domingo, 8 de noviembre de 2009

Capitanich, genuflexo (A151e)

En otro capítulo de la saga del matrimonio homosexual en Argentina, el gobernador de la provincia de Chaco, Jorge Capitanich, dio una vez más demostración del lugar que ocupan la ley y la soberanía popular en sus prioridades e hincó la rodilla frente a la reacción católica.
“Quiero darles mi más firme convicción como católico practicante que nosotros, tanto en el liderazgo político que podemos ofrecer desde el punto de vista de nuestro bloque y en ejercicio del Poder Ejecutivo, no compartimos ninguna de esas iniciativas, de manera tal de garantizar a todos los ciudadanos chaqueños que no vamos a alentar este tipo de proyectos. Muy por el contrario expresamos nuestra firme convicción de estar en contra de iniciativas de esta naturaleza.”
Como reporta ACI Prensa, “el gobernador hizo esta afirmación después de recibir el petitorio de miles de chaqueños en una multitudinaria marcha a favor de la vida y la familia”, términos que como sabemos hace rato que no significan otra cosa que “contra los gays, los anticonceptivos y el aborto”. El artículo pretende hacernos creer que se trató de una movilización espontánea, es decir, que la maquinaria eclesiástica no tuvo la intervención que obviamente tuvo en su organización, y que Capitanich dijo lo que pensaba y no una respuesta armada para satisfacer a los representantes de la caverna.

Puede sonar artero mencionar que la provincia del Chaco es una de las más pobres del país, con tasas de indigencia y desnutrición infantil horrorosas (por más que el instituto de estadísticas las falsee), y cuyo medio ambiente devastado por la destrucción del monte nativo ha expulsado y continúa expulsando a muchos de sus pobladores hacia otras provincias, sin que ninguna “manifestación espontánea” de “miles” de católicos chaqueños haya reclamado jamás al gobernador que haga algo por esta situación, que ciertamente amenaza la vida y las familias de muchos de sus hermanos.

Resulta comparativamente menor mencionar que Capitanich está en trámite de divorcio, práctica no muy consistente con su catolicismo, después de que su mujer (una completa inútil que él colocó como ministra de Salud y luego hizo elegir como diputada) perdiera la chaveta y estrellara una camioneta del gobierno provincial contra su propio ministerio al recibir noticia de su despido.

No debería ser poco significativo, en cambio, para estos católicos preocupados “por la vida y la familia”, que Capitanich sea un notorio camaleón político. Éste es el hombre que fue Jefe de Gabinete de Eduardo Duhalde, quien instituyó retenciones (impuestos a la exportación de granos), y que en 2003, apenas terminado el mandato de Duhalde, firmó un documento pidiendo la abolición total de dichos impuestos, para sumar en 2008 su apoyo incondicional al proyecto de elevar considerablemente las susodichas retenciones, presentado por el gobierno de Cristina Kirchner, cuyo antecesor y esposo fue electo gracias a Duhalde y que a su vez lo traicionó en cuanto llegó al poder... Las delicias de la política argentina, que les dicen. Si las convicciones religiosas de Capitanich son como las políticas, poco pueden esperar los católicos chaqueños.

Tendremos que esperar a ver, en todo caso, ya que el proyecto de modificar el Código Civil para incluir las parejas del mismo sexo en el derecho al matrimonio no ha recibido el apoyo explícito del peronista Frente para la Victoria, partido del gobierno y amplia mayoría. El peronismo no tiene mucho que se pueda llamar ideología, por lo que en este asunto podría darse un voto dividido. Por lo pronto el arranque no resultó bien, ya que los diputados kirchneristas no se pusieron de acuerdo en las comisiones de discusión, y el proyecto no pudo ser votado.

2 comentarios:

  1. Otro hipócrita más, no es novedad pero ¿Por cuánto tiempo más seguiremos denunciando la desnudez del rey?
    Supongo que por el tiempo que sea necesario.
    Felicitaciones!!!

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  2. Comparto en pleno tu opinión sobre Capitanich, y tengo otras que no viene al caso mencionar, que confirman de qué bueyes estamos hablando.
    un placer leerte,
    rober

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