La gobernadora de Alaska (Estados Unidos) da gracias a Dios por el privilegio de haberle dado un hijo con Síndrome de Down, según cuenta ACI Prensa. Es el quinto niño de la gobernadora Sarah Palin y, a pesar de que supo desde bien temprano en su embarazo que el niño nacería con Síndrome de Down, no quiso abortar porque cree que Dios la eligió "para recibir una bendición", ya que "todo bebé es creado para una buena causa".
Tuve que leer dos veces el título para cerciorarme de que no había error, y leí la nota atentamente para ver dónde podría haber una distorsión o exageración de lo dicho, pero no. Realmente esta mujer ha dicho que Dios quiso que el hijo que ella concebió padeciera una trisomía del cromosoma 21 que le causará todo tipo de discapacidades y problemas, desde el retraso mental a una esperanza de vida sustancialmente menor a la normal, pasando por una amplia variedad de trastornos del corazón, el sistema digestivo y el sistema endocrino; y no sólo eso, sino que ella está feliz por esto.
Para más datos, Sarah Palin es republicana, conservadora, y miembro vitalicia de la Asociación Nacional del Rifle. Es conocida como "feminista pro-vida" (antiabortista), y gracias a ella Alaska fue uno de los primeros estados de los Estados Unidos en prohibir constitucionalmente el matrimonio homosexual, lo que en cristiano se traduce como "defensa del matrimonio y la familia" (cuya lógica parece ser que, si los gays pudieran casarse, millones de hombres de pronto se volverían gays, abandonarían a sus mujeres y correrían a casarse con otros hombres).
Sarah Palin quiere presentarse como una persona piadosa y una madre ejemplar, moralmente superior a las que, por cualquier motivo, deciden terminar con un embarazo cuyo producto será un niño deforme, retrasado mental, perpetuamente enfermo, o simplemente inviable.
Palin tiene cinco hijos y tiene todo el derecho a procrear una docena más, si le cabe, aunque a los 44 años ya debía saber perfectamente que era muy alta la probabilidad de que su próximo vástago tuviera síndrome de Down o alguna otra enfermedad genética. Estoy seguro de que el niño recibirá todos los cuidados que necesite, aunque sabemos que los autoproclamados "pro-vida" suelen ocuparse más de la vida cuando está en el útero que cuando ya ha salido de él. Lamentablemente, el "ejemplo" de Palin sirve para negarle el derecho a elegir a otras mujeres que, no contando con un sueldo de gobernadora de estado para pagar la atención de un niño con retraso mental, o bien incapaces de realizar las bizarras contorsiones mentales necesarias para creer que la enfermedad es una bendición, desean evitarse el problema y posiblemente reservar sus fuerzas para criar a sus otros niños.
Ya una vez comenté sobre la tenebrosa idea cristiana de que el sufrimiento y la muerte son meritorias y deseables, que el martirio (padecer y morir por la fe) es un buen fin. Esta otra idea es una variante que encierra una defensa de lo indefendible. Si Dios nos ama, ¿por qué permite que un inocente nazca con un defecto genético que lo condenará a una vida plagada de problemas de salud? La fe no puede sobrevivir sin responder a esta pregunta, y la respuesta es suponer de antemano que todo está bien. El niño es un mártir desde su mismo nacimiento; sus padres son mártires a través de él. Su sufrimiento es su bendición, una prueba que Dios plantea para nuestro bien. La enfermedad nos da la oportunidad de vencer la adversidad; ya sabemos que la fe prospera en la miseria pero muere en la felicidad.
A veces el resultado de este autoengaño es cómico; otras veces, como ahora, es asqueroso. Un niño enfermo no deja de ser un hijo amado y una persona con la capacidad de amar, pero una madre que se regocija en la enfermedad y la justifica de esta forma para que su fe no se quiebre está olvidando al hijo y poniendo sus creencias, su religión, sus muletas psicológicas, por delante de una persona humana.
lunes, 28 de abril de 2008
viernes, 25 de abril de 2008
Alerta 18: Ceferino Namuncurá, atracción turística
Ceferino Namuncurá tendrá una imagen gigante sobre una loma, según informa el Diario de Cuyo, publicación de la ciudad de San Juan. ACI Prensa lo reporta, regocijándose en el tamaño de la estatua:
Ahora le van a hacer una escultura en San Martín, provincia de San Juan, sobre una loma. El municipio ya preparó una serie de instalaciones para el turismo en ese lugar, y la estatua será un último toque:
Una imagen de tres metros de altura del Beato Ceferino Namuncurá será levantada en una loma de la provincia de San Juan, como homenaje al joven indígena que ha sido adoptado por los estudiantes como patrono.Ceferino, para los que no lo conocen, fue un indio de la etnia mapuche. No un pobre indiecito sufrido, como el resto de su pueblo pisoteado por los criollos, sino el hijo de una criolla y del cacique, un coronel del ejército que había derrotado a su pueblo y amigo personal del ex presidente Luis Sáenz Peña. Alentado por su padre, Ceferino abandonó a su pueblo y sus creencias para irse a estudiar de cura, primero en Argentina y luego en Roma, donde finalmente murió de tuberculosis a los 18 años. No hizo absolutamente nada por nadie, hasta donde su biografía permite apreciarlo, pero en el año 2000 la iglesia decidió que una mujer se había curado milagrosamente de un cáncer de útero por su intercesión, y la cosa empezó a moverse; Benedicto lo declaró "beato" en 2007, que viene a ser como llegar a la penúltima pantalla en el videojuego de las santidades.
Ahora le van a hacer una escultura en San Martín, provincia de San Juan, sobre una loma. El municipio ya preparó una serie de instalaciones para el turismo en ese lugar, y la estatua será un último toque:
Según el intendente Cristian Andino, la idea es inaugurar la obra en julio próximo, para que coincida con las vacaciones de invierno y de esa forma atraer visitantes como forma de promocionar el turismo religioso en ese lugar de San Martín.No me imagino quién podría llamar "turismo" a visitar una mole de esta clase, pero en fin... Al menos se espera que esto atraiga dinero, lo cual es fundamental dado que la estatua costará 50.000 pesos. No voy a caer en la facilidad de calcular cuánta comida para los pobres de San Juan podría comprar esta cifra, pero me imagino que se podría invertirla en algo realmente útil y edificante y que permaneciera, como algunos miles de libros para las bibliotecas y escuelas públicas de San Juan, en vez de un ídolo de piedra. No sé por qué pienso así; los matices de la política se me escapan...
miércoles, 23 de abril de 2008
Alerta 17: Cardenal australiano duda del calentamiento global
George Pell, Arzobispo de Sydney, dice que la hipótesis del calentamiento global no le resulta tan segura, en primer lugar porque ha estado nevando mucho aquí y allá últimamente, y en segundo porque no hay que hacer caso a algunos que quieren aterrorizarnos. El cardenal Pell dice hay una especie de histeria inducida sobre el cambio climático, y que creer lo que se dice sobre el calentamiento global es casi superstición, porque mucho no es ciencia sino propaganda.
Más aun, en el sitio de la arquidiócesis, bajo el sucinto título de "Scaremongers" ("metemiedos" sería una traducción aproximada), se recogen otras valiosas contribuciones del arzobispo Pell al debate sobre si el hombre está causando el calentamiento global (lo cual es un tema aparte), mencionando que en el pasado el planeta ha visto grandes cambios ambientales, "como las Edades de Hielo y el diluvio de Noé", y nadie puede suponer que estas hayan sido causadas por la humanidad. (Si seguimos con esta fantasía, sin embargo, podemos hacerle notar al señor cardenal que el diluvio fue causado en forma mediata por el hombre, ya que nunca hubiera ocurrido si nuestros antepasados bíblicos no hubieran hecho enojar a Dios obligándolo a ahogarlos a casi todos.)
Hay también un artículo que trata el tema, titulado "Playing the Devil - George Pell is not swayed by false moral argument", de The Australian, diario que según parece es conservador hasta decir basta, lo cual explicaría las genuflexiones editoriales que se esfuerza por hacerle al cardenal, como si alguien le importaran las opiniones combinadas de un clérigo y de un periodista, personas cuyas respectivas profesiones no tienen nada que ver con la climatología.
Es cierto que la ciencia puede equivocarse. Sería muy útil que siempre acertara, pero nadie de la comunidad científica ha tenido la desfachatez de proclamarse infalible en su materia de estudio, como lo hizo cierto obispo de Roma hace menos de un siglo y medio, y no es probable que alguien con tales pretensiones fuera aceptado por la comunidad científica (una hipotética asociación de científicos locos lo aceptaría, pero esos sólo existen en las películas). No obstante, el consenso científico actual es que la temperatura promedio global está subiendo, con una tendencia a largo plazo que no se ha quebrado, y que el hombre es responsable en buena parte por ese aumento de temperatura, aunque paradójicamente también parece ser el culpable de cierto enfriamiento por vía de un "oscurecimiento global" causado por la contaminación.
Pero al cardenal Pell, que tiene un lugar en los medios para decir tonterías por el solo hecho de que una secta religiosa le haya puesto un gorrito rojo en la cabeza acompañado de unas palabras mágicas, se permite ignorar al 99% de los científicos que saben del tema, habla de nevadas fuera de estación, muestra unos números parciales que sacó de por ahí, y pone en duda lo que puede ser la mayor amenaza para la raza humana y el ecosistema entero en este momento.
Me entretuve leyendo los comentarios que deja la gente en el reporte de esta noticia en ACI Prensa, que al momento de escribir esto muestran un par de voces sensatas acalladas por un par de chupacirios; y uso este término porque llamarlos fanáticos les concedería más fuerza de la que tienen, y llamarlos simplemente ignorantes u obsecuentes no sería descriptivo. A quien osa proponer que el cardenal debería dejar que se ocupen los especialistas lo llaman "hijo del secularismo", palabra esta última puesta muy de moda por el Papa Benedicto XVI; y el que sigue elogia al valiente cardenal e insinúa que detrás de toda esta insistencia en el cambio climático está el Príncipe de las Tinieblas.
Y creo que con eso ya se ha dicho más que suficiente.
Más aun, en el sitio de la arquidiócesis, bajo el sucinto título de "Scaremongers" ("metemiedos" sería una traducción aproximada), se recogen otras valiosas contribuciones del arzobispo Pell al debate sobre si el hombre está causando el calentamiento global (lo cual es un tema aparte), mencionando que en el pasado el planeta ha visto grandes cambios ambientales, "como las Edades de Hielo y el diluvio de Noé", y nadie puede suponer que estas hayan sido causadas por la humanidad. (Si seguimos con esta fantasía, sin embargo, podemos hacerle notar al señor cardenal que el diluvio fue causado en forma mediata por el hombre, ya que nunca hubiera ocurrido si nuestros antepasados bíblicos no hubieran hecho enojar a Dios obligándolo a ahogarlos a casi todos.)
Hay también un artículo que trata el tema, titulado "Playing the Devil - George Pell is not swayed by false moral argument", de The Australian, diario que según parece es conservador hasta decir basta, lo cual explicaría las genuflexiones editoriales que se esfuerza por hacerle al cardenal, como si alguien le importaran las opiniones combinadas de un clérigo y de un periodista, personas cuyas respectivas profesiones no tienen nada que ver con la climatología.
Es cierto que la ciencia puede equivocarse. Sería muy útil que siempre acertara, pero nadie de la comunidad científica ha tenido la desfachatez de proclamarse infalible en su materia de estudio, como lo hizo cierto obispo de Roma hace menos de un siglo y medio, y no es probable que alguien con tales pretensiones fuera aceptado por la comunidad científica (una hipotética asociación de científicos locos lo aceptaría, pero esos sólo existen en las películas). No obstante, el consenso científico actual es que la temperatura promedio global está subiendo, con una tendencia a largo plazo que no se ha quebrado, y que el hombre es responsable en buena parte por ese aumento de temperatura, aunque paradójicamente también parece ser el culpable de cierto enfriamiento por vía de un "oscurecimiento global" causado por la contaminación.
Pero al cardenal Pell, que tiene un lugar en los medios para decir tonterías por el solo hecho de que una secta religiosa le haya puesto un gorrito rojo en la cabeza acompañado de unas palabras mágicas, se permite ignorar al 99% de los científicos que saben del tema, habla de nevadas fuera de estación, muestra unos números parciales que sacó de por ahí, y pone en duda lo que puede ser la mayor amenaza para la raza humana y el ecosistema entero en este momento.
Me entretuve leyendo los comentarios que deja la gente en el reporte de esta noticia en ACI Prensa, que al momento de escribir esto muestran un par de voces sensatas acalladas por un par de chupacirios; y uso este término porque llamarlos fanáticos les concedería más fuerza de la que tienen, y llamarlos simplemente ignorantes u obsecuentes no sería descriptivo. A quien osa proponer que el cardenal debería dejar que se ocupen los especialistas lo llaman "hijo del secularismo", palabra esta última puesta muy de moda por el Papa Benedicto XVI; y el que sigue elogia al valiente cardenal e insinúa que detrás de toda esta insistencia en el cambio climático está el Príncipe de las Tinieblas.
Y creo que con eso ya se ha dicho más que suficiente.
lunes, 21 de abril de 2008
Alerta 16: Ex-obispo Lugo gana en Paraguay
Fernando Lugo acaba de ganar las elecciones presidenciales en Paraguay. Lugo lidera una coalición de partidos, y con su victoria le arrebata al Partido Colorado la hegemonía electoral después de 61 años en el poder. Tiene una agenda política de izquierda con desarrollo e inclusión social, nada raro en América Latina (habrá que ver si no se queda en palabras, que es lo habitual) y desde luego nada fuera de lo común en esta época en que poderes anquilosados y supuestamente inamovibles son desplazados del centro de la escena política por grupos formados ad hoc y cansados de un statu quo injusto.
Lo único realmente notable es que Lugo fue obispo de la Iglesia Católica hasta 2005. Adherente de la teología de la liberación, sus intervenciones políticas en favor de los pobres nunca fueron bien vistas por el Vaticano, que como bien dijo Leonardo Boff, quiere una Iglesia con pobres pero no para los pobres. No es de extrañar que Boff, como otros referentes de la teología de la liberación, haya sido llamado a silencio por el Vaticano, como tampoco es raro que la Iglesia haya desautorizado a Lugo, y aun después de que éste (demostrando un criterio coherente) colgó los hábitos, sigue insistiendo con que sus votos son eternos, con lo que Lugo no es un laico sino un clérigo en rebeldía.
Que el Vaticano critique a los religiosos que se involucran en la política, mientras Benedicto XVI y George W. Bush se muestran por TV al mundo babeándose de felicidad por los beneficios de imagen que su mutua compañía les asegura, es apenas la punta de un inmenso iceberg de hipocresía. Mientras los obispos católicos de todo el mundo hacen incesante propaganda de los políticos de derecha de sus respectivos países, advirtiendo directamente a sus feligreses que deben votar en contra de los que se opongan a la política vaticana, en este pobre rinconcito de un continente pobre resulta que un ex-obispo, que ya no quiere hacer valer su carta de religioso ni utilizar su ascendiente como tal para fines políticos, está en pecado por unir a los que piensan como él para luchar democráticamente contra un partido que, obviamente, no ha servido a los intereses del pueblo paraguayo desde la Segunda Guerra Mundial.
No conozco mucho más de Lugo que lo que se puede leer en los diarios de hoy en Argentina. No me caen particularmente simpáticos los teólogos de la liberación, que en mi opinión ven en su religión cosas muy buenas que nunca estuvieron allí. Repito que sé que estas coaliciones de buenos propósitos suelen perder el camino, desarmarse por mezquindades, o, si les va bien, transformarse en populismos inestables. No obstante, hay que ser ciego o fanático para no ver el inmenso contraste entre este Papa recibido por el líder de una potencia mundial que mintió descaradamente para armar una guerra interminable que beneficiara a sus socios comerciales, este Papa que sin haber hecho nada útil por nadie salvo emitir palabras vacías es aclamado como un héroe popular por multitudes de creyentes, y el líder realmente popular que renunció a honores y privilegios eclesiásticos para luchar por el bienestar de un país que nunca ha sido potencia, que nunca ha sido atacante en una guerra, que ha sufrido tanto y nunca se ha vengado.
Seguro que Fernando Lugo tiene opiniones distintas a las mías en cuanto a los temas controvertidos que en este blog aparecen con frecuencia. No fue sino por culpa de su propia iglesia que tuvo que renunciar a un hábito de obispo, que hubiera conservado de otra manera. Pero el hombre hizo lo que tenía que hacer, y hay que esperar que le vaya bien. El primer paso, quitarse la vestimenta con que la Iglesia hipócrita marca a los suyos, ya lo dio. Si sus principios y sus buenas ideas no se tuercen por el áspero camino de la política, el futuro debería ser mejor que el presente para nuestro vecino del norte. ¡Vaya desde aquí un saludo para el próximo presidente de la hermana república de Paraguay!
Lo único realmente notable es que Lugo fue obispo de la Iglesia Católica hasta 2005. Adherente de la teología de la liberación, sus intervenciones políticas en favor de los pobres nunca fueron bien vistas por el Vaticano, que como bien dijo Leonardo Boff, quiere una Iglesia con pobres pero no para los pobres. No es de extrañar que Boff, como otros referentes de la teología de la liberación, haya sido llamado a silencio por el Vaticano, como tampoco es raro que la Iglesia haya desautorizado a Lugo, y aun después de que éste (demostrando un criterio coherente) colgó los hábitos, sigue insistiendo con que sus votos son eternos, con lo que Lugo no es un laico sino un clérigo en rebeldía.
Que el Vaticano critique a los religiosos que se involucran en la política, mientras Benedicto XVI y George W. Bush se muestran por TV al mundo babeándose de felicidad por los beneficios de imagen que su mutua compañía les asegura, es apenas la punta de un inmenso iceberg de hipocresía. Mientras los obispos católicos de todo el mundo hacen incesante propaganda de los políticos de derecha de sus respectivos países, advirtiendo directamente a sus feligreses que deben votar en contra de los que se opongan a la política vaticana, en este pobre rinconcito de un continente pobre resulta que un ex-obispo, que ya no quiere hacer valer su carta de religioso ni utilizar su ascendiente como tal para fines políticos, está en pecado por unir a los que piensan como él para luchar democráticamente contra un partido que, obviamente, no ha servido a los intereses del pueblo paraguayo desde la Segunda Guerra Mundial.
No conozco mucho más de Lugo que lo que se puede leer en los diarios de hoy en Argentina. No me caen particularmente simpáticos los teólogos de la liberación, que en mi opinión ven en su religión cosas muy buenas que nunca estuvieron allí. Repito que sé que estas coaliciones de buenos propósitos suelen perder el camino, desarmarse por mezquindades, o, si les va bien, transformarse en populismos inestables. No obstante, hay que ser ciego o fanático para no ver el inmenso contraste entre este Papa recibido por el líder de una potencia mundial que mintió descaradamente para armar una guerra interminable que beneficiara a sus socios comerciales, este Papa que sin haber hecho nada útil por nadie salvo emitir palabras vacías es aclamado como un héroe popular por multitudes de creyentes, y el líder realmente popular que renunció a honores y privilegios eclesiásticos para luchar por el bienestar de un país que nunca ha sido potencia, que nunca ha sido atacante en una guerra, que ha sufrido tanto y nunca se ha vengado.
Seguro que Fernando Lugo tiene opiniones distintas a las mías en cuanto a los temas controvertidos que en este blog aparecen con frecuencia. No fue sino por culpa de su propia iglesia que tuvo que renunciar a un hábito de obispo, que hubiera conservado de otra manera. Pero el hombre hizo lo que tenía que hacer, y hay que esperar que le vaya bien. El primer paso, quitarse la vestimenta con que la Iglesia hipócrita marca a los suyos, ya lo dio. Si sus principios y sus buenas ideas no se tuercen por el áspero camino de la política, el futuro debería ser mejor que el presente para nuestro vecino del norte. ¡Vaya desde aquí un saludo para el próximo presidente de la hermana república de Paraguay!
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jueves, 17 de abril de 2008
Alerta 15: Dos emperadores se encuentran
Muy buena la nota aparecida hoy en El País, "Política de Dios", reflexionando con pocas vueltas sobre la recepción de George W. Bush al Papa Benedicto XVI en su visita a Estados Unidos, que es, como bien dice, el encuentro entre los líderes de los dos imperios más poderosos del mundo, uno en el campo secular y el otro en el religioso.
Creería uno que el Papa, que aboga por la paz mundial (oponerse a la invasión de Irak desde el principio y en forma clara fue una de las pocas cosas buenas que hizo Juan Pablo II), no estaría tan feliz de visitar a quien inventó las razones para la invasión, la ordenó, y todavía hoy sigue comandando a sus ejércitos para destruir lo que queda de la dignidad iraquí. Mucho menos se entiende que el líder del Vaticano, que se opone a la pena de muerte en forma absoluta, le estreche la mano y bendiga a la persona que gobernó Texas, el estado que más sentencias de muerte ejecutó en los últimos años.
Las coincidencias son más fuertes, parece. Ambos líderes tienen una visión, supuestamente inspirada por Dios, del mundo ideal, y en ese mundo ideal todos creen lo mismo que ellos, o al menos se someten sin discusión a las leyes que derivan de esas creencias. De hecho, ambos líderes creen haber sido elegidos por Dios para el lugar que ocupan. Ambos, si pudieran, harían del planeta entero su imperio.
Los poderosos no están nunca del lado de los débiles, que somos nosotros, los ciudadanos de a pie de los países menos favorecidos del planeta. Cuando dos poderosos, que sabemos con diferencias profundas, se encuentran y coinciden, se sonríen y se dan la mano, se arrojan metáforicamente flores uno al otro, se ponen de acuerdo en cooperar..., ¡no puede ser bueno!
Creería uno que el Papa, que aboga por la paz mundial (oponerse a la invasión de Irak desde el principio y en forma clara fue una de las pocas cosas buenas que hizo Juan Pablo II), no estaría tan feliz de visitar a quien inventó las razones para la invasión, la ordenó, y todavía hoy sigue comandando a sus ejércitos para destruir lo que queda de la dignidad iraquí. Mucho menos se entiende que el líder del Vaticano, que se opone a la pena de muerte en forma absoluta, le estreche la mano y bendiga a la persona que gobernó Texas, el estado que más sentencias de muerte ejecutó en los últimos años.
Las coincidencias son más fuertes, parece. Ambos líderes tienen una visión, supuestamente inspirada por Dios, del mundo ideal, y en ese mundo ideal todos creen lo mismo que ellos, o al menos se someten sin discusión a las leyes que derivan de esas creencias. De hecho, ambos líderes creen haber sido elegidos por Dios para el lugar que ocupan. Ambos, si pudieran, harían del planeta entero su imperio.
Los poderosos no están nunca del lado de los débiles, que somos nosotros, los ciudadanos de a pie de los países menos favorecidos del planeta. Cuando dos poderosos, que sabemos con diferencias profundas, se encuentran y coinciden, se sonríen y se dan la mano, se arrojan metáforicamente flores uno al otro, se ponen de acuerdo en cooperar..., ¡no puede ser bueno!
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miércoles, 16 de abril de 2008
Alerta 14: El Islam a la conquista de Roma
"Muy pronto Roma, capital de los cruzados, será conquistada por el Islam." Así (palabras más o menos) lo dice Yunis Al-Astal, líder del movimiento radical musulmán Hamas. Sobre la profetizada conquista de Roma por el Islam habla también ACI Prensa, suponemos que con lógica preocupación por los bienes raíces del Vaticano, y por supuesto, la noticia de la caída de Roma en manos de los musulmanes ya fue ampliamente meneada.
Al-Astal explica que Roma es la "capital de los católicos", que ha declarado su hostilidad al Islam, y que caerá como cayó Constantinopla, para luego convertirse en "un puesto avanzado para las conquistas del Islam, que se extenderá en Europa por completo, y luego llegará a las Américas, e incluso a Europa del Este", y los jóvenes musulmanes de hoy comandarán la guerra con "la misión de salvar a la humanidad del fuego del infierno".
Lo de la caída de Roma no es tema nuevo; entre los dichos atribuidos al profeta Mahoma hay uno donde, a una pregunta, responde que Constantinopla será conquistada primero, dejando a su interlocutor entender que Roma vendrá después, y en 2002 un jeque sunnita, Yusef Al-Qaradhawi, dijo apoyándose en esto que "el Islam volverá a Europa como un conquistador y vencedor", aunque se mostró partidario de que dicha conquista fuera por la predicación y no por la espada. Otro jeque, un saudí llamado Muhammad bin Abd Al-Rahman Al-'Arifi, fue menos diplomático: "Nosotros controlaremos la tierra del Vaticano; nosotros controlaremos Roma e introduciremos el Islam en él." Antes de eso, en 2001, otro líder musulmán ya había invitado al Papa a abandonar la "idolatría" del catolicismo y convertirse, y advirtió que finalmente Italia será islamizada y la bandera del Islam flameará sobre Roma.
Todo esto se basa en parte en la supuesta profecía de Mahoma, en parte en cuestiones históricas (el Islam conquistó puntos claves de Europa en varias ocasiones), y por supuesto en la propia expectativa expansionista de estos líderes musulmanes, envalentonada, quién lo duda, por la creciente dificultad de los gobiernos europeos para oponerse al integrismo islámico sin mostrarse intolerantes o (¡Alá no lo permita!) políticamente incorrectos. Incluso Benedicto XVI tiene miedo de ofender a los musulmanes.
Llama la atención el momento de la difusión de la noticia, justo cuando Italia acaba de elegir como primer ministro a Silvio Berlusconi, un verdadero cruzado de la derecha, apoyado por xenófobos y enemigos de la inmigración, que en Europa generalmente significa inmigración musulmana desde el norte de África. El discurso del líder de Hamas, no obstante, fue hecho el viernes pasado, mientras que Berlusconi fue elegido este martes (no faltará quien diga que fue premonitorio).
No es noticia que un fanático islamista haga declaraciones inflamatorias como ésta, aunque esta contundencia es poco usual. Me dirán algunos que no tiene mucho que ver con este blog, ya que ni es noticia local en Argentina o Latinoamérica, ni afecta a ninguna religión mayoritaria en este rincón del mundo. Recordemos, no obstante, que hay incluso en Argentina defensores del terrorismo islámico, generalmente en esa izquierda pasada de moda que por oponerse al "imperialismo yanqui" y al "sionismo" termina dándole la mano a un bruto como Mahmud Ahmadinejad, y que el atentado más grave de nuestra historia, perpetrado en parte por extremistas musulmanes, sigue sin castigo.
Al-Astal explica que Roma es la "capital de los católicos", que ha declarado su hostilidad al Islam, y que caerá como cayó Constantinopla, para luego convertirse en "un puesto avanzado para las conquistas del Islam, que se extenderá en Europa por completo, y luego llegará a las Américas, e incluso a Europa del Este", y los jóvenes musulmanes de hoy comandarán la guerra con "la misión de salvar a la humanidad del fuego del infierno".
Lo de la caída de Roma no es tema nuevo; entre los dichos atribuidos al profeta Mahoma hay uno donde, a una pregunta, responde que Constantinopla será conquistada primero, dejando a su interlocutor entender que Roma vendrá después, y en 2002 un jeque sunnita, Yusef Al-Qaradhawi, dijo apoyándose en esto que "el Islam volverá a Europa como un conquistador y vencedor", aunque se mostró partidario de que dicha conquista fuera por la predicación y no por la espada. Otro jeque, un saudí llamado Muhammad bin Abd Al-Rahman Al-'Arifi, fue menos diplomático: "Nosotros controlaremos la tierra del Vaticano; nosotros controlaremos Roma e introduciremos el Islam en él." Antes de eso, en 2001, otro líder musulmán ya había invitado al Papa a abandonar la "idolatría" del catolicismo y convertirse, y advirtió que finalmente Italia será islamizada y la bandera del Islam flameará sobre Roma.
Todo esto se basa en parte en la supuesta profecía de Mahoma, en parte en cuestiones históricas (el Islam conquistó puntos claves de Europa en varias ocasiones), y por supuesto en la propia expectativa expansionista de estos líderes musulmanes, envalentonada, quién lo duda, por la creciente dificultad de los gobiernos europeos para oponerse al integrismo islámico sin mostrarse intolerantes o (¡Alá no lo permita!) políticamente incorrectos. Incluso Benedicto XVI tiene miedo de ofender a los musulmanes.
Llama la atención el momento de la difusión de la noticia, justo cuando Italia acaba de elegir como primer ministro a Silvio Berlusconi, un verdadero cruzado de la derecha, apoyado por xenófobos y enemigos de la inmigración, que en Europa generalmente significa inmigración musulmana desde el norte de África. El discurso del líder de Hamas, no obstante, fue hecho el viernes pasado, mientras que Berlusconi fue elegido este martes (no faltará quien diga que fue premonitorio).
No es noticia que un fanático islamista haga declaraciones inflamatorias como ésta, aunque esta contundencia es poco usual. Me dirán algunos que no tiene mucho que ver con este blog, ya que ni es noticia local en Argentina o Latinoamérica, ni afecta a ninguna religión mayoritaria en este rincón del mundo. Recordemos, no obstante, que hay incluso en Argentina defensores del terrorismo islámico, generalmente en esa izquierda pasada de moda que por oponerse al "imperialismo yanqui" y al "sionismo" termina dándole la mano a un bruto como Mahmud Ahmadinejad, y que el atentado más grave de nuestra historia, perpetrado en parte por extremistas musulmanes, sigue sin castigo.
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martes, 15 de abril de 2008
Alerta bizarra: Una compilación de barbaridades
Hay días en que nada sucede, y hay días...
- "Sin la Iglesia el mundo se muere", según el Arzobispo de Madrid. La Iglesia está preocupada porque le faltan sacerdotes. Sin sacerdotes no hay Iglesia (aparentemente lo "donde hay dos o tres reunidos en mi nombre…" no vale más), y sin Iglesia no hay manera de que nos salvemos, por más que algunos quieran proponer "alternativas".
- George W. Bush asegura que ve a Dios en los ojos del Papa, lo cual reafirmaría la opinión mundialmente mayoritaria de que el presidente de los Estados Unidos está un poco tocado, si no fuera porque sabemos que el fanatismo religioso y la hipocresía más abyecta no se excluyen mutuamente (véase también Benedicto XVI).
- "Este asunto de la pedofilia fue una terrible tragedia", pero la Iglesia ya está lista "para retomar el camino", según el Arzobispo de Washington. Aparentemente, pagar compensaciones millonarias a cientos de personas violadas en su infancia por sacerdotes es lo único que se necesita para transformar crímenes asquerosos en abstractas "tragedias".
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lunes, 14 de abril de 2008
Alerta 13: El catecismo infantil y su infierno soft
Bajo el título "Jesús es el Señor", la Conferencia Episcopal Española acaba de lanzar un nuevo catecismo, es decir, uno de esos manualcitos de preguntas y respuestas que hay que aprenderse de memoria para poder pasar por buen católico si alguna vez sale en el examen. Que justamente es la idea, ya que está orientado a niños de 7 a 10 años que van a ingerir a Cristo por primera vez.
Lo curioso de este catecismo es que, para no asustar tanto a los niños, se ha suavizado la descripción del infierno. Lo que antes era un lugar de sufrimiento eterno (o en versiones más terroríficas, un lago de fuego donde las almas de los réprobos eran torturadas por toda la eternidad), ahora es meramente "el sufrimiento de los hombres que, después de la muerte, están separados de Dios para siempre". Nadie sabe dónde quedaron el azufre y el famoso rechinar de dientes. Donde había una película de terror explícito para mayores de 18, ahora parece que no quedó más que una de suspenso vagamente angustiante para pre-adolescentes. ¿Manipulación doctrinal o marketing? Yo diría que ambas.
Hace mucho, como se suele decir, los hombres eran hombres, y la Iglesia no tenía empacho en describir al infierno como un lugar físico sobrenatural pero físico, con un lago de "fuego que no se apaga", y añadiendo todo tipo de torturas, más la tortura mayor de saberse observados por los santos y los creyentes fieles a Dios desde el cielo. Con el tiempo tuvo que moderar este mensaje de terror, fuera porque le estaba restando popularidad, o porque nadie se lo creía del todo. Algo parecido pasó con el cielo, dicho sea de paso, con lo cual el estado actual de este mundo más allá de la realidad que la Iglesia ha ido montando con los años es más bien nebuloso, abstracto hasta el punto en que ni los mismos curas y obispos saben definirlos más que como simples "estados" o sentimientos. Dentro de una generación, cuando los niños ya nazcan con cables para acceder a Internet, supongo que dirán que el infierno es como una conexión T-3 caída, o algo así.
La CEE dice que el nuevo catecismo es "muy colorido y atractivo", tal como los niños gustan, y en su mensaje oficial espera que sirva de guía al mundo actual, "desorientado e inquieto". Hemos de suponer que el catecismo orientará y aquietará, aunque me pregunto de qué manera "colorida" se podrá explicarle a un niño de 10 años el sufrimiento del infierno. Porque, aclaremos, al niño se le dice que el infierno existe, y si el catecismo está bien hecho (sospecho que no, en este punto), se le debe dejar muy claro que el infierno lo espera salvo que crea lo que la Santa Iglesia le pone delante.
Evidentemente nunca he estado hecho para la religión, ni aun cuando creía creer en ella, porque nunca me cerró tener un librito donde todas las preguntas fundamentales están respondidas, de forma tal que sólo tengo que asumirlas como verdad, mirar hacia donde me indican y arrancar para adelante con los ojos cerrados. Y jamás se me ocurriría ponerle en las manos, o permitir que le pusieran en las manos, un libro así a un hijo mío, si tuviera alguno. Faltaría nomás que luego el pequeño me señalara mis pecados y, como aquel terrorífico personaje de 1984, me delatara a las autoridades eclesiásticas.
Lo curioso de este catecismo es que, para no asustar tanto a los niños, se ha suavizado la descripción del infierno. Lo que antes era un lugar de sufrimiento eterno (o en versiones más terroríficas, un lago de fuego donde las almas de los réprobos eran torturadas por toda la eternidad), ahora es meramente "el sufrimiento de los hombres que, después de la muerte, están separados de Dios para siempre". Nadie sabe dónde quedaron el azufre y el famoso rechinar de dientes. Donde había una película de terror explícito para mayores de 18, ahora parece que no quedó más que una de suspenso vagamente angustiante para pre-adolescentes. ¿Manipulación doctrinal o marketing? Yo diría que ambas.
Hace mucho, como se suele decir, los hombres eran hombres, y la Iglesia no tenía empacho en describir al infierno como un lugar físico sobrenatural pero físico, con un lago de "fuego que no se apaga", y añadiendo todo tipo de torturas, más la tortura mayor de saberse observados por los santos y los creyentes fieles a Dios desde el cielo. Con el tiempo tuvo que moderar este mensaje de terror, fuera porque le estaba restando popularidad, o porque nadie se lo creía del todo. Algo parecido pasó con el cielo, dicho sea de paso, con lo cual el estado actual de este mundo más allá de la realidad que la Iglesia ha ido montando con los años es más bien nebuloso, abstracto hasta el punto en que ni los mismos curas y obispos saben definirlos más que como simples "estados" o sentimientos. Dentro de una generación, cuando los niños ya nazcan con cables para acceder a Internet, supongo que dirán que el infierno es como una conexión T-3 caída, o algo así.
La CEE dice que el nuevo catecismo es "muy colorido y atractivo", tal como los niños gustan, y en su mensaje oficial espera que sirva de guía al mundo actual, "desorientado e inquieto". Hemos de suponer que el catecismo orientará y aquietará, aunque me pregunto de qué manera "colorida" se podrá explicarle a un niño de 10 años el sufrimiento del infierno. Porque, aclaremos, al niño se le dice que el infierno existe, y si el catecismo está bien hecho (sospecho que no, en este punto), se le debe dejar muy claro que el infierno lo espera salvo que crea lo que la Santa Iglesia le pone delante.
Evidentemente nunca he estado hecho para la religión, ni aun cuando creía creer en ella, porque nunca me cerró tener un librito donde todas las preguntas fundamentales están respondidas, de forma tal que sólo tengo que asumirlas como verdad, mirar hacia donde me indican y arrancar para adelante con los ojos cerrados. Y jamás se me ocurriría ponerle en las manos, o permitir que le pusieran en las manos, un libro así a un hijo mío, si tuviera alguno. Faltaría nomás que luego el pequeño me señalara mis pecados y, como aquel terrorífico personaje de 1984, me delatara a las autoridades eclesiásticas.
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viernes, 11 de abril de 2008
Alerta 12: Declaración de Montserrat
Nos cuenta ACI Prensa que en una declaración firmada en el monasterio benedictino de Montserrat (España) "Líderes religiosos y civiles internacionales invitan a no relacionar religión con violencia". Dicha sugerencia está precedida y seguida de las acostumbradas buenas intenciones insustanciales y las referencias sentimentales a los valores supuestamente compartidos por todas las religiones. La idea parece resumirse en que las religiones (sin importar los detalles doctrinarios) hablan de cosas positivas como la fraternidad y la solidaridad, y eso es lo que verdaderamente importa.
Esto viene a cuento porque constituye una de esas tibiezas a las que el multiculturalismo y la postmodernidad nos han acostumbrado, y que se han transformado en obligación social especialmente en Europa. Estas concesiones políticamente correctas terminan enfureciendo tanto a los creyentes fanáticos de una religión como a los que no creemos en ninguna de ellas, porque desde luego, es falso que todas las religiones compartan valores básicos, o bien, las formas en que los expresan son absolutamente incongruentes.
Otro debate pasa por considerar una religión como un conjunto de reglas o normas abstractas, una filosofía que flota impoluta sobre la realidad concreta. Aquí los apologistas de la religión (de la fe religiosa en general) siempre tratan de quedarse con lo mejor. En un caso, lo malo que hagan las personas religiosas se les adscribe a los defectos individuales excluyendo toda influencia de sus creencias, que se suponen siempre "buenas". Por ejemplo, cuando un terrorista musulmán se hace volar en medio de una calle israelí, es porque estaba enfermo de odio o por venganza, no porque haya seguido la doctrina coránica sobre el martirio; ya que "el Islam es una religión de paz". O bien, cuando un sacerdote católico abusa sexualmente o simplemente viola a docenas de niños durante años sin ser castigado, nada tienen que ver el la abstinencia forzosa y la presión para reprimir los impulsos y pensamientos sexuales que le impone la Iglesia, porque "la Iglesia es santa aunque sus miembros sean pecadores". Por el contrario, cuando una persona con conocida pertenencia religiosa, o por motivos que pretenden ser de fe, hace una buena acción, entonces los defensores de la religión salen en hordas a reclamar el mérito.
Así, cuando estos formadores de opinión se salen con la suya, la religión siempre gana: lo bueno es "gracias a", lo malo es "a pesar de". (Esto me recuerda a la adoración que los argentinos profesan por ciertos jugadores de fútbol, a los que se les atribuye el triunfo cuando ocurre, y se les rescata por su esfuerzo cuando el equipo sufre una derrota. Pensándolo bien, el fútbol es la verdadera religión nacional argentina. Pregúntenle a Diego Maradona si no: un ídolo que se creyó tanto esta esquizofrénica admiración, que terminó por caerse muy duro de su pedestal.)
La realidad es que, por mucho que se esfuercen estos líderes religiosos, los que tenemos un cierto nivel de información sabemos hasta qué punto la religión fomenta, justifica, tolera o como mínimo se muestra ambigua ante la terrorífica violencia que vive nuestro mundo todos los días. Fomenta la violencia cuando predica doctrinas que ponen la pertenencia a una comunidad religiosa/étnica por encima de la vida misma; justifica la violencia cuando habla de guerras justas, cuando da la razón a los que responden a la crítica con amenazas de muerte y destrucción; tolera la violencia
cuando calla ante los poderosos que la ordenan; y se muestra ambigua cuando un día habla de paz, amor, reconciliación y fraternidad, y al otro manda a sus ministros a bendecir las armas.
Que no vengan a decir que la religión no se relaciona con la violencia. En el mejor de los casos, es indiferente. En muchos otros, su influencia es determinante y letal.
Esto viene a cuento porque constituye una de esas tibiezas a las que el multiculturalismo y la postmodernidad nos han acostumbrado, y que se han transformado en obligación social especialmente en Europa. Estas concesiones políticamente correctas terminan enfureciendo tanto a los creyentes fanáticos de una religión como a los que no creemos en ninguna de ellas, porque desde luego, es falso que todas las religiones compartan valores básicos, o bien, las formas en que los expresan son absolutamente incongruentes.
Otro debate pasa por considerar una religión como un conjunto de reglas o normas abstractas, una filosofía que flota impoluta sobre la realidad concreta. Aquí los apologistas de la religión (de la fe religiosa en general) siempre tratan de quedarse con lo mejor. En un caso, lo malo que hagan las personas religiosas se les adscribe a los defectos individuales excluyendo toda influencia de sus creencias, que se suponen siempre "buenas". Por ejemplo, cuando un terrorista musulmán se hace volar en medio de una calle israelí, es porque estaba enfermo de odio o por venganza, no porque haya seguido la doctrina coránica sobre el martirio; ya que "el Islam es una religión de paz". O bien, cuando un sacerdote católico abusa sexualmente o simplemente viola a docenas de niños durante años sin ser castigado, nada tienen que ver el la abstinencia forzosa y la presión para reprimir los impulsos y pensamientos sexuales que le impone la Iglesia, porque "la Iglesia es santa aunque sus miembros sean pecadores". Por el contrario, cuando una persona con conocida pertenencia religiosa, o por motivos que pretenden ser de fe, hace una buena acción, entonces los defensores de la religión salen en hordas a reclamar el mérito.
Así, cuando estos formadores de opinión se salen con la suya, la religión siempre gana: lo bueno es "gracias a", lo malo es "a pesar de". (Esto me recuerda a la adoración que los argentinos profesan por ciertos jugadores de fútbol, a los que se les atribuye el triunfo cuando ocurre, y se les rescata por su esfuerzo cuando el equipo sufre una derrota. Pensándolo bien, el fútbol es la verdadera religión nacional argentina. Pregúntenle a Diego Maradona si no: un ídolo que se creyó tanto esta esquizofrénica admiración, que terminó por caerse muy duro de su pedestal.)
La realidad es que, por mucho que se esfuercen estos líderes religiosos, los que tenemos un cierto nivel de información sabemos hasta qué punto la religión fomenta, justifica, tolera o como mínimo se muestra ambigua ante la terrorífica violencia que vive nuestro mundo todos los días. Fomenta la violencia cuando predica doctrinas que ponen la pertenencia a una comunidad religiosa/étnica por encima de la vida misma; justifica la violencia cuando habla de guerras justas, cuando da la razón a los que responden a la crítica con amenazas de muerte y destrucción; tolera la violencia
cuando calla ante los poderosos que la ordenan; y se muestra ambigua cuando un día habla de paz, amor, reconciliación y fraternidad, y al otro manda a sus ministros a bendecir las armas.
Que no vengan a decir que la religión no se relaciona con la violencia. En el mejor de los casos, es indiferente. En muchos otros, su influencia es determinante y letal.
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jueves, 10 de abril de 2008
Recomendaciones: Radio Cristiandad
Como primer sitio web en esta nueva sección de "anti-recomendados" de la que hablé ayer, quiero presentarles el blog Radio Cristiandad.
Radio Cristiandad es un sitio católico tradicionalista que se autodenomina antimodernista. Aunque no lo he visto en ninguna parte, parece bastante obvio que son lefebvristas, o sus simpatías corren por ese lado. Los que sepan de qué estoy hablando, pueden consultar el artículo sobre la Fraternidad Sacerdotal San Pío X en Wikipedia.
Lefebvristas o no, estos chicos de Radio Cristiandad son tan tradicionalistas como pueda desearlo un Torquemada. Por supuesto se oponen a las reformas que hizo el Concilio Vaticano II, están a favor de las misas en latín y con el sacerdote de espaldas, llaman a todos los cristianos no católicos "herejes", y son tan conservadores en todos los campos que, como decimos en Argentina, lo pueden correr por derecha incluso a Benedicto XVI.
Hasta aquí nada raro. Organizaciones católicas más papistas que el Papa no son difíciles de encontrar. Pero Radio Cristiandad es algo más que eso. Desde el principio se muestran como militantes: en su logo figura prominentemente una espada, y su lema es "Contra los enemigos del Bien y la Verdad". Como todos los fanáticos, se autodefinen por su odio a los otros, en este caso los otros siendo toda la sociedad moderna que los rodea. Debe ser difícil vivir así.
Y más aún. Lo que parece ser una simple organización fanática católica tiene unos familiares accesorios, que muestran exactamente a dónde conduce una ideología como ésta. Radio Cristiandad es explícita, crudamente antisemita, anticomunista, anti-modernidad, anti-feminista y pro-dictadura. Ataca ferozmente al gobierno de los Kirchner, está a favor de la pasada dictadura militar, trata de héroes a los militares criminales que "desaparecieron" a treinta mil personas, y defiende a personajes siniestros como el obispo Antonio Baseotto, ex vicario castrense que bendijo tantas torturas y asesinatos, y al sacerdote Christian Von Wernich, que participaba de las torturas y que ha sido juzgado culpable de crímenes de lesa humanidad. Odia a las mujeres que luchan por sus derechos, a los homosexuales, a los que quieren una sociedad igualitaria.
Una proporción importante de los católicos comprometidos tienen este mismo pensamiento. Eso me consta y le consta a cualquiera con un poco de exposición a ese ambiente. Pero verlo expuesto a la vista de todos, en la web, es casi obsceno. Es gracioso como la libertad de expresión permite a estos apologistas de casi todo tipo de intolerancia exponer estas ideas libremente. En un gobierno como al que ellos les gustaría tener, pero con ideas distintas a las suyas, sus vidas correrían peligro.
¿Es casualidad que esta gente tenga tantas características que sabemos que suelen ir juntas? Desde luego que no. Tomemos el antisemitismo: aunque los judíos sufrieron la opresión de Roma, nunca fueron perseguidos como tales por el Imperio (el problema de los romanos con los judíos de Palestina no era su religión, sino el hecho de que eran fanáticos independentistas). El antisemitismo es en gran medida un invento cristiano. Más de una cruzada se dedicó a matar judíos por el camino, antes de llegar a Tierra Santa. Martín Lutero escribió un libro entero condenando a los judíos. Fueron los rusos católicos ortodoxos, con el zar a la cabeza, los que nos dieron a conocer la palabra pogrom en su significado actual. Incontables veces los cristianos han usado el libelo de sangre para atizar el prejuicio. La persecución antijudía y el antisemitismo más o menos soterrado son parte integral de la historia del cristianismo, y ya vemos que el hilo conductor no se ha cortado.
Los que hacen la guerra también han estado siempre entre los preferidos de la Iglesia, y ellos le han pagado con su protección. Pensemos en los muy católicos líderes militares del Proceso de Reorganización Nacional, cuya supuesta "lucha contra el comunismo" fue bendecida, con muy pocas honrosas excepciones, por toda la Iglesia. Pensemos en las innumerables bendiciones derramadas sobre las armas de los países más poderosos del mundo. Este hilo corre también por la trama del cristianismo, y los tiempos modernos tampoco la han cortado.
Ni hablar de la misoginia y del anti-feminismo. Tienen aquí los católicos un precedente de lo mejor, nada de justificaciones medievales ni modernas, sino la contundente letra de la Escritura cuando dice: "Las mujeres cállense en las asambleas; que no les está permitido tomar la palabra; antes bien, estén sumisas como también la Ley lo dice. Si quieren aprender algo, pregúntenlo a sus propios maridos en casa; pues es indecoroso que la mujer hable en la asamblea" (primera carta de San Pablo a los corintios, cap. 14, vers. 34–35). Los chicos de Radio Cristiandad no son extremistas: simplemente se resisten a participar en la buena publicidad que la Iglesia Católica hace de sí misma para esconder sus raíces.
Y así sigue. Los fanáticos tienen en su corazón el horror a lo nuevo, a la felicidad sin límite preciso, a los cambios que pueden mostrarles nuevos aspectos de su propia existencia. Lástima que el simple horror no les baste, y tengan que transformarlo en odio hacia afuera, y no puedan quedarse encerrados y calladitos en su casa.
Radio Cristiandad es un sitio católico tradicionalista que se autodenomina antimodernista. Aunque no lo he visto en ninguna parte, parece bastante obvio que son lefebvristas, o sus simpatías corren por ese lado. Los que sepan de qué estoy hablando, pueden consultar el artículo sobre la Fraternidad Sacerdotal San Pío X en Wikipedia.
Lefebvristas o no, estos chicos de Radio Cristiandad son tan tradicionalistas como pueda desearlo un Torquemada. Por supuesto se oponen a las reformas que hizo el Concilio Vaticano II, están a favor de las misas en latín y con el sacerdote de espaldas, llaman a todos los cristianos no católicos "herejes", y son tan conservadores en todos los campos que, como decimos en Argentina, lo pueden correr por derecha incluso a Benedicto XVI.
Hasta aquí nada raro. Organizaciones católicas más papistas que el Papa no son difíciles de encontrar. Pero Radio Cristiandad es algo más que eso. Desde el principio se muestran como militantes: en su logo figura prominentemente una espada, y su lema es "Contra los enemigos del Bien y la Verdad". Como todos los fanáticos, se autodefinen por su odio a los otros, en este caso los otros siendo toda la sociedad moderna que los rodea. Debe ser difícil vivir así.
Y más aún. Lo que parece ser una simple organización fanática católica tiene unos familiares accesorios, que muestran exactamente a dónde conduce una ideología como ésta. Radio Cristiandad es explícita, crudamente antisemita, anticomunista, anti-modernidad, anti-feminista y pro-dictadura. Ataca ferozmente al gobierno de los Kirchner, está a favor de la pasada dictadura militar, trata de héroes a los militares criminales que "desaparecieron" a treinta mil personas, y defiende a personajes siniestros como el obispo Antonio Baseotto, ex vicario castrense que bendijo tantas torturas y asesinatos, y al sacerdote Christian Von Wernich, que participaba de las torturas y que ha sido juzgado culpable de crímenes de lesa humanidad. Odia a las mujeres que luchan por sus derechos, a los homosexuales, a los que quieren una sociedad igualitaria.
Una proporción importante de los católicos comprometidos tienen este mismo pensamiento. Eso me consta y le consta a cualquiera con un poco de exposición a ese ambiente. Pero verlo expuesto a la vista de todos, en la web, es casi obsceno. Es gracioso como la libertad de expresión permite a estos apologistas de casi todo tipo de intolerancia exponer estas ideas libremente. En un gobierno como al que ellos les gustaría tener, pero con ideas distintas a las suyas, sus vidas correrían peligro.
¿Es casualidad que esta gente tenga tantas características que sabemos que suelen ir juntas? Desde luego que no. Tomemos el antisemitismo: aunque los judíos sufrieron la opresión de Roma, nunca fueron perseguidos como tales por el Imperio (el problema de los romanos con los judíos de Palestina no era su religión, sino el hecho de que eran fanáticos independentistas). El antisemitismo es en gran medida un invento cristiano. Más de una cruzada se dedicó a matar judíos por el camino, antes de llegar a Tierra Santa. Martín Lutero escribió un libro entero condenando a los judíos. Fueron los rusos católicos ortodoxos, con el zar a la cabeza, los que nos dieron a conocer la palabra pogrom en su significado actual. Incontables veces los cristianos han usado el libelo de sangre para atizar el prejuicio. La persecución antijudía y el antisemitismo más o menos soterrado son parte integral de la historia del cristianismo, y ya vemos que el hilo conductor no se ha cortado.
Los que hacen la guerra también han estado siempre entre los preferidos de la Iglesia, y ellos le han pagado con su protección. Pensemos en los muy católicos líderes militares del Proceso de Reorganización Nacional, cuya supuesta "lucha contra el comunismo" fue bendecida, con muy pocas honrosas excepciones, por toda la Iglesia. Pensemos en las innumerables bendiciones derramadas sobre las armas de los países más poderosos del mundo. Este hilo corre también por la trama del cristianismo, y los tiempos modernos tampoco la han cortado.
Ni hablar de la misoginia y del anti-feminismo. Tienen aquí los católicos un precedente de lo mejor, nada de justificaciones medievales ni modernas, sino la contundente letra de la Escritura cuando dice: "Las mujeres cállense en las asambleas; que no les está permitido tomar la palabra; antes bien, estén sumisas como también la Ley lo dice. Si quieren aprender algo, pregúntenlo a sus propios maridos en casa; pues es indecoroso que la mujer hable en la asamblea" (primera carta de San Pablo a los corintios, cap. 14, vers. 34–35). Los chicos de Radio Cristiandad no son extremistas: simplemente se resisten a participar en la buena publicidad que la Iglesia Católica hace de sí misma para esconder sus raíces.
Y así sigue. Los fanáticos tienen en su corazón el horror a lo nuevo, a la felicidad sin límite preciso, a los cambios que pueden mostrarles nuevos aspectos de su propia existencia. Lástima que el simple horror no les baste, y tengan que transformarlo en odio hacia afuera, y no puedan quedarse encerrados y calladitos en su casa.
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miércoles, 9 de abril de 2008
Metapost: Me han descubierto
Parece que Alerta Religión finalmente está empezando a registrarse en el radar de la blogósfera, o de otra forma más poética, las pequeñas arañas de la teleraña informática global han tirado un par de hilos por aquí. Siendo un blog bastante nuevo y con un tema tan poco popular como tirar abajo ídolos, es sorprendente que haya podido pasar de una o dos visitas por día a... ¡cinco o seis visitas por día!
Esta hazaña se debe en parte a la discreta pero bien colocada recomendación que Dr. Gen de El mundo como yo lo veo hizo en un post de otro, muy leído, blog ateo, y también a que "Barullo" de Cortito y al pie decidió ponerme en su lista de links, donde por azares de la historia del alfabeto he quedado primero. Así que gracias a los dos.
Yendo a otra cosa: mañana, si no hay noticias que valgan un post, voy a empezar con una nueva clase de alertas... recomendaciones, no de sitios ateos o escépticos o antirreligiosos, sino de los otros... sitios intolerantes, las partes de la web donde la oscuridad de la religión está más concentrada. Lo pienso como ejercicio de divulgación y de abrir los ojos para los que no conocen la magnitud de la maldad que se esconde en la religión. Hasta entonces.
Esta hazaña se debe en parte a la discreta pero bien colocada recomendación que Dr. Gen de El mundo como yo lo veo hizo en un post de otro, muy leído, blog ateo, y también a que "Barullo" de Cortito y al pie decidió ponerme en su lista de links, donde por azares de la historia del alfabeto he quedado primero. Así que gracias a los dos.
Yendo a otra cosa: mañana, si no hay noticias que valgan un post, voy a empezar con una nueva clase de alertas... recomendaciones, no de sitios ateos o escépticos o antirreligiosos, sino de los otros... sitios intolerantes, las partes de la web donde la oscuridad de la religión está más concentrada. Lo pienso como ejercicio de divulgación y de abrir los ojos para los que no conocen la magnitud de la maldad que se esconde en la religión. Hasta entonces.
martes, 8 de abril de 2008
Alerta 11: Aborto en Brasil
Noticias regionales sobre el aborto, retorcidas por la prensa católica para que digan lo que no dicen... Tal como dice ACI Prensa, según una encuesta la mayoría de los brasileños no quieren la despenalización del aborto. Esta mayoría viene subiendo, aunque no mucho, desde hace algunos años.
Hasta ahí llega la verdad de la noticia de la agencia católica, que llama "abrumadora" una proporción del 68% (o sea unas dos personas de cada tres). El resto es tendencioso, como por ejemplo la mención de que esta proporción se verifica a pesar de las campañas de "organizaciones abortistas". Es obviamente cierto que las organizaciones de derechos reproductivos de Brasil han fallado aquí. Pero también es cierto que la Iglesia Católica no deja nunca de hacer campaña contra la libertad de elegir el aborto, utilizando argumentos falaces, de shock, puramente emocionales y acientíficos, que (mal que nos pese, y como sabe todo publicista) suelen ser más eficaces que los otros.
Más todavía, los que confeccionan estadísticas saben que la forma de las preguntas es fundamental para el resultado, y la forma de reportar los resultados dice mucho de la intención. La pregunta que la encuestadora Datafolha hizo no fue "¿Ud. está a favor de considerar el aborto un crimen?". La pregunta se refería a la posibilidad de cambiar la ley brasileña en el sentido de despenalizar el aborto en ciertas circunstancias, aparte de aquéllas donde ya es permisible, o bien penalizarlo aún más, restringiendo su aplicación legal.
La respuesta mayoritaria fue "que la ley continúe como está", o sea, que el aborto sea legal sólo en caso de que corra peligro la vida de la madre o que el embarazo sea resultado de una violación. Estas dos cláusulas son muy significativas. El 68% de la gente consultada (la "abrumadora mayoría") están de acuerdo con esta ley, restrictiva pero no implacable, que permite el aborto en estas circunstancias extremas.
Y si seguimos leyendo la gráfica, vemos que 14% quiere el aborto sea permisible en más casos (esto es una persona de cada siete, más o menos) y oh sorpresa, un 11% desearía que el aborto fuera legal en todas las circunstancias.
Un titular tiene más valor cuanto más información lleve, y lo inesperado siempre es información. Un buen titular para esta encuesta haría notar el hecho aparentemente asombroso de que en Brasil, país considerado el más religioso de América Latina, "Una cuarta parte de la gente quiere que haya más libertad para abortar". Apuesto lo que quiera el lector a que nunca veremos ese titular, o uno parecido, en la prensa católica...
Hasta ahí llega la verdad de la noticia de la agencia católica, que llama "abrumadora" una proporción del 68% (o sea unas dos personas de cada tres). El resto es tendencioso, como por ejemplo la mención de que esta proporción se verifica a pesar de las campañas de "organizaciones abortistas". Es obviamente cierto que las organizaciones de derechos reproductivos de Brasil han fallado aquí. Pero también es cierto que la Iglesia Católica no deja nunca de hacer campaña contra la libertad de elegir el aborto, utilizando argumentos falaces, de shock, puramente emocionales y acientíficos, que (mal que nos pese, y como sabe todo publicista) suelen ser más eficaces que los otros.
Más todavía, los que confeccionan estadísticas saben que la forma de las preguntas es fundamental para el resultado, y la forma de reportar los resultados dice mucho de la intención. La pregunta que la encuestadora Datafolha hizo no fue "¿Ud. está a favor de considerar el aborto un crimen?". La pregunta se refería a la posibilidad de cambiar la ley brasileña en el sentido de despenalizar el aborto en ciertas circunstancias, aparte de aquéllas donde ya es permisible, o bien penalizarlo aún más, restringiendo su aplicación legal.
La respuesta mayoritaria fue "que la ley continúe como está", o sea, que el aborto sea legal sólo en caso de que corra peligro la vida de la madre o que el embarazo sea resultado de una violación. Estas dos cláusulas son muy significativas. El 68% de la gente consultada (la "abrumadora mayoría") están de acuerdo con esta ley, restrictiva pero no implacable, que permite el aborto en estas circunstancias extremas.
Y si seguimos leyendo la gráfica, vemos que 14% quiere el aborto sea permisible en más casos (esto es una persona de cada siete, más o menos) y oh sorpresa, un 11% desearía que el aborto fuera legal en todas las circunstancias.
Un titular tiene más valor cuanto más información lleve, y lo inesperado siempre es información. Un buen titular para esta encuesta haría notar el hecho aparentemente asombroso de que en Brasil, país considerado el más religioso de América Latina, "Una cuarta parte de la gente quiere que haya más libertad para abortar". Apuesto lo que quiera el lector a que nunca veremos ese titular, o uno parecido, en la prensa católica...
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domingo, 6 de abril de 2008
Alerta 10: Campaña por la abstinencia
Como si no tuviéramos suficientes fanáticos religiosos aquí en Argentina, ahora los importamos. Y les damos apoyo oficial para que dicten cursos sobre prevención del SIDA.
Resulta que la ONG española Comité Independiente Anti-SIDA (CIAS) ha abierto una sede en Mendoza, y anda por las escuelas, con acuerdo del gobierno provincial, dando cursos sobre cómo evitar el SIDA y temas afines sobre salud sexual, desde una perspectiva conservadora católica. En principio, un gobierno laico no debería apoyar estas manifestaciones, que discriminan a la gran mayoría de la población que no comparte los "valores" del catolicismo. El titular del CIAS dice que hace cuatro años que viene periódicamente a Argentina, organizando charlas en diferentes instituciones, campañas publicitarias, etc.
Ahora bien, cualquiera es libre de pensar y de difundir sus ideas (es irónico que esta libertad de propalar de todo, hasta estupideces, que las religiones disfrutan en todas las sociedades modernas, es una que ellas negaron a los pueblos durante siglos). Es un poco ridículo pretender que la abstinencia hasta el matrimonio y la fidelidad monogámica absoluta luego del mismo puedan ser la base de un sistema de prevención, puesto que nunca, ni en estos tiempos de moral supuestamente laxa ni en la antigüedad, el hombre y la mujer humanos han seguido esas normas estrictas, y negar esa realidad no ayuda a la causa.
La estrategia moralizante de esta gente es asumir que una enfermedad como el SIDA se contagia por un estilo de vida moralmente incorrecto, y que por lo tanto la solución es cambiar de conducta. Por si alguien no lo notó, esta forma de pensar también conduce a la ecuación enfermo = pecador (o como decimos en Argentina, "algo habrá hecho"), y nos deja a todos en la posición de ser indoctrinados "por nuestro propio bien" por gente que basa su visión del mundo en fantasías.
Todo esto sería académico si no fuera porque, además de enseñar esta ridiculez, el CIAS miente descaradamente. Miente porque, ante las comprensibles dudas de quienes escuchan y piensan que quizá no sea para ellos esto de estar sin sexo hasta casarse, el CIAS afirma que los preservativos o condones no sirven para evitar el contagio del SIDA. Estadísticas que parecen demostrar esta mentira abundan... llamativamente, todas ellas propaladas por organizaciones católicas o evangélicas fundamentalistas.
Y aquí yace el verdadero problema de que un gobierno, en un país laico y religiosamente diverso como el nuestro, apoye la prédica, basada en razones ideológico-religiosas y no científicas, de un grupo de cruzados de la moralidad sexual.
Se han hecho innumerables pruebas científicas que muestran que el preservativo es el método más efectivo de prevención de las enfermedades de transmisión sexual, incluido el SIDA (exceptuando la abstinencia total de contacto sexual). Irónicamente, hasta el Ministerio de Salud de Mendoza (donde el CIAS va a predicar ahora) confirma que el condón bien usado es seguro. Por supuesto, hay veces en que el preservativo se sale o se rompe o no se utiliza como debe. Utilizar preservativos de buena calidad y en forma correcta hace que el riesgo de falla sea muchísimo menor. Si alguien cree que es mucho pedir que todo el mundo (incluso los más pobres) paguen preservativos de primera y encima los usen exactamente en la forma adecuada cada vez, que piense que la alternativa es no tener sexo, jamás, salvo a partir del matrimonio y con una sola persona (sana). ¿Cuál es la más realista?
En Estados Unidos, donde el muy cristiano presidente George W. Bush apostó el dinero del estado a una educación sexual basada únicamente en la abstinencia, el contagio de enfermedades venéreas entre adolescentes subió, y de hecho es más alto entre los jóvenes pertenecientes a familias muy religiosas, por la simple razón de que no saben cómo manejar sus cuerpos, tienen vergüenza de preguntar, y en la escuela sólo les inculcan miedo al sexo. Al final, obviamente, las hormonas ganan, y vienen los problemas. Esta tontería de la abstinencia, en virtud del poder y la influencia (en distintas variedades) de Estados Unidos y del Vaticano, tiene efectos a nivel mundial.
Ojo, no digo que esté mal abstenerse del sexo. No suele ser buena idea que gente muy joven tenga sexo, porque se expone a ciertos riesgos con los que psicológicamente no está capacitada para lidiar. Fuera de esto, puede haber razones personales para que una persona se niegue, por un plazo determinado, a tener sexo con su pareja sentimental. Y si por convicción religiosa o de otra clase hay alguien que prefiera no tener sexo hasta el matrimonio, bueno, es su decisión. Decisión que le va a costar una gran frustración, sin duda, pero la mente humana puede encontrar caminos para redirigir esa energía reprimida. Personalmente me resulta una estupidez; estudios científicos no dejan de mostrar que la abstinencia es dañina y la actividad sexual es buena para la mente y el cuerpo. Pero a cada cual lo suyo.
Tampoco es que esté mal educar para la fidelidad monogámica. Si bien va en contra de nuestros instintos biológicos, a muchos no les resulta tan difícil, y sin duda un matrimonio sin fisuras es mejor que uno donde la infidelidad causa peleas y disgustos. Pero proponer la monogamia total como prevención contra el SIDA no es realista. No sirve, y punto. Esté "bien" o "mal", mucha gente va a tener múltiples parejas, y en tanto no se dañe a nadie, en ningún lugar civilizado del planeta está prohibido. (Si alguien desea probar otra cosa, ya hay lugares donde el estado y la religión promueven conjuntamente la abstinencia pre-matrimonial y la fidelidad: paraísos de la libertad individual como Arabia Saudita, Irán o Afganistán. ¡Nada promueve la fidelidad como ver adúlteras apedreadas hasta morir en las calles!)
El CIAS tiene una presencia múltiple en Internet: un blog, otro blog, y su sitio principal. No entiendo muy bien a qué viene tanto; la mayor parte, o todo, es contenido tomado de otros sitios, invariablemente favorables a su postura. Entre los católicos militantes existe, como suele ocurrir entre otros movimientos de esta clase, una paranoia conspirativa que les lleva a creer que todos los organismos científicos y gubernamentales que desmienten sus ridículas distorsiones de la realidad son anti-católicos, anti-Dios, anti-vida, y/o están comprados por las compañías que fabrican anticonceptivos y preservativos.
De la misma manera podría yo especular que la Iglesia Católica se opone al control de natalidad para que sus fieles se reproduzcan más que el resto de la población, o que fomentan la propagación del SIDA para perpetuar la enfermedad y la miseria, que son dos de las grandes reclutadoras de toda religión. Me doy cuenta de que tal teoría conspirativa es demasiado complicada: prefiero creer que son simplemente fanáticos.
Resulta que la ONG española Comité Independiente Anti-SIDA (CIAS) ha abierto una sede en Mendoza, y anda por las escuelas, con acuerdo del gobierno provincial, dando cursos sobre cómo evitar el SIDA y temas afines sobre salud sexual, desde una perspectiva conservadora católica. En principio, un gobierno laico no debería apoyar estas manifestaciones, que discriminan a la gran mayoría de la población que no comparte los "valores" del catolicismo. El titular del CIAS dice que hace cuatro años que viene periódicamente a Argentina, organizando charlas en diferentes instituciones, campañas publicitarias, etc.
Ahora bien, cualquiera es libre de pensar y de difundir sus ideas (es irónico que esta libertad de propalar de todo, hasta estupideces, que las religiones disfrutan en todas las sociedades modernas, es una que ellas negaron a los pueblos durante siglos). Es un poco ridículo pretender que la abstinencia hasta el matrimonio y la fidelidad monogámica absoluta luego del mismo puedan ser la base de un sistema de prevención, puesto que nunca, ni en estos tiempos de moral supuestamente laxa ni en la antigüedad, el hombre y la mujer humanos han seguido esas normas estrictas, y negar esa realidad no ayuda a la causa.
La estrategia moralizante de esta gente es asumir que una enfermedad como el SIDA se contagia por un estilo de vida moralmente incorrecto, y que por lo tanto la solución es cambiar de conducta. Por si alguien no lo notó, esta forma de pensar también conduce a la ecuación enfermo = pecador (o como decimos en Argentina, "algo habrá hecho"), y nos deja a todos en la posición de ser indoctrinados "por nuestro propio bien" por gente que basa su visión del mundo en fantasías.
Todo esto sería académico si no fuera porque, además de enseñar esta ridiculez, el CIAS miente descaradamente. Miente porque, ante las comprensibles dudas de quienes escuchan y piensan que quizá no sea para ellos esto de estar sin sexo hasta casarse, el CIAS afirma que los preservativos o condones no sirven para evitar el contagio del SIDA. Estadísticas que parecen demostrar esta mentira abundan... llamativamente, todas ellas propaladas por organizaciones católicas o evangélicas fundamentalistas.
Y aquí yace el verdadero problema de que un gobierno, en un país laico y religiosamente diverso como el nuestro, apoye la prédica, basada en razones ideológico-religiosas y no científicas, de un grupo de cruzados de la moralidad sexual.
Se han hecho innumerables pruebas científicas que muestran que el preservativo es el método más efectivo de prevención de las enfermedades de transmisión sexual, incluido el SIDA (exceptuando la abstinencia total de contacto sexual). Irónicamente, hasta el Ministerio de Salud de Mendoza (donde el CIAS va a predicar ahora) confirma que el condón bien usado es seguro. Por supuesto, hay veces en que el preservativo se sale o se rompe o no se utiliza como debe. Utilizar preservativos de buena calidad y en forma correcta hace que el riesgo de falla sea muchísimo menor. Si alguien cree que es mucho pedir que todo el mundo (incluso los más pobres) paguen preservativos de primera y encima los usen exactamente en la forma adecuada cada vez, que piense que la alternativa es no tener sexo, jamás, salvo a partir del matrimonio y con una sola persona (sana). ¿Cuál es la más realista?
En Estados Unidos, donde el muy cristiano presidente George W. Bush apostó el dinero del estado a una educación sexual basada únicamente en la abstinencia, el contagio de enfermedades venéreas entre adolescentes subió, y de hecho es más alto entre los jóvenes pertenecientes a familias muy religiosas, por la simple razón de que no saben cómo manejar sus cuerpos, tienen vergüenza de preguntar, y en la escuela sólo les inculcan miedo al sexo. Al final, obviamente, las hormonas ganan, y vienen los problemas. Esta tontería de la abstinencia, en virtud del poder y la influencia (en distintas variedades) de Estados Unidos y del Vaticano, tiene efectos a nivel mundial.
Ojo, no digo que esté mal abstenerse del sexo. No suele ser buena idea que gente muy joven tenga sexo, porque se expone a ciertos riesgos con los que psicológicamente no está capacitada para lidiar. Fuera de esto, puede haber razones personales para que una persona se niegue, por un plazo determinado, a tener sexo con su pareja sentimental. Y si por convicción religiosa o de otra clase hay alguien que prefiera no tener sexo hasta el matrimonio, bueno, es su decisión. Decisión que le va a costar una gran frustración, sin duda, pero la mente humana puede encontrar caminos para redirigir esa energía reprimida. Personalmente me resulta una estupidez; estudios científicos no dejan de mostrar que la abstinencia es dañina y la actividad sexual es buena para la mente y el cuerpo. Pero a cada cual lo suyo.
Tampoco es que esté mal educar para la fidelidad monogámica. Si bien va en contra de nuestros instintos biológicos, a muchos no les resulta tan difícil, y sin duda un matrimonio sin fisuras es mejor que uno donde la infidelidad causa peleas y disgustos. Pero proponer la monogamia total como prevención contra el SIDA no es realista. No sirve, y punto. Esté "bien" o "mal", mucha gente va a tener múltiples parejas, y en tanto no se dañe a nadie, en ningún lugar civilizado del planeta está prohibido. (Si alguien desea probar otra cosa, ya hay lugares donde el estado y la religión promueven conjuntamente la abstinencia pre-matrimonial y la fidelidad: paraísos de la libertad individual como Arabia Saudita, Irán o Afganistán. ¡Nada promueve la fidelidad como ver adúlteras apedreadas hasta morir en las calles!)
El CIAS tiene una presencia múltiple en Internet: un blog, otro blog, y su sitio principal. No entiendo muy bien a qué viene tanto; la mayor parte, o todo, es contenido tomado de otros sitios, invariablemente favorables a su postura. Entre los católicos militantes existe, como suele ocurrir entre otros movimientos de esta clase, una paranoia conspirativa que les lleva a creer que todos los organismos científicos y gubernamentales que desmienten sus ridículas distorsiones de la realidad son anti-católicos, anti-Dios, anti-vida, y/o están comprados por las compañías que fabrican anticonceptivos y preservativos.
De la misma manera podría yo especular que la Iglesia Católica se opone al control de natalidad para que sus fieles se reproduzcan más que el resto de la población, o que fomentan la propagación del SIDA para perpetuar la enfermedad y la miseria, que son dos de las grandes reclutadoras de toda religión. Me doy cuenta de que tal teoría conspirativa es demasiado complicada: prefiero creer que son simplemente fanáticos.
miércoles, 2 de abril de 2008
Alerta papal: Divina Misericordia
El funcionario vaticano anteriormente conocido como Joseph Ratzinger no se cansa de hablar de cosas inexistentes... Es como si tuviera que justificar cada día de su pontificado para que el resto del mundo no empiece a preguntar por qué bancan los excesos de lujo y ostentación del teocrático estado vaticano. Ahora no sólo habla, sino que inaugura congresos internacionales sobre estos temas irrelevantes.
El Congreso Mundial sobre la Divina Misericordia comenzó el 2 de abril, y su objetivo es reafirmar la idea de que "fuera de la misericordia de Dios, no existe otra fuente de esperanza para el hombre" (Karol Wojtyla dixit), lo cual nos deja a los ateos en un lugar bastante incómodo, aunque de hecho (según el Papa) no nos damos cuenta. ¡Qué increíblemente presuntuoso!
Decía Nietzsche, palabras más, palabras menos, que el cristianismo tiene que destruir lo que es fuerte y libre en el hombre para poderlo traer a sus filas. Todas las religiones, con disfraces más o menos evidentes, funcionan sobre esta base: estás perdido, no hay nada de valor en este mundo, no hay nada que valga en lo que puedas hacer, excepto que te sometas, que aceptes tu insignificancia. Destruimos tu casa, luego te permitimos comprar los ladrillos para construirte una cárcel según nuestros planes. Te quitamos todo y te damos un mensaje: la Divina Misericordia es el rescate: si Dios no decide volverse a mirarte (y para eso hay que sacrificarlo todo al altar de su iglesia), entonces no hay esperanza. El olvido. El infierno.
Mucha gente, qué vamos a discutirlo, extrae esperanza de estos conceptos vacíos. Esto es posible de la misma manera que es posible para un enfermo sugestionable curarse con un placebo, si cree sinceramente que es un remedio verdadero. Pero mucho más frecuentemente, lo que sostiene al hombre en la desesperación es el hombre mismo: su familia, sus amigos, su pueblo. Bien saben los generales (y si no, cometen un gran error) que los soldados pelean por su familia que está lejos y por el compañero que está a su lado, no por Dios, la Patria o ninguna de esas otras abstracciones.
A Benedicto XVI le preocupa que ya no desesperemos, que vivamos (casi todos) como si pudiéramos bastarnos a nosotros mismos con lo que hay en este mundo. Teme volverse innecesario. Por eso grazna desde su torre de marfil, sin cansarse. En muchas historias, un dios o un ser sobrenatural pierden su poder cuando la gente deja de creer en ellos. A ver si la noticia de la indiferencia le llega al Vaticano uno de estos días...
El Congreso Mundial sobre la Divina Misericordia comenzó el 2 de abril, y su objetivo es reafirmar la idea de que "fuera de la misericordia de Dios, no existe otra fuente de esperanza para el hombre" (Karol Wojtyla dixit), lo cual nos deja a los ateos en un lugar bastante incómodo, aunque de hecho (según el Papa) no nos damos cuenta. ¡Qué increíblemente presuntuoso!
Decía Nietzsche, palabras más, palabras menos, que el cristianismo tiene que destruir lo que es fuerte y libre en el hombre para poderlo traer a sus filas. Todas las religiones, con disfraces más o menos evidentes, funcionan sobre esta base: estás perdido, no hay nada de valor en este mundo, no hay nada que valga en lo que puedas hacer, excepto que te sometas, que aceptes tu insignificancia. Destruimos tu casa, luego te permitimos comprar los ladrillos para construirte una cárcel según nuestros planes. Te quitamos todo y te damos un mensaje: la Divina Misericordia es el rescate: si Dios no decide volverse a mirarte (y para eso hay que sacrificarlo todo al altar de su iglesia), entonces no hay esperanza. El olvido. El infierno.
Mucha gente, qué vamos a discutirlo, extrae esperanza de estos conceptos vacíos. Esto es posible de la misma manera que es posible para un enfermo sugestionable curarse con un placebo, si cree sinceramente que es un remedio verdadero. Pero mucho más frecuentemente, lo que sostiene al hombre en la desesperación es el hombre mismo: su familia, sus amigos, su pueblo. Bien saben los generales (y si no, cometen un gran error) que los soldados pelean por su familia que está lejos y por el compañero que está a su lado, no por Dios, la Patria o ninguna de esas otras abstracciones.
A Benedicto XVI le preocupa que ya no desesperemos, que vivamos (casi todos) como si pudiéramos bastarnos a nosotros mismos con lo que hay en este mundo. Teme volverse innecesario. Por eso grazna desde su torre de marfil, sin cansarse. En muchas historias, un dios o un ser sobrenatural pierden su poder cuando la gente deja de creer en ellos. A ver si la noticia de la indiferencia le llega al Vaticano uno de estos días...
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Publicado por
Pablo
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Etiquetas:
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