jueves, 20 de mayo de 2010

Ciencia, religión y ley en el islam

¿Por qué la ley religiosa islámica es tan caótica y arbitraria? ¿Por qué el islam nunca desarrolló una ciencia y un sistema legal modernos? En este texto, titulado originalmente The Goat That Ate Islamic Science, el doctor en ética aplicada y filosofía social Austin Dacey relaciona estos temas. Los links son míos.

El chivo que se comió la ciencia islámica

El Ayatolá Jomeini notó una vez que no hay bromas en el islam. Si eso es cierto, no es por falta de material. Mi último favorito, que me hizo conocer Ibn Warraq, tiene que ver con la bastante poco divertida hadiz —uno de los supuestos dichos y obras del Profeta y sus compañeros— que requiere la pena de muerte por lapidación para los adúlteros. Una vez durante un debate en Londres, Warraq hizo honor a su carrera como apóstata más famoso del mundo al acuñar la broma de que él no quería vivir en una sociedad en la que uno es apedreado (gets stoned) por cometer adulterio, sino más bien en una sociedad en la que uno primero se droga (gets stoned) y luego comete el adulterio. Pero ésa no era la broma de la que hablábamos.

Parece ser que el mandamiento de apedrear a los adúlteros ha sido por largo tiempo objeto de controversia teológica porque, aunque lo manda la ley religiosa tradicional o shari’a, no aparece en el Corán. En cambio el Corán menciona los castigos mucho menos severos de azotes o quizá confinamiento. Algunos fornicadores en realidad hacen esas cosas, incluso combinadas. Presumiblemente una sentencia de muerte habría sido suficientemente importante como para ameritar su inclusión en la revelación. ¿Por qué Alá no la mencionó antes? Según otra hadiz, lo hizo. Mahoma había escrito el versículo revelado en un pedazo de papel y lo había puesto bajo su cama para resguardarlo. Un día, mientras Mahoma estaba enfermo y la gente de su hogar estaba ocupada cuidándolo, un chivo se metió y se comió el papel.

Los académicos islámicos no derivaron de esta historia la lección que es para mí obvia: que el chivo era un segundo Mensajero de Alá, que quería mostrarle a Mahoma la opinión que le merecía su loca idea de lapidar a los adúlteros. Por el contrario, la usaron para argumentar que si no hubiese sido por el chivo, el Corán habría (¿y por lo tanto debería haber?) incluido el versículo faltante, y que esto resuelve la aparente inconsistencia doctrinaria: una hermenéutica de la crianza de animales.

Lo siento; este cuento cómico no tiene un final gracioso. Pero sí revela algo acerca de la naturaleza del conocimiento y de la autoridad epistémica en el islam, y esto puede avanzarnos bastante hacia una explicación de por qué las sociedades árabe-islámicas nunca produjeron una revolución científica mientras las sociedades europeas sí lo hacían.

La religión del “él dijo, él dijo”

Una de las grandes preocupaciones de los académicos islámicos es verificar la “autenticidad” de variados hadices. Su método preferido es rastrear la transmisión de una fuente de estas historias a la siguiente, como por ejemplo: 
Abu al-Ayman nos narró, diciendo: “Shu’yab narró, diciendo: ‘Abu al-Zynad nos dijo que Abd al-Rahman ibn Hurmuz al-A’raj . . . le narró a él que oyó de Abu Hurayrah, quien oyó que el Profeta dijo que...’ [1]
Un texto es considerado digno de confianza cuando se puede establecer una cadena ininterrumpida de testimonios personales que retroceda hasta una persona que tuvo contacto directo con el Profeta. Islam es una religión del “él dijo, ella dijo”… menos la mayor parte de lo que ella dijo, por supuesto. (En el caso del cuento de “el chivo se comió mi surah”, sin embargo, se dice que la fuente original fue una mujer, o más bien una muchacha: Aisha, la esposa-niña de Mahoma.)

Esta epistemología como de eslabones encadenados de las hadices resultó reflejada en la estructura del academicismo legal. La instrucción en Derecho se realizaba a través de una relación individualizada maestro-aprendiz, antes que en programas institucionales de grado. La confirmación intelectual y profesional se daba en la forma de un certificado que transmitía la autorización de enseñar una determinada asignatura, el cual era otorgado por un maestro particular a un alumno que había dominado la asignatura a satisfacción del maestro.

El historiador de la ciencia Toby Huff argumenta que esta organización difusa del conocimiento coartó el desarrollo de la ciencia, la cual se sostiene sobre la crítica entre pares que apela a estándares objetivos y comunes a la totalidad de una disciplina.
Es debido a este factor personalista y particularista que uno encuentra literalmente cientos de escuelas legales a lo largo de los siglos, cada una fundada por un faqih que, a través del poder de su intelecto y la magia de su personalidad, estableció su propia escuela del derecho capaz de emitir sus propios decretos (fatwas), sin limitaciones provenientes de un cuerpo de precedentes y de principios legales universales. De esta manera la ley, la jurisprudencia, el cuerpo de conocimiento paradigmático de la civilización islámica, estableció un modelo de investigación antitético al requerido por la ciencia moderna, esto es, un sistema basado en la autoridad personal en vez de en estándares colectivos o impersonales. [2]
El estudio de la filosofía natural y la proto-ciencia del mundo grecorromano, que había sido compilada y traducida por pensadores de habla árabe, tuvo que soportar un inconveniente adicional. No se lo permitía en los colegios o madrasas, que estaban dedicadas fundamentalmente al estudio de la ley islámica. En vez de eso, este conocimiento heterodoxo tuvo que ser cultivado por académicos individuales a título privado.

En Europa, en cambio, las innovaciones legales del siglo XI y XII hicieron posible la creación de entidades corporativas legalmente autónomas, incluyendo universidades y luego asociaciones científicas, en las cuales grupos de pensadores podían encontrarse en torno a proyectos compartidos y estándares compartidos con relativa libertad del poder de la Iglesia y del estado.

El problema del semi-totalitarismo

La historia que hemos narrado arriba debería servir como corrección de algunas de las narraciones comunes a nuestra cultura. Una de estas narraciones dice que Occidente debe agradecerle a las sociedades árabe-islámicas por “pasar la antorcha” de la civilización clásica. Lo que la sabiduría popular omite decir es que estas enseñanzas clásicas en general sobrevivieron no gracias a, sino a pesar de, la naturaleza del islam. Otra narración propone que el desarrollo intelectual bajo el islam fue retardado porque el islam es un sistema totalitario. Esto también es una media verdad. Islam era semi-totalitario, por decirlo así. Era doctrinalmente totalitario, en el sentido de que los asuntos de verdad y justicia eran completamente determinados por la tradición religiosa; de ahí la supresión del pensamiento subversivo en el sistema de madrasas. Pero socialmente, la enseñanza en el islam era considerablemente individualista en comparación con la enseñanza europea, elaboradamente institucionalizada. Incluso los mejores pensadores árabe-islámicos sufrían la falta de escepticismo organizado, que es el efecto de retroalimentación de la revisión por pares repetida. El testimonio personal no es confiable. La memoria falla. Nuestras ideas favoritas pueden ser devoradas por los chivos de la vida. Cuantos más ojos vigilantes haya, mayores serán las chances de que alguien alcance a ver al próximo chivo que se meta en la tienda buscando comida.

Notas

[1] De la colección de hadices Sahih Al-Bukhari.
[2] Toby E. Huff, The Rise of Early Modern Science: Islam, China and the West, 2nd ed., (Cambridge University Press, 2003), 228.

7 comentarios:

  1. ¿Que nos hace pensar que hubo un único chivo en lugar de decenas de animales ávidos de comer el sustento (en papel/papiro o lo que fuera) de leyes, dichos y mandatos? ¿Será el Islam una doctrina repleta de agujeros cual gruyere? ¡Pués no! Casualmente siempre hay un profeta (rrabino, papa, pastor etc) dispuesto a dar la "interpretación" más conveniente para él ...

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  2. Lo del chivo es tronchante y tristísimo a la vez. En fin.


    PD: creo que hay un pequeño error de traducción. Donde pone "Algunos fornicadores en realidad hacen esas cosas, incluso combinadas" yo pondría "Algunos fornicadores en realidad reciben esos castigos, incluso combinados."

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  3. ¿"Alerta Religión" va a dejar pasar el Día de Todos Dibujen a Mahoma sin pronunciarse? Al respecto: http://bit.ly/b5hpl8

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  4. Lanarch: no hay error de traducción, aunque la traducción pierde un poco el gusto del original. El autor está hablando de sadomasoquismo. ;)

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  5. No he tenido tiempo de dibujar a Mahoma como yo quisiera y ahora ya ha pasado el día. Por otra parte jamás pensé que fuera una obligación pronunciarme sobre el tema. Creo que este mismo post puede ser una ilustración sobre lo que pienso del islam.

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  6. Es una interpretación interesantísima la de Dacey. Hace poco le comentaba a un señor cristiano (luego que él hablara de que en el islam no existe el respeto por las opiniones de los demás) que lo que le falta al Islam es una Ilustración que la humanice, tal como ocurrió con el cristianismo que no es más que un Islam domado.

    Pero por lo que leo va a estar bastante complicado que aparezca en una sociedad enseñada primordialmente a creer.

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