escribo sobre la Proposición 8, aprobada en California, Estados Unidos. Es un texto largo y lo posteo, por lo tanto, directamente en mi sitio web.

Los estadounidenses son tan, pero tan democráticos, que una mayoría simple del voto popular puede cambiar la constitución de un estado y quitarle derechos civiles básicos a parte de la población. En este caso el derecho es a casarse, y los damnificados son los homosexuales. ¿Que no te afecta, que es una tontería? Puede ser... pero el precedente que sienta es terrible.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Alerta 54: Excomunión: una idea para la Iglesia

Una nota en El País, de Montevideo, advierte que la Iglesia podría excomulgar a los legisladores que voten sí a la ley de despenalización del aborto, que está en la Cámara de Diputados y de donde saldrá casi con seguridad aprobada mañana, aunque el presidente Tabaré Vázquez ha dicho que la vetaría.

El arzobispo de Montevideo, Nicolás Cotugno, aclara que la excomunión de los diputados que voten afirmativamente será latae sententiae, automática e ipso facto: por su sola acción ya son separados de la Iglesia y no pueden recibir los sacramentos (ni siquiera la confesión) hasta que un clérigo autorizado levante la pena. Él apoyaría además una condena explícita, la excomunión canónica, que implica algo semejante a un juicio.

¿Qué quieren que les diga? Me parece muy bien. La Iglesia tendría que explicitar estas cosas más claramente, y aplicarlas con firmeza. Nuestra Santa Madre debería excomulgar, o al menos negarles la Eucaristía, a quienes cometen regularmente, con conocimiento y con toda alevosía, pecados mortales, o que por sus ideas se ponen tenazmente en contra de la doctrina. Bastaría con dedicarle un minuto o dos durante la misa a un mensaje grabado por el sacerdote, algo así:

No son bienvenidos a recibir la Eucaristía, y deben quedarse en sus asientos en silencio humilde, las siguientes personas:
  • Todos los que usen regularmente preservativo en sus relaciones sexuales.
  • Todas las que tomen anticonceptivos o utilicen DIU, diafragma, etc.
  • Todos y todas los que practiquen sexo de manera distinta al coito vaginal.
  • Todos los que defiendan vehementemente la idea de que los homosexuales no son perversos y anormales.
  • Todos los que se masturben regularmente, aunque se confiesen después, porque la idea es que dejen de hacerlo alguna vez.
  • Todos los que hagan cosas sexuales de cualquier tipo excepto con el propósito de propagar la especie y en el seno del sagrado matrimonio.
  • Todos los que regularmente profesen creer en la reencarnación, el espiritismo, la astrología, la medicina tradicional china, el reiki o los chakras.
  • Todos los que duden seriamente de que el Papa es infalible a voluntad.
  • Todos los que hayan disfrutado con o recomendado libros o películas anticatólicos, desde La última tentación de Cristo a los de Harry Potter.
Repetimos: en nombre de la Santa Iglesia se les conmina a estos pecadores a arrepentirse y cesar en sus ideas y acciones desencaminadas, o de lo contrario, abstenerse de participar de la Eucaristía y los demás sacramentos. Ustedes tienen el alma sucia. Avergüéncense, humíllense e imploren perdón. En el nombre de Jesucristo, Nuestro Señor, amén.
Eso pondría a su lugar a los pecadores, ¿no? La bolsa de las limosnas adelgazaría bastante, pero ya dice San Pablo que no hay que aceptar el dinero de los paganos. ¿Por qué será que la Iglesia no dice claramente que ciertas personas no pueden entrar como si nada a misa? Debe ser esa famosa caridad cristiana que los apóstatas no entendemos.